Poemario: Un homenaje para ti viejo lindo, José Quirino Araujo Chávez
Enviado por Dr. Luis Alberto Navarrete Obando
I Concurso Nacional de Cuento y Poesía "Huauco de Oro" UN Homenaje para ti, viejo lindo: José Quirino Araujo Chávez
"Yo nací un día en que Dios estuvo enfermo"
(César Abraham Vallejo Mendoza)
Sucre – Celendín – Cajamarca
Abril, 2016
En Memoria:
Un reconocimiento sincero y lleno de recuerdos, al señor Don Quirino Araujo Chávez, mi entrañable Suegro; gracias por tus consejos y enseñanzas,…
I CONCURSO NACIONAL DE CUENTO Y POESÍA "HUAUCO DE ORO"
– Título del Poemario: "Un homenaje para ti, viejo lindo: José Quirino Araujo
Chávez"
– Autor: Dr. Luis Alberto Navarrete Obando
– Seudónimo: Luis Ernesto
– Dirección Real: Condominio "Praderas Parck", Edif. "C", Dpto. N° 402, – Fundo "El Milagro"; distrito, provincia y departamento de Cajamarca.
Dr. Luis Alberto Navarrete Obando Abogado – Ex Docente Universitario Escritor y Ensayista
Sucre, Abril 08 del 2016
I: EXISTAMOS
Te propongo que subamos a la vida con los ojos abiertos, Germinando soles, amasando ayes de antier,
Yéndose los pasos
Tras las almas desbocadas
Y culminemos siendo un solo ser.
Volvamos a reñirle a la sombra, Anidando banderas
En un poema humano, dando voces
En grito triunfal, Y Decir urgente
Que el Hombre no ha muerto!; Entonces,
Indefectiblemente,
Él dirá: El poeta canta a la vida!
Te propongo, entonces,
Que en medio de nuestras vidas Haya un perfume de abismo Donde nuestras sonrisas
No puedan disolverse. Te propongo, también, Que corra tu voz
En innecesaria prisa
Para apagar la luz de mi recorrido
Y existamos ?por única vez?,
Un instante puramente eterno.
II: CÓMO OLVIDARLO
Aún recuerdo aquel nuestro primer beso, De aquel día de otoño;
Como olvidar si nuestros cuerpos vibraban de emoción, Tan solo al rozar nuestros labios.
La inocencia en nuestro tierno mirar reflejaba amor desmedido y puro, Que Hacía latir nuestro corazón con la fuerza de los mares.
Como olvidar momentos tan divinos llenitos de alegría y felicidad.
Amor mío, a pesar de todo,
Y hoy que ya ha pasado el tiempo, Así Como en primavera me amaste,
Ámame hoy, que el otoño se está llevando mi juventud,
Ámame hoy que el paso del tiempo está tiñendo mi pelo de blanco.
Cuando el frío de invierno me cale en el cuerpo Ámame, porque será cuando más necesite tu calor. Cuando mi piel ya no te diga nada, solo abrázame, Cuando los besos ya no te inspiren pasión,
Bésame con la mirada,
Cuando todo sea sólo un recuerdo, Regálame un suspiro.
A pesar de todo,
Amor mío, no me sueltes nunca más de la mano, Quiero continuar contigo hasta mi final,
Nunca soltare más tu mano, lo prometo,
Y caminaremos juntos al final del horizonte, Con nuestros corazones lleno de felicidad.
III: HOJAS DE PRIMAVERA
Tus sentimientos de amor, son hojas en primavera,
Que van dejando en su vuelo gotitas de sublimes te quiero. Las caricias del alma son botones en rosa,
Cultivadas con amor en el jardín de las sonrisas.
Ojos de ternura que ves pasar enamoradas gaviotas, No alborotes más con premura,
Este sentimiento que aún palpita y mantienen con vida, Las ilusiones perdidas.
Perdido en el limbo ando
Con la mirada perdida
Y el alma cansada,
Los tropiezos en la vida
Han hecho mella en tu menta blanda.
Antes eras libre como el viento Ahora pareces quedarte sin aliento, Ojala sea sólo cosa de un momento
Que tu sufrimiento no se haga perpetuo. Si lo que necesitas es un amigo
Mira hacia un lado te lo pido,
¿No ves que estoy aquí contigo?; Unamos los esfuerzos amada mía, O es que no has comprendido
Que yo también te necesito. Juntos, la vida es más amena
Donde la soledad no será más aquella fiera.
