Los Pueblos del Mar
Los Pueblos del Mar destruyeron todas las civilizaciones del Oriente Próximo. Fueron superiores militarmente a las naciones que destruyeron, porque contaban con el hierro.
Una bola de nieve bajó rodando, agrandándose y destruyéndolo todo a su paso. Después de la costa turca sumida en el caos por la caída de Troya, se sumó Grecia entera. Toda esta orgía de destrucción empujó lenta pero inexorablemente a miles y miles de personas hacia el Este. Cada vez fueron más y más los pueblos que, por tierra o por mar, bajaron por la costa hasta Siria arrasándolo todo a su paso, de la misma forma que los dorios habían arrasado a Grecia.
El poderoso Imperio hitita cayó víctima de la oleada destructora que ya se encaminaba más hacia el sur, hacia el delta del Nilo, donde Ramsés III logró frenarla a costa de la ruina de Egipto. Los cronistas egipcios identificaron algunos integrantes de estos Pueblos del Mar. Sabemos que los Peleset fueron los Filisteos de la Biblia, que los Shardana colonizaron a Cerdeña.
La caída de Troya provocó el caos en la costa turca. Las florecientes civilizaciones se lanzaron a la piratería y al bandidaje como único medio de subsistencia. Eran pueblos navales, por lo que, con sus tierras destruidas por diez años de guerra, el mar se convirtió en su nuevo hogar. Los ataques provocaron ruina y caos, y como una bola de nieve, rodando cuesta abajo, se extendió a la civilización de los griegos micénicos, debilitándolos de tal modo que sucumbieron a la presión doria.
Nuevos contingentes de desesperados, que nada tenían, se unieron a la bola de nieve que tras destruir toda la costa turca y Siria, atacaron el Imperio Hitita, debilitándolo de tal forma que sus eternos enemigos pudieron lanzarse sobre él y despedazarlo. Sólo quedó Egipto, que gracias a su enorme fortaleza pudo rechazar la destrucción aún a costa de perder su grandeza definitivamente.
Los dorios fueron una de las principales tribus griegas antiguas. Se distinguían por su idioma, organización social y tradición histórica. Se coloca su lugar de origen en las regiones del norte de Grecia antigua, desde donde se desplazaron hacia el sur, dentro del Peloponeso, a ciertas islas de la parte sur del Mar Egeo, y a la costa sur de Asia Menor. Durante cierto tiempo se consideró su irrupción como una invasión que desestabilizó los estados micénicos destruyendo sus formas culturales y sustituyéndolas por la de los invasores. Esta teoría está hoy día siendo revisada al no encontrarse pruebas de la mencionada invasión y sí pruebas de una cohabitación más prolongada con los pobladores originarios.
Es incuestionable, sin embargo que una población dórico-parlante entró en el Peloponeso y en otras zonas de Grecia desde el exterior y desplazó a parte de la población previa, cambiando el dialecto principal del micénico al dórico. Se discute cuál fue el momento en que se produjeron estas migraciones. Tradicionalmente se hace coincidir esta invasión con las destrucciones de los palacios micénicos, en torno a 1200 a.C.
El poder Hitita en Anatolia se colapsó con la destrucción de su capital Hattusas y que las dinastías 19ª y 20ª de Egipto sufrieron invasiones de los Pueblos del Mar en esta época.
Se ha apuntado la posibilidad de que la civilización micénica entrase en decadencia y que los dorios se moviesen hacia el sur gradualmente ocupando el vacío de poder así creado. Fue una época de grandes disturbios en el Mediterráneo Oriental y de disrupción del comercio de larga distancia. Al mismo tiempo, hubo otros movimientos de población, tales como la colonización de las islas del Mar Egeo y de la costa oeste de Asia Menor. Es posible que concurrieran otros factores como una guerra civil y desastres naturales.
