Papel que juega la seducción en el trueque sexual de las relaciones heterosexuales en jóvenes de 18 a 21 años en Guadalajara (página 2)
Enviado por Erika S. Maga�a M.
Podemos entender el sexo como la condición biológica que distingue a machos y hembras de cualquier especie (características anatómicas, fisiológicas, gonadales, hormonales y cromosómicas). Mientras que el género son características que la sociedad asigna diferenciadamente a mujeres y hombres, que las aprendemos a pensar, actuar, sentir y vivir de acuerdo con las normas y estereotipos sociales (Díaz, 1997).
Los estereotipos son formas rígidas de conceptuar a mujeres y hombres (lo masculino y lo femenino) como algo opuesto, en donde se asignan una serie de cualidades a cada género, las cuales no son resultado de lo biológico, sino que se construyen a través de las prácticas socioculturales y la normatividad. De esta manera, se asocia a las mujeres el ser sensibles, amorosas y débiles; y a los hombres se les considera fuetes, valientes y racionales. Por supuesto que existe todo un mecanismo para que mujeres y hombres incorporen esas características a su hacer cotidiano, a través de los roles de género.
El rol constituye un patrón de acción preestablecido por medio del cual las personas se inscriben en lo social. Es un papel social, un comportamiento delimitado desde el punto de vista normativo que responde a las demandas sociales y es asignado con base en una posición dada en el sistema social. Los roles de género son las definiciones sociales y creencias acerca del modo en que varones y mujeres difieren en una sociedad dada; estos roles funcionan como mecanismos cognoscitivos y perceptivos por los cuales la diferenciación biológica se convierte en diferencia social (Bonilla, 1998. 145).
Rosa Cobo (1994. P. 57) refiere la noción de género y sostiene que lo femenino y lo masculino no son hechos naturales o biológicos sino culturales, formas en que la vida social se organiza, se divide simbólica y empíricamente, y dan como resultado que las diferencias anatómicas sexuales sean usadas para justificas la desigualdad social y política.
Como parte de esta construcción se han establecido relaciones de género (entre mujeres y hombres, entre los masculinos y las femeninas), dichas relaciones están basadas en la desigualdad:
Subordinación de las mujeres antes los hombres (de lo femenino ante lo masculino)
Desprecio a lo femenino (misoginia y homofobia)
Desconocimiento de las aportaciones de las mujeres y lo femenino (androcentrismo)
Significado de las mujeres (y lo femenino) como inferiores en relación con los hombres (y lo masculino)
La perspectiva de género ese el análisis de la sociedad que busca comprender las relaciones sociales entre mujeres y hombres (y entre lo femenino y lo masculino) (Cazés, 2000). Nos permite identificar:
a) Las relaciones de desigualdad.
b) La injusticia y opresión que significan los roles de género: binarios, diferenciados, excluyentes y desiguales.
d) La violación de derechos políticos y ciudadanos de las mujeres y de los hombres que nos salimos de los estereotipos de género.
e) Las oportunidades para avanzar en la construcción de la equidad de género.
Masculinidades hegemónicas y masculinidades subordinadas
Para entender cómo se construyen jerarquías de masculinidad, definiremos la masculinidad y el modelo hegemónico a partir de los conceptos de Kimel y Connell, de la siguiente manera.
"La masculinidad es un conjunto de significados siempre cambiantes, que construimos a través de nuestras relaciones con nosotros mismos, con los otros, y con nuestro mundo. No es estática ni atemporal; es histórica; no es la manifestación de una esencia interior; es construida socialmente; no sube a la conciencia desde nuestros componentes biológicos; es creada en la cultura. Significa situaciones diversas en diferentes épocas para diferentes personas. Hemos llegado a conocer lo que significa ser un hombre en nuestra cultura al ubicar nuestras definiciones en oposición a un conjunto de otros, minorías raciales, minorías sexuales y, sobre todo, las mujeres" (Kimel, 1997, p.49).
Feminidad
Es un concepto que alude a los valores, características, comportamientos y naturaleza intrínsecas de la mujer, como género. Tiene su contrapartida en el concepto de masculinidad. El concepto de feminidad también se ha desarrollado como "ideal de feminidad" en el sentido de un patrón o modelo deseable de mujer.
