Resumen
Palabras claves:
Independencia Raúl Roa Ramón Roa
Martí Expedición de El Salvador Trinidad
El trabajo refiere los antecedentes del surgimiento del texto "A pie y descalzo, de Trinidad a Cuba", escrito por Ramón Roa y en el cual narra sus peripecias como participante de la malograda expedición de "El Salvador", que recaló en las costas de Trinidad en septiembre de 1870. Publicado en 1890, una docena de años después de finalizada la guerra de 1868, el texto de Roa desató una ardiente polémica entre los patriotas cubanos, a partir del desacuerdo manifestado por José Martí sobre el mismo, polémica en la que se vieron involucrados entre otros Manuel Sanguily, Enrique Collazo, Manuel de la Cruz, Ramón Roa y el propio Martí. Esta polémica fue calificada años después por Raúl Roa, el Canciller de la Dignidad, como una escaramuza dialéctica de la cual salió fortalecida la labor de aunar voluntades durante la Tregua Fecunda para que los cubanos se lanzaran de nuevo a la manigua a conquistar su independencia del dominio colonial español.
Introducción
Como resultado de un concurso convocado en 1953 por la Academia de Historia de Cuba para premiar el mejor ensayo o biografía sobre Las Villas, y al quedar desierto el premio, se encargó al abogado, diplomático e historiador trinitario Rafael Rodríguez Altunaga la realización de la obra de referencia.
Así nació y fue publicada en 1955, por la imprenta Siglo XX, La Habana "Las Villas, biografía de una provincia", con el auspicio de la Academia de Historia de Cuba, presidida entonces por Emeterio Santovenia.
.En el capítulo X de este libro, denominado "Del espíritu político", y a partir del epígrafe 14 del mismo, el autor describe diversos aspectos relacionados con la situación de la guerra del 68 en la región de Trinidad. Refiriéndose a uno de los hechos más conocidos relacionados con la historia de la ciudad, la malograda expedición de "El Salvador", el autor escribe lo siguiente:
"15-. La expedición de El Salvador fue perseguida por un hado adverso. El jefe de la expedición lo era el Cor. Fernando López de Queralta, el mismo del fracaso inolvidable de la isla de La Fernandina en 1885 que, a poco, quita el juicio a Martí al enterarse de su fracaso y pérdida.
16-. El Salvador era un barco de rueda: tenía 193 pies de eslora, 19 de manga y 9 de puntal, y su arqueo era de 122 ton. La máquina era de 50 caballos de fuerza. Se encontraron a bordo 1062 fusiles belgas, 922 bayonetas, 36 cajas de cápsulas metálicas. La nave se puso a la vista de las autoridades de Trinidad, que tenían un punto de vigilancia en la loma de la Vigía (.) en la tarde del 16 de septiembre de 1870. Enseguida las autoridades militares se pusieron sobre aviso. La expedición traía dos prácticos conocedores del lugar: Vicente Jiménez (Yini) para llegar a tierra y José Caridad Carpio para ponerse en contacto con las fuerzas que operaban por los contornos. Yini murió de tristeza en las lomas de Trinidad por el daño que involuntariamente había hecho, y Carpio asesinado (.) ya ascendido a Comandante por su valor. Estos prácticos los había enviado a Nueva York Federico Cavada, y la expedición se hacía para proveerlo de armas porque estaban sus fuerzas reducidas a la inactividad por falta de parque. Por error, el barco comenzó a descargar de noche cerca de un fortín español, y al advertirlo, sus tripulantes se dieron a la desbandada, y los españoles, reforzados inmediatamente, los persiguieron entre manglares, seborucos y pantanos sin fin.
17-. Venía a su bordo, a ingresar en la Revolución, dejando todo el bienestar que tenía en la Argentina al lado del Presidente Sarmiento, el gran Don Ramón Roa, que durante la travesía no hacía más que bromear con la muerte de sus compañeros de aventura y escribir graciosos versos alusivos a ellos. Roa, milagrosamente, escapó de la persecución y entre bosques, ríos y lodazales, pudo salir de la peligrosa zona de Trinidad y llegar hasta Camagüey reuniéndose con Agramante que puso en él toda su confianza y lo llevó a todos los hechos de armas en que se inmortalizó el insigne camagüeyano. Años después, Roa relató su vía crucis por las lomas de Trinidad en su célebre folleto "A pie y descalzo de Trinidad a Cuba", que originó hondos resentimientos en Martí. El folleto se publicó en 1890 como recuerdo de una tremenda aventura de la que escapó su autor por obra de milagros. Por Don Ramón Roa sabemos todos los detalles de la expedición, desde su salida de las costas americanas hasta dar en tierras trinitarias, y no se amilanó por tantas desventuras, sino que perseveró, aún muerto el gran camagüeyano, hasta el final de aquella espantosa guerra."
Desarrollo
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