IV: TE AMARÉ POR SIEMPRE
Acompáñame en esta ruta divina, Serás mi luz y mi compañía,
Y no descansaré ni un día
Haciendo que toda tu vida
Se escriba en compases de alegría. Y si me toca partir antes,
Desde donde me encuentre seguiré pidiendo por ti hasta tu final. Es un placer contar contigo
Y ten la seguridad que estaré a tu lado cuando me necesites, Sobre todo en la enfermedad y en los contratiempos de la vida. Sabes amor, mi necesidad de verte crece con los años,
Disfruto tu presencia, me gusta escuchar tu voz, Sentirte cerca y sentir tu calor.
Ámame hoy, mañana y siempre.
Sin tu amor, la vida duele;
Quiero brindarte siempre una grata abnegación
Por ser amiga, madre y esposa. Portadora de tiernas caricias,
Besos acaramelados que mi corazón
Desea disfrutar, mientras tenga vida.
Y si parto primero, he de llevar parte de tu amor, De tus besos de dulce miel,
Para siempre tenerte en mí
Juntitos conversando que bien lo pasamos
Y que felices fuimos junto a nuestro hijo:
"Luis Ernesto".
V: AMOR
Tú eres la luz
Que ilumina mi caminar
Y me guía en la penumbra de esta eterna obscuridad. Eres el destello
Que ilumina mi vida y es por ello
Que sin ti no viviría.
Tú penetraste en mi corazón y me arrebataste la razón, Y por ello sin pensar eternamente te amaré.
Sin ti me siento perdido
En esta inmensa soledad,
Que inunda mis pensamientos y me hace soñar. La llama que enciende nuestras vidas,
Es una llama intensa que nos guía
En este largo caminar que empezamos
Para alcanzar el arco iris infinito del amor.
Amarte me lleva la vida entera,
Y Dios sabe cuánto me encanta; Cada día, cada instante que pasa, Sentirte a mi lado llena mi alma, Me llena de alegría y me salva,
De la soledad que me aguarda; Tu amor me cura mis heridas Limpia mi fe y me alivia.
Amarte es cuestión de conocerte, De mirarte a la cara solamente,
Me llevó tan solo un instante
Y no pudo ser más gratificante, A tu lado siempre levantarme. Tu amor es reconfortante
Tan grandioso e impresionante.
Amarte es como un paseo a luna, Una experiencia inolvidable, Como estar en la montaña rusa, Un recorrido excitante,
Que me lleva en las alturas, Cuando sostengo tu cintura; Y se me hace incontrolable, Todo el deseo y la locura,
Tu amor vence a mi cordura.
Amarte es mi gran vocación, Tú has sido la gran creación
Con que me ha cruzado el Señor Para encontrar la orientación, Para encontrar mi corazón,
Tu amor es más que una razón, Es mi motivación, mi convicción.
Amarte tomará toda mi existencia, No me culpes por la insistencia, Quiero colmarme de tu presencia, Tu amor es de excelencia
La razón de mi conciencia.
No creas nunca que de ti me olvido, Me resulta imposible hacerlo mi bello amor,
Primero se caerían las estrellas,
Y es que pensarte me da fuerzas,
Me resulta placentero, es un alivio hacerlo.
Enciérrame en la cárcel de tus besos,
Que tu cuerpo sea el destino de mis deseos, De tu amor y mi pasión es lo que quiero, Déjame compartir contigo esto que siento.
Yo me siento muy contento, De compartir mis sentimientos
Y entregarme a ti por completo, Por eso aquí me encuentro,
Y te digo que te quiero,
Te quiero como en los cuentos de hadas, Un amor profundo de ensueño,
Como a Romeo amó a Julieta,
El amor más grande del universo.
Es que olvidarte es como un suicidio, Como un pecado o un delito,
No puede ser, no lo concibo.
Pero si alguna vez, por error, te olvido, Ten compasión conmigo,
Y no me lances al exilio,
Porque ni un segundo duro vivo, Si no me encuentro contigo.
Son mis momentos
Mis anhelados sueños.
Sólo permíteme decirte con mucho amor:
¡TE AMO!
VI: BELLA
Bella;
Como en la piedra fresca
Del manantial, el agua,
Abre un ancho relámpago de espuma, Así es la sonrisa en tu rostro;
Bella.
Bella;
De finas manos y delgados pies
Como un caballito de plata, Andando, flor del mundo, Así te veo;
Bella.
Bella;
Con un nido de cobre enmarañado
En tu cabeza, un nido
Color de miel sombría
Donde mi corazón arde y reposa; Bella.
Bella;
No te caben los ojos en la cara, no te caben los ojos en la tierra. Hay países, hay lugares, hay ríos
En tus ojos,
Mi patria está en tus ojos, Yo camino por ellos; Bella.
Bella;
Ahora deseo ser acariciado con la dulzura de un beso, Como si fuera un niño
deseando ser arrullado,
Por los brazos de su madre.
Dar y recibir una caricia nos transporta
Y nos eleva al mismo cielo.