Históricamente la oposición entre "feminidad" y "masculinidad'' se presentó a través de la religión, mediante el desarrollo del culto lunar y solar. La fertilidad fue entonces una de las características más antiguamente asociadas con la feminidad, relacionada a su vez con la Tierra.
La antigua división del trabajo entre varones y mujeres también influyó considerablemente en el desarrollo de la idea de feminidad, incluso en tiempos modernos. El cuidado de los niños y las tareas domésticas adquirieron una relación estrecha con la feminidad, y el hogar pasó a representar un espacio social "femenino", por oposición al espacio social fuera del hogar, que comenzó a identificarse con lo masculino.
Probablemente derivado de la división sexual del trabajo que atribuyó a las mujeres las funciones relacionadas con la reproducción de la especie, se estableció también desde antiguo la noción de "belleza" como componente y deber intrínseco de la feminidad. (Banus, 2000)
Seducción
Se puede considerar la seducción como un conjunto de expresiones y manifestaciones, aspectos psicofísicos y comportamentales, que emanan de la forma de ser de la personas, con el fin de conseguir una interacción con los otros. Todas las personas pueden ser seductoras, desean gustar a los demás, ser queridas y reconocidas, ser valoradas, como padre o madre, como profesional, como amiga o amigo.
Para seducir se emplea el arte de sugerir, mostrar o insinuar, para ello se utilizan miradas, palabras que acarician, silencios persuasivos, gestos y contactos oculares, etc.
Como se puede observar la seducción tiene un carácter universal, seducir está inscrito en la naturaleza humana y sus señales son instintivas, además de poder moldearlas y modelarlas a través del aprendizaje. El proceso de la seducción es una forma de llamar la atención, una disposición que activa la conducta y promueve actitudes para la conexión con otro ser humano desde el mismo a través de la comunicación verbal y no verbal.
5.1 La intencionalidad de la seducción
La seducción supone la intencionalidad de generar interés por lo implícito, una forma de comportarse del ser humano para conseguir una respuesta de los otros, de recoger en lo imaginario lo que este desea en la realidad influenciando con habilidad en otra persona con algún propósito.
El proceso de la seducción implica una serie de comportamientos que configuran una estrategia de intencionalidad, un conjunto de interacciones interpersonales con una intencionalidad implícita. Se ofrecen procedimientos sutiles para manifestar disponibilidad en el ámbito de la vida en que se de la seducción.
Por ello se intenta distinguir diferentes componentes de la seducción:
– Dirección: la seducción se dirige hacia una meta, conforma un objetivo hacia el que se dirige el comportamiento y la conducta.
– Sentido: se dan ciertos comportamientos implicados que llevan al ser humano a seducir o a no seducir.
– Secuencia: se da un proceso entre lo que desea, la intencionalidad y los comportamientos que lleva a cabo en la seducción.
– Motivación: la necesidad o el impulso que lleva al ser humano a seducir en busca de su objetivo.
En la seducción queda implícito el deseo de gustar al otro, mostrando el mejor perfil, mostrando el yo, lo que supone la seducción autentica y genuina, en la que el comportamiento antes y tras conseguir el objetivo, tras llevar a cabo la intencionalidad, será el mismo y corresponde con la personalidad, el carácter y el ser; pero puede darse también la seducción con intencionalidad manipuladora., en la que el yo imaginario es el que intenta justificarse y gustarse. Este tipo de seducción supone la expresión de perfiles diferentes del mismo ser humano con el objetivo de seducir, cambiando, posteriormente, las actitudes.
La persona que utiliza una seducción manipuladora no se mostrará con su propio yo, sino que simulará o utilizará registros que no pertenecen a su verdadera naturaleza. Utilizará gestos, palabras. que harán prever a la persona seducida una situación futura que, posteriormente, no se dará ya que el que utiliza la seducción manipuladora, tras conseguir lo que espera y desea cambiará su comportamiento y su actitud seductora, y todo ello supone la ruptura de las expectativas formuladas por la persona seducida. Se debe destacar que se trata de un tipo de seducción basada en el engaño y en la búsqueda de satisfacción de las necesidades e intereses del propio yo.
