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La accidentada ruta hacia el Congreso Universitario de 1990 (página 3)


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1990: variadas conferencias temáticas, quisquillosas normas parlamentarias

   Inauguradas por el Rector Sarukhán, las conferencias temáticas comenzaron el lunes 15 de enero de 1990. Fueron 70 disertaciones, a cargo de sendos universitarios, en torno a ocho temas centrales: 1) Universidad y sociedad. La universidad del futuro. 2) Estructura Académica. Profesiones, formación académica y planes de estudio. 3) Relaciones y métodos de enseñanza y aprendizaje. El ingreso, la permanencia, la titulación y el nivel académico. 4) La carrera académica. Los servicios académicos. Condiciones materiales de estudio y para la labor académica. 5) Investigación. 6) Extensión y difusión cultural. 7) Gobierno. Administración. Presupuesto y financiamiento de la UNAM. 8) Historia de la Universidad y de la reforma universitaria.

   La primera sesión de las conferencias temáticas estuvo a cargo de los doctores Leopoldo Zea y Pablo González Casanova en el auditorio de la Facultad de Medicina. Día tras día y hasta el viernes 20 de enero, los ocho temas fueron desahogados en auditorios de las diversas unidades de la UNAM en la zona metropolitana [33].

   Aunque inicialmente ceñidos al tema que daba título a su comparecencia, los conferencistas se ocuparon indistintamente de otros asuntos. Una estudio de esas conferencias, encontró que a lo largo de ellas, el tema de la investigación fue el más mencionado, en 22 disertaciones. La siguieron el de la formación académica de los alumnos en 18 conferencias y la capacitación de los maestros, en 17. El resto de los temas fueron abordados de la siguiente manera: administración también en 17 charlas; salarios, 14; financiamiento y presupuesto, 14; estructura académica, 13; planes y programas, 12; gobierno, 10; legislación, 9; matrícula, 9; métodos de enseñanza, 7; extensión, 6; profesiones, 4; infraestructura, 4; difusión, 4; titulación, 2 [34].

   Enero fue también, el mes de la definición final de las reglas para el Congreso. El día 24, el Consejo Universitario, a propuesta de la COCU, aprobó las "Normas parlamentarias para el desarrollo del Congreso Universitario", así como las "Reglas para la elección de los delegados al Congreso Universitario" [35].

   Las reglas para la elección de delegados, constaban de 82 artículos y 4 anexos. Con todo detalle, se explicaba el proceso de registro de candidatos, organización de las votaciones y cómputo en cada dependencia.

   Las Normas Parlamentarias, en 53 artículos, reiteraban el quórum del 75% que en plenarias del Congreso equivaldría a 636 delegados y en las mesas de trabajo, a 58 delegados. Reglas de asistencia, horarios, fechas (del 14 de mayo al 4 de junio), procedimientos para el registro en cada mesa, designación de presidencias de debates y comisiones de relatoría y atribuciones en cada caso, eran algunos de los detalles allí especificados.

   Las plenarias discutirían las propuestas que hubiesen alcanzado al menos dos terceras partes de los votos en las mesas de trabajo. Cuando en la plenaria una propuesta tuviera al menos la tercera parte de la votación, podría ser discutida por dos oradores a favor y dos en contra, cada uno de los cuales no dispondría de más de ocho minutos. Las mociones serían de un minuto, como máximo.

   Los delegados estaban comprometidos a participar de tiempo completo y durante todo el tiempo. Quienes faltasen tres veces a la mesa de trabajo que tuvieran asignada o a dos sesiones plenarias, serían dados de baja. Solamente la Dirección de Servicios Médicos de la UNAM podría extender comprobantes en caso de enfermedad.

   Las Normas establecían también, en su artículo 51, el destino de los acuerdos del Congreso:

   "Las conclusiones y la relatoría del Congreso serán asentadas en un documento, que se turnará al Consejo Universitario para ser asumidas en un plazo no mayor de 90 días naturales a partir de la recepción de las mismas".