Las caricias son expresiones del alma,
El corazón jamás se marchitará al abrigo de una caricia. Deseo unir mi alma con la tuya
Y descubrir juntos nuevas auroras; Bella.
Bella;
La dulzura de las caricias curan las heridas del corazón, Amor dame de las tuyas,
Hagamos el encuentro más hermoso, Acariciando las primaveras de nuestro amor; Con lluvias de caricias;
Bella.
Bella;
Busco seguir obsequiándote mis besos,
Que en su intensidad obnubilen nuestros sesos. Busco hacer contigo, del silencio,
Un grito de deleite intenso; Bella.
Bella;
No busco inmensidad, sólo busco sinceridad.
Busco simpleza porque sé que cuando te encuentre, Por sí sola vendrá la grandeza,
Bella.
VII: AMOR SALVAJE
¡Ah, qué nidada de caricias salvajes descubrí! Guardadas en tu bosque desde el alba del mundo, Esperaban la mano que llegara a arrancarlas,
La mirada que las volcara sobre tus venas todas, El temblor que iniciara tu espasmo y tu locura.
Vaivén en tus pupilas despertadas,
Ojos que danzan al ritmo de los hombros, Larga piel en su raíz estremecida,
La ansiosa estalactita del deseo, Caracol que se incrusta en las orejas; Tus ojos súbitos, terribles. ¡Ah tus ojos! Y locura, embeleso y más locura.
¡Pantera que se le escapa, cervatillo rendida!, La siempre envolvente de tus brazos,
Abrazo de mil lianas zapadoras,
Largo césped donde los senos nacen, Ensenada candente de los muslos,
Playa con la blanca tersura de tu vientre. Y locura, ternura y más locura.
Cadencia resonante de músicas selváticas, Tambor noctambularía suena sobre tu espalda, La flauta Imperceptible del suspiro,
Largos gemidos de destrozados labios, Y El grito sempiterno tan guardado,
Al fin la noche rompe en agudos pedazos.
Y locura, cadencia y más locura. Cavernas, grutas, lagos, musgos leves; Hongos colgantes, zarzas en tu boca; Frutos ignotos, zumos descubiertos;
Mieses en la alborada, sed que ya se apaga; Venas que se rebelan, sangre libertada; Yegua ululante, jinete que espolea.
Y locura, locura y más locura.
¡Ah qué nidada de caricias salvajes descubrí!
¡Y qué voces intactas en tus prístinos fondos!
¡Y qué flores que se abren al tacto de mis manos! Salvaje mía; ¡ámame así, envuélveme en tu bruma!
¡Y bebamos del manantial de esta locura primitiva!
Nuestro amor no fue como cualquiera, Es un amor puro y sincero,
A prueba de tormentas
Que se nutría con la distancia; Un amor tierno y bello
Que no se compra con dinero; Recuerdo aquella ocasión Donde aquel te quiso arrancar
De mis brazos en un ataque de locura. Fijamente tus ojos para notar
Si en ti existía esa ambición
Que me podía dejar con las manos vacías, Pero para mí dicha, le apostaste al amor puro, Ese que no se consigue ni con oro ni plata,
Sino con un corazón que ama, sin condición.
Gracias al amor puro y sincero, Pasé ese trago amargo y por fin
El entendió que nuestro amor no tenía precio
Y se declaró perdedor, reconociendo
Lo mucho que en su tiempo te falló.
Muchos años han pasado
De esa bella acción; sin embargo, Me Invadió el recuerdo
Y hasta cierto punto un leve cargo de conciencia,
Al no haber valorado lo mucho que en esa época me diste, Antes de partir en busca de sueños
Que para muchos eran bufos; sin embargo, El tiempo me dio la razón
Y pude sacar la miseria que parecía
Una condena, en la cual sólo tú
Me aceptaste con amor verdadero.
Perdona amor mío si mi corazón te dañó, No fue mi intención, a duras penas
Aún estoy aprendiendo a tener la experiencia
Para ser el hombre perfecto te amé y te amo con loca ilusión
De ser un hombre de acciones positivas, Como tu padre, enseñó a tus hermanos
A quien lo recordamos con un ángel bendito
Pues siempre está con nosotros, Presente en cada uno de nuestros actos.
VIII: HORAS: ENTRE FOLLAJES Y PÉTALOS
Eres la espina que colmó
Mi jardín de rosas
Y mi cielo de tinieblas, rozando mi cara; Renovando mis ojos.
Hoy es tu reflejo el agua de mi río, Y el azar insensato
Te ha dejado frente a mi respiración. Ahora las horas arden
En el espejo,
Con tu voz y mi voz,
Con nuestros nombres sueltos.
