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Base sobre la filosofía de Platón


  1. Introducción
  2. ¿Que es filosofía según Platon?
  3. Últimas aclaraciones caps. I, II, III
  4. Conocimiento perfecto, referido al mundo de las ideas, consecuencia del ejercicio de la razón

Introducción

La filosfia de platon es considerada muy importante desde su epoca hasta hoy en dia, cabe recordar que desde ese entonce solo se ha dicho cosas que platon o aristoteles ya han mencionado, simplemente se ha hecho comentarios, reelecturas y objeciones a partir de lo que ellos comentaron. La filosofia de platon es una filosofia fundamentada en el mundo de las ideas, esto es lo central de ella, sim embargo, platon habla tambien de cosmologia, antropologia, psicologia, sociedad, politica, etica. entre otras… En estas lineas se tratarà de responder varios interrogantes y abordar varios conceptos platonicos como lo son: filosofia, doxa, episteme, las ideas y el sumo bien, partiendo de la lectura que se le ha hecho a la alegoria o mito de la caverna, claro està mirando como concibia el este conceptos y como se entienden ahora en la modernidad.

comienza platon este dialogo pidiendo que imaginemos unos prisioneros que desde su infancia estan en una caverna sujetados por cadenas a los pies y en el cuello que les impide voltear y mirar hacia otro lugar que no se lo que tienen al frente, en este frente hay un muro, atrás un orificio por donde entra la luz del sol, por encima pasan personas hablando y la luz del sol proyecta la sombra de estas personas sobre el muro, esto es lo ùnico que alcanzan a ver, despues cuenta la liberacion de uno de estos prisinoeros que alcanza la luz y entra en el mundo real… Aquí platon describe la situacion que los seres humanos tienen respecto al conocimiento y que asì como los prisioneros solo ven sombras, nosotros estamos ciegos porque solo captamos lo que nos presentan los sentidos y por esto necesitamos de la filosofia para que nos libere y permita que lleguemos al mundo verdadero al mundo de las ideas.

¿Que es filosofía según Platon?

1. diferencia entre doxa y episteme.

platon distingue dos tipos de conocimiento, la ciencia (episteme) y la opinion (doxa). la doxa para platon es un tipo de conocimineto, claro està un tipo de conocimineto inferior en la escala de conocimiento y se fundamenta en l a percepcion, en las cosas que captamos por medio de los sentidos, es decir, se refiere al mundo sencible a las entidades que se encuentran en una dimension espacio-temporal en el mito de la caverna el mito identifica a la caverna como el mundo de las cosas. En ella, existen imitaciones de la superficie (el mundo de las Ideas), pero son imperfectas y engañosas: las sombras en la pared son imitaciones de las sombras de los objetos de la superficie, el fuego es la imitación del Sol, etc. Ante este panorama, los prisioneros sólo pueden conocer lo que ven, es decir, sólo son capaces de ver sombras en la pared, y ellos las identifican con la realidad.

nop obstante, el conocimineto que tienen ellos de sì mismo es mera sombra, de allì que si alguno de ellos es liberado, y es capaz de ver el fuego, y el resto de los elementos de la caverna (las sombras proyectadas en el agua, al igual que el agua vendrìa perteneciendo al mundo sencible, los prisioneros mismos, los objetos naturales y artificiales que se puedan encontrar en la caverna), estarìa mas cerca del conocimineto verdadero, sin embargo este conocimineot no serìa verdadero aun. y cuando es liberado sale y vuelve a decir a los otros compañeros que el mundo allà fuera es diferente, estos son capaz de golpearlo e incluso ocacionarle la muerte. el conocimiento sensible platon lo divide en: creencia y la imaginacion o conjetura. La imaginación o conjetura, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando percibimos sus sombras o sus reflejos y la creencia que es el conocimiento que surge de la percepción directa de las cosas.

Así, a los objetos de la realidad puramente material le corresponderá un conocimiento sólo aparente la opinión. Sin embargo, cuando el alma logra liberarse de las cadenas del mundo sensible y elevarse al Mundo de las Ideas surge la posibilidad del conocimiento verdadero y absoluto, es decir, de la ciencia auténtica. Así pues, vemos que la calidad del conocimiento depende de la calidad del objeto conocido, de ahí que siendo la Idea de Bien la suprema realidad, su conocimiento sea el conocimiento supremo, la suprema sabiduría. Asimismo, puesto que las cosas son en tanto que participan de la Idea de Bien, también serán conocidas en función del grado de participación, de manera que puede decirse que la Idea de Bien es también la causa del conocimiento cierto de todas las cosas.

