"Lo peor que podía ocurrir a la Revolución era disolver su principal instrumento de movilización y de combate. No tardó el periódico "Patria" en dejar de publicarse, aún cuando algunos patriotas intentaron mantenerlo."[11]
"Con estas medidas, la orientación reaccionaria encabezada por Estrada Palma preparaba el camino para impedir toda posible resistencia política a los esfuerzos anexionistas o dominadores"[12]
Los otros dos organismos fueron hábilmente enfrentados por la política divisionista del gobierno de los Estados Unidos. A nombre de la Asamblea de representante viajó a los Estados Unidos, el General Calixto García, buscando un reconocimiento ante el gobierno de Washington para el organismo elegido de la Cuba insurrecta, pasó varios meses, recibido por funcionarios menores pero sin lograr nada oficial y encontrando la muerte en cumplimiento de la misión que le encomendaron.
Fracasada esta misión la Asamblea trató de concertar un empréstito con la banca privada norteamericana para licenciar al Ejército Libertador, la gran preocupación de los ocupantes, lo que de haberlo logrado le daba un reconocimiento de facto como organismo de Cuba; la maniobra del gobierno norteamericana fue enviarle a Máximo Gómez una misión privada presidida por Gonzalo de Quesada[13]y acompañado por el periodista Robert Porter amigo del presidente McKinley quien le llevaba el mensaje de este presidente garantizándole que la independencia de Cuba iba a ser respetada y ofreciéndole a Gómez 3 millones de dólares a modo de dádiva para licenciar al Ejército Libertador.
Gómez aceptó el dinero y con ello desconoció la soberanía de la Asamblea de Representante, ahora radicada en La Habana[14]enfrentándose de manera abierta a esta, quien terminó destituyéndolo de su cargo el 12 de marzo de 1899. La popularidad del gran guerrero cubano-dominicano hizo salir al pueblo habanero quien fue a desagraviarlo en la Quinta de los Molinos, donde se alojaba desde el 24 de febrero de 1899, y le hizo perder a la Asamblea su poca popularidad; días después el gobierno de Estados Unidos proclamó que no reconocía ninguna autoridad cubana u organismo revolucionario para negociar el desarme del Ejército Libertador. La Asamblea del Cerro debilitada por las protestas populares, acéfala de liderazgo, acordó disolverse el 4 de abril de 1899. Ya no había ningún mecanismo de la Revolución Independentista.
El Ejército Libertador fue licenciado, aunque para entonces ya muchos habían vuelto a casa sin esperar la orden y otros tantos rechazaron aquella paga por considerarla injuriosa, no habían peleado para esto. Al licenciarse los mambises debían entregar sus armas al ejército interventor, preocupado por hacer desaparecer al brazo armado de la Revolución Independentista Cubana. Este fue el verdadero propósito de los Estados Unidos al enfrentar al General en Jefe del Ejército Libertador y a la Asamblea del Cerro.
El Gobierno Interventor de los Estados Unidos se posesionó el 1º de enero de 1899 y extendió su mandato hasta el 20 de mayo de 1902, en ese período de tiempo la Isla fue gobernada por John Brooke (1899-1900) y Leonardo Word (1900-1902); ambos tenían una tarea, crear las condiciones para la anexión de Cuba.
Para ello crearon un gobierno pragmático para la isla, donde al lado del interventor pusieron una figura de la sociedad cubana entre los que se incluyeron autonomistas, independentistas, conservadores y destacadas figuras intelectuales y científicas del país.
La primera medida del gobierno interventor fue rebajar los aranceles de entrada de las exportaciones norteamericanas hacia la Isla[15]sin que pudiera hacer lo mismo con los productos cubanos que entraban a los Estados Unidos. Con el consiguiente beneficio de los capitalistas norteamericanos y los comerciantes importadores en Cuba, la mayoría de origen español y en su mayoría enemigos de la independencia.
Realizan un amplio programa de salud pública, organizando campañas de higiene en las ciudades, construyendo obras de alcantarillado y dictando órdenes sanitarias muy beneficiosas para el país.
Implementan una reforma en la enseñanza, creando un sistema educacional perfeccionado en todos los niveles, abriendo escuelas y ampliando el perfil formativo de la Universidad de La Habana.
Crean el Tribunal Supremo de Justicia, los Juzgados Correccionales, la policía urbana y la guardia rural, en estos cuerpos reclutando indistintamente a individuos que sirvieron a régimen español o a la causa de la independencia.
Todas estas medidas con el fin de perfeccionar los mecanismos de dominación al estilo de Estados Unidos, crear un estado de confianza en la población, principalmente en las clases pudientes, dar un mínimo de preparación a la población humilde y construir una infraestructura capaz de permitir una posterior penetración de capitales y de población norteamericana.
