Me interesa lo que no es mío: El manifiesto antropófago y su enfrentamiento con la propiedad
Enviado por Claudio Adrián Ariño
- Introducción
- Lo que no es mío: antropofagia y propiedad
- Tupí or not tupí that is the question
- Lo que no es mío
- La otra propiedad: el cuerpo
- Conclusión
- Bibliografía
Introducción
Asumir nuestra condición de Caliban implica repensar nuestra historia desde el otro lado, desde el otro protagonista de La Tempestad no es Ariel, sino Próspero.
(Fernandez Retamar, 2000:37)
El Manifiesto Antropófago de Oswald de Andrade es un texto rebelde; rebelde contra la ley, contra la propiedad, contra la religión, contra las instituciones burguesas. Editado en el primer número de la Revista de Antropofagia en mayo de 1928 es el punto de ruptura contra los paradigmas establecidos por otro nuevo, que lleva al indio que estaba subordinado por un "Estado protector" establecido durante el siglo XIX, al indio que se rebela contra ese mismo estado y no solo contra el Estado mismo. Hará oír su voz también frente a la estructura jerárquica del cuerpo, así también se enfrentará al patriarcado, a la gramática, a la ropa, a la catequesis, como así también a lo temporal cuando al culminar el mismo se refiere al "Año 374 de la Deglución del Obispo Sardinha" (Andrade, 2008: 47)[1] invirtiendo el calendario gregoriano.
Originado a partir de "Abaporú: saberes de pie", obra pictórica realizada por la esposa de Oswald, Tarsila de Amaral, donde la estructura jerárquica del cuerpo entra en conflicto ya que le da primacía a los pies y no a la cabeza; plantea entonces la necesidad de llevar adelante las otras inversiones y de esta forma son atacadas y desmontadas las estructuras jerárquicas del Estado, estableciendo un lazo comunitario que cuestiona la forma del hombre, distinto del punto de vista occidental, ya no será la idea lo que prima, sino la experiencia, la marcha que se da con los pies, la comunidad es a través de la antropofagia, donde la misma existe a través de la devoración del uno por el otro.
El rechazo a la propiedad, tanto la privada como la del cuerpo, es una respuesta violenta a las políticas de dominación; ya que la dominación, es en sí, violenta, por eso la antropofagia, donde se devora al enemigo para concluir en un nuevo paradigma. De Andrade se identifica con el indio para establecer la diferencia de occidente con latinoamericano el mismo que citando a Fanon es "capaz de desfigurar todo lo que se refiere a la estética o al moral, depositario de fuerzas maléficas, instrumento inconsciente e irrecuperable de fuerzas ciegas."(Fanon 2013:36)
Lo que no es mío: antropofagia y propiedad
El Manifiesto Antropófago se presenta como un enfrentamiento entre dos paradigmas: uno, el de los sectores dominantes que imponían su status quo y por el otro, del antropófago, el latinoamericano, el otro, el que Oswald de Andrade intentaba representar. La antropofagia era aquello que implicaba una nueva cosmovisión para este otro. Desde el comienzo plantea: "Solo la antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente." (39). En el mismo ve una lógica de la vida, se establece una comunidad entre antropófago y devorado, donde las creencias trascendentales quedan de lado y se establece una sociedad sin clases ya que al otro no se lo esclaviza. Es una filosofía de la tierra, donde se devora y no hay promesas de un más allá que trascienda la vida.
