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Teorías psicosociales aplicadas: La teoría de Asch (página 2)


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Tomando como referencia las Regiones objeto de estudio, se puede afirmar claramente que su composición es mayoritaria, por lo que estaríamos asistiendo a una inducción de las mayorías en concordancia con la teoría de Asch, explicada en el epígrafe precedente.

Valga este inciso para adelantar lo que veremos en las conclusiones capitulares.

Continuando con la teoría de la consistencia, los autores suponen que la influencia provendrá de los individuos más consistentes y se ejercerá sobre los menos consistentes, independientemente que éstos pertenezcan a la mayoría o a la minoría. Una forma bastante directa de comprobar hasta qué punto un sujeto ha modificado su comportamiento y ha sido influenciado durante la interacción consiste en medir el grado del distanciamiento de los sujetos respecto a la formación que han recibido. Todo parece suceder como si, en la negociación implícita de los miembros del grupo, uno de los interlocutores tendiese a mantener su punto de vista, mientras que el otro estaría dispuesto a ceder y a hacer concesiones.

El resultado más notable de los estudios está relacionado con el comportamiento de los sujetos confrontados con un interlocutor consistente que se hallaba en posición de minoría. En efecto, estos sujetos se distanciaron de su formación de forma más sustancial y significativa que los sujetos confrontados con una mayoría. La influencia más pronunciada de la minoría se debe a su comportamiento consistente. Los sujetos juzgan que refleja una mayor seguridad y competencia que si el mismo comportamiento es adoptado por una fuente mayoritaria.[22]

Hemos concebido, hasta ahora, que somos influenciados dentro de un grupo, porque dependemos de él, ya sea porque tiene una mayor autoridad, porque es más competente y así sucesivamente. O bien que somos influenciados por grupos mayoritarios o minoritarios. Ahora bien, estas experiencias nos permiten ver que el estilo cognitivo de los individuos ha resultado ser más importante que el hecho de estar en posición de minoría o mayoría dentro del grupo. O para decirlo de otra manera en palabras de Moscovici, la influencia puede ser el efecto de una causa diferente de la considerada clásica hasta el presente. Al estudiar este caso, sustituiremos la teoría de la dependencia por una teoría de la consistencia a fin de explicar los fenómenos observados en este campo.

Es necesario definir el estilo consistente de comportamiento. De hecho, la consistencia del comportamiento puede designar numerosas formas de comportamiento que van desde la repetición persistente de una afirmación en particular, pasando por la evitación de declaraciones contradictorias, hasta la elaboración de pruebas lógicas. Pero, ¿por qué, se pregunta Moscovici, tiene tanta influencia la persona que da muestras de este estilo conductual?. La respuesta es que la consistencia, ya sea que tome la forma de consistencia interna o intraindividual o que tome la forma de consistencia social o interindividual, que es la que pretendemos mostrar en nuestro caso, desempeña un papel decisivo en la adquisición y organización de la información por lo que se refiere al medio material o social.

¿En que nos ayuda este análisis para comprender la influencia de las minorías?. Un comportamiento muy consistente, que rechace el consenso, nos llevará a atribuir este comportamiento a propiedades del individuo que lo adopta. Esto significaría que, si un individuo da pruebas de un comportamiento singular, inesperado, que se sale de lo ordinario, y lo manifiesta en varias ocasiones en el tiempo y en situaciones variadas, probablemente podemos suponer que la causa está relacionada con ciertos caracteres de este individuo.

Si por el contrario, a éste individuo, se le unieran otros y se creara un sub-grupo minoritario, nos sentiríamos inclinados a considerar no sólo una atribución a la persona, sino una atribución al objeto. La importancia de la consistencia intra-individual e interindividual reside, precisamente en que puede incitar a otras personas, en el transcurso de una interacción, a tomar nota de la posición de la minoría, a emprender un proceso de validación y, finalmente, a examinar el objeto de juicio a fin de buscar en su seno estas propiedades que motivan el comportamiento de la minoría.