Ahora, entre follajes y pétalos amanece Tu cuerpo derramado sobre el mío. Como soplos de la bondad
Y como dos espigas alveoladas, Somos murmullos en el viento.
Entre el sándalo y jazmín, Vuelta capullo de satén blanco,
Soy incienso humeante sobre tu piel.
Como quisiera que surgiera dentro de mí
Un sentimiento nuevo de intensidad tal,
Que fuera capaz de alcanzar hacerme sentir, El nacer de lo más intenso de la armonía
En todos y cada uno de sus ámbitos.
Y con esa posesión, compartirla en todo
Lo que me rodea y me acompaña,
Para intentar conseguir una especial sensación De vivir, con la transparencia más grata y sana, De la amistad y el amor.
Serían como vibraciones de una energía vital
Dentro de una vivencia existencial, Como la que busco locamente
Para sentirme vivo nuevamente, Como si volviera a nacer.
El alma se enamora con caricias
Y besos del corazón.
Cada vez que la nostalgia envuelve al corazón, Nace un suspiro apasionado,
Endulzando la sonrisa del sentimiento.
El mismo viento sopla y lleva esos manjares
Que derriten pasiones en los corazones
Tan enamorados.
Las ilusiones atormentan cuando el deseo
No puede cristalizar las ansias de amar.
Todo corazón enamorado respira versos apasionados, De una noche de amantes,
Sacudiendo las fibras del amor.
Todo verso es la voz que acaricia la belleza,
Y enamora todo canto que es dulzura para el alma. Nacen las ansias de amar, y un te quiero
Quedará enamorado del corazón.
IX: CADA NOCHE MI AMOR
Podemos compartir el placer de los recuerdos, Avivar la chispa del amor
Y encender las fibras de la pasión, De nuestros jóvenes corazones.
Podemos apagar el fuego candente de un beso
Mordelón, con ternura, con locura y premura.
Amor de mi vida,
Esta noche loca serás mía
Como nunca lo has sentido,
Haremos las cositas ricas que hemos soñado Sólo dime que serás capaz de complacerme, Son mis fantasías que quiero compartir contigo.
Esa dulce espera de amores sin temores
Se deben aprovechar, porque las oportunidades no llegan
Todos los días por azar;
Son destinos paralelos que anidan nuestros despertares. Debemos sentirnos dichosos por robar esos besos acaramelados, Que toda alondra enamorada brinda
A su pájaro gorrión, desplumado y alborotado.
Mi amor, deja todas las noches tus alas desnudas, Nunca cierres con llave el túnel del amor, Despacito muy despacito
Y con acento delicado, haré clic en el botón en rosa; Compartiré contigo el aroma y el encanto de las noches.
Serán murmullos y arrullos envueltos con candentes gemidos,
Por dos corazones exclamando al viento, sus amores.
Recorro tu piel con mi mirada
Todas mis ansias contenidas,
En este momento que me regalas Para apreciar tu tez divina, Descubro que no hay en la tierra Sitio donde obtenga la dicha,
Si no es atado a tu cadera
La dicha nunca será duradera.
Enciendes una llama en mi interior,
Fuego desbordado que atizas con pasión, Maravillosa magia envuelve tu mirada
Que al tomarla me arrastra,
Me lleva el termómetro se llena de rojo
Cada momento que te toco
Y el cuarto se llena de vapor
De dos pieles que se cocinan en amor.
Calurosa gracias al deseo,
Te entregas frenética al encuentro Yo me quemo gustoso en tu cuerpo De esta manera se hace el amor
Dos cuerpos gratinados en salsa pasión
Que al final quedan derretidos, Ambos se han consumido,
Pero quedan siempre preparados.
X: BÉSAME
Bésame, con tus labios que brotan de tu cáliz, bésame, Con pasión hasta hundirme en tu candela, bésame, Hasta que tus ojos miren nuestro infinito, bésame,
Para llegar hasta tus linderos,
Bésame, con lluvia en tus caderas, bésame, Con un lirio junto a tus latidos, bésame, Hasta romper el silencio del deseo.
Surca mis mejillas y dame un beso tierno, No estaciones tus besos en tu distancia, Abriga tus labios en la fogata de los míos, Camina a prisa hasta cuajar un beso,
Sólo el suspiro reemplazara el beso, En la penumbra y la alcoba oscura.
Habita tus besos en mi deseo ahora,
Has de un minuto el canto de mis labios, Para llegar hasta tu fruto maduro,
Ahí cabalgaremos sin rienda y sin límite, Moveremos la distancia hasta tu vientre, Porque estamos en el filo del deseo.
Alocaremos nuestras manos, Surcaremos tu terreno fértil,
Regaremos tus montañas y quebradas, Entraremos como amenaza en tus entrañas, Dejaremos una vida, en el silencio de tu grito,
Alzaremos los suspiros, con el viento y el roció,
Y sabremos que este beso, llego hasta tu vida.