Uno de los puntos del Manifiesto Antropófago señala: "Solo me interesa lo que no es mío. Ley del hombre, ley del antropófago." (39). La ley del hombre aquí mencionada se refiere al derecho de propiedad establecido por la Declaración de los Derechos del Hombre, establecido por la Revolución Francesa en 1789, de la que el Manifiesto mencionara como "pobre declaración" (40). Frente al derecho de propiedad "Única ley del mundo"(37) de Andrade opondría el derecho de posesión donde se resumen todos los elementos del Derecho Antropofágico que busca socavar la estructura de sumisión planteada por el derecho establecido. Con respecto a esto Alexandre Nodari plantea que la formulación más detallada de este derecho la encontramos en "Esquema para Tristâo de Atríde" del mismo de Andrade y cita:
Sabrá usted que según propone el desarrollo lógico de mi investigación, Brasil es un grillo[2]de seis millones de kilómetros divididos en Tordesillas. Por lo que todavía el instinto antropofágico de nuestro pueblo se prolonga hasta la sección libre de periódicos, quedando sea como símbolo de una conciencia jurídica nativa que tiene por un lado la ley de las doce tablas sobre una carabela y, por el otro, una banana. [ ]
El hecho del grillo histórico (de donde saldrá, revisándose el nomadismo anterior, la verídica legislación patria) afirma como piedra del derecho antropofágico lo siguiente: LA POSESIÓN CONTRA LA PROPIEDAD. (Nodari, 2010: 118).
El hecho de la posesión no se refiere solamente a la posesión de la propiedad material, lo que intenta romper de Andrade son todas las formas de propiedad, estableciendo una nueva forma de conciencia. Es el rechazo que viene desde el tiempo de la conquista, por ese motivo plantea a Brasil como un gran grillo (la ley de la antropofagia). A la subordinación impuesta por la fuerza por parte de los conquistadores portugueses, él le opondrá la antropofagia, rescatará al indio frente a la clase dirigente que es "la que viene de afuera, la que no se parece a los autóctonos, a los "otros"". (Fanon, 2013:35); y frente a la letra muerta de una ley envejecida de las doce tablas[3]le opone la banana que representa lo fáctico, contra la herencia de los latifundios.
Para de Andrade, según lo manifiesta en su tesis "La crisis de la filosofía mesiánica" el origen de la propiedad se da cuando el hombre deja de devorar al hombre y lo convierte en su esclavo, es el momento del surgimiento de la propiedad privada y la historia del hombre pasó a ser la historia de la lucha de clases, es la revolución del patriarcado y consigo el Derecho que le daba forma jurídica al patriarcado: el derecho paterno sobre los hijos, la propiedad privada del suelo y el Estado dividido en clases. Juntamente con el Derecho, surgen los otros ámbitos de la superestructura ideológica; la religión los lleva a ser dependientes de Dios, ya que sería muy difícil soportar su condición de esclavo sin el concepto de la vida futura.
Tupí or not tupí that is the question
En la comunidad Tupí no existía la propiedad privada. El hecho de la devoración no consistía en obtener más propiedad. Se trataba de devorar lo impropio, para crear ese común que está afuera de la propiedad. Esto, en términos concretos tiene que ver con la lucha por la propiedad como un lugar central por la justicia y la desigualdad.
De esta manera, toma la figura del indio antropófago para realizar una crítica de las instituciones como el estado o la sociedad patriarcal. Opone al "indio malo" – el antropófago – ante el indio puro construido por los conquistadores como imagen paradisíaca con miras a la invención de la nación brasileña.
De Andrade en su manifiesto recupera el aspecto de utopía que se le otorgaba al "indio bueno" para ubicarlo del lado del antropófago y de esta manera se entremezclan la civilización y la barbarie. De aquí surge la cuestión de lo que se puede denominar como "comunidad antropofágica" constituida a partir de la alteridad ya que el antropófago contiene siempre al otro deconstruyendo las políticas identitarias y particularistas, se mezclan desbaratando cualquier idea de universalidad ya que no postula una Otredad absoluta, sino que la misma se dispersa, alimentándose de otro, que en este caso sería el europeo o lo que fuere, idealizando tanto un sistema jurídico, económico y social absolutamente diferente.
