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Percepción del estado de salud y utilización de servicios sanitarios por parte de las personas internas en una prisión andaluza, 1999

Partes: 1, 2

    Publicación original: Rev. Esp. Salud Pública, ene.-feb. 2005, vol.79, no.1, p.35-46. ISSN 1135-5727. Reproducción autorizada por: Revista Española de Salud Pública.

    RESUMEN: Fundamento: El estudio del estado de salud en las poblaciones penitenciarias se fundamenta en las evidencias de una salud más deteriorada que la población general y una mayor exclusión social, la cual se asocia a una peor salud general. El objetivo del trabajo es conocer la percepción del estado de salud y la utilización de los servicios sanitarios por parte de los reclusos de una cárcel de Andalucía, así como los factores asociados a dichas variables.

    Métodos: Estudio descriptivo transversal. Los datos se recogieron mediante un cuestionario. El tamaño de la muestra fue de 450 reclusos de los cuales el 90,4% fueron hombres.

    Resultados: El 72% de los participantes considera su salud como buena o muy buena, y el 32,7% declaró visitar al médico una o más veces al mes. El 43,1% de los participantes declaran padecer enfermedades crónicas, principalmente VIH (19,1%) y hepatitis C (18,2%) y el 40,9% que toman medicamentos. Una peor salud percibida la encontramos entre los reclusos de mayor edad, los que tienen que cumplir una condena mayor a cinco años, los que son reincidentes y los que no tienen juicios pendientes. Los que perciben que su salud se ha deteriorado en el último año presentan enfermedades crónicas y toman medicamentos. El modelo de regresión para el uso de los servicios sanitarios muestra que hacen un mayor uso de los mismos quienes tienen una condena mayor a 5 años, los que llevan menos de un año en prisión y los que toman medicamentos.

    Conclusiones: Los resultados muestran la importancia de aumentar la vigilancia sobre posibles trastornos adictivos al ingreso en prisión y sobre la evolución y tratamiento de enfermedades crónicas.

    Palabras clave: Prisión. Encuesta de salud. Servicios de salud.

    ABSTRACT: Perceived Health and Use of Health Care Services in Inmates of an Andalusian Prision, 1999.

    Background: The study of the health condition of the populations under confinement in penitentiaries is based on the evidence of a more deteriorated health than the general population and a greater degree of social exclusion, which is associated with worse general health. This study is aimed at ascertaining how the inmates of an Andalusian penitentiary perceive their health condition and the use made thereby of the healthcare services, as well as the factors associated with those variables.

    Methods: Descriptive, cross-sectional study. The data was collected with a questionnaire. The sample size was 450 inmates, 90.4% of whom were males.

    Results: Seventy-two percent of those taking part in the study considered their health to be good or very good, 32.7% stating having seen the doctor once a month or more often. A total 43.1% of the participants stated having chronic illnesses, mainly HIV (19.1%) and hepatitis C (18.2%); 40.9% stating that they take medication. Worse health was perceived among the older inmates, those who have to serve longer than a five-year sentence, those who are repeat offenders and those not having pending trials. Those perceiving their health to have deteriorated over the past year have chronic illnesses and take medication. The regression model for the use of healthcare services shows that they are used to a greater extent by those who are serving a longer than a 5-year sentence, those who have been in prison for less than a year and those who take medication.

    Conclusions: The results show the importance of increas the monitoring of possible addictive disorders upon entering prison and of the trend and treatment of chronic diseases.

    Key words: Prisons. Health survey. Health services.

    INTRODUCCIÓN

    La población penitenciara española está compuesta principalmente por varones (92,2% en 2004)1, consumidores de substancias psicoactivas, con un incremento en los últimos años de personas extranjeras y reincidentes, cuyos delitos en la mayoría de los casos son contra la propiedad y la salud pública, principalmente relacionados con las drogas2. Los problemas de salud más destacados en este medio son la tuberculosis (TBC), la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), hepatitis C (VHC), enfermedades psiquiátricas y las drogodependencias3,4.

    Además de los informes oficiales algunos estudios dan cuenta de los problemas de salud en la población penitenciara española, los cuales se centran principalmente en la alta incidencia de VIH, de TBC, así como en el análisis de conductas de riesgo de infección y transmisión de enfermedades y la adherencia a los tratamientos entre otros5-19.

    El estudio del estado de salud en población penitenciaria tiene sus fundamentos en las evidencias sobre una salud más deteriorada que la población general4-20 y por estar compuesta por una alta proporción de personas que viven situaciones o procesos de exclusión social, lo cual se asocia a una peor salud general21-24. Por otra parte, existen algunos datos que indicarían que la propia situación de encarcelamiento, de permanencia en prisión, se asociaría a una desmejora en diversos indicadores de salud de las personas que cumplen condenas25-32.

    Entre los indicadores de salud en prisión abordados, la salud auto-percibida y el uso de los recursos sanitarios han merecido poca atención. Dichos indicadores son relevantes de cara a conocer la apreciación interna que se tiene del estado de salud, y la atención que de hecho se recibe para el cuidado de las posibles enfermedades. Algunos trabajos han evaluado la percepción que las personas privadas de libertad tienen sobre su estado de salud sugiriendo que este auto informe puede ser un robusto predictor de problemas de salud, principalmente de enfermedades crónicas33,34. En general los estudios indican que la salud percibida en muestras de población reclusa es peor que en la población general, es decir, los presos tienden a evaluar su salud como «buena o muy buena» en menor proporción27,28,30,35. Dado que la población reclusa, como se ha indicado, presenta un mayor índice de determinadas enfermedades el uso que la misma hace de los recursos sanitarios puede ser un baremo que permita evaluar la atención y los cuidados recibidos, así como el control de la progresión de tales dolencias. Los estudios apuntan en general a que prevalecería un mayor uso de los recursos sanitarios por parte de las personas privadas de libertad36, aunque en otros se pone sobre relieve la dificultad de establecer un patrón consistente, dado que también se han encontrado con un bajo uso de los mismos28.

    Para muchas personas, su ingreso en prisión puede ser la primera oportunidad de recibir atención médica37,38, convirtiéndose la prisión en un enclave estratégico para la atención y cuidado de personas que presentan enfermedades9. Dicha atención debería estar adaptada a las necesidades y características de la población reclusa, la cual dista mucho de la población general y ello merece que tales necesidades sean exploradas9-39.

    El presente estudio tiene como objetivos conocer la percepción del estado de salud de un grupo de personas reclusas, así como los problemas de salud y la utilización de servicios sanitarios que ellas mismas refieren. Así mismo, se intentarán establecer posibles factores predictores de una peor salud percibida y de un mayor uso de los recursos sanitarios.

    Partes: 1, 2
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