Ruptura del equilibro del mundo civilizado
El mundo civilizado vivía un equilibrio de poderes. Grecia estaba dominada por los micénicos, Egipto era un estado fuerte y poderoso, Troya dominaba la costa occidental turca y los hititas el resto de la península turca y Siria.
A finales del siglo XIII, todo ese equilibrio de poderes se rompió. Los griegos micénicos que habían destruido Troya fueron aplastados por una oleada invasora que borró todo resto de su civilización. Los fantásticos palacios fortificados micénicos como Tirinto o Micenas fueron asaltados y destruidos. La población se dispersó, abandonó los campos, la zona se despobló e incluso la escritura se perdió. Sólo la ciudadela micénica de Atenas, resistió la destrucción. Grecia se sumió en una Edad Oscura que habría de durar más de 400 años.
Los Pueblos del Mar asolaron a Grecia, Asia Menor y Egipto en una incontenible oleada de destrucción.
Los testimonios arqueológicos nos muestran formidables fortificaciones como Micenas o Tirinto arrasadas, palacios como Pilos destruidos y un cambio brutal que lleva a Grecia de la más rica civilización de todo el continente europeo a la Edad de Piedra. La escritura micénica, se pierde para siempre, la arquitectura que dio los soberbios palacios y las fabulosas tumbas abovedadas de los reyes queda reducida a cabañas de piedra y tierra con tejados de ramas, la cerámica, único arte funcional que sobrevive, deja la frescura traída desde la Creta minoica y se transforma en la austera geometría germánica.
Todo el sur occidente de Asia fue literalmente arrasado. Ugarit en Siria, Tarso en el sur de la costa turca. Todos los enclaves civilizados fueron destruidos.
Egipto fue invadido y a duras penas consiguió rechazar a los asaltantes a un altísimo costo del que ya nunca más se recuperaría.
El poderoso imperio Hitita también fue arrasado. Su capital, Hattusa, con sus soberbias fortificaciones, que causaban asombro en el mundo entero, fue destruida y arrasada hasta los cimientos.
En 1285 a.C. tuvo lugar la famosa batalla de Kadesh, que enfrentó a dos fuerzas colosales: los imperios egipcio e hitita. Ante el inmenso poder de ambos contendientes, esta batalla quedó sin vencedores ni vencidos. El equilibrio entre las dos superpotencias quedó fijado mediante un famoso tratado entre el rey Muwatali de los hititas y Ramsés II de Egipto.
En 1200 a.C. la civilización micénica fue borrada de la faz de la tierra con una contundencia tal que permaneció oculta más de 3.000 años.
Toda la costa del Mediterráneo oriental fue arrasada por una ola sanguinaria sin parangón.
En 1186 los invasores llegaron a Egipto por tierra y también por mar. Sólo la civilización egipcia logró sobrevivir al desastre con la victoria de Ramsés III sobre estos terribles invasores.
Los Pueblos del Mar fueron muchas naciones lanzadas al saqueo y la destrucción. El que una nación marinera como Egipto tuviera tantas dificultades para vencer a la flota enemiga en la batalla del Delta demuestra que se trataba de una fuerza invasora perfectamente organizada, con un componente naval, que impresionó a los egipcios.
Los relieves de Medinet-Habu demuestran que las naves de los Pueblos del Mar eran iguales o superiores a las egipcias, eran pueblos esencialmente marineros con un dominio de la técnica naval tal que sólo pudieron haber venido, del mar Egeo, ya que ni en el Mediterráneo occidental ni en el mar Negro existía nada parecido.
La caída de Troya, de toda la civilización micénica, empujó hacia el sur a miles y miles de personas que lo habían perdido todo y que sólo conservaban sus barcos y sus armas. Fue el detonante que convirtió al Mediterráneo oriental en el sangriento escenario de una masacre, perpetrada por inmigrantes que llegaban a millares en oleadas sucesivas.
Hubo un factor fundamental en esta historia: los dorios conocían el hierro, con lo que sus guerreros tenían una ventaja enorme sobre los micénicos armados con bronce para dar el puntillazo final a tan gloriosa civilización.