Los fondos para estas reformas salieron del tesoro público de la Isla del cual no se hizo una buena administración si tenemos en cuenta que el gobierno de Wood cerró el año fiscal de 1901 con un déficit de 700 000 pesos y en los cinco meses que gobernó en 1902 su gasto ascendió a 900 000 pesos.
En cuanto a las inversiones, si bien se creó una Ley que prohibió a los norteamericanos conceder privilegios a sus connacionales en el tema de inversiones, esta se vulneró con frecuencia, aunque la gran penetración norteamericana en Cuba vendría después.
Durante la intervención el gobierno de los Estados Unidos comprendió que la anexión no gozaba con la simpatía y apoyo de la mayoría de los cubanos y por esta razón maniobraron para crear los lazos dependientes necesarios para controlar los asuntos de la isla y sobre todo su economía. Por ello el gobierno yanqui cambió el rumbo de su política con respecto a Cuba. En abril de 1900 se puso en vigor la Ley Electoral para la Isla en virtud de la cual tendrían derecho al voto los mayores de 21 años, que supieran leer y escribir, que poseyeran bienes no menores de 250 pesos o que hubiesen peleado en las filas del Ejército Libertador.
La Ley Electoral dejaba fuera a miles de cubanos pobres y analfabetos que eran la mayoría en el país, incluyendo la población negra que en su mayoría se incluía en este grupo marginal de los excluidos. Baja estas premisas se efectuaron las elecciones para convocar una Asamblea Constituyente en la que los independentistas fueron los ganadores frente a las corrientes conservadoras que habían estado al lado de España hasta su caída y ahora coqueteaban con la anexión descaradamente.
De un 1 572 797 habitantes que tenía la isla, solo pudieron empadronarse 150 648 y de ellos votaron 110 816.[16]
Para estas elecciones municipales se crearon tres partidos políticos: Unión Democrática, que reunía a los autonomistas y a los simpatizantes de la anexión, era el partido de la oligarquía, gente de poder y muy bajo patriotismo. Los Republicanos, en el que reúnen los independentistas más radicales y los Nacionalistas, simpatizantes de la independencia, pero moderados.
Las elecciones se produjeron el junio de 1900 con la presencia de los dos partidos de la independencia, porque los nacionalistas, pese a todo no habían podido organizar una plataforma creíble en el pueblo cubano y se retiraron, con el disgusto del gobernador, que los apoyaba.
El 5 de noviembre de 1900 se reúne la Asamblea Constituyente que tuvo en Juan Gualberto Gómez, Manuel Sanguily y Salvador Cisneros Betancourt, las figuras más relevantes en la defensa de las ideas más liberales que se discutieron en aquella Asamblea, que concluyó sus labores el 21 de febrero de 1901. El resultado de sus deliberaciones fue la Constitución de 1901 de la República de Cuba muy influenciada por la Constitución de los Estados Unidos. Su mayor defecto era el excesivo poder que concedía al presidente de la República. Presentada la Constitución al Gobernador yanqui Leonardo Word para el conocimiento de las autoridades norteamericanas, estos respondieron el 1 de marzo de ese año con enmiendas que debían añadirse con carácter obligatorio a esta Constitución y que el Congreso de los Estados Unidos había aprobado a instancia del senador Orville Platt, era la ignominiosa "Enmienda Platt".
La Enmienda Platt fue rechazada por las clases populares y amplios sectores del independentismo y la intelectualidad cubana que se manifestaron en las calles contra aquel instrumento injerencista, pero sectores muy influyente de la burguesía cubana manifestaron públicamente su apoyo a esta Enmienda, el Círculo de Hacendados, el Centro de Comerciantes e Industriales de Cuba, la Unión de Fabricantes de Tabaco, las Cámaras de Comercio de Santiago de Cuba y Guantánamo, estos sectores deseosos de un tratado de reciprocidad comercial que beneficiara sus intereses, obviaron que en aquella Enmienda y principalmente en sus artículos 4to, 6to y 8vo se le imponía a Cuba un protectorado político.
Esos artículos le Imponían a Cuba: la aceptación de la intervención militar norteamericana cuando ellos entendieran que estaban en peligros sus intereses; el no reconocimiento de la soberanía de Cuba sobre Isla de Pinos, la sesión de bases carboneras y la imposición de esta Ley como enmienda de la Constitución de Cuba. El chantaje no se hizo esperar: "o se aceptaba la Enmienda Platt o las tropas norteamericanas no se irían".
En medio de este panorama Juan Gualberto Gómez se erige entre los pocos radicales que intenta salvar estos ideales en medio del naufragio revolucionario. Había luchado con toda pasión en la Asamblea Constituyente para hacer prevalecer los principios de su amigo José Martí, olvidados por completo en una asamblea plagada de autonomistas, transfigurados en patricios; libertadores a la caza de una prebenda y negociantes a la búsqueda de un buen puesto o una concesión, a la sombra del verdadero amo del país.