Convencionalismo del rol femenino y el juego de seducción
El convencionalismo del rol femenino en el juego de seducción se basa en que la mujer debe ser la que incite para que el hombre pueda entrar en la interacción y así conseguir ambos lo que quieren de este juego, cabe mencionar que en las distintas culturas del mundo el juego de seducción es el preámbulo al contrato donde se establecerán las bases del trueque y este trueque suele ser inconsciente, por al menos una de las partes.
El juego de seducción manejado en la actualidad por las mujeres, denominadas por la sociedad, deseables, no es mas que un trueque sexual que maneja como privilegios a obtener: compañía temporal, matrimonio, estatus o inclusive dinero, convirtiendo así en un trabajo sexual sin previo acuerdo explicito.
Sherry Argov (2005), basa su libro "porque los hombres aman a las cabronas" en el juego de poder entre la pareja mediante la relación sexual y en como ésta es el privilegio primordial en la negociación para obtener cada uno lo que a el mejor convenga y así culminar el mas grande negocio, la relación de pareja.
Conclusiones
A lo largo de esta investigación se ha llegado a las siguientes conclusiones.
1.- el papel que juega la seducción es el mismo que juega el contrato en una transacción de compra-venta.
2.- Se encontró que en la sociedad actual, se ha educado tanto al hombre como a la mujer que el acto sexual es una especia de trofeo a ganar para los hombre y de premio a otorgar por las mujeres, basando la estima de la relación de pareja, únicamente en el acto sexual. (entiéndase, coito, sexo anal, oral o intercambios eróticos)
3.- El valor de la mujer incrementa o disminuye en virtud del tiempo de espera para culminar el acto sexual, según la concepción actual general masculina.
4.- Es la mujer la que establece a la relación sexual como una moneda de cambio, esto no es por iniciativa propia, sino más bien por el rol que la sociedad le ha asignado.
5.- En la seducción se establecen los términos para iniciar o mantener una relación de pareja desde el punto de partida de una promesa de obtención de beneficios.
6.- La prostitución no existe únicamente como la contratación o venta de un servicio sexual de manera explicita, si no que también existe en la pareja a cambio de los favores que a las partes convengan.
Referencias
1 http://www.sexologia.com/index.asp?pagina=http://www.sexologia.com/articulos/poder/Elpoderenlapareja.htm
Bibliografia
Díaz Camarena, Armando. (SF). Hombres, conciencia y encuentros: . Guadalajara, Jal. México. Sin Editorial. Segunda Edición (Centro de la Diversidad).
Kimel, M. (1997). "Homofobia, temor, vergüenza, y silencio en la identidad masculina", en Masculinidades, poder y crisis (pp. 49-62) ISIS, FLACSO. Chile, 1997.
Diaz, A. (1997) Manual de capacitación sobre VIH/SIDA. México; COESIDA, Jalisco.(1997) Implementación de un programa de Información sobre SIDA en seis Comunidades de Jalisco, por medio de Promotores Comunitarios. Tesis de titulación como Lic. En Psicología. México: Universidad de Guadalajara.
Cobo, R. (1994). "Género" en Amorós, C. (comp.). Diez palabras clave sobre mujer (pp. 5581). España: Verbo Divino.
Cazés, D. (2000). Perspectiva de género. Guía para diseñar, dar seguimiento y evaluar proyectos de investigación y acciones públicas y civiles. (38-54) México: CONAPO.
Bánus, Enrique. (2000). El espacio social femenino = Women"s social state. Pamplona. New Book Ediciones
Davis, Flora. (1998). La comunicación no verbal. Alianza Editorial.Del Campo Yécora, M.; Tejero Maeso, J.A. (2005). La intencionalidad del Psicólogo. Revista del Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia, Nº9, junio de 2005.Nazare-Aga., I. (2001). Ni contigo ni sin ti. Los manipuladores y el amor. Ediciones Robinbook. S.L.Polaino Lorente, A, Martínez Cano, P. (2002). La comunicación en la pareja. Errores psicológicos más frecuentes. Ediciones Rialp, S.A.Rojas, E. (2004). Los lenguajes del deseo. Claves para orientarse en el laberinto de las pasiones. Ediciones temas de hoy. S.A.
Wataru Ohashi. (1995). Cómo leer el cuerpo. Manual de Diagnosis Oriental. Barcelona: Ediciones Urano.
Autor:
Erika S. Magaña M.
Alejandra Navarro
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