Por otra parte, sólo quien llega al conocimiento de la Idea de Bien puede ser sabio y sólo el sabio puede obrar con sabiduría, es decir, sólo el sabio puede obrar bien. De aquí se deduce que el ignorante que no sabe qué es el Bien nunca podrá obrar con sabiduría. por lo que los más adecuados para gobernar la polis son, sin duda, los filósofos, pues son los únicos que, siendo capaces de elevarse hasta el conocimiento de la Idea de Bien, podrán ser guiados por éste para ser gobernantes buenos y justos.

En su concepción de la realidad Platón es heredero de otros autores. El cambiante mundo sensible es concebido de acuerdo con la idea de Heráclito de que toda la realidad está sometida a un incesante cambio. Parménides le inspira cuando caracteriza a las Ideas del Mundo Inteligible con las mismas características que el ser (inalterables, perfectas…). Pitágoras, con su teoría de la transmigración de las almas, es un claro precedente de la caracterización del alma como inmortal, concepción que también comparte con Sócrates.

Así, a los objetos de la realidad puramente material le corresponderá un conocimiento sólo aparente la opinión. Sin embargo, cuando el alma logra liberarse de las cadenas del mundo sensible y elevarse al Mundo de las Ideas surge la posibilidad del conocimiento verdadero y absoluto, es decir, de la ciencia auténtica.

Así pues, vemos que la calidad del conocimiento depende de la calidad del objeto conocido, de ahí que siendo la Idea de Bien la suprema realidad, su conocimiento sea el conocimiento supremo, la suprema sabiduría. Asimismo, puesto que las cosas son en tanto que participan de la Idea de Bien, también serán conocidas en función del grado de participación, de manera que puede decirse que la Idea de Bien es también la causa del conocimiento cierto de todas las cosas.

Por otra parte, sólo quien llega al conocimiento de la Idea de Bien puede ser sabio y sólo el sabio puede obrar con sabiduría, es decir, sólo el sabio puede obrar bien. De aquí se deduce que el ignorante que no sabe qué es el Bien nunca podrá obrar con sabiduría. por lo que los más adecuados para gobernar la polis son, sin duda, los filósofos, pues son los únicos que, siendo capaces de elevarse hasta el conocimiento de la Idea de Bien, podrán ser guiados por éste para ser gobernantes buenos y justos.En su concepción de la realidad Platón es heredero de otros autores. El cambiante mundo sensible es concebido de acuerdo con la idea de Heráclito de que toda la realidad está sometida a un incesante cambio. Parménides le inspira cuando caracteriza a las Ideas del Mundo Inteligible con las mismas características que el ser (inalterables, perfectas…). Pitágoras, con su teoría de la transmigración de las almas, es un claro precedente de la caracterización del alma como inmortal, concepción que también comparte con Sócrates.

Últimas aclaraciones caps. I, II, III

Las primeras líneas del mito de la caverna advierten de que el relato esta relacionado con la naturaleza humana y con la importancia de la educación en este proceso de la vida humana hacia su destino: el conocimiento, la felicidad y la perfección. El ser humano se encuentra entre el mundo de abajo y el mundo de arriba: su cuerpo pertenece al mundo físico, imperfecto, cambiante, perecedero, mientras que su alma pertenece al mundo inteligible, perfecto e inmutable. Por eso el mito presenta al hombre encadenado en el interior de la caverna, confundido en un mundo de apariencias, de sombras, que su ignorancia interpreta como la auténtica realidad.

Sin embargo, aunque esclavo de un cuerpo que le desvía de su auténtica naturaleza y de su destino, tiene como vocación salir de la caverna hacia la luz y conocer el verdadero mundo real, liberarse, en suma, de las cadenas de los prejuicios y la ignorancia. En esto consiste la felicidad humana, en vivir conforme a lo real, a lo perfecto, a lo racional.

El camino del conocimiento Para conseguirlo el alma humana tiene una facultad natural, la inteligencia, que le permite ascender en el camino del conocimiento; aunque el camino que lleva a la luz, a la auténtica realidad, a la liberación es tortuoso. En primer lugar, porque, aunque el alma humana aspira a lo inteligible, el cuerpo se siente atraído por lo sensible y no puede por sí solo ascender. En segundo lugar, porque es costoso dudar de las seguridades de nuestras creencias, de nuestros prejuicios, que son cadenas que nos impiden mirar con los ojos de la inteligencia.

