Luis Oscar Martínez, el embajador guaiqueri en las riberas guayreñas (página 2)
Enviado por Rubén Contreras
Debido a gestiones de Jiménez Landínez deja su lar margariteño y viene a recalar en el mar de Reverón, en La Guayra, debido a que el Ministerio de Educación fundó la Unidad del IPASME, que empezó a funcionar en una casona de Maiquetía, en la subida de Navarrete a Buena Vista, y allí ocupó el cargo de Odontólogo, va ejercer su profesión en la tierra de Gual y España, de Vargas y de Soublette, comienza su pasión por la historia guayreña, pero sin olvidar a Francisco Esteban Gómez y la gesta espartana de Matasiete.
Aquí en la vertiente norte del Guaraira Repano, se reencuentra con su fraterno amigo el maestro Carlos Coll, quien en sus tiempos de estudiante de odontología en la Central lo invitaba a La Guayra, le daba cobijo en su casa y lo acompañaba a disfrutar el sol bajo los uveros de Macuto. Pero ahora en función profesional, radicado aquí, tenía que desarrollar nuevos planes, crecer en el trabajo, ampliar sus oportunidades, conocer nuevas personas y buscar a la compañera de sus sueños. Es así como se reencuentra con su amiga Gladys Peraza garcía, quien en 1959 había obtenido su título de abogada en la segunda promoción de la Universidad Santa María, con la cual contrajo matrimonio y van a procrear sus hijos Fernando, Diana y Luis Oscar.
La reconversión de Guaiquerí a la pasión de la guayreñidad
El maestro Carlos Coll con su bonhomía dicharachera y su raigambre cultivada en el saber y el estudio y como figura estelar en el campo de la docencia y el magisterio, lo introduce dentro de la sociedad litoralense, y se inicia el crecimiento personal cultivando la amistad y el respeto de los hombres y mujeres forjadores de la guayreñidad a partir de los años 60, así conoce a Manuel Gutiérrez Agüero, el maestro masón pero a su vez el dirigente popular de Acción Democrática, a Reinaldo Leandro Mora, figura estelar de la educación y de La Guayra, se reencuentra también con Simón Sáez Mérida, y otros más como Francisco Veracierto Sánchez, Pancho para los amigos, el hombre que bajo su veneratura se edificó el actual edificio que sirve de aposento a la Venerable Logia Unanimidad Nº 3, a Carlos González, con quien va a construir una amistad señera, granítica e imperecedera ante el paso de los tiempos, Gustavo Carvallo, Manuel Miranda, Carlos Navarro Giral, Miguel Figueredo, Juanita de Cicerine, Armando Contreras Unda Atilano Hidalgo, Vicente González Macias, Ventura Gómez, Amado González, Pepe Cabrera, a quien va acompañar al son de las calendas celebrando el día de La Guayra, Adolfo Bocanegra Solís, Edmundo González, quienes en 1960 habían constituido la Junta Pro Autonomía del Departamento Vargas y otros más jóvenes que se incorporan con pasión a cimentar las bases de la guayreñidad como Juan Gutiérrez Arias, Ángel Ziade, Pedro chinchilla, Magaly Bozo, José Rubín, Céfora Contreras, Tito Livio Olivares, quienes en su mayoría van a integrar la Junta Conmemorativa de la Fundación de La Guayra en el año de 1966. Y es a partir de ese momento que la sociedad varguense va a empezar a celebrar con fuerza el aniversario de su fundación y va a utilizar dicha celebración para reclamar ante las autoridades nacionales su necesaria e impostergable autonomía.
Luis Oscar con su verbo enaltecedor y una prosa romántica, siguiendo los pasos de Eduardo Blanco, conjuga lo positivo de esa relación y se inmiscuye discretamente en la historia de la región, estudiando el ideario libertario de Manuel Gual y José María España, la capacidad creadora, intelectual y científica de José María Vargas, así como la parsimonia sutil y diplomática en el mando de Carlos Soublette, sin olvidar que el indio y el negro han sido protagonistas de primer orden en la construcción socioeconómica y sociopolítica de la región Vargas, y en especial en la lucha por la independencia primero y luego compartiendo con ellos en las exigencias en cuanto a la autodeterminación regional.
El ascenso de su personalidad en la sociedad y pueblo guayreño va a resultar refulgente, porque aparte de integrarse políticamente a Acción Democrática, como dirigente compenetrado con una causa que buscaba redimir a un pueblo ansioso de libertad y mejoras socioeconómicas, educativas, desarrollo industrial, sanitarias y otras, contenidas durante la dictadura de Pérez Jiménez, los diversos sectores societarios y filantrópicos de la sociedad vargasiana le reclamaban su presencia y participación protagónica y estelar.