Pero no sólo los dorios fueron los responsables de la caída micénica y la caída del Imperio Hitita, a ella contribuyeron también Los Pueblos del Mar. Antes de la destrucción de las ciudadelas micénicas sus fortificaciones fueron reforzadas e incluso se construyó un muro defensivo en el istmo de Corinto, lo que parece indicar una amenaza del norte, más que del sur. Los ataques rabiosos de Los Pueblos del Mar, como el que destruyó Pilos debilitaron de tal modo a los griegos micénicos que les fue imposible resistir la invasión doria.
Tan sólo la ciudadela de Atenas resistió al invasor germánico. Luego 400 años más tarde, desde esa misma Atenas surgiría una corriente como jamás ha conocido la Humanidad, una oleada de filósofos, científicos y artistas que llevarán a la civilización de vuelta a su siempre ascendente camino.
Josué
Según el Antiguo Testamento Josué:
Se llamó originalmente Oseas y fue hijo de Nun, de la tribu de Efraín. Nació en Egipto, y tenía probablemente la misma edad que Caleb.
Participó en los acontecimientos narrados en el Éxodo como ayudante de Moisés.
Se convirtió en el lugarteniente de Moisés, y lo esperó a mitad de camino cuando éste subió al Monte Sinaí a recibir los Diez Mandamientos.
Fue uno de los doce exploradores enviados por Moisés a la tierra de Canaán, y el único junto con Caleb, en traer un informe alentador.
Yahvé Dios lo eligió sucesor de Moisés y éste lo reconoció como tal.
Al morir Moisés, Yahvé renovó a Josué la promesa de conquistar la tierra de Canaán.
Yahvé le ordenó atravesar el río Jordán, para lo cual detuvo sus aguas mientras el Arca de la Alianza, transportada por los levitas, pasaba por el lecho del río.
Por orden de Yahvé, hizo circuncidar a todos los israelitas que permanecían incircuncisos.
Según la historia universal:
Cuando los hebreos bajo el mando de Josué, sucesor de Moisés llegaron de nuevo a Palestina, después de 400 años de cautiverio en Egipto, encontraron toda la civilización del Oriente Próximo destruida y pudieron establecerse sin dificultades.
Según el Antiguo Testamento:
Fue el sucesor de Moisés en las campañas militares llevadas a cabo por los hebreos en la conquista de Canaán.
Fue el comandante de los israelitas en la batalla contra los amalecitas en Refidín.
Conquistó a Jericó. Sus murallas se derrumbaron cuando los sacerdotes que custodiaban el Arca de la Alianza, por orden de Yahvé, tocaron los shofarim.
Exterminó a todos los habitantes de la ciudad, incluyendo mujeres y niños, a excepción de la prostituta Rajab, que había colaborado con los espías enviados por él. Destruyó por completo la ciudad, y maldijo a quien intentara reconstruirla.
Al intentar atacar la ciudad de Ay, sus tropas sufrieron una derrota a causa del pecado de Acán.
En el saqueo inicial a Jericó Acán se había apropiado de objetos preciosos que Yahvé había ordenado que fueran destruidos. Por ello Acán fue lapidado.
Logró finalmente conquistar Ay, mediante una hábil estratagema.
Los habitantes de Ay sufrieron la misma suerte de exterminio que los de Jericó. El total de hombres y mujeres exterminados en estas dos ciudades fue de 12.000.
Posteriormente levantó un altar a Yahvé en el monte Ebal.
Los gabaonitas consiguieron evitar ser exterminados por los israelitas.
Los hititas, amorreos, cananeos, pereceos, jebeos y jebuseos establecieron una alianza contra los israelitas.
Durante la batalla contra los seis reyes de los pueblos aliados, Yahvé detuvo el sol en el cielo hasta que los israelitas obtuvieron la victoria.