El propio Platón decía en el Fedón por boca de Sócrates que la plena realización de este destino, que exige la liberación de los prejuicios, no puede cumplirse hasta que se produzca la separación definitiva del alma, es decir, con la muerte. En este sentido define la filosofía como el «arte de saber morir».

El relato de la caverna presenta diferentes momentos que van marcando la secuencia de este proceso de liberación que Platón llama dialéctica: es un recorrido por diferentes fases del conocimiento que nos van situando ante los diferentes grados de perfección de lo que existe. Partiendo de la percepción de las sombras de los objetos encontramos al final del camino la verdadera realidad y la Idea de Bien, que, como el sol, ilumina todo el, conocimiento intelectual.

El papel del filósofo El ser humano no se encuentra solo en este viaje. Al filósofo, que ha conseguido salir de la caverna y contemplar la luz, la auténtica realidad, como Sócrates, corresponde retornar y ayudar a otros en el difícil ascenso hacia el exterior de la caverna.

Sin embargo, el papel del filósofo es arriesgado: las cadenas de los prejuicios son fuertes e invisibles y mantienen al ser humano en la comodidad de la costumbre, incompatible con la verdad. El filósofo es una figura molesta para los ignorantes; por eso, corno Sócrates, es incomprendido e incluso maltratado.

En síntesis, la condición humana aspira a lo inteligible y a lo perfecto. Pero el hombre tiene diferentes pulsiones: es atraído por el conocimiento, pero también por el placer, por el poder, por la comodidad o el miedo, que le pueden hacer aferrarse a la ignorancia. El ser humano tiene que armonizar todas las pulsiones desde la razón y para ello necesita de la educación. La finalidad de la educación es facilitar el proceso de realización de la virtud según la propia naturaleza humana. A los filósofos corresponde guiar al alma y a la ciudad hacia la armonía cuyo resultado es la justicia.

REDACCIÓN: El alma y el conocimiento de la realidad Hemos visto cómo el dualismo de Platón entre lo sensible y lo inteligible, entre lo material y espiritual, se manifiesta también en la naturaleza humana: el ser humano es un compendio de dos mundos, alma y cuerpo. El alma o psiqué es el principio que da vida al cuerpo, pero también es el principio racional que ordena la vida a través del conocimiento de lo universal y perfecto. El destino del hombre es «salir de la caverna» y vivir conforme al alma, es decir, conforme a lo perfecto, a lo racional, a las ideas. ¿Pero cómo es posible llegar a este conocimiento de las ideas? Las clases de conocimiento Platón distingue dos tipos de conocimiento: dóxa, o conocimiento sensible, y nóesis, o conocimiento intelectual.

La dóxa comienza en la sensación, en la percepción de las imágenes, eikasía, y nos permite forjarnos una creencia, pistis, sobre el mundo que tenemos ante nosotros. Esta visión del mundo es el resultado de la opinión sobre lo cambiante, de lo que nos parece que es, pero sólo refleja un mundo imperfecto. La dóxa no cumple las condiciones de un conocimiento universal que pueda guiar nuestra vida hacia lo perfecto.

El auténtico conocimiento, capaz de desvelarnos la verdad, alétheia, sólo puede ser un conocimiento intelectual, nóesis. Cuando somos capaces de «mirar» con la inteligencia prescindiendo de los sentidos descubrimos el mundo inteligible. Eso les ocurre a los geómetras, cuyo conocimiento, dianoia, toma las figuras sensibles como pretexto para pensar en aquello a lo que se parecen y que no puede percibirse, las figuras ii matemáticas. – Finalmente, la epistéme es el verdadero conocimiento científico, universal y necesario, sin referencia alguna a lo sensible. La epistéme permite conocer los modelos racionales de la realidad, las ideas, y las relaciones entre éstas. A este conocimiento, que también llamará Platón «dialéctico», le corresponde la función ordenadora de la vida humana: sólo quien es capaz de remontarse por encima de lo particular y llegar a conocer perfectamente lo que es justo en sí puede vivir justamente.

' Los objetos de conocimiento Conocimiento y realidad están unidos en la filosofía platónica, a cada grado de conocimiento debe corresponder un objeto conocido. Será la necesidad de justificar un conocimiento de lo universal y perfecto la que conducirá a Platón a afirmar la existencia de una realidad universal y perfecta, las ideas.