Un foro local en cada dependencia:

8 319 ponencias, 10 832 ponentes

   Luego, entre febrero y marzo, se realizaron los Foros Locales. Los once temas de los foros, serían los mismos de las mesas de trabajo del Congreso.

   Esos temas, fueron los siguientes.

I.                   Universidad y Sociedad. La Universidad del futuro.

II.                Formación académica y profesiones.

III.             Estructura académica de la UNAM.

IV.            Relaciones y métodos de enseñanza-aprendizaje.

V.               Ingreso, permanencia, promoción, titulación y nivel académico.

VI.            Infraestructura y condiciones materiales de estudio y para la labor académica. Los servicios académicos.

VII.         La carrera académica en la UNAM.

VIII.      Investigación.

IX.            Extensión, difusión y medios de comunicación universitarios.

X.               Gobierno, administración y legislación.

XI.            Patrimonio, financiamiento y presupuesto.

   En total, se presentaron 8 mil 319 ponencias. El grupo de trabajo encabezado por Gilberto Guevara Niebla, especialista en asuntos de la educación superior, hizo una revisión de todas ellas para determinar qué temas habían sido abordados en cuáles foros. El resultado, aparece en la siguiente tabla.

 Los Foros Locales

Número de ponencias y ponentes

T I

T II

T III

T IV

T V

T VI

T VII

T VIII

T IX

T X

T XI

Totales

Escuelas y facultades

   Ponentes

785

734

696

878

734

452

476

433

187

481

246

6 102

  Ponencias

606

575

542

646

542

319

354

332

160

345

216

4 537

Institutos y Centros

   Ponentes

 82

 30

 94

 21

 17

 45

121

274

 33

 96

 35

 848

  Ponencias

 76

 23

 65

 16

 17

 44

 99

208

 25

 75

 25

 673

Otros (*)

   Ponentes

 83

 47

 38

 27

 60

 42

 49

 13

172

190

 19

 740

  Ponencias

 66

 46

 37

 19

 59

 41

 47

 12

144

123

 19

 613

Bachillerato

   Ponentes

478

146

522

524

245

305

256

 68

122

298

178

3 142

  Ponencias

337

135

372

505

206

215

165

 68

 78

185

130

2 396

Totales

   Ponentes

1428

957

1350

1450

1056

844

902

788

514

1065

478

10 832

  Ponencias

1085

779

1016

1186

 824

819

665

620

407

 728

390

 8 319

 (*) Departamentos, centros y coordinaciones de extensión, difusión y servicios generales, académicos y administrativos

 Fuente: Gilberto Guevara Niebla, "Los foros locales". Noticias del Congreso, La Jornada, 10 de marzo de 1990. 

Elección de delegados. La abstención de los universitarios crece del 43%, al 64%

      El viernes 16 de marzo de 1990, los universitarios eligieron a sus delegados al Congreso. En 92 dependencias, se colocaron urnas transparentes. En cada escuela y facultad, así como en los institutos y centros, las campañas se suspendieron un día antes. Toda la primera quincena de marzo se habían realizado debates entre los candidatos. En el sector administrativo, las corrientes del STUNAM formaron una planilla única para no escindirse en una votación general.

   En casi todos los casos, la misma noche de ese 16 de marzo se conocían los resultados en cada dependencia, que fueron anunciados de manera formal una semana después en sesión de la COCU.

   Campañas y discusiones en torno al Congreso, desbordaban a la UNAM. Sin embargo, en la elección de delegados ese 16 de marzo de 1990, participaron menos universitarios que en la votación para integrar la COCU, el 3 de diciembre de 1987.

   Los datos de las elecciones de delegados en 1990, comparados con el porcentaje de abstención de los comicios universitarios de 1987, ofrecen el siguiente contraste.