Federico Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y el estado al referirse a la forma de vida durante el estamento de la barbarie señalaba:
La economía doméstica es comunista, común para varias y a menudo para muchas familias. Lo que hace y utiliza es común y es de propiedad común: la casa, los huertos, las canoas. Aquí y solo aquí, es donde existe realmente "la propiedad fruto del trabajo personal", que los jurisconsultos y los economistas atribuyen a la sociedad civilizada y que es el último subterfugio jurídico en el cual se apoya hoy la propiedad capitalista. (272)
Además explica el origen de la propiedad privada a partir del desarrollo de los medios producción:
A consecuencia del desarrollo de todos los ramos de la producción – ganadería, agricultura, oficios manuales domésticos -, la fuerza de trabajo del hombre iba haciéndose capaz de crear más productos que los necesarios para su sostenimiento. También aumentó la suma de trabajo que correspondía diariamente a cada miembro de la gens, de la comunidad doméstica o de la familia aislada. Ya era conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos. Dadas las condiciones históricas de aquel entonces, la primera gran división social del trabajo, al aumentar la productividad de este y, por consiguiente, la riqueza, y al extender el campo de la actividad productora, tenía que traer consigo necesariamente la esclavitud. De la primera gran división social del trabajo nació la primera gran escisión de la sociedad en dos clases: señores y esclavos, explotadores y explotados. (275 – 276)
Con la llegada de los conquistadores europeos, la encomienda y la esclavitud fueron la mano de obra durante los primeros siglos de la conquista. Eso es lo que Oswald a partir de esta ruptura plantea rescatar: recuperando lo utópico del indio bueno (dócil y dispuesto a someterse) para colocarlo en la vereda de enfrente, el de la antropofagia, el del indio malo, el que resiste; toma así la idea de la devoración para devorar aquello que es impropio, no para generar propiedad, sino, para crear ese común que está fuera de la misma, se trata de enfrentar la propiedad como una idea de luchar por más justicia y contra la desigualdad que esta genera.
De esta manera, a partir de la antropofagia, se genera la idea de comunidad, de una comunidad antropófaga, que como plantea Roberto Esposito en Comunitas: Origen y destino de la comunidad:
En todos los casos, como lo que nos es más "propio". Ya sea que uno deba apropiarse de lo que no es nuestro común (para comunismos y comunitarismos), o poner en común lo que nos es propio (para las éticas comunicativas), el producto no cambia: la comunidad sigue atada a la semántica del propiun. [ ] lo "común" se identifica con su más evidente opuesto: es común lo que une en una única identidad a la propiedad – étnica, territorial, espiritual – de cada uno de sus miembros. Ellos tienen en común lo que les es propio, son propietarios de lo que le es común. (Esposito, 2012: 23,24 y 25)
Concepto que en el caso de Oswald de Andrade consistiría en una relación dialéctica entre antropófago y devorado. La sociedad antropófaga es en sí una sociedad superadora de si misma.
En otro de los puntos del Manifiesto Antropófago plantea Oswald de Andrade: "Estamos cansados de todos los maridos católicos recelosos llevados al drama. Freud acabó con el enigma de la mujer y con los otros miedos e la psicología impresa." (39) Lo que encontramos aquí es otro de los impropios que la antropofagia debe de encargarse de devorar: la propiedad del hombre sobre la mujer, el patriarcado.
Si retomamos a Engels trata el tema sobre el origen de la familia haciendo referencia a Morgan y a lo que él llamó "familia sindiásmica", donde explica que era una familia fácilmente disoluble y donde ninguna duda cabía frente a los tipos de parentesco, y luego realiza una larga exposición sobre las relaciones familiares de los iroqueses de Norteamérica donde las mismas no eran tan claras.
Según su planteo, el desarrollo de los medios de producción y el surgimiento de la propiedad privada provoca un duro golpe al sistema matriarcal y al ser el hombre el que debía proveer el sustento, se lo consideró como propietario de los mismos y posteriormente para asegurar que su herencia fuese para sus propios hijos y no fuera posible el matrimonio por grupos, se generó la supremacía del hombre sobre la mujer, esta termina convirtiéndose en otra herramienta, en un objeto, en parte de su propiedad privada.
Esta somera explicación sobre el origen del patriarcado – que, dicho sea, tiene la misma raíz morfológica que patrimonio – sirve como introducción para analizar esta forma de propiedad sobre la mujer que de Andrade enfrenta en el Manifiesto Antropófago; propiedad no solo sobre la mujer, sino también sobre la vida y la muerte, la biopolítica que está amparada por la ley y las instituciones que normalizan la conducta.
