Es importante planificar las clases desde el constructivismo, ya que concibe al aprendizaje como una modalidad propia de cada sujeto "resultante de las interacciones entre él y el medio externo" (4). Así se abandona la visión estrictamente transmisiva del conocimiento por otra resultante de la experiencia participativa, activa del sujeto y su entorno. Desde este paradigma "el conocimiento no resulta de una copia de la realidad, sino del proceso dinámico e interactivo"(5).
Además, el constructivismo opera como "un marco que intenta dar cuenta de las complejidades de la acción educativa de las situaciones de aprendizaje escolar" (6). Considera factores varios, entre los que se encuentran los político-institucionales e histórico-culturales del acto pedagógico.
En las Teorías Cognitivas el individuo abandona su rol pasivo para actuar frente a los estímulos que recibe y transformarlos; proceso que se realiza gracias a la mediación de instrumentos que prolongan su capacidad de acción (Vigotsky).
Constituye un área de estudio multi e interdisciplinario, presentando al aprendizaje "como un proceso de construcción del conocimiento y la enseñanza como una ayuda a este proceso de construcción social" (7). Aquí el profesor no enseña, sino hasta después que los educandos lo han intentado por sus propios intentos o por la influencia de la zona de desarrollo próximo (ZDP) de cada miembro del grupo en su totalidad.
El educador programa actividades de aprendizaje grupal y colaborativo favoreciendo la internalización del objeto de conocimiento por parte de cada sujeto y del grupo. Desarrolla su enseñanza directa que implicará momentos de reflexión, búsqueda y procesamiento de la información, comunicación de los resultados en un ambiente de respeto mutuo; lo que permite al educando obtener un aprendizaje significativo de modo tal que luego podrá transferirlo a su realidad individual y socio-cultural. El profesor no desaparece en la clase, cambia su papel y se integra al grupo de aprendizaje, coopera activamente con los alumnos y demás profesores.
En cuanto a la organización de la cátedra, la misma será provechosa si responde al modelo horizontal (en oposición al tradicional modelo vertical en el que el educador expone sus clases magistrales mientras el alumno permanece pasivo, escuchando y memorizando contenidos). Horizontalizar la cátedra favorece la autogestión y la dinámica de grupo. Establece, al mismo tiempo, condiciones ideales para la relación democrática en la producción de conocimientos obligando a una distribución equitativa de roles dentro del equipo de trabajo.
2- MÉNDEZ, María Obdulia. El rol del profesor tutor orientador. Ediciones Don Bosco, Buenos Aires 1999.
3- Idem (2- Pág.37))
4- ZACCAGNINI, Mario- Los adolescentes en la escuela y en la universidad" Qué se dice y qué se hace. Editorial Distribuidora Luwen, SRL, 2000
5- Idem (4).
6- Idem (4,5)
7-Dra. García Santos, Zoila Libertad, "Teorías de la Educación".
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/garcia_santos_zoila_libertad/teorias_de_la_educacion.htm
Con el término autogestión (no co-gestión) se hace referencia a la constitución de grupos reducidos que se reúnen periódicamente para realizar una tarea concreta en la que la tarea de coordinación es ejercida por un compañero seleccionado para tal fin por el grupo. Se rescata de esta labor el compromiso en libertad resultante de la revalorización del voluntarismo individual de los miembros como la sana competencia grupal.
Alberto Merani (Diccionario de Pedagogía, Ediciones Grijalbo, México, 1985) dice que, desde el punto de vista de la didáctica la autogestión es entendida como "el sistema en el cual toda iniciativa está delegada en los alumnos, con la excepción de la elaboración de los programas y las decisiones en materia de valoración y exámenes" (8). De esta manera sobresale el rol protagónico de los estudiantes; que todavía constituye, en la actualidad, un desafío a implementar en el proceso de enseñanza aprendizaje, en donde el educador debe actuar de flanco, aportando sus conocimientos en el momento más indicado.
La Zona de Desarrollo Próximo es otro concepto que podrá incorporarse como estrategia pedagógica; significa un concepto clave a ser empleado con el grupo adolescente (Vigotsky, 1977,1979); sirve de puente entre la importancia de la interacción social y el desarrollo psicológico individual. Representa la distancia entre lo que el sujeto realiza por si mismo (nivel actual de desarrollo) y a dónde puede llegar con la ayuda de compañeros (nivel de desarrollo próximo). De aquí la importancia de sus pares en el proceso de aprendizaje, quienes ofrecen una suerte de andamiaje como apoyo al sujeto que aprende.
