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El menemismo, etapa superior del peronismo


Partes: 1, 2

    1. Aparición del menemismo en América Latina
    2. Una axiología, la ideología del menemismo
    3. El Poder en el menemismo
    4. Ocaso y caída
    5. A manera de epílogo

    Introducción.

    En los años ´70 se produjo en el mundo el ocaso del keinesianismo. No hay certeza acerca de los motivos de este derrumbe, pero parece estar ligado a la imposibilidad del capital de crecer y acumularse en un marco de políticas distributivas. El capitalismo concentrado lleva entonces a la práctica la necesidad de intentar sortear la Ley de la Tendencia Decreciente de la Tasa de Ganancia. Es esta una de las leyes fundamentales del análisis marxista del capitalismo. Se expresa así:

    Tg = p/v + c

    Donde:

    Tg: es la tasa de ganancia.

    p: es el plusvalor

    v: los gastos en salarios

    c: los gastos en maquinaria y materias primas.

    Se habla de una composición técnica de la Tg (proporción de la maquinaria en relación a la mano de obra) y una componente orgánica (proporción del capital constante en relación al variable debido a la mecanización).

    Según Marx hay un incremento de la primera y un decremento de la segunda y esto conduce a la tendencia a la reducción de la tasa de ganancia. Volvemos a resaltar la palabra tendencia debido a que se trata nada más – y nada menos – que eso.

    Algunos sectores marxistas cuestionan la inexorabilidad de esta ley. Solo lo mencionamos para aquellos que quieran profundizar en ello.

    Mencionamos que se dice que Marx, al descubrir el "sintoma" se comporta como el mejor médico del capitalismo, en tanto le da la posibilidad de un "tratamiento", que – esto creo, por lo menos – prolonga su agonía.

    Decíamos, entonces, que el capitalismo intenta sortear esta ley. Inventa, para eso, una escuela económica a la que da el nombre de "monetarismo" y a la moda que la acompaña, como si fuera una ideología, le llama "neoliberalismo".

    Es Inglaterra el primer estado nación que lo hace praxis, de la mano de Margareth Tatcher y sobre las espaldas del sufrido pueblo inglés.

    La resistencia de los sindicatos es fuerte, pero no se pueden imponer a la prédica revolucionaria de …los medios masivos de comunicación. Inglaterra se privatiza de manera salvaje. Cierto es qué, en tanto nación próspera, tiene un seguro social que garantiza la satisfacción de las necesidades básicas de gran parte de la población.

    El ejemplo se desparrama por toda Europa, que está consolidando la unidad a partir de lo económico.

    España la sigue, siempre atenta a lo que pasa con sus vecinos para imitarlos, como aprendió con los Austria Menores, que terminaron en los Borbones de tan triste memoria.

    Alemania del Este implota, el muro se derrumba y las riquezas de la Alemania unida no alcanzan para evitar que todos los alemanes se sientan peor; caen, entonces, en la moda avasallante, que cruza el Atlántico, atraviesa el Pacífico y ya se convierte en una epidemia solo resistida por algunos pueblos que, porque saben de donde vienen, tienen la certeza de adonde van.

    Todo este proceso viene acompañado de otro, que tiene olor a moda pero no lo es: la globalización. La segunda que produce el capitalismo y que lo preña de su extinción. O al menos de una amenaza tan fuerte como nunca antes tuvo.

    El capitalismo en expansión a mediados del siglo diecinueve crea los estados nación, por un lado, y estos, en el afán de colocar sus excedentes en el exterior, llevan adelante la primera globalización. Inglaterra – cuando no – abre el camino con la "arquitectura de ingeniería", sobre todo, que convierte a una fábrica o una estación ferroviaria en lo que luego se llamará un "no lugar". Bélgica, Alemania y Francia la siguen.

    Los estados nación son, entonces, funcionales a la expansión del capitalismo y, a la vez, comienzan a dificultar su desarrollo en tanto significan una nueva competencia entre estados exportadores con que el capitalismo no contaba y, además, hay una pretensión de soberanía en los importadores que "no se dejan", como las chicas decentes del barrio cuando el mundo era más joven y los prejuicios mas fuertes.

    Así ocurren las guerras, la colonización para conseguir las materias primas que se necesita con avidez y, en la dialéctica de los estados nación contra la globalización, ganan momentáneamente los estados nación, al menos planteando la necesidad de regular esta caza feroz de mercados. Se inventa, como fenómeno moderno, el nacionalismo. Y deviene el estado de bienestar.

    Este es el comienzo del círculo cuyo colapso describimos al iniciar estas líneas.

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