Moscovici defiende que muchos ejemplos de influencia minoritaria o innovación pueden explicarse mediante los mecanismos que han sido considerados tradicionalmente para explicar la influencia mayoritaria.      Las minorías, no tienen control normativo sobre las mayorías: son numéricamente inferiores y, por tanto, su representación en los órganos de Gobierno, dirección y control es pequeña o inexistente. Dicho de otro modo, las minorías no parecen tener acceso a los sistemas de control, informativos o normativos, que son implícita o explícitamente accesibles a la mayoría. ¿Cómo entonces pueden ser influyentes?. Moscovici responde a esa pregunta indicando que el punto neurálgico de su impacto radica en su estilo conductual. Las minorías deben plantear una postura clara sobre la cuestión y mantenerse firme en ella, afrontando constantemente las presiones ejercidas por la mayoría. El componente más importante de este estilo conductual es la consistencia con la que la minoría defiende su posición. Sólo puede esperarse que la mayoría comience a cuestionar su propia postura, a considerar el posible acierto de la minoría y, ocasionalmente, ser influida, si los miembros de la minoría concuerdan ininterrumpidamente.      El papel central de la consistencia se ha demostrado en muchos experimentos de los cuales, los más interesantes, son los de Maas y Clark, 1984, y Moscovici, Lage y Naffrechoux,[23] que aportaron una visión inversa a la proporcionada por Asch. En el estudio de Asch, el conflicto al que se enfrentan los sujetos es inducido por la mayoría; en el experimento de Moscovici una minoría induce un conflicto semejante.      ¿Que utilidad tiene este modelo para explicar la influencia social y más en concreto, la influencia de los grupos minoritarios?. En primer lugar, si sólo es un individuo el que defiende un juicio nuevo con un estilo de comportamiento consistente, enfrentándose así a todo el grupo, entonces el observador se inclinará a atribuir ese juicio a la idiosincrasia del individuo: es posible que se relacione con la locura, con una conducta debida a la propia personalidad del individuo, etc. En este caso es difícil que se produzca alguna influencia. Pero basta que a ese individuo se le asocie algún otro (formando un subgrupo minoritario) para que el observador no sólo atribuya la causa del comportamiento (insólito, nuevo) al individuo, sino también a las propiedades del objeto. De este modo, la consistencia intraindividual (repetición por parte de una persona de la misma respuesta) conjugada con la interindividual (repetición por parte de varias personas), puede llevar al observador a realizar un examen más atento del objeto de juicio. Esta es la táctica utilizada, por ejemplo, por los insumisos.      El resultado de esta forma de planteamiento produce un determinado proceso psicológico en los individuos que forman los grupos mayoritarios, de tal forma que les induce a dudar de sus propias convicciones y tomar una postura. Si las minorías consiguen esto podemos afirmar que han conseguido su propósito inicial. En otro orden, si consiguen la ruptura de los planteamientos del grupo mayoritario podremos empezar a hablar de movimientos.   

   De todo lo visto hasta ahora se pueden deducir unas consecuencias muy importantes, tanto para la comprensión de la formación natural o artificial de estos grupos para los fines u objetivos que se propongan como para llegar a juicios y valoraciones sobre la formación de grupos de trabajo como el que se presenta en esta tesis.

     En primer lugar, se deduce de todo ello, que la formación de un grupo lleva implícito la iniciación de un determinado proceso de influencia, ya sea con fines sociales, científicos o cualesquiera otros. De ahí que la creación de los grupos de trabajo, por ejemplo, sea potestad de las más altas esferas de la Nación y de las Comunidades Autonómicas que lo tienen regulado por Ley.   

   En segundo lugar, parece que ese proceso se inicia en cuanto se produce una asociación o una convergencia de ideas u opiniones; asociación que se produce, primero individualmente y, posteriormente, entre organizaciones, y en el que tiene una gran trascendencia la ideología como podemos puntualizar en lo que respecta a la creación de los Movimientos.      En tercer lugar, está suficientemente establecido que ocupar posiciones en estas vanguardias implica más a los sujetos en sus opiniones y comportamientos. Cuanto más implicado se está en una opinión, mayor es también la confianza que se tiene en esa opinión y mayor el extremismo con el que se defiende (Suchman, 1950; Orive, 1982).   

   En cuarto lugar, la mayor cohesión y mayor implicación en los grupos minoritarios (vanguardias) se traduce en una mayor propensión a la proyección social. Este fue el concepto empleado por Allport[24]para describir como se construía el consenso, la certeza y la intensificación de las opiniones.

Este identificó cuatro fases:   

  a) Toma de conciencia por parte de la persona de su propia opinión.   

  b) Proyección de esa opinión sobre los otros, lo que crea consenso.  

   c) Efecto recíproco del consenso como apoyo de la propia opinión.   

  d) Efecto de identificación de la opinión.   

   En quinto lugar, hay que partir del principio de que estos grupos se interrelacionan en cuanto llegan a un determinado grado de desarrollo en función, no de las convicciones iniciales definitorias de su grupalidad (creencia fundamental), sino de las creencias grupales adquiridas durante el proceso de desarrollo que converge con las de otros grupos.      Pero la conclusión más importante del estudio de los grupos minoritarios es que no modifican el juicio a corto plazo (influencia directa), sino su marco de referencia (producen la conversión a largo plazo, influencia indirecta). La denegación de la credibilidad de sus argumentos libera, paradójicamente, el efecto de conversión. (Mugny y Papastamou[25]Papastamou[26]      Por último, con el estudio de los Grupos minoritarios, hemos descubierto una lógica social implacable: las posiciones minoritarias de hoy son las mayoritarias de mañana.

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http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/28782, JUN2009

 

 

Autor:

Enrique Area Sacristán

Doctor por la Universidad de Salamanca. Comandante de Infantería. Escuela de Guerra del Ejército de Tierra. Departamento de Estrategia y Organización

[1] Allen, V. L., “Situational factors in conformity”, en L. Berkowitz (ed.), Advances in experimental social psichology, Vol II, Nueva York, Academic press, 1965.

[2] Allen, V. L., “Social support for nonconformity”, en L. Berkowitz (ed.), Advances in experimental social psichology, Vol VIII, Nueva York, Academic press, 1975.

