Este virus infecta el endotelio capilar y varios tipos de células inmunes, presentando una letalidad de hasta el 90%.
Tras el contagio, a través de fluidos corporales, el periodo de incubación varía de los 2 a los 21 días; es decir, se trataría del intervalo de tiempo que va desde la infección, hasta el momento en el que aparecen los síntomas.
El virus circula rápidamente por la sangre, coloniza el sistema sanguíneo, y penetra en algunos órganos, el hígado suele ser uno de los primeros en ser afectado. Hay un periodo entre 7 y 10 días en los que se evidencia si el sistema inmunológico pueden vencer al germen, si es así el paciente será inmune.
Cuando se habla de una epidemia, los científicos habitualmente buscan al llamado "paciente cero," rastreando los orígenes de la enfermedad y cómo se fue expandiendo a otras ciudades.
Si bien el ébola existe desde hace décadas, la variante que estamos experimentando actualmente es que quizás el brote del 2014 en África, es el más grande de la historia y ha dejado la mayor cantidad de enfermos y muertos.
En África las personas están migrando desde las aldeas a ciudades en grandes números, facilitando el contagio.
Además, producto de la inestabilidad y las guerras civiles que afectan a los cuatro principales países donde se vive este brote de ébola: Guinea, Liberia, Sierra Leona y Nigeria, la atención médica es escasa y no hay recursos para generar cuarentenas efectivas.
En el caso de los países occidentales, las cosas no son tan complicadas. Si bien hay personas contagiadas, específicamente trabajadores de la salud que han vuelto a sus naciones, lo han hecho bajo estrictas medidas de seguridad y han sido internadas de inmediato en cuarentena.
PRIMERA ETAPA:
Fiebre súbita alta.
Dolor de cabeza y de garganta.
Dolores musculares y molestias en las articulaciones.
Erupción cutánea (aparición de erupción rojiza en la piel).
Ojos rojos (congestión conjuntival).
Hemorragias internas y externas en algunos casos.
Disfunción renal y hepática.
SEGUNDA ETAPA:
Sangrado de nariz, oídos y ojos.
Paladar rojo.
Sangrado gastrointestinal.
Conjuntivitis.
Dolor en la piel.
Genitales inflamados.
Erupción corporal (con hemorragias).
Puede haber síntomas:
Shock.
Coma.
Coagulación.
El virus del Ebola se introduce en la población humana por contacto estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados. En África se han documentado casos de infección asociados a la manipulación de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puerco espines infectados que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
Posteriormente, el virus se propaga en la comunidad mediante la transmisión de persona a persona, por contacto directo (a través de las membranas mucosas o de soluciones de continuidad de la piel) con órganos, sangre, secreciones, u otros líquidos corporales de personas infectadas, o por contacto indirecto con materiales contaminados por dichos líquidos.
Existen exámenes de laboratorio específicos que permiten la detección de la presencia del virus del Ébola en la sangre o en el suero del paciente, especialmente en la fase aguda. Destaca la determinación del ARN genómico o subgenómico.
No obstante, la técnica de detección utilizada más comúnmente es la detección de anticuerpos por el método ELISA, la cual está basada en la capturación de los anticuerpos presentes en el suero del paciente cuando éstos reaccionan con una proteína del virus.
Antes de establecer un diagnóstico de EVE hay que descartar el paludismo, la fiebre tifoidea, la shigelosis, el cólera, la leptospirosis, la fiebre recurrente, la meningitis, la hepatitis y otras fiebres hemorrágicas víricas.
Las infecciones por el virus del Ebola solo pueden diagnosticarse definitivamente mediante distintas pruebas de laboratorio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido una serie de recomendaciones básicas para el control y prevención del contagio del virus del Ébola:
Disminución del riesgo de infección humana:
– Disminuir el contacto con animales salvajes que pudieran estar infectados, tales como simios, monos y murciélagos.
– Evitar el consumo de carne cruda.
– Al manipular animales utilizar siempre guantes y prendas protectoras.
– Utilizar guantes, mascarillas y batas especiales para disminuir el riesgo de transmisión de persona a persona.
– Lavarse las manos frecuentemente con agua caliente y jabón, especialmente después de visitar a familiares enfermos en el hospital.
Prevención de la infección en centros de salud:
– Uso de medidas de aislamiento.
– Utilización de equipos necesarios (tales como batas, guantes y tapabocas) para la reducción del riesgo de transmisión desde los enfermos hacia el personal sanitaria
No existe en la actualidad ningún tratamiento médico dirigido a combatir el virus del Ébola. Es decir, solo nos encontramos ante tratamientos médicos sintomáticos para el tratamiento de la fiebre y el dolor.
Es importantísimo que los médicos lleven un control estricto de los signos vitales, como son: frecuencia cardíaca, pulso y presión arterial.
Autor:
Lic. Juana De La Rosa Ramírez
Centro Educativo Sector Sur Este
(Año Lectivo 2015-2016)