Sabemos que todo ser humano busca, inevitablemente relacionarse y pertenecer a ciertos grupos; hecho que ejerce influencia en muchos sentidos (forma de vestir, comportamiento, ideología, etc). Esta es una característica más sobresaliente en la adolescencia; por ser un período en el que se "rompe gran parte de las ataduras y vínculos familiares para dejar de sentirse niño"; personalizar sus ideas. La situación de "tierra virgen" justamente "conduce a sustituir del rol familiar de hijo o hermano por un amigo" (9)
Bercovich sostiene que "el dolor del adolescente es el duelo de crecer, que no es armonioso ya que crecer es romper y romper también es desgarrar"; "la soledad del cuarto, la complicidad de los amigos, los secretos y los nuevos amoríos operan una destitución de los padres como referentes únicos".
El terreno descripto permite la implementación de las llamadas dinámicas de grupo que sirven de medio para la realización de actividades del grupo en forma organizada, cuyo beneficio está ligado directamente al modo en que se emplean; donde además es decisivo lograr adaptarlas a grupos y circunstancias. Según sea la finalidad, podrá emplearse una u otra dinámica a saber:
1-De presentación: Para lograr que los integrantes se conozcan entre sí; a sí mismos, empleando variaciones progresivas profundizando el conocimiento.
2-De formación de grupos: Ideal para constituir pequeños grupos en los que se decidirán los participantes del grupo-clase.
3-De integración: Para obtener relaciones más profundas.
4-De conocimiento de sí mismo: Para lograr la aceptación, valoración, comprensión. Erik Erikson sostiene que "el adolescente debe desarrollar un concepto de sí mismo consistente, una identidad del ego que le sirva como norma para su conducta". Tomará decisiones por sí solo basándose en un sentido coherente de quién es él y qué quiere de la vida, creando un sentido de sí mismo diferente de los demás pero compartiendo características con otros sin aislarse.
8-MENIN, Ovide: "Pedagogía y Universidad. Currículum, didáctica y evaluación. Rosario, Ed. Homo Sapiens, 2006 (2ª Reimp) Cap.4: La clase sigue siendo el meollo del quehacer específico del docente universitario).
9- Enciclopedia Práctica de Psicología, 1985, Ed.Orbis, Barcelona, Tomo 4: ADOLESCENCIA.
Establecer un sentido claro de identidad dependerá de muchos factores, fundamentalmente d e las oportunidades que se le ofrezcan en referencia al desempeño de un papel social.
La formación de la identidad se relaciona además con el nivel de identificación sexual y aceptación de uno mismo como "hombre" o como "mujer"; en donde la relación con la familia juega un papel decisivo lo cual contribuirá a que el adolescente tenga una percepción favorable y definida presentando mínimos conflictos.
5-De comunicación: Para aprender a comunicarse; facilitando el aprendizaje recíproco de comunicación interpersonal.
El ser humano no es un organismo predestinado desde su nacimiento, no tiene una personalidad innata, sino que a lo largo de su experiencia vital va aprendiendo una forma de ser, de actuar, de pensar, y todo ello va a ser consecuencia, entre otras cosas, de los refuerzos positivos y negativos que recibe, de los castigos, de lo que observa en los demás y muy importante: de sus propias decisiones.
Se educa desde la autenticidad del ser, haciendo saber que también se aprende del error; enriqueciendo la tarea a través de la interacción, para lo cual el modelo pedagógico constructivista, participativo constituye una pieza fundamental.
Desempeñar el rol educativo requiere de re-pensarlo en el contexto de la dimensión social de la enseñanza, considerando que la educación constituye un proyecto que responde a la política social de las sociedades modernas.
Si como educadores nos reconocemos como personas en permanente crecimiento, esto nos permitirá adoptar una posición humanizante y realizar una mejor llegada a nuestros adolescentes; pero desde una educación exigente que los ayude a descubrirse, aceptarse y valorarse, estimulándolos en sus capacidades propias y favoreciendo la integración. "Necesitamos que él sea parte de su propio proceso de crecimiento y del hallazgo de solución"(10).
10- MÉNDEZ, María Obdulia. El rol del profesor tutor orientador. Ediciones Don Bosco, Buenos Aires 1999. (Pág.32)
BERCOVICH, S. "El sujeto de la adolescencia". En Inscribir el Psicoanálisis. Año 1 Nº2 Junio-Diciembre.
Enciclopedia Práctica de Psicología, 1985, Ed.Orbis, Barcelona, Tomo 4: ADOLESCENCIA.
MÉNDEZ, María Obdulia. El rol del profesor tutor orientador. Ediciones Don Bosco, Buenos Aires 1999.
MENIN, Ovide: "Pedagogía y Universidad. Currículum, didáctica y evaluación. Rosario, Ed. Homo Sapiens, 2006 (2ª Reimp) Cap.4: La clase sigue siendo el meollo del quehacer específico del docente universitario
Autor:
Ana María Escobar
Cátedra: Psicología Evolutiva: Adolescencia y Adultez.
Profesor: Licenciado Miguel Gallardo
Fecha de entrega: Martes 06 de diciembre de 2010
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