Michael Foucault realizó en Historia de la Sexualidad un análisis de estos temas donde analiza que el biopoder fue un elemento indispensable en el desarrollo del capitalismo, ya que el mismo no pudo afirmarse sino al precio de la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los procesos económicos. Entonces, él ve absolutamente inherente al desarrollo del capitalismo que necesita de estos mecanismos de biopolítica.
Este biopoder "administra" la sexualidad en distintos frentes:
1. El de la histerización del cuerpo de la mujer que consiste en que la misma deba permanecer en su casa ocupándose de
2. La pedagogización de sus hijos, obsesionada en
3. Crear un individuo sano, que responda a los disciplinamientos.
La otra es la psiquiatrización del placer perverso, que son los que salen del ámbito de la familia. Entonces, estos conceptos, hacen que el psicoanálisis encaje muy bien como dispositivo que controle esas conductas.
En Microfísica del Poder explica la función de la biopolítica del sometimiento de la mujer a través de la esfera sexual. Frente a una entrevista que le realizara Lucette Finas, Foucault afirmaba:
Ahora bien, existe un rasgo fundamental en la economía de los placeres tal como funciona en occidente: el sexo le sirve de principio de inteligibilidad y de medida. Desde hace milenios, se nos intenta hacer creer que la ley de todo placer es, secretamente al menos, el sexo; y que todo lo justifica la necesidad de su moderación, y ofrece la posibilidad de su control. Estos dos temas, que en el fondo de todo placer está el sexo, y que la naturaleza del sexo requiere que se dirija y se limite a la procreación, no son temas cristianos sino estoicos; y el cristianismo se ha visto obligado a retomarlo cuando ha requerido integrarse en las estructuras estatales del Imperio Romano en el cual el estoicismo era la filosofía prácticamente universal. (163)
En La crisis de la filosofía mesiánica de Andrade analiza también la subordinación de la mujer a partir de la escala sexual a través del patriarcado; planteando que en el mundo existen dos hemisferios: el del matriarcado y el del patriarcado basándose en los planteos realizados por Bachofen, donde patriarcado y propiedad juegan entre sí una relación fundamental, como lo señaláramos antes con el análisis de Engels; además toma a Levi – Strauss donde tiene en cuenta la retribución, en la que la mujer es una dádiva, como un avanzado estado de esclavitud ya que la misma desde el patriarcado es considerada un simple objeto. Siguiendo en su análisis, Oswald considera que, con el Renacimiento, el patriarcado sufre las transformaciones del mundo moderno, en el cual el cuerpo es redescubierto; pero que sin embargo, frente al avance de la burguesía, esta, lejos de modificarlo, se apoyó en el mismo para sostener sus estructuras de poder, refiriéndose al mismo proceso como "Un regreso a las Doce Tablas" (130).
De esta manera, se establece la propiedad de la persona y además de la propiedad de la mujer por el hombre. Al indicar que este proceso es un regreso a las Doce Tablas Oswald de Andrade retoma el derecho patriarcal romano donde:
la diferencia sexual no era un presupuesto natural, sino una norma obligatoria que respondía a las reglamentaciones relativas al estatus. Estas convertían en paterfamilias, a los ciudadanos que, independientemente de su condición de genitores, ya no estaban bajo la potestad paterna de ningún ascendiente en línea masculina. El rol de materfamilias o matrona era reservado para las mujeres, las cuales, a diferencia de los varones, si debían de ser capaces de dar a sus maridos hijos legítimos para recibir dicho título. (Palacios, 2014: 3)
La idea patriarcal de los celos que menciona Oswald debe su existencia precisamente a este sentido de propiedad que da la relación entre el hombre y la mujer. Del mismo modo en que no se puede arrebatar la propiedad privada, tampoco se lo puede hacer con la mujer. Son aquí los celos una especie de enfermedad de la cultura occidental, una enfermedad que se intenta desenmascarar poniendo en crisis las tradiciones e instituciones para dar paso a una instancia superadora que de Andrade establece en una relación dialéctica poniendo como tesis al hombre natural, al que se le opone el hombre civilizado como antítesis para finalmente cerrar en una síntesis que es el hombre natural tecnificado.