Luego ejecutó personalmente a los seis reyes enemigos.
A continuación Josué conquistó las ciudades de Maquedá, Libná, Laquis, Eglón, Hebrón y Debir.
Para cumplir la orden de Yahvé: "todo lo que tenga vida deberá ser exterminado" hizo ejecutar a todos los habitantes de las ciudades conquistadas.
Después venció a Yabín, rey de Jasor, y consumó la conquista de la tierra prometida.
Junto con Eleazar repartió el territorio conquistado entre las tribus de Israel.
En su ancianidad convocó una asamblea en Siquem y recomendó a los israelitas que mantuvieran su fidelidad a Yahvé.
Falleció a los 110 años de edad, y fue sepultado "su heredad en Timnat-sera, que está en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas".
Eleazar
Fue el tercer hijo de Aarón y el primer Sumo Sacerdote del pueblo hebreo.
Al morir Aarón en la localidad de Hor, Moisés designó a Eleazar como Sumo Sacerdote, con el beneplácito de todo el pueblo. A partir de entonces no sólo tuvo un papel trascendente en el aspecto religioso, sino también en el político-militar.
Durante el Éxodo en el campamento hebreo, muchos de los israelitas fueron descubiertos uniéndose con mujeres moabitas y cananeas. Ello enfureció a Moisés y a Eleazar, conscientes que tales actos propiciaban el culto a dioses cananeos. Yahvé ordenó matar a todos los implicados. Finees hijo de Eleazar dio muerte personalmente a Zimrí y a la moabita que lo acompañaba, y evitó así continuar con el asesinato de mas parejas.
Se encargó de consagrar las piedras conmemorativas en el Jordán y estuvo siempre presente en todos los actos religiosos de las guerras con Jericó, Ay y los Reyes del sur.
Finalmente cooperó con Josué en el reparto de las tierras que corresponderían a cada tribu.
Debió entrometerse en los asuntos de los primeros jueces, como Otoniel, Aod y Barac.
Algunos meses después de la muerte de Josué en Timnat, murió Eleazar, su cadáver fue enterrado en Guibea por Finees, su hijo y sucesor en el alto cargo.
Caleb
Hijo de Jefone, cuando los hebreos llegaron a las inmediaciones de Canaán, la tierra que Dios les había prometido, luego de haber huido de la esclavitud en Egipto, Moisés envió doce exploradores espías a Canaán para investigar y explorar, un espía representando a cada una de las doce tribus.
Diez de los espías regresaron y explicaron que sería imposible tomar el control de esa tierra, y que allí vivían gigantes que aniquilarían al ejército hebreo.
Sólo dos espías, Josué de la tribu de Efraín y Caleb representante de Judá, regresaron y manifestaron que Dios les ayudaría a que la nación hebrea se asentara en Canaán: "Subamos luego, y tomemos posesión… porque más podremos nosotros que ellos".
A causa del testimonio de los diez exploradores, los hebreos decidieron no entrar en Canaán. Por esta desobediencia Dios los obligó a deambular por el desierto durante cuarenta años antes de permitirles entrar en Canaán y conquistarla como su hogar.
Los únicos hebreos adultos que sobrevivieron esos cuarenta años y pudieron entrar en Canaán fueron Josué y Caleb, como premio por su fe en Dios.
Moisés prometió a Caleb Hebrón y las colinas circundantes como heredad. Cuarenta y cinco años más tarde, cuando tenía 85 de edad, Caleb reclamó Hebrón. Josué se lo otorgó "por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel".
Fuente
http://es.wikipedia.org/wiki/Cana%C3%A1n
http://www.historialago.com/xto_05110_verdad_at_01.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Josu%C3%A9_(personaje_b%C3%ADblico)
http://es.wikipedia.org/wiki/Eleazar_(personaje_b%C3%ADblico)
http://es.wikipedia.org/wiki/Caleb
Autor:
Rafael Bolívar Grimaldos