 Votos en la elección de delegados al Congreso Universitario

realizada el 16 de marzo de 1990

Padrón

Votantes

% Votantes

Abstención

1990 %

Abstención

1987 %

Investigadores humanidades

    924

 738

79.8

20.1

13.88

Investigadores ciencias

  1846

1567

84.9

15.1

15.33

Profesores

Facs/ escuelas

14879

5543

37.2

62.8

39.03 *

Profesores

ENEP

  6655

2990

44.9

55.1

39.03 *

Profesores

Preparatoria

  2310

1536

66.5

33.5

29.6

Profesores

CCH

   2061

1729

83.9

16.1

22.35

Servicios

Administrativs

     438

  187

42.7

57.3

n.d.

Estudiantes licenciatura

Facs/escuelas

94593

32693

34.5

65.5

41.01 (*)

Estudiantes

Posgrado

Facs/escuelas

    505

    281

55.5

44.5

63.17

Estudiantes

Licenciatura

ENEP

55376

16134

29.1

70.9

41.01 (*)

Estudiantes

Posgrado

ENEP

    985

    160

16.2

83.8

63.17

Estudiantes

Preparatoria

56028

28486

50.8

49.2

44

Estudiantes

CCH

81609

22880

28

72

45.45

TOTALES

318 209

114 924

36

63.88

43.21

(*) Promedio de facultades escuelas y planteles de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales.

FUENTES: Datos de la elección de 1990, elaboración propia a partir de informaciones publicadas en El Nacional los días siguientes a las votaciones. Datos de las elecciones de 1987, tomados del desplegado de la Comisión Especial del Consejo Universitario publicado en El Universal el 9 de diciembre de 1987.

En las votaciones de 1987 para integrar la Comisión Organizadora, participó el 57% de los universitarios, distribuidos de la siguiente manera.

Elecciones de 1987 para integrar la COCU

Sector

Padrón

Votos

% abstención

Profesores

 26 086

 16 437

42.57%

Investigadores

   2 634

   2 247

14.88

Estudiantes

305 081

170 886

43.98

Totales

333 801

189 570

43.21

 

En cambio, la participación general en 1990 fue de 36%, según se aprecia en la tabla siguiente.

Elecciones de 1990 para integrar el Congreso

Sector

Padrón

Votos

% abstención

Profesores

  25 905

11 798

54.45%

Investigadores

   2 770

2305

16.78

Estudiantes

289 096

100 634

65.19

Totales *

318 201

114 924

63.88

(*) Sumando el rubro "servicios administrativos": padrón de 438 y 187 votos.

Los cuadros anteriores, demuestran la disminución en el interés de los universitarios respecto del Congreso. Para elegir a los integrantes de la Comisión Coordinadora, en 1987 votó el 57% de los académicos y estudiantes. Dos años y tres meses más tarde, para elegir a los delegados para el Congreso votó el 36%.

   Los investigadores, que están relacionados de manera directa y cotidiana con la Universidad, casi no modificaron su participación. En 1987 votó el 85% y en 1990, el 83% de los registrados en el padrón (es decir, una abstención del 15% y el 17%, respectivamente).

   Entre los profesores la variación fue mayor -cabe destacar que estos datos muestran, juntos, a los profesores de carrera y los de asignatura-. Para designar integrantes de la COCU, votó el 57% y en la segunda elección, menos del 47%. Dicho de otra manera, la abstención fue del 42.5% y 54.5%.

   El interés para participar en 1990, fue notablemente mayor entre los profesores del Bachillerato. En la Escuela Nacional Preparatoria, fueron a votar dos terceras partes de los docentes y en el Colegio de Ciencias y Humanidades, el 84%. En cambio, esas elecciones les interesaron solamente al 37% de los profesores en escuelas y facultades

   Fue entre los estudiantes en donde el interés por el Congreso cayó de manera más drástica. En términos generales, varió de una participación del 56%, a menos del 35%. Es decir, la abstención aumentó del 44%, a más del 65%.