Bésame, con la furia de tus labios enrojecidos Entra hasta el dulzor de mis entrañas vivas, Adora el aliento que me robas,
Succiona las palabras que se quedan, Aminora mis ansias que me matan,
Al dibujar con mis labios candentes,
Tu boca que espera mi lápiz sin freno.
Bésame, como si corrieras con el viento, Para alcanzar la luna en su creciente, Ahí lograremos el beso lejos,
Amaremos nuestros labios en la penumbra,
Ahogaremos nuestros sueños en los chirridos de dientes, Como dos dioses amándose como personas.
Bésame, con tu vientre en mi mejilla,
También tu bosque que llegue hasta mi rostro, Y tus labios que jueguen ya por mis gotas, Buscando sabores dentro de tu selva,
Nos quedaremos alzando vivas a nuestro amor. Bésame, hasta morir en tus besos,
Como muere el sol en el ocaso, Para renacer en otro instante,
Y beber tus besos desde el alba nueva.
Bésame, mirando a la luna llena, Surcando el aire llegaremos muy lejos,
Entregaremos nuestros labios a un abrazo,
Y con la paz del beso, será nuestra dulzura.
Bésame, paso a paso en la lentitud del día, Como saboreando el tiempo,
En los acantilados de tu geografía,
Quebradas húmedas y montañas fértiles, Como tus besos llenos de tu sabia dulce. Bésame, ahí en la orilla de nuestras pasiones, Para orar cada día una sonrisa,
Mirar el capullo de tus alegrías, Y más tarde morir en besos,
Hasta llegar directo a tus instintos,
Y quedarnos dormidos con las pieles húmedas.
Y luego, cuatro sonrisas al viento, Cuatro corazones al tiempo, Juventud a flor de piel;
Locura y picardía en cada acción
Que eleva la adrenalina de la aurora sonriente. Las miro, las observo y surge en mí
La duda, quién de las cuatro potras
Es la que un día podré montar En la pampa de Pachamango, Bello recinto de mis amores.
Sólo he visto -en mis sueños- una fotografía
Que ha robado de mis entrañas
Hondos suspiros y ha anidado
En mi loca memoria un mar de fantasías.
XI: A VECES
A veces me confundo, no sé lo que entrego
Si es el alma o el cuerpo, no lo entiendo, A veces soy totalmente tuyo
Más otras creen que le pertenezco al viento, A veces recurro a la luna y te recuerdo,
Veo el sol y me quema el tormento
A veces me refugio en el vació
Y luego me abraza el silencio.
Al estar contigo pierdo todo sentido
Y muero en ese momento infinito;
Cuando estoy contigo no hay límite conocido, La frontera, tu piel que no he conocido,
En ese momento infinito
Anhelo que nuestras almas se pierdan en lo desconocido.
A veces no sé si te tengo
Pienso que sólo te poseo,
A veces en la ansia de estar a tu lado
Me pierdo más sé que estás a mi lado,
A veces no sé si mi suspiro se pierde en el viento
O si sólo lo absorbe tu tímido aliento, A veces me elevas al cielo
Pero no sé si te arrojo al viento.
Estar a tu lado es algo no definido, Más quisiera vivir siempre contigo;
Nunca he de maldecir este amor
Que a mi corazón a llenado de dolor;
Jamás olvidare que fuiste mía
Y que me entregué a una mujer prohibida, Hacerte el amor es lo mejor que he vivido, Arrepentido no estaré de los momentos desinhibidos.
A veces no sé lo que soy,
Pero me defines con tus besos;
A veces pienso en el final de este amor prohibido
Y no quiero decirte lo que mil corazones han sufrido; A veces no sé si me amas,
Pues no siento tú alma;
A veces te siento tan arrepentida
Que quisiera sentir que no he vivido.
Hoy una cosa te pido, fidelidad, amor y sinceridad, Porque no he entendido tu forma de ser.
A veces me limita la razón Pero sé que nunca el corazón, A veces, a veces,
Pero no sé qué soy, sólo a veces,
Pero eres la única que ha logrado definirme; A veces se acaba el tiempo.
Te amo y lo entiendo, Sólo a veces,
Porque la razón lo entiende, Pero el alma se muere;
El alma se muere por amor,
Un amor prohibido que el mundo no entiende.
XII: DE MIS ESENCIAS
Nunca creí que fuera tanto de agua. Aglomerarme en ondas del torrente, Pasando, sin pasar, sobre mí mismo Hasta vaciarme todo y quedarme hondo, Más lleno de caudal, y más creciente. Brotar del álveo, siempre transparente.
