Arguedas y Cortázar – Por Gracía Morales Orti (página 3)
Enviado por Ing.Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
[1] . Juan Carlos Rodríguez, La norma literaria, ed. cit., p. 258.
[2] . Juan Carlos Rodríguez y Álvaro Salvador, op. cit., p. 165.
[3] . José Mª Arguedas, Intervención en Arequipa, ed. cit., p. 9.
[4] . Vid. el apartado I. Experiencia personal y búsqueda en la obra de José María Arguedas, especialmente el epígrafe: Naturalidad y veracidad en el discurso narrativo de Arguedas.
[5] . Juan Carlos Rodríguez, Introducción, Teoría e historia de la producción ideológica. Las primeras literaturas burguesas (siglo XVI), ed. cit., pp. 17-18.
[6] . Ángela Olalla, op. cit., p. 13. Ver allí también la definición de folklore que nos ofrece en la cita a pie de página nº 5.
[7] . Claudia Laudanno, art. cit., p. 155.
[8] . Vid. Capítulo segundo: acercamiento analítico a los cuentos de Julio Cortázar.
[9] . Vid. II. 1. La apertura de la realidad (I): discurso y analogía y II. 2. La apertura de la realidad (II): discurso e ironía.
[10] . Esto conecta con lo que Juan Carlos Rodríguez y Álvaro Salvador denominaron ideología de la música e ideología del hombre subterráneo, para explicar las características del modernismo. Véase el libro ya citado, pp. 188-196.
[11] . Jean Franco, Historia de la literatura hispanoamericana, Barcelona, Ariel, 1990 (8ª edición), p. 81.
[12] . Julio Cortázar, La literatura latinoamericana a la luz de la historia contemporánea, ed. cit., p. 201.
[13] . José María Arguedas, El wayno y el problema del idioma en el mestizo, ed. cit., p. 54.
[14] . Ángel Rama, La ciudad escrituraria, art. cit., p. 9.
[15] . En este sentido retomamos ahora unas palabras que ya fueron citadas anteriormente en el trabajo, donde se señala la juventud e inexperiencia de América, frente a la vejez y el cansancio de Europa, basándose en un tema literario, el de Viernes y Robinson: Por precoz que sea, el niño tiene todavía mucho que aprender del viejo. Salir del tercer mundo no es fácil, máxime cuando hay tantos interesados en que no salgamos. Solo en su isla, Robinson no es nada hasta que llega Viernes y le devuelve una razón de vida. Ocurre que nosotros somos Viernes frente al viejo Robinson; y Viernes tiene mucho que aprender de él a la vez que lo alivia en otro plano de su lenta, melancólica entropía. (Julio Cortázar, Sobre puentes y caminos, ed. cit., pp. 284-285)
[16] . Vid. Ángel Rama, Transculturación narrativa en América Latina, ed. cit., pp. 12-13.
[17] . Según Rama, este subjetivismo resulta ser una de las tendencias más visibles y raigales de la narrativa latinoamericana. Él la define como la hedónica eclosión de un subjetivismo que se posesiona del mundo, traduciéndolo en términos fuertemente impregnados por la vivencia personal, y el concomitante emocionalismo o sensualismo que irriga los asuntos, personajes, situaciones, proporcionándolos al lector dentro de un erizado clima existencial. Nos parece muy interesante cómo Rama desarrolla esta idea, concluyendo finalmente que esa tendencia subjetivista encuentra su justificación en la "dificultad que mayoritariamente muestra la sociedad para verse a sí misma en términos objetivos por ausencia de sistemas de medición apropiados, esos que marcan los límites, fijan las posibilidades reales, establecen las obligadas prestaciones, determinan las mutuas concesiones, buscan los niveles propicios de la eficiencia y se articulan sobre un proyecto realista para la comunidad".(La tecnificación narrativa, ed. cit., pp. 57-58)
[18] . Alejo Carpentier, Papel social del novelista, en VV. AA., Literatura y arte nuevo en Cuba, ed. cit., pp. 153-169 (p. 169).
[19] . Vid. el capítulo dedicado al comentario de los cuentos de este autor.
[20] . Ángel Rama, 10 problemas para el narrador latinoamericano, ed. cit., p. 49.
[21] . Vid. los conceptos de silencio, negatividad, excentricismo, etc. en el apartado II. 2. La apertura de la realidad (II): discurso e ironía.
[22] . Peter Bürger, Teoría de la vanguardia, Barcelona, Península, 1997, p. 103.