   Los estudiantes más participativos –o menos indolentes– respecto del Congreso fueron los de la Escuela Nacional Preparatoria –casi el 51%-. Pero, curiosamente, en el CCH solo votó en 28% (a pesar del intenso interés de sus profesores o, quizá, debido a ello).

   Fue a votar algo más de uno de cada tres alumnos de licenciatura en escuelas y facultades, pero la participación fue del 55% entre los estudiantes de posgrado. En los planteles de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, la participación estudiantil fue menor que en las escuelas y facultades ubicadas en Ciudad Universitaria. En cambio, los profesores de las ENEP acudieron más que los profesores de otras escuelas y facultades.

   ¿Qué muestran estas comparaciones? El dato más relevante, es el descenso en el respaldo al Congreso. En diciembre de 1987, quizá aún estaba fresca la curiosidad por ese evento académico: no había transcurrido siquiera un año de la huelga estudiantil y la necesidad del Congreso parecía más extendida entre los universitarios.

Menos polarización pero mayor cansancio, aminoraron el interés por el Congreso

   Durante todo 1988, como se reseñó páginas atrás, la UNAM estuvo en tensión por el prolongado regateo acerca de las reglas ni siquiera para el Congreso mismo, sino para la elección de los delegados. Ninguna de las fuerzas políticas más intensamente involucradas en este asunto parecía tener interés suficiente en el Congreso.

   La Rectoría, como aceptaría más tarde el doctor Jorge Carpizo, entendía al Congreso como un riesgo para la Universidad y se consideraba acosada por los dirigentes del Consejo Estudiantil. La prioridad del Rector no fue realizar el Congreso, sino mantenerse en el cargo para defender la institucionalidad académica de la UNAM y no realizar el Congreso.

   Para el CEU, 1988 fue el año de apertura a la política nacional. Dirigentes y militantes estudiantiles, se volcaron a la campaña cardenista y la realización del Congreso Universitario dejó de tener para ellos la relevancia que había alcanzado con la huelga del año anterior.

   Los sectores académicos más ligados al trabajo cotidiano de la Universidad (especialmente los investigadores y los profesores de tiempo completo) reconocían que el Congreso era importante. Pero al mismo tiempo, entendieron que no había condiciones para ello ni en el plano nacional –en medio de lo que pareció una inédita y drástica crisis política después del triunfo de Carlos Salinas de Gortari en las elecciones presidenciales del 6 de julio–  ni en la situación interna de la Universidad, con un Rector que ya estaba de salida y un proceso de sucesión especialmente agitado.

   Al parecer, esa colección de factores y el largo tiempo que había transcurrido entre la aprobación del Congreso y su realización, afectaron el ánimo de los universitarios. Como se recordará, el Congreso fue autorizado por el Consejo Universitario el 10 de febrero de 1987. Y no se inauguraría sino hasta el 14 de mayo de 1990. En esos tres años con tres meses –y un poco más de tres días– la atención de los sectores de la Universidad fue virando hacia otros asuntos: especialmente a cumplir con el trabajo cotidiano que, con o sin Congreso, tenían que realizar los estudiantes y profesores.

   También puede haber influido la distensión que la llegada del nuevo Rector y el transcurso mismo de esos tres años, propiciaron entre los universitarios. Cuando ocurrió la designación de los miembros de la Comisión Organizadora del Congreso, las principales fuerzas políticas de la Universidad se polarizaron de tal manera que, para delegados de estudiantes y profesores, había dos planillas claramente contrapuestas. Los alumnos del CEU y sus simpatizantes entre los académicos, construyeron sendas fórmulas en cada sector. Como ya se dijo, entre los estudiantes la coalición ceuísta ganó todas las 16 posiciones y entre los profesores, la planilla del CAU alcanzó 4 de los 12 sitios (gracias a la proporcionalidad que algunos de ellos habían impugnado meses atrás). Para enfrentar a esas planillas, los estudiantes y profesores cercanos a las posiciones de la Rectoría crearon, respectivamente, la Planilla Unidad Universitaria (que, con menos del 25%, no alcanzó los votos necesarios para ser considerada como minoría calificada) y el Frente Académico Universitario que colocó a 8 de los 12 profesores miembros de la Comisión Organizadora del Congreso.