Acumular los leños y las hojas
Y en un rumor fecundo, devolverme
A mí mismo mi esencia de agua, siempre. Ni el bosque en su monstruosa tentativa, Logra desviar mi cause del torrente.
Soy agua en el tumulto renaciente,
Y en mi hosca brevedad de cresta viva, Soy río de avalancha y de bramido, Lavado entre mis limos de cautivo,
Y acostumbrado a libertarme siempre.
Esta noche llueve mi amor,
En el umbral de mi vida llueve sobre mojado; Salpicando las horas tristes de mis tardes grises. Cultivo la mirada con los ojos de la esperanza, Que claman ver la luz de un ayer que
Perdurará con el adiós de una caricia olvidada.
Sólo pienso en ti, tus recuerdos son mis recuerdos, Los comparto porque también son míos
Y siempre irán a mi lado,
Respirando oxígeno puro; para un corazón tallado
En cristales de invaluable valor.
Soy la sombra de tu amor,
Soy el eco encantado que abriga tu dolor. Soy tu corazón que soporta la amargura, De una noche sin amor.
Te invito una copa de sabroso vino, Que disipa y alborota la imaginación, Cuando caminamos bajo la lluvia
Y hacemos el amor.
Que interesante es mantener una mujer enamorada,
Que se lleva bajo la piel y te abre las ventanas del alma; Para llenar el corazón de lindos recuerdos apasionados.
Un viejo amor jamás se olvida,
Se mantiene latente y respira en el corazón, Las fragancias de tantas noches de pasión; Que alborotaron millones de hormonas,
Que aún respiran románticos suspiros de amor.
Musas del occidente, sigan dándole al cielo su luz, Con tan sublime sonrisa que al sol hechiza.
Hoy ha cantado mi jilguero y con su pico
Te señaló como romántica, No como una opción,
Sino como la ninfa que robó por siempre
Mi respiración agitada de amor, Mi habitación de cuatro paredes
Donde pienso siempre en ti.
XIII: PADRE
La primavera lo trajo, el frío se lo llevó, No Hubo casi tiempo para vivirlo,
No hubo casi tiempo para el amor. Grande y noble como una montaña vieja, Arropó sus juegos, la cogió en brazos,
La defendió de todo mal,
Honesto guerrero, pacífico y esmerado.
Una helada demoledora,
Un corazón fatigado y nostálgico, Una Pena anclada en el pasado, Unos pulmones estrechados
Por el esfuerzo y el dolor
Tuvieron la culpa.
Todos ellos se lo llevaron
Y yo no me despedí de él.
Un recuerdo tras el cristal
Me queda de su estampa regia.
Una piedra cruel tapa ya su mirada, Con su camisa vieja azul,
A cuadros de franela,
De espaldas al sol en vez de cara,
Sólo con otros que también marcharon. Lágrimas que ahogan,
Que estrechan el corazón
En vez de esponjarlo.
XIV: CONSEJOS DE ESPERANZA
Hijo mío,
No mires nunca el rezago ni la sombra, Mira siempre lo que tu corazón
Y tu alma te indique;
Pero sin olvidar lo que el sol y la vida
Te han dicho al oído:
"Ama a tu prójimo como a ti mismo";
"Ama a tus padres, porque de ellos aprendiste el amor"; "Ama la belleza, la bondad, la felicidad y la ternura"; Pero de todos ellos "ama el respeto y la sinceridad".
No tenemos grandezas como herencia que ofrecerte
Ni legarte, pero tenemos como herencia para entregarte, El amor que cotidianamente de damos
En tus sueños y en tus juegos;
Aquel que conocimos, lo sembramos, Cultivamos y ahora te entregamos,
Y Dios nos ha premiado con el mejor fruto:
¡TU EXISTENCIA!
Ayer fui uno, Luego fuimos dos, Por gracia de Dios apareces tú;
Ahora somos tres, porque así lo quizo Dios, Y no hay mejor motivo para vivir;
Con alegría y felicidad
Ahora tenemos un encargo más grande:
¡TU EXISTENCIA!
XV: CANTO AL CRISTO DESNUDO
Aquel Cristo desnudo
Que mira hacia cualquier parte, Sobre madero semisentado, Acaso mejor nos redima; Pienso, que aquéllos otros
Que, con el paño de pudor Virilidades tapando, Exhiben su impar dolencia
En el piadoso espectáculo, Pasional y acostumbrado,
Que tanto y tan bien conocemos. Y que más patética
Tan sacrílego suceso
Que el Designio del Padre
De perdonarnos comunica.
El mensaje debe ser: "Estáis perdonados, Acepto el Sacrificio De mi Hijo bien amado".
Y no: "mirad cómo sufro, torturado en la Cruz
Por vuestros pecados".