La Venerable Logia Masónica Unanimidad Nº 3 le va exigir que le dedique atención y plasme un trabajo de carácter histórico titulado "Historia de La Logia Unanimidad Nº 3", El Rotary Club de La Guayra lo va ostentar como presidente durante los periodos 1966-1967 y 1967-1968; La Junta Glorias a Vargas también le designa presidente para los periodos 1973-1974 y 1974-1975. Igualmente va a integrar la Junta departamental, la cual era como una caja de resonancia en cuanto a las exigencias de los habitantes de esta franja costera, por mejorar sus espacios físicos y construir obras para elevar la calidad de vida de los mismos, y sus integrantes van a ser la intermediación entre los distintos planos de los gobiernos existentes, como eran la Gobernación y el ilustre Concejo Municipal del Distrito Federal, de los cuales dependía el Departamento Vargas.
También dejó escuchar su prosa cargada de pasión autonómica en el hemiciclo de La Cámara de Diputados del honorable Congreso de la República, cuando el Diputado Amado González, a su vez Secretario General Seccional de Acción Democrática, tuvo que ausentarse de sus labores legislativas por enfermedad, y entonces Luis Oscar no desperdició la oportunidad para sembrar y ratificar ante los compañeros de Cámara, el reclamo que hacia la colectividad varguense de sus fines para la ansiada autodeterminación. Además supo codearse con los mejores tribunos que ha tenido el parlamento venezolano en los últimos 50 años enalteciendo al terruño que lo adoptó cariñosamente.
Luis Oscar, referencia permanente en el rescate de la Historia y Autonomía Varguense
Pudiéramos expresar sin temor a equivocarnos que la actuación de Luis Oscar Martínez en la tierra de Vargas se va a prodigar y a multiplicar, ya que su nombre va a convertirse en una referencia obligada en el ámbito cultural y societario del entonces departamento Vargas, debido a que al crearse la Comisión para el Rescate y Promoción de La Guayra Colonial su nombre es uno de los integrantes, al igual que al crearse el Concejo de la Cultura del Departamento Vargas, y al darse la fundación del Centro de Historia Regional, su figura señera ocupa la Vicepresidencia y se integra como miembro de número. Es así que la participación de nuestro biografiado se multiplica en el espacio y en el tiempo, no se agota sino que se apoya en el calor del hogar, con su esposa e hijos para seguir sacando la fuerza motora que le permita desempeñarse en tantas obligaciones, no puede decir que no, su tesón, bonhomía, don de gente, afabilidad incrementan su fertilidad creadora y constancia para seguir construyendo posibilidades reales para que los varguenses conozcan su historia, tradiciones usos y costumbres.
Las decisiones honoríficas se incrementan cuando el gobierno nacional va a designarlo Coordinador General de la Comisión para la Conservación y Restauración de las Reliquias Históricas del Municipio Vargas, y el Ateneo José María Vargas se fortalece y engalana cuando lo nombra como su Vicepresidente, de igual manera cuando Hernán Rísquez Figuera convence a un grupo de guayreños para fundar La Sociedad Bolivariana de La Guayra, el 12 de febrero de 1983, Luis Oscar Martínez va a integrarse a ellos y a ocupar cargos directivos, en los que ha mantenido su constancia y la ha enaltecido con sus aportes en la investigación histórica.
Ese tránsito fecundo, armonioso y enaltecedor por las instituciones guayreñas lo va a llevar a ser invitado casi permanente a los diferentes eventos, simposios, foros y celebraciones que han contribuido para enriquecer y fomentar la guayreñidad, así se pasea con glamour y respeto por las Sociedades Mutualistas de Vargas, por El Centro de Historia Bolivariana y Naval de Venezuela como miembro de número, por los aniversarios del día de La Guayra, de La Sociedad Médica del Seguro Social de La Guayra y del Hospital Periférico de Pariata, con los diversos sectores académicos que hacen vida en la región, y también organizaciones intermedias del mundo político que articulan esfuerzos para la consecución de sus fines autonómicos.
Es así que el municipio va a acendrar y concitar su entusiasmo autonómico y se va a prodigar con la dirigencia del partido al cual pertenece, y con los otros que hacen vida política en la región, para hilvanar un discurso motivante que incentive a los guayreños en la necesidad imperiosa de lograr la tan ansiada autodeterminación política administrativa para Vargas, ya que estaba bueno de ser el patio trasero de la madastra capitalina, de Caracas y Vargas tenía que entender que no podía acostumbrarse a ser el permanente desahogo para drenar las intemperancias de los capitalinos. Los guayreños forjadores y promotores de la libertad con Gual Y España en 1797 y con su apoyo a los planteamientos a La Junta Suprema de Caracas, Conservadora de los Derechos de Fernando VII, el 20 de abril de 1810, primeros que ciudades importantes como Valencia, Barcelona, Barinas, Mérida, Margarita, Guayana, demostraron que La Guayra no es segunda de nadie.
