El hombre ha adaptado muchas plantas y animales a propósitos aparte de los alimentarios. Considere los caballos, gatos y perros, y los peces de los acuarios, además de las variedades interminables de flores. El hombre ha adaptado a muchos de éstos para satisfacer su amor a la belleza, y a otros para aligerar su carga de trabajo. El proceso continúa; cada año aparecen nuevas variedades. Este año ha aparecido una nueva variedad de guisantes cuyas vainas se pueden comer lo mismo que los guisantes maduros, de modo que, para muchos, se hará doble el valor nutritivo del guisante común.
Todas las variedades multiformes de animales, peces, aves y plantas que se han producido mediante la selección y el cruzamiento son posibles porque dentro de la composición genética de cada forma (clase) de vida hay ciertos genes (características hereditarias) recesivos u ocultos a los cuales se puede hacer resaltar y los cuales se pueden usar para desarrollar nuevas variedades. Aunque es cierto que se pueden desarrollar nuevas variedades, no se pueden hacer nuevas formas de vida. Cuando se extingue una especie, se pierde su fuente genética y no hay manera humana de recobrarla. El hombre, como la forma más elevada de vida en la Tierra, a quien se ha encargado el cuidado de las formas inferiores de vida, tiene la responsabilidad pesada de no destruir, sino preservar.
Se ve, pues, que no se ha diseñado la vida en la Tierra para que haya una competencia asesina, sino, al contrario, para que haya cooperación armoniosa. El hombre recientemente ha empezado a darse cuenta de esto y hasta cierto grado está tratando de conservar la ecología de la Tierra. Sin embargo, en el nuevo orden de Dios (ver Nota, a continuación) la cooperación y la armonía de toda la creación se expresarán a grado máximo».
NOTA:
La expresión "nuevo orden de Dios" se refiere a la condición de perfección que, según la Santa Escritura, algún día del futuro tendrá el planeta Tierra y su biosfera. Las profecías sagradas dan a entender que existe un proceso de aproximación hacia esa condición bendita y que su culminación pertenece a un tiempo futuro, en donde toda la humanidad vivirá en equilibrio perfecto y positivo consigo misma y con el resto de los seres creados por Dios. Para entonces, la familia humana estará en completa paz con su Creador y los efectos nocivos del error (el pecado) se habrán extinguido.
Actualmente, según el entendimiento conseguido a partir de las Sagradas Escrituras, nos encontramos en un punto cercano a la fase de eliminación total del presente sistema mundial malvado y del entramado humano y demoníaco que lo sostiene. El Evangelio y el Apocalipsis hablan del estallido de una "grande tribulación" en la sociedad humana, cuya magnitud sobrepasa a todo lo históricamente conocido hasta ahora. Entonces, tras un descomunal exterminio de personas opositoras o indiferentes a las normas del Creador, un resto de seres humanos temerosos de Dios (esto es, que atesoran la paz con el Creador) sobrevivirán y quedarán en la Tierra en calidad de repobladores. Bajo la guía de Dios, trabajarán gozosamente en hacer que nuestro planeta sea transformado progresivamente en un "paraíso de placer". Al parecer, la ciencia y la tecnología de aquel hermoso tiempo futuro estarán en equilibrio con el conocimiento de Dios y los formidables adelantos en el saber y en la cultura no serán usados ya para potenciar actividades dañinas.
En algunos artículos publicados en la revista DESPERTAD entre los años 1986 y 2009 se habla de los beneficios que el ser humano ha obtenido del mundo vegetal, como, por ejemplo:
– Detección de minas terrestres.
– Eliminación de contaminantes del agua.
– Limpieza del aire.
– Limpieza de explosivos enterrados en el suelo.
– Limpieza de metales pesados que contaminan los suelos.
– Limpieza de manchas de petróleo en el suelo desertizado.
– Producción de un tipo de "plástico" biodegradable, no tóxico y renovable.
– Propiedades curativas, y también recuperadoras del estado postoperatorio.
– Detección de contaminación dentro de los edificios.
Generación y regeneración vegetal de ecosistemas.