[23] . No podemos detenernos en señalar cómo es el proceso específico de los movimientos poéticos de vanguardia en Latinoamérica. Ciertamente, es un tema de constante indagación por parte de la crítica, quien trata de establecer cuáles son las características propias de los ismos gestados allí y de los principales autores que los conformaron. Nosotros sólo queremos centrarnos en algunos aspectos específicos de esa tendencia general que se denomina vanguardia para ver cómo crearon un ambiente que hizo posible e influyó directamente en la narrativa de los años sesenta y, en concreto, en Arguedas y Cortázar. Para una comprensión más clara de la actuación de movimientos como el ultraísmo, el creacionismo, el estridentismo, el surrealismo, la antipoesía, etc., recomendamos acercarse a trabajos fundamentales como el de Guillermo Sucre, La máscara, la transparencia. Ensayos sobre poesía hispanoamericana, Caracas, Monte Ávila, 1975; Nelson Osorio Tejeda, "Para una caracterización histórica del vanguardismo literario hispanoamericano" (Revista Iberoamericana, 114-115, enero-junio de 1981); Saúl Yurkievich, Fundadores de la nueva poesía latinoamericana: Vallejo, Huidobro, Borges, Girondo, Neruda, Paz. Lezama Lima, Barcelona, Ariel, 1984; Raúl Bueno, Poesía hispanoamericana de vanguardia, Lima, Latinoamericana Editores, 1985; Teodosio Fernández, La poesía hispanoamericana del siglo XX, Madrid, Taurus, 1987; Luis Sainz de Medrano (coord.), Las vanguardias tardías en la poesía hispanoamericana, Roma, Bulzoni, 1993 y un inabarcable etcétera. También nos parece muy fructífero el acercamiento a los textos teóricos que firmaron los propios hacedores de todos estos movimientos, y para ello remitimos al importantísimo estudio de Nelson Osorio, Manifiestos, proclamas y polémicas de la vanguardia literaria hispanoamericana, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1988 y el de Jorge Schwartz, Las vanguardias latinoamericanas. Textos programáticos y críticos, Madrid, Cátedra, 1991.
[24] . José María Arguedas, "No soy un aculturado", ed. cit., p. 297.
[25] . Luis Harss, op. cit., p. 300.
[26] . José Mª Arguedas, Intervención en Arequipa, ed. cit., p. 9.
[27] . Noé Jitrik, Notas sobre la vanguardia latinoamericana, en La vibración del presente. Trabajos críticos y ensayos sobre textos y escritores latinoamericanos, México, Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 60-78 (p. 69).
[28] . Ángel Rama, "La tecnificación narrativa", ed. cit., p. 61.
[29] . Este texto se dio a conocer como conferencia en 1926. Posteriormente fue publicado en el volumen Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928). Nosotros citamos de libro recopilatorio de Henríquez Ureña La utopía de América, publicado en la Biblioteca Ayacucho (Caracas, 1978, pp. 33-45).
[30] . Ibídem, pp. 37-38.
[31] . Mientras realizábamos el proceso de revisión final de este trabajo, surgió una controvertida polémica a raíz de unas declaraciones hechas por el Rey de España, Juan Carlos I, donde éste afirmaba que la lengua española nunca ha sido impuesta por la fuerza. Queremos mencionar unas declaraciones del poeta chileno Raúl Zurita, en las cuales se oponía a dicho comentario, pues sus palabras nos demuestran la vigencia real de ese "problema del idioma", anteriormente reseñado: Nuestra lengua nace de una herida. Y la historia de nuestra lengua es la de un dolor inexplicable por un idioma que es el único que poseemos, pero en cuyo origen está la muerte de tanto. [ ] La historia de nuestra poesía, dijo, es la de la reconciliación del idioma con las huellas trágicas de su origen. Zurita citó a los chilenos Pablo Neruda y Vicente Huidobro y al peruano César Vallejo como pilares de esa poesía surgida del dolor y habló de esa lengua a la que se ve como culpable pero de la que uno se nutre. (texto recogido de El país, miércoles 25 de abril de 2001).
[32] . Vid. Ángel Rama, La ciudad escrituraria, art. cit..
[33] . Juan Carlos Rodríguez, Poesía de la miseria, miseria de la poesía. (Notas sobre el 27 y las vanguardias, ed. cit., p. 249.
[34] . Ibídem.
[35] . Citado del artículo de Tomás Eloy Martínez, Angel Rama o el placer de la crítica, en Ángel Rama, La crítica de la cultura en América Latina, ed. cit., pp. XXV-XLI (p. XXX). Este párrafo ha sido tomado de Ángel Rama, La novela en América Latina. Panoramas 1920-1980.
[36] . Vid. el apartado I. 3. de la parte de Arguedas, titulado El discurso narrativo como proyecto de futuro.
[37] . Ángel Rama, Transculturación narrativa en América Latina, ed. cit., p. 59.
[38] . Ángel Rama, La narrativa de Gabriel García Márquez. Edificación de un arte nacional y popular, Bogotá, Colcultura, 1991, p. 30.
[39] . Ángel Rama, La tecnificación narrativa, Hispamérica, X, 30, 1981, pp. 29-82. Según afirma, esas dos fuerzas creadoras, la cosmopolita y la transculturada, han estado sucediéndose a lo largo de las generaciones en aquella literatura: en la primera tendríamos la posición de Borges frente a Asturias; en la segunda, la de Cortázar frente a Rulfo o Arguedas; y, en la tercera, la de Carlos Fuentes frente a García Márquez (p. 69). Ciertamente, a la vista de los trabajos publicados por este magnífico crítico uruguayo, es indudable su mayor interés por los autores situados en la segunda parte de esas oposiciones.
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