Entonces, porque en los tiempos democráticos, consensuados y de participación en la toma de decisiones La Guayra iba a seguir subordinada, no era aceptable ni válido, razón por la cual nuestro biografiado, coadyuvo, trabajo y motivó en la construcción y organización del Frente Unido Litoralense, con la conjunción de la mayoría de los partidos políticos liderados en esos tiempos por José Rubín de Armas, Céfora Contreras, Eugenio Marcano Otaiza, Pedro Chinchilla y otros, quienes sumaron sus voluntades para que el albor autonómico fructificase en 1986, cuando se creó el Municipio Vargas.
Al darse la creación de Municipio, el Concejo Municipal del Municipio Vargas, tomo la determinación de nombrarlo Cronista del mismo, razón por la cual aumentó su participación en las actividades de la región y también pudo plasmar varias de sus realizaciones en el campo de la Historia, como la Villa de La Guayra y su Cabildo; La Ciudad Amurallada y sus Diecisiete Fortalezas; La Guayra, Pasado, Presente y Futuro; El Núcleo Universitario del Litoral, Historia de una larga lucha; El Negro y el Indio en la Formación de la Identidad Regional; De un Fracaso Político a un Triunfo Histórico, Doscientos Años de la revolución de Gual Y España. En total la lista de Títulos escritos por Luis Oscar Martínez asciende a 17 en total, lo que nos indica su pasión por la historia y la capacidad para hurgar en una diversidad de temas que alimentan la historiografía varguense. Pero no se quedó allí, ya que ha tenido el honor de prologar una buena cantidad de obras y ser articulista también de diarios regionales y de un periódico de importancia nacional como El Universal, lo que nos indica el talante creador de Luis Oscar.
No fueron las murallas de Jericó las derrumbadas con esta acción, pero los varguenses estallaron de júbilo y alegría, la concreción de sueños e ideales estaba cristalizando, se había dado un paso importante, se estaba abriendo el surco de la fecundidad autonómica y los vientos que oteaban el horizonte indicaban que si perseveraban todas las fuerzas políticas y organizaciones intermediarias integradoras de la guayreñidad, se podría avanzar más, razón por la cual el trabajo de campo, las visitas a todos los sectores, las charlas de concientización en todos los ámbitos parroquiales, empresariales, culturales y otros se prodigaban en pro del esfuerzo hasta que en 1998, el soberano Congreso de La República sancionó la Ley de Creación del estado Vargas.
A la par de estas iniciativas, el trajín por el rescate de la memoria histórica continúa y cuando el gobierno nacional designa en 1996 La Comisión Nacional Bicentenaria para la celebración del Bicentenario de la Conspiración de Gual Y España lo integra a ella, cuestión paralela a la designación que hace la Alcaldía del Municipio Vargas, que también designa una Comisión Regional Bicentenaria, integrada por El Ciudadano Cronista Luis Oscar Martínez en compañía de la ilustre matrona Guayreña Doña Nieves Elena de Rivero, de Carmen Díaz Almeida, del maestro Alexi Rojas y del historiador guayreño Rubén Contreras, quienes proponen a la Alcaldía y Concejo Municipal que se asuma como símbolo histórico municipal para el Municipio Vargas la bandera de Gual y España y la creación de la Orden al Mérito Gual Y España, cuestión aceptada por la municipalidad y alcaldía y desde entonces la bandera de Gual y España ondea desde el fortín el Vigía, como símbolo de una causa por la libertad, y la alcaldía entrega a ciudadanos destacados dicha orden para recordar a esos promotores de la guayreñidad y también de la venezolanidad.
La fama de buen conversador y por ende de buena pluma, motivo a su amigo y coterráneo, al maestro Efraín Subero a postularlo para integrar La Academia de La Lengua en Venezuela, hecho que llenó de orgullo a nuestro biografiado, a su familia y amigos. Al momento de darse la decisión esta no respaldo a Luis Oscar Martínez, pero el sólo hecho de ser nominado a integrar dicho cuerpo es una distinción que realza y reconoce la labor intelectual y de investigación en el campo de los histórico y de lo literario de nuestro amigo.
Hoy Luis Oscar está en el retiro solariego de su casa, en sus cuarteles de invierno, o como dicen algunos en el reposo del guerrero. Pero este Guaiquerí templado como el roble enraizado con guayacán, en compañía de su señora esposa e hijos, acaba de cumplir sus primeros 79 años de fecunda vivencia, y sigue produciendo ideas y esta trabajando en una nueva obra de carácter histórico, "Canto a La Guayra, Historia de las Pequeñas Cosas", el cual contiene una relación de editoriales escritos a favor de la autonomía guayreña e historias menudas para forjar la guayreñidad, que pronto ira a la imprenta para que los gauyreños y varguenses de estos tiempos sigan deleitándose con su prosa, rima y armonía, como siempre lo ha hecho en aras de enriquecernos culturalmente, y no podíamos esperar otra cosa de él, razón por la cual le pedimos a la providencia que le de larga vida para que podamos seguir disfrutándolo a plenitud.
Autor:
Rubén Contreras
Historiador
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