   En 1987, la designación de esos representantes escindió a la Universidad. Las reglas mismas de esa votación, que obligaban a construir planillas completas para cada sector, propiciaban esa polarización a la vez que impedían que pudieran participar los profesores o estudiantes que no se alinearan con ninguno de los principales bandos en la disputa por el Congreso. Las campañas para aquella elección tuvieron que ser extensas: una misma planilla, tenía que promoverse entre los maestros o alumnos del bachillerato en sus numerosos planteles, las distintas facultades y escuelas e incluso en las unidades con estudios de posgrado.

   En cambio, aunque precedidas por la gran movilización que significaron los foros locales, las elecciones del 16 de marzo de 1990 estuvieron acotadas al ámbito de cada dependencia de la UNAM. No había planillas formales –si bien, especialmente en las escuelas de mayor población, se articularon listas que eran identificables por su afinidad con una u otra posición–. Un alumno o un académico podían ser electos en su facultad, escuela o instituto, sin necesidad de tener vínculos con ninguno de los grupos principales de la política universitaria.

   Aunque muchos de ellos identificados con alguno de esos bloques, los delegados al Congreso fueron electos de manera individual. Ese mecanismo, aparentemente evitaría la polarización en las discusiones y decisiones en ese evento. Sin embargo, no necesariamente ocurrió así. En los asuntos más conflictivos, el bloque del CEU y el bloque de la Rectoría se confrontaron en posiciones irreductibles. Como las reglas del Congreso establecían que no podía tomarse ningún acuerdo sin el consentimiento de al menos dos terceras partes de los delegados, muchas de las resoluciones del Congreso fueron sólo retóricas, o sobre temas muy específicos, o tan generales que podían ser susceptibles de diversas interpretaciones. Pero esa, fue otra historia.

Límite de tiempo en el Frontón Cerrado; largo proceso de deliberaciones previas

   Todavía unas horas antes de su inauguración, el Congreso estuvo amenazado por litigios dentro de la Comisión Organizadora. Los delegados del CEU insistieron en que las sesiones plenarias fuesen transmitidas por Radio UNAM, tal y como había ocurrido cuando las negociaciones con la Rectoría en enero de 1987. Después de un tenso regateo, las transmisiones fueron aprobadas.

   En total, habría 846 delegados (en alguna dependencia no se designaron 2 delegados, de tal manera que la cantidad total y por lo tanto el quórum, disminuyeron ligeramente). Las sesiones plenarias serían en el Frontón Cerrado de Ciudad Universitaria, habilitado como escenario de los debates que se esperaban fuesen históricos. Tras la butacas de los delegados, separada por una malla de alambre, había una zona para que las sesiones fuesen presenciadas por el público que quisiera asistir, sin más limitación que el cupo. Las mesas del trabajo sesionarían en distintos auditorios y recintos de Ciudad Universitaria.

   Los delegados llegaban al Congreso con un amplio bagaje en materia de análisis y propuestas para la Universidad. Los resultados de cada uno de los foros de febrero y marzo, habían sido trabajados por las mesas de debates y luego por comisiones de relatoría integradas por miembros de los consejos técnicos o internos y los delegados ya electos en cada dependencia.

   Cada una de las once mesas del Congreso, tenía una comisión de relatoría que había recibido los documentos de los foros acerca de cada tema. Cada comisión de relatoría estaba integrada por un estudiante, un profesor, un investigador, un trabajador administrativo y un representante de las autoridades. Desde dos semanas antes del Congreso, las once comisiones trabajaron muy intensamente para preparar los documentos que servirían de punto de partida a la discusión en cada mesa de trabajo del Congreso.