En medio del vocerío, la serena ponencia de Juan Gualberto Gómez, contra la Enmienda Platt desmonta toda la intención del dogal hipócrita, que se disfrazaba como una reglamentación para garantizar las libertades cubanas y responde:
"Solo vivirán los Gobiernos que cuenten con su apoyo y benevolencia: y lo más claro de esta situación sería que únicamente tendríamos gobiernos raquíticos y míseros (…), condenados a vivir atentos a obtener el beneplácito de los poderes de la Unión que servir y defender los intereses de Cuba.
"Solo tendríamos una ficción de gobiernos y pronto nos convenceríamos de que era mejor no tener ninguno y ser administrados oficial y abiertamente desde Washington que por desacreditados funcionarios cubanos, dóciles instrumentos de un Poder extraño e irrespetuoso."[17]
Desgraciadamente tras la lectura de la ponencia se produjo un encendido debate y se acentuó la división y el desconcierto. La presión de los interventores sobre los constituyentes fue muy fuerte y esto hizo que se rompiera la mayoría que rechazaba la Enmienda ante el chantaje yanqui y la frustración y falta de liderazgo entre los políticos cubanos. La Asamblea Constituyente voto a favor de ella 16 votos contra 11, el 12 de junio de 1901.
Creado el mecanismo de dominación el gobierno interventor llamó a elecciones para elegir al futuro presidente de Cuba. Muchos cubanos independentistas pensaban que era Máximo Gómez Báez el indiscutible primer presidente de la República, previendo esto los constituyente habían aprobado una cláusula en la que se expresaba que podía ser presidente un cubano de nacimiento, o un extranjero que hubiese peleado 30 años por su independencia, solo faltaba el nombre del dominicano nuestro.
Al proponérsele al Generalísimo la idea de su candidatura, alegó su edad para denegar el alto honor y propuso en cambio a "Tomasito", Tomás Estrada Palma, el hombre que sustituyó a Martí al frente de los asuntos del PRC y cuyo patriotismo y honestidad son irrefutable, aunque también es junto señalar su desconfianza en la capacidad de los cubanos para gobernarse y su admiración por los Estados Unidos. Su candidatura se convirtió en la favorita de los conservadores y contó con la anuencia del gobierno yanqui.
Frente a esta candidatura, se presenta la del General Bartolomé Masó, el último presidente de la República en Armas, independentista probado e intransigente, uno de los hombres que se levantó con Carlos Manuel de Céspedes y que había chocado varias veces con las autoridades interventoras yanquis, por lo que no contaba con su simpatía.
Las condiciones creadas en la Comisión Electoral para favorecer a Estrada Palma hicieron que Bartolomé Masó retirara su candidatura, lo que allanó el camino de su oponente, apoyado por las autoridades norteamericanas y el prestigio de Máximo Gómez. Curiosamente durante toda la campaña Estrada Palma permaneció en los Estados Unidos y regresó a Cuba poco después de su elección presidencial.
La toma de posesión se produjo el 20 de mayo de 1902, un día después del séptimo aniversario de la muerte de José Martí. No nacía la República que soñara el Apóstol, estaba de antemano atada a las apetencias imperialistas de los Estados Unidos de las cuales quiso salvarla, pero en medio de la frustración independentista, nacía la "República Posible", la que a pesar de las intrigas anexionista de los grupos de dentro y fuera de Cuba fue defendida por los había peleado bravamente contra el imperio colonial español, en ese ámbito socio-político tendrían que dar su batalla las diversas fuerzas sociales del país para hacer realidad la República de Martí.
Autor:
Ramón Guerra Díaz
[1] Francisco López Segrera, “Cuba: capitalismo dependiente y subdesarrollo”. Pág. 132. La Habana, 1981
[2] Obras Completas de José Martí. Tomo 1, pág. 167, La Habana, 1975
[3] Ídem. pág. 177
[4] Ídem, tomo IV, pág. 269
[5] Ídem Tomo I, pág. 279
[6] Provincia de Camagüey
[7] Oriente, Centro y Occidente
[8] José Martí: Carta a Gonzalo de Quesada. Obras Completas, Tomo III Pág. La Habana, 1975
[9] El Ejército Libertador incendió todas las propiedades que pudieran servir de apoyo a los colonialistas españoles.
[10] Francisco López Segrera, “Cuba: capitalismo dependiente y subdesarrollo” pág.126. La Habana 1981
[11] Julio Le Riverend, La República, pág. 42. La Habana, 1971
[12] Ídem
[13] Había sido secretario de José Martí
[14] Conocida como Asamblea del Cerro por radicarse en esa barriada capitalina.
[15] Esta medida fue tomada por el gobernador de Santiago de Cuba Leonardo Wood, aún antes de firmado el Tratado de París.
[16] Jorge Ibarra. “Historia de Cuba”. Pág. 524 La Habana, 1967.
[17] Juan Gualberto Gómez citado por Ramón Guerra Díaz, en “Juan Gualberto y la Enmienda Platt”. Ponencia. 9 de julio 2004
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