Encontramos en Internet interesantes informaciones acerca de la "ecología vegetal", que permiten al "lector-navegador" ampliar sus conocimientos sobre el mundo biosférico que nos sustenta. Un sitio que provee datos y orientación en este y otros aspectos similares es el lugar de la Red que se llama Naturaeduca, de lengua española. Ahí, con relación a las llamadas "sucesiones terrestres" de la "ecología vegetal", se lee, en parte:
«Desde hace mucho tiempo la botánica ha pasado del simple estudio de las características de cada una de las especies, su agrupamiento taxonómico, la fisiología de las plantas, a algo mucho más amplio: las relaciones que ligan unas especies con otras, y de entre todas ellas con el medio que las mantiene.
Este medio está constituido no sólo por el suelo, que puede ser de diferente naturaleza quimicofísica y aun morfológica, sino por las condiciones atmosféricas, humedad, temperatura, insolación e incluso en el mismo suelo, la cantidad de agua, etc. Este conjunto de condiciones que podríamos llamar climático-edáficas (clima y suelo), caracteriza un grupo de plantas adecuado, las cuales, además de poder resistir o estar adaptadas a estas condiciones, deben poder vivir las unas en compañía de las otras.
El conjunto de vegetales que se encuentran normalmente en un determinado paraje forman un agrupamiento, una comunidad, que cuando mantiene relaciones estrechas de continuidad se conoce con el nombre de "asociación".
El tiempo que se invierte entre el momento en que se implantan los primeros pobladores vegetales y aquél en que se alcanza la etapa "clímax" (asociación final, aproximadamente equivalente al estado de adulto en un individuo) es variable, de tal forma que en la actualidad, en ciertas regiones de tipo glacial, después de los miles de años transcurridos, todavía estamos en el principio de la serie en la etapa de los líquenes, mientras que en otros casos unos pocos centenares de años son suficientes para alcanzar clímax de tipo arbóreo, y finalmente, las asociaciones de tipos césped se alcanzan con gran rapidez, lo mismo que las agrupaciones radicadas en los trópicos. El clima, que en gran parte es el ordenador de la seriación de comunidades vegetales, es también el que en buena parte determina la mayor o menor lentitud en que se intercambian estas asociaciones.
Entre las causas que intervienen de manera más primordial en los distintos cambios, citaremos en primer lugar las que dan origen a nuevas [adaptaciones]: las grandes catástrofes naturales, como las erupciones volcánicas, los cambios de clima que se producen con el tiempo, la aparición o desaparición de tierras a causa de variaciones en el nivel del mar; la acción del hombre, de los animales o de las plagas vegetales.
Las actividades del hombre son la causa de la desaparición de grandes masas de bosque, fenómeno muy especialmente notable en los Estados Unidos de América. Esa desaparición, motivada por la codicia de la madera, o simplemente para promover el pastoreo, da como resultado un cambio en las condiciones de clima y modifica las características del suelo, al no protegerlo contra la erosión, como lo hacían los árboles desaparecidos.
Cuando una zona ha quedado virgen, después de alguno de los fenómenos anteriormente mencionados, se inicia lo que podríamos llamar fase constructiva, a cargo, por una parte, de los agentes de tipo físico, formadores del suelo, y de tipo biológico encaminados al mismo fin. Queda convenido que la adaptación a las superficies rocosas desnudas está iniciada por los líquenes, los cuales suministran la primera implantación vegetal.
Durante su ciclo vital se produce un pequeño pero continuado ataque a la superficie rocosa, que, junto con la materia orgánica que se va formando por putrefacción de los líquenes que mueren, suministra una primera finísima capa de "humus" que, especialmente en las pequeñas rendijas, permiten la implantación de las plantas constituyentes de las comunidades que siguen; en general, éstas son los musgos, que, formando densas almohadillas, primero aisladas y luego más compactas, aumentan la capa de suelo y suministran más humedad para permitir en mejores condiciones el desarrollo de la vida vegetal. No hay que olvidar que, juntamente y a su amparo, se inicia la implantación de comunidades animales que contribuyen a la formación del suelo y a la transmisión de los elementos reproductores vegetales.
Las bacterias que se encuentran en los ambientes húmedos de la fase constructiva iniciada por los líquenes, facilitan la descomposición y enriquecimiento del suelo incipiente, que así puede albergar plantas de raíces.
