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Enfoques religiosos sobre la reproducción humana asistida (página 2)


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3. La despenalización de conductas humanas respecto a la sexualidad y la capacidad reproductiva sin contar con las religiones

Varias sociedades democráticas modernas, a través de la justicia, sin contar con las religiones, han despenalizado ciertas conductas humanas que implican una decisión individual respecto a la sexualidad, la capacidad reproductiva y el control sobre la duración de la vida o sobre la calidad de vida que se considera digna. Los procesos que han llevado a esta realidad han significado una serie de confrontaciones ideológicas inevitables, pues cuando existen concepciones diferentes sobre la vida no hay manera de ponerse de acuerdo sobre cuáles son los principios fundamentales de la misma.

Ni siquiera la filosofía racionalista, que ha desarrollado un esfuerzo sostenido para encontrar estándares universales de justicia con base en la razón, ha logrado establecer un marco adecuado de ideas sobre el comportamiento moral y la religión. No hay un criterio universal en las religiones o en la justicia. Hoy en día, en las sociedades democráticas, la autodeterminación y el derecho a disponer del propio cuerpo son considerados principios éticos, no religiosos.

Es muy complicado tomar decisiones religiosas en cuestiones relativas a la vida cuando existen perspectivas opuestas. Entender en qué radica la confrontación puede ayudar a deslindar el criterio religioso de los procesos jurídicos tendientes a establecer nuevas normas de convivencia moral. Sin embargo, la acción responsable de sociedades modernas ha logrado introducir nuevas valoraciones en el complejo problema de las Técnicas de Reproducción Asistida, TRA, planteando por cierto, el derecho a la pareja a decidir cuándo existe un problema de infertilidad. Tal es el caso de Inglaterra, Francia, España, Colombia, México, donde se han cuestionado los avances tecnológicos que han permitido la utilización de estas técnicas. "A medida que lo biológico es más conocido, se hace evidente que la familia no está relacionada para nada con lo biológico. Lo decía Lacan en los años treinta: la familia es una estructura simbólica y social. El objetivo de la familia es la transmisión de los bienes y de los valores".

4. Las nuevas estructuras familiares

Brousse sostiene que uno de los cambios más grandes de nuestra época es el cambio en la estructura de la familia. No solo porque ahora hay matrimonios gay que adoptan niños o recurren a la reproducción asistida. De acuerdo con Brousse, todas estas formas acarrean cambios de valores que ahora cuesta prever. "Antes, los niños se introducían a la diferencia a partir de la diferenciación sexual hombremujer. Ahora no. ¿Cómo va a funcionar la diferencia? Puede que la forma de diferenciación se haya desplazado a las diferencias de las identidades. Todavía no hay suficientes casos clínicos para adelantar una hipótesis sobre lo que va a venir. Pero la gente que fue adoptada por homosexuales, al igual que la gente que nació a partir de técnicas de reproducción asistida, van a analizarse y entonces los analistas van a saber".

El verdadero aporte de la ciencia es servir a la humanidad sin negar el sentido perecedero de la vida biológica: informando y acompañando a la pareja en la toma de decisiones. El mensaje liberador de las TRA reivindica la libertad de elección del sujeto y respeta su voluntad. Para ello se requiere aceptar la existencia de la pluralidad, de la diferencia, como fundamento de la condición humana. Desde dicha perspectiva lo inmoral, lo poco ético, es la violación de la decisión de la persona, de su libertad de conciencia, y no una supuesta objetividad del valor de la familia, las parejas se estudian y se les enseña cuál es la técnica que más debe convenir para su caso.

En México al igual que varios países de América Latina el debate de la Reproducción Humana, no se ha centrado en los embriones y las TRA, sino en el aborto. Éste es por el momento el tema más controvertido, entre otros aspectos porque la discusión sobre el mismo no se limita a especialistas, sino que ha involucrado a la sociedad en su conjunto. La controversia se debe a que la cuestión a definir: la interrupción de la vida de una persona o del proceso mediante el cual se llega a ser persona se puede formular desde varias posiciones que tienen que ver no sólo con cuestiones racionales o científicas, sino también con valores y posturas ideológicas.

En República Dominicana ocurre lo mismo, se discuten más las técnicas anticonceptivas dentro de la reproducción humana, que las TRA.

En los países latinoamericanos todavía los valores recogen aspectos de la experiencia y la potencialidad humanas y reflejan las normas que las personas crean para convivir. De ahí que la autodeterminación y el derecho a disponer de su cuerpo sean principios morales-religiosos no éticos. Pero en la última década del milenio pasado ya se compartían los valores laicos que animan a la ciencia en su búsqueda de verdades. En la medida en que los desarrollos científicos y técnicos desarrollaron una nueva información y aumentaron las posibilidades de los seres humanos de ejercer su autonomía, los valores laicos cobran relevancia.

Un ejemplo ilustrativo de preeminencia de un valor laico en el país es el uso de anticonceptivos: aunque la moral católica, todavía hoy en este nuevo milenio, considera pecado el uso de métodos anticonceptivos y los prohíbe a todos, con excepción del método natural del ritmo y la abstinencia, la mayoría de las personas en las sociedades no comparte esa opinión y tres cuartas partes de las mujeres en edad fértil, en el mundo, usan métodos anticonceptivos. Es obvio que las acciones de ciudadanas y ciudadanos han ido ampliando y transformando los márgenes de lo que se considera moralmente aceptable por la religión Católica, sin entrar en conflicto con otras religiones.

En realidad, las interpretaciones existentes sobre las TRA, se ubican en la perspectiva laica, que reivindica que las personas deben ser responsables de sus acciones. Al respecto, un problema importante es el distanciamiento entre los códigos legales existentes y las nuevas pautas éticas sobre los mismos. Esta brecha establece un margen de ilegalidad para quienes comparten la perspectiva científica que privilegia el nacimiento de un nuevo ser por estas técnicas y la interrogante de qué se está haciendo con los óvulos fecundados que no pueden transferirse, o con el nacimiento de un niño o niña en el seno de una pareja gay.

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