Siguiendo el símil de la línea del libro VI de la República, encontramos las diferentes clases de conocimiento y los objetos o realidades que corresponden a cada una de ellas. El cuadro está organizado en torno a dos ejes: un eje vertical y un eje horizontal. Si seguimos el eje vertical, encontramos a la izquierda los tipos de conocimiento y a la derecha los objetos conocidos. Podemos reproducir el camino de liberación y conocimiento del mito de la caverna si partiendo de la dóxa ascendemos desde el conocimiento de las imágenes y los objetos físicos hasta la nóesis o conocimiento inteligible que conoce las realidades inteligibles o noetá: los objetos de la matemática y las ideas o formas.

Si seguimos el eje horizontal, encontramos una división entre la parte superior, en la que aparece un mundo perfecto, auténtico e inteligible, y la parte inferior, donde está ubicado un mundo imperfecto, sensible e inestable, copia del mundo inteligible. Cada una de estas dos mitades, la de arriba y la de abajo, podría dividirse a su vez en otras dos; de ese modo comprobamos que las ideas son con respecto a los objetos de la matemática lo que los seres físicos son con respecto a las imágenes, es decir, los primeros son la causa del conocimiento de los últimos. El conocimiento de la realidad parece explicarse desde el mito de la caverna como el efecto de un juego de espejos.

Conocer es recordar. La reminiscencia En el Menón la preocupación ética conduce a Platón a la preocupación epistemológica: ¿cómo es posible conocer lo universal, la esencia o el eidos de la virtud, aquello por lo que llamamos a las acciones o a las personas virtuosas? La pregunta equivale a cuestionar cómo es posible el conocimiento de lo perfecto y universal teniendo en cuenta que el mundo que tenemos ante nosotros es un mundo del devenir, de lo particular e imperfecto. La respuesta de Platón se presenta como «verdad de los sacerdotes y de los poetas». El alma es inmortal y en su existencia anterior a su encarnación en el cuerpo «ha visto tanto lo de aquí congo lo del Hades». Luego el alma conoce los modelos universales de la realidad, las ideas. El verdadero conocimiento o epistéme es el recuerdo o reminiscencia, anámnesis, de aquello que el alma ya ha conocido en una existencia anterior: «el aprender no es otra cosa que recordar […] y esto no sería posible si nuestra alma no hubiera existido en otro lugar antes de llegar a ser en esta forma humana» (Fedón 72c). El conocimiento de las ideas no es, por tanto, el resultado de un proceso inductivo de lo particular, sensible e imperfecto a lo universal, inteligible y perfecto, sino el recuerdo de las ideas que nos permite comprender el mundo sensible como un reflejo del mundo de las ideas.

La verdad se encuentra dentro de cada ser humano y para recordarla hay que seguir el camino de la dialéctica. La función educadora del filósofo consiste en facilitar este aprendizaje que consiste en recordar; así lo había entendido Sócrates en la mayéutica.

Conocimiento perfecto, referido al mundo de las ideas, consecuencia del ejercicio de la razón

Platón distingue dos géneros fundamentales de conocimiento: la ciencia (epistéme) y la Opinión. A su vez, el tipo de conocimiento que denomina ciencia se divide en ciencia en sentido estricto (o inteligencia (noûs) o dialéctica o filosofía) y pensamiento discursivo, y a Opinión en creencia y conjetura. La noción actual de ciencia no coincide totalmente con la platónica: para este filósofo la ciencia era el conocimiento estricto (universal y necesario) de lo absoluto, de lo eterno (que identificaba con las Ideas) y una tarea eminentemente racional. Sólo la ciencia que llamamos matemática coincide casi totalmente con esta forma de entender la ciencia, pero muchos conocimientos que ahora llamamos científicos caerían en lo que Platón denomina mera opinión; por ejemplo, los que apenas son algo más que meras especulaciones en un caso, o generalizaciones empíricas en otro, como la sociología, la psicología, la economía… Por el contrario, la física teórica estaría a medio camino entre la opinión y la ciencia, dado su carácter eminentemente matemático y racional.

BASE SOBRE LA FILOSOFÍA DE PLATÓN

Enviado por: Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®

www.monografias.com/usuario/perfiles/ing_lic_yunior_andra_s_castillo_s/monografias

Santiago de los Caballeros, República Dominicana, 2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"®

 

 

 

Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.