   De acuerdo con las reglas para el Congreso, las sesiones serían de 9 a 13 y de 16 a 20 horas, pero muchos delegados sabían que esos eran solamente buenos propósitos. La mayor parte de las tres semanas del Congreso los delegados trabajarían en la mesa a la que estuvieran adscritos, pero al final tenía que haber al menos seis sesiones plenarias. La última, no podría instalarse más allá del lunes 4 de junio y se esperaba que durase tantas horas que, quizá, la clausura sería después de esa fecha.

   Así fue el largo, accidentado e incierto camino al Congreso Universitario de 1990. Como tanto se ha dicho a veces la historia, al repetirse se vuelve, de tragedia, en comedia. 

Granja de la Concepción, D.F.,

noviembre de 1999.

–0–

[1] El autor, fue delegado al Congreso Universitario de 1990 por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, en donde es investigador titular.

[2] Jorge Carpizo, Fortaleza y debilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Diagnóstico de la situación de la UNAM, dado a conocer por el Rector doctor, Jorge Carpizo en reunión del H. Consejo Universitario. Ciudad Universitaria, 16 de abril de 1986, mimeo.

[3] Ibid.

[4] Jorge Carpizo, "Modificaciones académicas en la Universidad Nacional Autónoma de México", en Cuadernos de Legislación Universitaria. UNAM, Número 3, mayo-agosto 1987, pp. 31-34.

[5] Consejo Estudiantil Universitario, "La transformación democrática de la UNAM no se negocia". La Jornada, 25 de noviembre de 1986.

[6] "La contrapropuesta del CEU". La Jornada, 17 de enero de 1987.

[7] Jorge Carpizo, "La UNAM abierta al diálogo", en Cuadernos de Legislación Universitaria, cit., pp. 73-75.

[8] "Propuesta de la Comisión de la Rectoría al Consejo Estudiantil Universitario" en Cuadernos…, cit., pp. 76-78.

[9] "Mensaje del doctor Jorge Carpizo, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, a la comunidad universitaria y a la opinión pública". Mimeo., 29 de enero de 1987.

[10] Ibid.

[11] "Mensaje del Rector al Consejo Universitario". La Jornada, 11 de febrero de 1987.

[12] Los consejeros universitarios designados para formar parte de la Comisión Organizadora del Congreso, fueron: Jacobo Casillas Mármol, Salvador Díaz Cuevas, José García López, José Luis Gutiérrez Calzadilla, Miguel José Yacamán, Alfredo López Austin, Jorge Madrazo, Jorge Gregorio Martínez Stack, Alberto Monroy Limón, Roberto Moreno de los Arcos, Jesús Alfonso Navarrete Prida, Elvia Arcelia Quintana Adriano, Juan José Sánchez Sosa, Antonio Santos Romero, Héctor Tamayo, Carlos Javier Villazón.

[13] Consejo Estudiantil Universitario, "¡Levantamos la huelga. La lucha continúa!". La Jornada, 16 de febrero de 1987. Subrayado nuestro.

[14] Carlos Pereyra, "La cultura del agandalle", en La Jornada, 19 de junio de 1987.

[15] José Antonio Román, "Propuesta del CEU para establecer una mayoría calificada". La Jornada, 31 de julio de 1987.

[16] "Acuerdo de Consenso de la Comisión Especial del Consejo Universitario", en La Jornada, 1º. De octubre de 1987, pp. 24 y 25.

[17] José Woldenberg, "Pésima fórmula electoral". La Jornada, 3 de octubre de 1987. Reproducido en José Woldenberg, Revuelta y congreso en la UNAM. Coordinación de Humanidades, UNAM, 1994, pp. 69.

[18] Datos de las elecciones, tomados de "Consejo Universitario. Comisión Especial", en El Universal, 9 de diciembre de 1987.