El enfrentamiento en relación a la propiedad es en Oswald de Andrade el enfrentamiento con el sistema desde la vanguardia a través de una visión crítica del sistema al que se debe desjerarquizar y deconstruir. De esta manera, de Andrade se enfrenta a la Historia como un "otro" y la niega, "la devora", siendo el mismo un auténtico antropófago y extrayendo de la misma lo necesario para renovarse y fortalecerse.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que estas maneras de propiedad a las que el Manifiesto Antropófago enfrenta fueron traídas desde Europa por los conquistadores en un marco de violencia es respondido en este caso con la violencia antropofágica que busca la instancia superadora; tal como señala Sartre en el prólogo de Los condenados de la tierra "el odio es su único tesoro: el Amo lo provoca porque trata de embrutecerlos, no puede llegar a quebrantarlo porque sus intereses lo detienen a medio camino" (16).
Por supuesto la violencia antropofágica, la violencia de lo impropio, rompe las características habituales de la misma, pero si bien busca el bien común, esta violencia es el de la antítesis que busca sintetizarse en el hombre tecnificado. Odia al amo, pero no lo mata, lo devora.
Franz Fanon se opone al concepto vertido por Oswald de Andrade cuando plantea que la zona habitada por los colonos y el de los colonizados están en un opuesto pero no al servicio de una unidad superior , comparte el criterio de que los pies del colono no se ven nunca; porque sí se ven los pies del antropófago, son los pies de Abaporú, los de la marcha, los del recorrido, de la experiencia.
El paradigma de la antropofagia es un paradigma de cambio y este cambio es el de la devoración, el de la superación dialéctica que no solo rechaza su propiedad, también su superestructura: la catequesis, sus costumbres, su gramática, su religión, su conciencia enlatada, su historia y su calendario.
Es violento porque rechaza a ese hijo que coloca su corona en la cabeza antes de que lo haga su aventurero que intente como es este caso transformar la propiedad por posesión y el patriarcado por el matriarcado de Pindorama.
Andrade, Oswald de, Escritos Antropófagos, Corregidor, Buenos Aires, 2008.
Engels, Friedrich, El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, Sarpe, Madrid, 1983.
Esposito Roberto, Comunitas: Origen y destino de la comunidad, Amorrotú, Madrid, 2012.
Fannon, Franz, Los condenados de la tierra, Fondo de la Cultura Económica, Buenos Aires, 2013.
Fernández Retamar, Roberto, Todo Caliban, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO, Buenos Aires, 2005.
Foucault, Michel, Historia de la sexualidad I – la voluntad de saber, Siglo XXI editores, México D.F., 1978.
———————, Microfísica del Poder, Las ediciones de la Piqueta, Madrid, 1992.
Nodari, Alexandre, "La única ley del mundo" en Por una ciencia del vestigio errático (Ensayos sobre la antropofagia de Oswald de Andrade) de Gonzalo Aguilar, Grumo, Buenos Aires, 2010.
Palacios, Jimena, Las relaciones del género en Roma. Formulaciones socialesy culturales de la diferencia, Opfyl, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Autor:
Claudio Adrián Ariño
[1] De aqu? en m?s, se referir? solo el n?mero de p?gina cuando se cite este texto.
[2] El grillaje era la operaci?n de forjar t?tulos de propiedad coloc?ndolos en cajones junto a grillos para que estos al roerlos y te?irlos con su saliva le daban un aspecto amarillento que lo hac?an aparecer como a?ejos y aut?nticos.
[3] Doce tablas: texto legal que conten?a las normas para regular la convivencia del pueblo romano y que abarcaba tanto el derecho privado como el p?blico. No obstante su desaparici?n el contenido ser?a el siguiente: tablas I a III derecho procesal civil, IV y V derecho de familia y sucesiones, VI y VII derecho de obligaciones y reales, VIII y IX derecho penal, X derecho sacro, XI y XII tabulae iniquiae (tabla de los injustos.