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Aproximaciones a la pobreza y exclusión social en Bogotá (Colombia)


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    Desde la publicación del texto clásico de Miguel Samper, La Miseria en Bogotá, pobreza y exclusión son dos constantes de la capital colombiana. Examinada en sus dimensiones empíricas, pero también en relación con las perspectivas analíticas que la vuelven comprensible, la pobreza se piensa en este ensayo como un proceso que puede leerse en lo inmediato como privación y carencia de bienes materiales, pero desde luego también como exclusión, destrucción del tejido social, perdida posible de los sentidos de pertenencia e identidad que ligan a los hombres a la comunidad y disfunción en lo cultural y educativo.

    El impacto de las políticas neoliberales ha agudizado este fenómeno pues, como lo sugiere el sociólogo francés Pierre Bourdieu, se trata de un proceso de destrucción de estructuras colectivas que, anteriormente, mal o bien, habían funcionado como una defensa de las condiciones de vida de los grupos más vulnerables de la sociedad.

    De este fenómeno, inscrito en las estructuras mismas del actual proceso de globalización, la capital de

    Colombia es un ejemplo destacado en el país.

    Desde la última década del siglo pasado, la pobreza en Bogotá, no solo avanzó, sino que se hicieron manifiestas nuevas formas de discriminación. A partir de esa época, predomina la combinación de crecimiento económico con pobreza y desigualdad: en efecto, el crecimiento del producto no estuvo acompañado por el correspondiente aumento en el empleo y en la calidad de vida. Por el contrario, no solo el crecimiento del empleo fue insuficiente, sino que proliferan las ocupaciones inestables y de baja calidad y la informalidad laboral, afirmándose así un fenómeno de precarización del empleo y de ampliación de la brecha laboral.

    A esto se sumó una mayor inequidad en la distribución del ingreso en el mismo período: el ingreso de los pobres y de las clases medias ha tendido a reducirse, mientras que el de los sectores más ricos ha aumentado. Se ha creado así una zona de encuentro entre pobres y empobrecidos, una zona de vulnerabilidad que incluye a pobres estructurales, a nuevos pobres y a un segmento creciente de las capas medias.

    De acuerdo a los datos del Departamento Administrativo de Planeación Distrital, en el año 2000 Bogotá contaba con aproximadamente seis millones de personas, de las cuales 2.760.000 (el 46%) eran hombres y 3.240.000 (el 54%) mujeres, en su mayoría menores de 30 años, que habitaban un territorio urbano de 28.479 hectáreas, enclavado en una de las regiones más ricas del país, que va desde el Sumapáz (por el sur) hasta La Caro (al norte) y desde los cerros orientales, hasta el río Bogotá (por el occidente). La ciudad está dividida en 21 localidades, cada una con un alcalde menor y una Junta Administradora Local bajo la dirección del Alcalde Mayor y la regulación del Concejo de Bogotá. A más de ser la capital de Colombia, es la ciudad de mayor desarrollo económico del país y una de las más importantes en términos poblacionales de América Latina.

    De acuerdo con el censo de población de 1993, la proporción de personas en pobreza en Bogotá según el Indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) era de 16% en 1993. La población en miseria, según ese mismo indicador, alcanzaba el 3%.

    La localidad con una mayor proporción de mujeres en pobreza, según NBI, era Ciudad Bolívar, en donde el 32.4% de las mujeres se encontraban en esa condición. Esta localidad era también la que tenía mayor proporción de mujeres en miseria, 9.4%. La siguiente localidad con mayor proporción de mujeres en pobreza y miseria era Usme, con 31.9% y 8.3% respectivamente. Estas dos localidades presentaban un nivel de pobreza y miseria significativamente mayor al de las demás localidades.

    Un primer aspecto de la significativa desigualdad que caracteriza a Bogotá, se puede apreciar en los procesos de concentración de la propiedad en algunas de las más importantes empresas privadas de la capital.

    Un estudio de Ricardo Bonilla refleja la enorme concentración de la propiedad accionaria, particularmente en el caso de la manufactura, "donde el 1.9% de los accionistas poseen el 54.5% de las acciones de las 61 empresas que tienen un universo inferior a 1000 accionistas…", y agrega el profesor Bonilla: "la concentración accionaria campea en todos los sectores y constituye la principal limitante para el desarrollo del mercado de capitales. La observación por empresa permite sustentar más esta información distribuyendo la composición accionaria en tres intervalos: primero aquellos que poseen menos del 3% de las acciones; segundo, aquellos que poseen entre el 3% y el 10% y, finalmente, aquellos que poseen más del 10%. En 62 de las 84 empresas manufactureras y en cinco comerciales, se cumple la extremada concentración en menos de cinco accionistas, mientras en las otras 22 empresas manufactureras y dos comerciales, existe un mayor proceso de desconcentración de la propiedad".

    Como se puede apreciar en el cuadro No. 1 (ver anexo), el Indice de Gini para los diferentes sectores de la economía urbana, oscila entre 0.92 y 1, fiel reflejo de un elevado grado de concentración, en donde los sectores de comercio, transporte, construcción, electricidad, hotelero, servicios varios y financiero, son los que presentan los más altos índices. En este contexto, los sectores manufactureros, agrícola y de salud, son los menos concentrados; no obstante, están bastante lejos de alcanzar una distribución equitativa del capital accionario.

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