[3] Crutchfield, R, S., “Conformity and character”, Editor Norman B. AndersonAmerican, Psychologist, 1955.

[4] Festinger, L., “Informal social communication”, Psychological Review, Ed., Keith Rayner, Published Quarterly, beginning in January, 1950.

[5] El periodo posterior a 1974 ha sido conocido como el de la “tercera oleada” democratizadora y ha sido caracterizado por Huntignton como el conjunto de transiciones democráticas que han desafiado, en pos de la defensa de instituciones y valores democráticos, las razones que produjeron los quiebres de las dos previas oleadas (primero en 1930 con la gran crisis económica y, luego, después de 1945 y la situación política de post guerra).

[6] Dahl, R. On Democracy. London: Yale University Press, 1998.

[7] Held, D. Democracy and the Global Order. From the Modern State to Cosmopolitan Governance. London: Polity Press, 1997.

[8] Debido a que, entre los hombres, las desigualdades pueden ser ilimitadas en su vida privada, la materialización de un pacto social parece imperiosa. Este pacto deriva y a la vez se proyecta sobre los ciudadanos, evitando que la sociedad se convierta en el campo de batalla de intereses individuales. La voluntad general adquiere la forma de leyes que requieren total obediencia, puesto que cristalizan el cuerpo social que incluye a todos sus miembros. 

[9] La voluntad general “no se trata de la subyugación de unas voluntades individuales respecto de otras, que las reduciría a un estado de dependencia moral. Sino más bien, la voluntad general cuenta con un carácter impersonal dado por fuerzas naturales. Un hombre no es menos libre por someterse a ella” (Durkheim, 1970: 99). La voluntad general debe ser respetada porque es general y allí radica su moralidad.

[10] Fine, R. Democracy and the Rule of Law. London: Pluto Press, 1994.

[11] De hecho, el cambio desde el estado de naturaleza al estado civil asume la existencia de un estado moral.

[12] La libertad aparece cuando el egoísmo humano es superado por una ley universal capaz de regular la vida publica y privada de los sujetos. Por ello, es deber del hombre actuar de acuerdo con una autorregulación sujeta a esta ley moral universal.

[13] Durkheim, E. Montesquieu and Rousseau: Forerunners of Scociology. Michigan: University of Michigan Press, 1970.

[14] Habermas, J. Between Facts and Norms. Contributions to a Discourse Theory of Law and Democracy. Oxford: Polity Press, 1996.

[15] En este sentido, la libertad individual es protegida tanto de la acción del Estado como de la sociedad civil, como manera de garantizar que mantenga su independencia como esfera privada autónoma.

[16] Arendt, H. On Revolution. USA: Penguin, 1990.Human Condition. London: University of Chicago Press, 1998.

[17] Cohen, J. “Democracy, difference and the right to privacy”. En Benhabib, S. Democracy and Difference. New Jersey: Princeton University Press (1996), p. 187-217.

[18] Para ser real este principio debe descansar en mecanismos disciplinarios y homogenizadores como aquellos descritos por Foucault. Bajo la aspiración de igualdad y libertad para elegir, la sujeción a la disciplina y sistemas normativos pueden incluso haber sido elegidos por la mayoría asumiendo necesariamente una forma de una verdad trascendental. 

[19] La indiferencia pública descansa sobre la seguridad que otorga la vida privada. Si al principio de los tiempos fue el consentimiento colectivo lo que definía la voluntad del gobierno, ahora es la suma de voluntades particulares lo que define el consentimiento público de una forma inarticulada, incapaz de recrear un horizonte colectivo de sentido del cual ser parte.

[20] http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/28782

[21] Moscovici, S., Psicología social I, “Influencia y cambio de actitudes Individuos y grupos”, Barcelona, Paidós, 1985.

[22] Warson. S, “Een experimenteel onderzoek over minderheids- en meerderheids-beïnvloeding aan de band het conflict-paradigma van Hammond” (An experimental study on minority and majority influence by means of Hamond,s paradigm), tesis inédita de licenciatura, Katholieke Universiteit Leuven, Lovaina, Laboratoire de Psychologie sociale experimentale, 1983., Cfr. Moscovici, S., Psicología social I, “Influencia y cambio de actitudes Individuos y grupos”, Barcelona, Paidós, 1985, pp.s 84-85.

[23] Moscovici, Lage y Naffrechoux, “Influence of a consistent minorityon de reponses of a majority in a color perception task”, Sociometry, 1969, pp. 365-379. Cfr. Moscovici, S., Psicología social I, “Influencia y cambio de actitudes Individuos y grupos”, Barcelona, Paidós, 1985, pp.s 84-85.

[24] Allport, T. H., “Social Psychology”, Boston, Houghton Mifflin, 1924.

[25] Papastamou, S., Mugny, G., y Kaiser, C., “Echec à l´influence minoritaire: la psycologisation”, Recherches de Psychologie sociale, 1980, 2.

[26] Papastamou, S., “Strategies of minority and majority influences”, S. Moscovici y W. Doise (eds), Cambridge University Press, 1983, vol I.

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