[19] Los 16 representantes estudiantes fueron, por el Bachillerato: Leobardo Ordaz Zamorano, Yolanda Cruz Bonilla, Andrea González Rodríguez, Martí Batres Guadarrama, Víctor Virueña Muñiz y Adolfo Llubere Sevilla. Por la licenciatura: José Luis Alvarado González, María Isabel Vizuet Díaz, Imanol Ordorika Sacristán, Raúl Rincón Baltazar, Ricardo Becerra Laguna y Agustín Guerrero Castillo. Por el posgrado: Carlos Imaz Gispert, María Luisa Ceja Velázquez, Jorge Zavala Hidalgo y Ricardo Gamboa Ramírez.

[20] Los 16 representantes profesores, fueron los siguientes. Por el CAU: Fausto Nava y Arturo Delgado (del bachillerato), Adolfo Gilly y Axel Didriksson, de la licenciatura. Por el Frente Académico, Elvia Campuzano Reyes y Rogelio Escartín Chávez del bachillerato y de licenciatura: Máximo Carvajal Contreras, José Sanginés Barraza, Isidoro García Martínez, Jorge Cortés Obregón, Carlos Rosales Ortega y Carlos Oronoz Santana.

[21] Los delegados por la planilla Academia Universitaria, fueron Rafael Pérez Pascual, Arturo Warman y José Ruiz de la Herrán. Por la Planilla Universitaria de Investigación, Felipe Lara Rosado.

[22] "UNAM: abandonan la Comisión Organizadora 25 miembros". La Jornada, 11 de febrero de 1988. 

[23] "A la comunidad universitaria…". La Jornada, 18 de febrero de 1988.

[24] Jorge Carpizo, "Universidad, Política y Academia". Reproducido como inserción pagada, por la Asociación de Egresados de la Escuela Nacional Preparatoria Num. 1. La Jornada, 14 de marzo de 1988.

[25] Convocatoria para la organización de los seminarios de diagnóstico. Mimeo, marzo 25 de 1988.

[26] Arturo Warman y Rafael Pérez Pascual, "Un nuevo acuerdo para el Congreso Universitario". La Jornada, 7 de septiembre de 1988.

[27] Mensaje del Doctor Jorge Carpizo, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, en relación a los acontecimientos del día 13 de octubre de 1988, con motivo de la sesión del Consejo Universitario. Mimeo., 14 de octubre de 1988.

[28] "A la comunidad universitaria". Documento de los comisionados Roberto Moreno de los Arcos, Miguel José Yacamán, et. al., mimeo., 18 de octubre de 1988.

[29] "A la comunidad universitaria". Documento suscrito por el Dr. Rafael Pérez Pascual, el Ing. José Ruiz de la Herrán y el Dr. Arturo Warman, en La Jornada, 20 de octubre de 1988.

[30] "Informe final del rector Jorge Carpizo". Suplemento en La Jornada, 6 de diciembre de 1998.

[31] Discurso pronunciado por el doctor José Sarukhán al rendir protesta como Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. Mimeo, 2 de enero de 1988.

[32] "El Congreso, medio, no fin de la UNAM: Sarukhán". Conversación con el autor de este ensayo, en "Autonomía Universitaria", suplemento de El Nacional conmemorativo de los 60 años de la autonomía de la UNAM, 11 de julio de 1989.

[33] Los textos de todas las conferencias fueron publicados en los Cuadernos del Congreso Universitario, números 11 al 21, entre el 16 y el 29 de enero de 1990.

[34] Gilberto Guevara Niebla, "Las conferencias temáticas", en Noticias del Congreso, La Jornada, 3 de marzo de 1990.

[35] "Aprobadas, Normas Parlamentarias y Reglas para elegir delegados". Gaceta UNAM. Número 2444, enero 29 de 1990.

 

Raúl Trejo Delarbre

Investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

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