"Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo".
José Martí.
José Martí como ningún otro cubano hasta su época, conoció de los verdaderos intereses que movían la política de los Estados Unidos hacia los países de América; la dinámica interna de la vida norteamericana lo llevaba invariablemente a organizar en Cuba una contienda por la independencia en el tiempo más corto posible, tal era su angustia, que pretendía inmediatamente reiniciada la contienda organizar los órganos de gobierno; hacer la república desde la manigua; ejercitar la democracia, preparar; educar para la principal misión que se llevaría a cabo; detener la expansión de los Estados Unidos por el continente.
La obra martiana trunca con su muerte en los campos de Cuba, el 19 de mayo de 1895, imposibilitó llevar a vías de hecho las aspiraciones del maestro; sus más cercanos colaboradores no estaban preparados para la misión proyectada, ni conocían la dimensión y profundidad del pensamiento político de este, sus seguidores, no comprendieron las intenciones de los juegos políticos norteamericanos: dividir y vencer fue su lema, método para alcanzar el triunfo de una política calculada desde los primeros albores de la a constitución del los Estados Unidos como nación.
" Los Estados Unidos, a su juicio, – escribe Ramiro Guerra refiriéndose al pensamiento martiano- podían lanzarse contra España y arrebatarle la isla. Semejante violencia jamás se arriesgarían a realizarla contra Cuba independiente, constituida en República ordenada y democrática sin provocar la hostilidad de toda la América y la protesta del mundo civilizado. La independencia de Cuba era esencial para la seguridad de todo el continente [1]estas ideas no se materializarían al producirse la intervención norteamericana en Cuba, en 1898, no habría república, ni existiría independencia; esta "obra" sería llevada a cabo por los políticos norteamericanos de acuerdo a sus propósitos e intereses. Los Estados Unidos obrarían para hacer desaparecer los tres órganos de poder de la revolución: Gobierno de la República en Armas, Ejército Libertador y Partido Revolucionario Cubano. Las concepciones martianas , nada tendrían que ver con la " república " que nacería el 20 de mayo de 1902, son su opuesto; la llegada al poder en el más estrecho vínculo a los Estados Unidos de los " nuevos líderes republicanos ", desvinculados del ideal unitario practicado hasta la muerte por Martì, los haría partidarios de las más estrechas relaciones de dependencia hacia el vecino, despejando el camino a la penetración del capital norteamericano; desviados de las concepciones martianas sobre la república, actuaron movidos por intereses, que se contraponían al ideal independentista y democrático, que estaban claramente definidos en el Manifiesto de Montecristi, firmado entre Martì y Máximo Gómez en 1895, reconocido como el programa de la gesta gloriosa de 1895, que tan cuidadosamente había sido concebida y preparada por su principal líder. Estos gobernantes con el justo juicio histórico que les merece, traicionaron el ideario y acción revolucionaria del Apóstol.
No sería Cuba libre e independiente, no abarcarían estas intenciones a Las Antillas; en la balanza, el equilibrio, quedaría absolutamente a favor de los Estados Unidos de norteamericana, la intervención, ayudaría considerablemente a consolidar los intereses de la naciente potencia en el área y en el contexto americano en particular; quedaba un continente a merced de los grupos monopólicos formados en esa nación a finales del siglo XIX, en desenfrenada carrera por los mercados. Por su parte, Inglaterra, ya nada tenía que hacer frente a los Estados Unidos, su época histórica de rectora en la política mundial, había llegado a su final con la Guerra Hispano cubana norteamericana, calificada por Lenin, como la primera imperialista.
De hecho las concepciones estratégicas de Martì sobre el proceso independentistas cubano en el contexto internacional, quedarían aplazadas para futuras generaciones; no serían precisamente los hombres de inicios del siglo XX, los encargados de la formación del Estado Nacional Cubano; que ya se había experimentado en la manigua durante la contienda de los Diez Años ( 1868-1878 ), y luego en 1895. La república que nació el 20 de mayo de 1902, no representaba los intereses de la nación cubana, de ahí su ruptura con el proceso independentista cubano anterior. La nueva época " republicana " de inicios del siglo XX en Cuba, atada desde sus inicios a los vecinos norteños por tratados, empréstitos y una pujante penetración de capitales, sentaron las bases de una profunda deformación económica, que se hizo sentir inmediatamente sobre la sociedad cubana, dando lugar a una profunda deformación estructural y crisis permanente.
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