Estas plantas, con sus raíces, no solamente contribuyen a formar nuevos elementos del suelo, sino que mecánicamente, por la acción penetrante de las raíces, agrandan las grietas de las rocas y amplían el campo de acción de los anteriores elementos y de ellos mismos, haciendo más rápida la transformación del suelo.
Cuando el suelo ha llegado a este estado, se implanta sobre el mismo la fase en la que domina el estadio herboso de distintas clases: crucíferas, gramíneas, compuestas, etc. En esta fase del ciclo [adaptativo] son realmente notables las comunidades animales que se implantan entre esta vida vegetal, especialmente insectos, reptiles, anfibios y vertebrados.
Estas asociaciones pueden estar en equilibrio con el medio, o ser sólo un eslabón en una serie que conduce a la asociación estable u óptima. Esta estabilidad en el ambiente considerado se conoce con el nombre de "clímax". En la clímax aunque existe competencia, ésta se halla equilibrada y no destruye la normal composición de la asociación de la clímax (ver Nota, a continuación).
El conjunto de seres que se encuentran en un determinado ambiente, relacionados entre sí por exigencias ecológicas, forma una "biocenosis", y el medio en que ésta se desarrolla, con todas las características antes señaladas, constituye un "biotopo". La biocenosis, con sus posibles asociaciones subordinadas y las características ambientales del biotopo, están englobadas en lo que se denomina "ecosistema".
En las asociaciones encontramos que diferentes tipos de ellas pueden mostrar a su vez distintas relaciones entre sí, constituyendo una unidad superior que se conoce con el nombre de "alianza". Detallando más en la asociación, encontramos "lassinusias", que podríamos considerar como las capas que constituyen las asociaciones a modo de estratos. Son típicas a este respecto las asociaciones de bosques tropicales; en la asociación fundamental podemos considerar el bosque perennifolio, pero en la parte inferior, con luz escasa, encontramos un estrato de plantas de costumbres umbrófilas, que están adaptadas a vivir en condiciones de poca luz y mucha humedad. Por el contrario, en la parte alta encontramos plantas que necesitan disponer de abundante luz: éstas se hallan constituidas por dos grupos importantes: las lianas trepadoras, que, enroscándose en los troncos de los árboles extienden su follaje a la parte alta, y las epífitas, que se desarrollan normalmente en las copas de los árboles. Por lo tanto, tenemos en la misma asociación dos estratos a distinguir: uno inferior, y otro situado en la parte alta, de acuerdo con las distintas necesidades lumínicas.
La contemplación de las zonas pobladas por vegetales nos lleva a la conclusión de que la existencia de superficies ocupadas por las asociaciones climácicas (constituyentes de la clímax vegetal) son pocas y, en general, poco uniformes. De esta manera, lo que en realidad encontramos en la panorámica de la vida vegetal es una u otra de las etapas de una serie de agrupamientos, que se irán sucediendo unas a otras hasta dar lugar a la que se considera óptima, dadas las circunstancias climatológicas y edáficas (del suelo) que rigen en la región.
Desde el punto de vista del estudio ecológico vegetal, interesa, pues, la visión dinámica de las comunidades desde su inicio hasta alcanzar la clímax (máxima estabilidad). La [mecánica adaptativa] no se produce de forma anárquica, sino ordenada, dando lugar a las denominadas sucesiones… Cuando se llega al final de esta serie o sucesión, en la clímax, no deja de existir la competencia entre los diferentes constituyentes de la asociación, pero en tal caso esta lucha se halla equilibrada, y la lucha con posibles especies invasoras, siempre existentes, tiene signo negativo para estas últimas (ver Nota, a continuación)».
NOTA:
Naturaeduca es un sitio de Internet de criterio evolucionista, por lo que en lugar de hablar de "adaptación" y "cooperación", entre los distintos organismos que interaccionan en un mismo entorno biológico, se decanta preferentemente hacia la utilización de términos tales como "evolución" y "competencia". No interpreta el estado de clímax como una tendencia hacia la cooperación, o un vestigio de ésta, sino como un equilibrio competitivo inmejorable o situación de "guerra fría" ecológica.