No es el pathos del dolor el mensaje auténtico y verdadero
Del Cristo en la Cruz, ha de ser la Redención. Mirando la desnudez
De este Cristo, presidiendo
La Puerta de la Pasión,
En cualquier Templo Expiatorio
En toda ciudad,
Así lo he comprendido.
Te pido pronto que vengas, señor,
No importa donde estés,
Porque sabemos que estás en todos lados. Bórrame las huellas
Que dejaron los besos de ella. Sé que soy un egoísta
Al pedir que socorres mi vida Y cures todas mis heridas Especialmente del corazón y el alma, Que me dejó la vida.
No encuentro la salida
A esta etapa tan sombría Con esta soledad fría Que deja mi alma vacía. Ayúdame con esta pena Que corre por mis venas
Y me somete a las cuerdas; Siento que pierdo la guerra No siento que pueda
Salir de esta miseria.
Por eso ayuda a mi alma
A conseguir esa calma,
Con el calor que emana de tu cuerpo,
Esa paz que siempre nos das compártela
Con mi alma agotada.
Mis lágrimas ya no brotarán más, Mis ojos ya se han secado;
Es tanta la alegría de saberte
Haberme perdonado.
XVI: JESÚS: HOMBRE O ESPÍRITU
Jesús era un horizonte. Cuando lo tuvo cerca,
Judas lo había sentido quemar, como una estrella. Inaccesible, desemejante, eterno.
Estilita, aunque fuera dentro la grey hebrea
¿Este era Elías, siglos esperando,
Y anunciado en los valles de Judea?
Su mirada calmísima y lejana Alimentada en albas de esperanza, Perturbada sus hondos laberintos
Y aumentaba sus sombras de tinieblas.
Repartiendo los peces del milagro
O secando las llagas de sus lázaros, La misma paz beatífica exhalaba.
Y un rumor de sus íntimas tinieblas Se extendía en sus ávidas palabras. En las tardes, desde un monte,
Él había escuchado sus parábolas. Y luego había bajado a la cascada.
Y en el agua cristalina que apuraba su sed
Había hallado los rostros de Jesús, repartidos.
Y su sed se había calmado sin saciarse. Antes bien, escoriada,
Lo había seguido atormentando hasta la fiebre.
Y en la alta noche de su sueño,
Judas había bebido con borbotar De la sangre de su mejor cordero, Porque tenía sed, y tenía hambre De ese alto horizonte
Que Jesús le tenía negado, negado, negado.
La noche de la Cena,
Cuando los pechos eran tabernáculos
Porque se estaban dando los cálices de sangre
Y los Cuerpos Divinos de Dios se estaban dando, Judas mira a Jesús. Y Jesús mira a Judas.
Acaso es el instante supremo del conflicto: Cuando uno de los dos sucumbe ante sí mismo. El Hombre cede al Hombre.
Y Dios se vuelve a Dios.
¡Oh! ¡Momento solemne de aquel Judas abísfaro! Querer que su Dios fuera a medir sus poderes Como un dios terrenal.
Exigir de su hoguera llamas de libertad
Y eximidas fronteras
De una alta Redención que abarca hasta el mal. Que segara en la virgen entraña de la Tierra
Y en el surco de carne, la flor de la estulticia sangrada de miseria.
Concebir a Cristo deíctico del ser real.
Que al hacer criaturas, pudiera él abandonar
La inmanencia del Bien, La potenciadle Mal.
Sin aceptar que el Hombre, majestad de sí mismo,
Era la semejanza perfecta de su forma
Y que nada pesaba Jesús en la balanza
De la divina ofrenda del ser de su hacedor. Y cuando el Maestro, en medio de la cena, Le dice a Juan mirando a Judas en los ojos:
-Aquí mismo está, en uno de vosotros, El que me entregará-,
Judas no siente miedo.
Antes bien, ve a Jesús que se perdía allá
Dentro de la tiniebla de su aridez congénita.
Antes de media noche
Judas busca a Jesús.
¿Va a echarse en su pecho
A deponer su rebelión de esbirro innoble? Lo halla en el Huerto de los Olivos
-Horizonte irradiado de auroras-
Y siente declararse una infinita envidia. Adquiere una certeza de estricta lejanía Entre el Hombre y su Dios.
¿Qué podía desear ahora Jesús? Aquel que oscurecía las estrellas Con su luz blanca de poderes, Sobre los rostros sanguinarios
De todos los hombres,
Sobre las bocas ambiciosas de toda las usuras, Sobre los ojos exprimidos de todos los sufrientes,
¿Qué podía pedir ahora Jesús?
¿Cuál Cáliz rechazaba?
Si ya los Cielos y la Tierra, La Carne y el Espíritu, Le habían sido dados en ofrenda.
Era amado y amaba.
