La autoestima es el valor que se da a sí mismo la persona; eso es, la confianza en sí mismo y la evaluación total de la propia persona. Idealmente, todos deberían de disfrutar de un alto nivel de autoestima, experimentada como fe intelectual y sensación de merecer ser felices.
Ese concepto modela el destino, es decir, la visión más profunda que tiene la persona de ella misma e influye sobre sus elecciones y decisiones significativas modelando el tipo de vida que se creará (Branden, 1989).
Existen muchas maneras de definir a la autoestima, sin embargo todas llevan a lo mismo y se termina concluyendo a la autoestima en la base y centro de desarrollo humano, ya que implica el conocimiento, concientización y práctica de todo el potencial del individuo. El hombre tiene la capacidad de elegir la actitud personal ante cualquier reto o conjunto de circunstancias y así decidir su propio camino. Todo lo que el hombre llega a ser lo tiene por sí mismo, es por eso que a la autoestima se le ha llamado la clave del éxito personal.
En resumen, la autoestima es un sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad (Rojas, 2007).
Al afirmar el hecho de que la autoestima es la base y centro del desarrollo humano cabe destacar que ella influirá en cada actividad que realicemos y los diferentes roles que llevemos a cabo en nuestra vida. Influirá dentro de lo laboral, escolar y social desde nuestra infancia hasta nuestra vejez.
Este hecho parte de el nivel de autoestima que tengamos, pues una autoestima baja seguramente causará en nosotros dificultad para convivir, realizar las actividades escolares y en lo laboral, un menor rendimiento.
Según Branden, por autoestima se entiende al la conciencia de ser competente a fin de vencer los desafíos básicos de la vida y de ser merecedor de felicidad. Esto significa confiar en nuestra capacidad de pensar, aprender tomar las decisiones adecuadas y responder de forma afectiva a las situaciones nuevas. También significa tener confianza en nuestro derecho a experimentar éxito y satisfacción personal, la convicción de que la felicidad es apropiada para nosotros (Branden, 1999).
La autoestima está relacionada con tener conciencia de nuestra eficacia. Esto supone que en nuestra mente exista confianza a un nivel muy profundo. No la confianza de saber que podemos llevar a cabo esta o aquella tarea de forma apropiada. No la confianza de cuanto sabemos de algún tema en particular. Más bien significa en confiar en nuestros procesos de razonamiento, comprensión, elección, decisión y de regular la acción (Branden, 1999).
La autoestima es una necesidad psicológica vitalmente importante. La raíz de esa necesidad está en el hecho de que nuestra vida y nuestro bienestar dependen de una conducta adecuada de la mente, y ese proceso no es automático. Representa un acto de elección. No estamos programados automáticamente para centrar nuestra atención en lo más necesario: somos libres de mirar y de no mirar. No estamos programados automáticamente para ser racionales solo porque la racionalidad se necesite como urgencia: somos libres de pensar y de evitar pensar. Esto significa que aprender a actuar mentalmente a fin de actuar de acuerdo con lo que más nos conviene es una función de nuestras elecciones.
Con los términos de éxito, eficacia y satisfacción personal la autora hace clara referencia a términos comúnmente utilizados dentro del ámbito laboral, dentro del trabajo, buscamos, no sólo la satisfacción económica, pues la satisfacción personal es algo que deseamos obtener al elegir una profesión u oficio y dedicarse a este con el ánimo mismo que nos impulso dedicarnos a esto para posiblemente toda nuestra vida, por lo que se puede decir, que si laboramos dentro de lo que nos interesa lo haremos a gusto y así, tendremos un alta autoestima.
Branden en su libro "la autoestima en el trabajo" deja muy en claro que la autoestima se ha convertido en una necesidad económica urgente. Asegura que la autoestima siempre ha sido una necesidad psicológica importante, desde que desarrollamos la capacidad para la conciencia abstracta. Sin embargo, ahora se ha convertido en una necesidad económica urgente, como nunca existió verdaderamente en el pasado (Branden, 1999).
El trabajo se puede ver como un camino de crecimiento personal, de manera que la autoestima y la competencia profesional crezcan juntas y se fortalezcan la una a la otra, mientras se evita caer en el error de identificar valía personal con éxito profesional (Branden, 1999).
El nivel de autoestima tiene consecuencias profundas en todos los aspectos de nuestra existencia: cómo actúanos en el lugar de trabajo, cómo se trata a la gente, qué posibilidades tengo de ascender, qué logros puedo alcanzar en mi ámbito personal y que nivel de felicidad personal puedo alcanzar. La relación entre la autoestima y el éxito no es sencilla. Se puede observar que la autoestima traza el camino del éxito con mucha facilidad y con muchas probabilidades de triunfar. Una persona con problemas de autoestima pero con una gran inteligencia, firmemente orientada hacia sus objetivos y con una tenaz disposición, puede arreglárselas para conseguirlo. Lo que le faltará será la capacidad de disfrutar lo que haya logrado. Nada le parecerá nunca suficiente. A menudo esta es la definición de la adicción al trabajo (Branden, 1999). Se puede resumir que la autoestima baja en el ámbito laboral es sinónimo de fracaso.
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