Ahora bien, desde el punto de vista creativo que se ofrece en el Génesis, la situación de clímax que actualmente se observa en algunos ecosistemas es francamente deficiente con respecto al patrón de equilibrio original que debió existir antes de la rebelión edénica. Al final del capítulo 1 del Génesis se lee, respecto al panorama final que presentaba la biosfera en los últimos momentos del Sexto Día Creativo: "Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mira!, era muy bueno".
Difícilmente podemos imaginar al Creador declarando "muy bueno" a todo el entramado biosférico y al mismo tiempo permitiendo o promoviendo una competencia feroz entre las criaturas vivientes que lo componen. Más bien, como señala la DESPERTAD del 22-9-1980, la norma original fue la cooperación y no la competitividad. Esta última se presentó en el escenario terrestre como consecuencia de la pérdida del equilibrio primigenio a causa de la rebelión edénica, y porque el ser humano dejó de reflejar una conducta benévola guiada por su Creador y se olvidó por completo de cuidar el planeta y sus habitantes animales y vegetales. Realmente, aunque, en su condición pecaminosa, hubiera querido realizar bien esta labor, habría tenido la enorme desdicha de ver frustrados sus esfuerzos a causa de no disponer de la guía divina y su bendición, ingredientes indispensables para el éxito en estos campos de actividad, pues los sistemas ecológicos poseen una complejidad extrema y al presente los seres humanos carecen de los mínimos conocimientos necesarios para actuar sobre ellos sin provocar efectos contraproducentes. También, el Diluvio global del día de Noé añadió un impacto terrible contra la biosfera.
Así pues, de la misma manera que hoy día la sociedad humana alejada del Creador se debate inútilmente por encontrar una vía pacífica que garantice la buena convivencia entre los ciudadanos y entre los países (y subsiste inevitablemente en un estado de equilibrio negativo y precario, en el mejor de los casos), de igual forma la biosfera pervive en un estado de equilibrio negativo similar. Son los "algoritmos adaptativos inteligentes" (en su vertiente egoísta, de cara a la supervivencia) los que han funcionado para proveer ecosistemas en equilibrio negativo, puesto que no hay ningún ser humano que sepa cuidar del planeta a la manera del Creador, ya que la rebelión edénica introdujo una fatal decadencia. Sólo nos queda mirar hacia el futuro, al día en que el Creador encomiende de nuevo al hombre el cuidado de la bella Tierra, pues actualmente, según las Santas Escrituras, estamos al final de una "cuenta atrás" que culmina en juicio contra este mundo, y serán comparativamente pocas las personas que logren escapar de la justa ira divina, la cual barrerá minuciosamente todo vestigio de error malicioso en este esquilmado planeta.
Conclusión.
¿Si las plantas que requieren insectos para su polinización fueron eliminadas durante el Diluvio, y también los insectos, cómo es que existe tan gran abundancia de ellas hoy día?
Las investigaciones sugieren que las plantas poseen intrínsecamente una dotación hereditaria de "algoritmos adaptativos inteligentes", que además revelan la existencia de un Magistral Diseñador de inconmensurable potencia mental. Sin embargo, los devastadores acontecimientos ocurridos en nuestro planeta, como la rebelión edénica y el consiguiente abandono del cuidado del incipiente jardín terrestre, y también el Diluvio, rompieron brutalmente el equilibrio original y éste ya no ha podido recuperarse completamente. Las pulsiones de supervivencia en medios hostiles han implantado una lucha por la existencia en toda la biosfera y esto ha deteriorado o pervertido los protocolos de cooperación, dando lugar a beligerancia y depredación con posible transmisión epigenética o inevitable traspaso hereditario a la prole.
La información primordial contenida en los genes de las plantas pudiera aparentar ser engañosamente menos compleja, pero ésta es capaz de incicializar estructuras inaccesiblemente complicadas a nivel de célula, tejido, órgano, aparato, individuo, población, ecosistema y biosfera, con impregnación de sutilezas direccionales interactivas asociadas a "algoritmos adaptativos inteligentes", uno de cuyos resultados conduciría a la regeneración de ecosistemas. Por tanto, después del Diluvio, en relativamente poco tiempo, y dependiendo de la zona climática, comenzó un proceso regenerativo similar al descrito en Naturaeduca.
Autor:
Jesús Castro
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