La muerte, el mundo, el Hombre,
¡Qué le importaba al Dios!
A la hora nona Jesús levantaría su perfil Sobre las sombras de la humanidad. Aplacaría las alas de la rebelión
Con una sola palabra.
Y alzaría sus dedos que tajaban el mal, Suspendiendo lo que llamó su Carne; Una Hostia blanca.
Lo que llamó su Sangre; La Vid de un lucero.
Y vio a Juan que venía a pedirle órdenes
Para dos mil siglos adelante
Y vio a otro de los doce,
Con las piedras de las catedrales en los ojos. Y vio a Mateo. Y vio a Lucas.
Todos eran transparentes.
Porque la Hora era grande y Dios estaba allí. Judas siente de nuevo su sed eterna de Jesús. Se aproxima.
Lo besa en la mejilla.
Beso por el que bebería, con mil lenguas, el Nilo. Judas ya ha vendido.
Corren altas las llamas de un extraño pavor.
Ve, de nuevo, a Jesús en oración caído.
XVII: CÁNTICO AL AMOR
Te inicias por una lánguida mirada, Si se te busca escapas como viento Te posas sobre las flores del campo Papaloteando como el ágil gorrión.
Son muchos los que te maldicen
Pero son muchos más los que te agraden
Su dicha y felicidad por el soplo de tu flechante acción. Mi cántico es para ti,
Noble sentimiento que mueves al mundo
Como fuego voraz que obliga
A salir corriendo en busca de calma. Mi cántico es al amor, bello tesoro, Que sólo se posee al perderlo
Y de nuevo querer volver a tenerlo, Para ese hermoso sentimiento de oda.
Con añoranza evoco mis primeros Pasos por las sendas del amor, Creyéndome todo un galán
Quería Bajar el cielo a los pies de mi musa.
Vaya días aquellos, en los cuales la única pena, Era verme bien para el encuentro
Programado en la Soledad
Del andén plagado de olas.
Quién entiende al amor, tan bello,
Bienhechor de tantas alegrías como
Tristezas, sin importar como sea,
Sin él no se podría en este lecho vivir.
Caminar descalzos en la arena del mar al amanecer, Nos despiertan los deseos y las ganas de todo. Recibir los rayos del sol es gratis
Y amar es el regalo más noble del alma, Para hacer nuestro mundo mejor.
El mar y la arena nos invitan a desconectarnos
Del mundo material, para buscar los tesoros del corazón. Hermosas gaviotas revolotean en la cresta del horizonte, Acariciando la brisa de la eterna juventud.
Quién no desea vivir encantado de las caricias de la naturaleza, Para darse el banquete del amor;
Con la mujer que nos devora con su mirada, Deseosa de ser amada.
Olvidemos todo lo demás y hagamos volar
Los sentimientos románticos y nostálgicos del amor. El ambiente y el clima primaveral nos invitan
A no perder el tiempo, la mesa está servida.
Nuestro nido de amor se derrite en cada caricia
Que nos damos, mi vida.
Las horas van pasando al ritmo cadencioso
De nuestros corazones.
Los deseos son tan grandes
Que alborotan mis hormonas al máximo.
XVIII: CON GANAS DE SEGUIR AMÁNDOTE
Con un mismo principio
Con mil finales,
Todos junto a ti Tú junto a mí; Una vida para recorrer
Mil momentos para compartir
Y un solo amor que vivir.
Te vistes con belleza
La belleza ya está en ti, Lloro al verte,
Me emociono,
Son sentimientos.
Son ganas de amarte, Aunque ya te amo.
Me enamoro tu perfume
A la distancia.
Me embriague de cada letra, De sus palabras
Fue la esencia que transformo
Mi mundo, en fantasías tenía la magia
Que mi alma en esos momentos necesitaba. Ese aroma que embriaga
Y roba mis suspiros
Sin sentir, estoy sintiendo
Sin palpar, estoy palpando
Sé que lo entiendes muy bien
Pues al igual que yo
Tú, lo estás viviendo
No se puede ocultar un sentir
Que nació de la nada
Pero se torna el más fuerte
Y sublime sentimiento
Que nos hace vivir día a día
Y a la vez morir lentamente
Tú no eres mi primer amor, Lo sabes, Pero sí eres la primera mujer
Que me ha hecho sentir
Un amor Verdadero.
La primera mujer que ha entrado
En mi corazón y en mi alma, Sin interrumpir en mi vida.
La primera mujer que me hace sentir dichoso De noche y de día, despierto y dormido. Porque aunque lejos tú te hayas,
Tu amor y cariño
Siempre permanecen conmigo.
La primera mujer que me hace sentir Hombre deseoso de ser amado. Porque sólo tú has sabido encender La llama de la pasión que en mí, Dormido ha habitado.
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