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Evaluación de la actividad de metabolitos secundarios y su visión en artículos de prensa escrita

Enviado por Isabel Mauriz Turrado


  1. La cafeína y las cremas reductoras
  2. El queso de Valdeón como anticancerígeno
  3. Bibliografía

La cafeína y las cremas reductoras

En la sección de belleza de la revista Mujer hoy del día 5 de noviembre de 2012 aparece un artículo cuyo título es "¿Las cremas reductoras de verdad eliminan centímetros". Hace referencia a la cafeína, alcaloide del grupo de las xantinas con función antioxidante. Está presente en el café, así como mezclada con otros componentes (guaranina, mateína o teína) donde se pueden encontrar más alcaloides (teofilina, teobromina) y polifenoles. Los alcaloides pueden servir como productos de almacenamiento o transporte del nitrógeno no metabolizado. Otra función puede ser la protección de la planta frente a ectoparásitos, de ahí su sabor amargo. En algunas plantas regulan el crecimiento de las mismas. La cafeína contribuye a silenciar fenómenos carcinogénicos en la piel, aunque no se sabe si ello se debe a su acción antioxidante o por las alteraciones que induce sobre el ciclo celular (Stadler et al, 1995). En relación a éste, la citocinesis se puede inhibir utilizando la cafeína, tanto en células vegetales como animales (Paniagua et al, 2002). Los polifenoles actúan de manera similar a la cafeína, pero en menor medida, así como inhiben a la enzima fosfodiesterasa (Roure et al, 2011).

En cuanto a la celulitis, ésta es una alteración no patológica de la piel que sufre el 85% de las mujeres mayores de 20 años, aproximadamente. Refleja cambios estructurales a nivel de la dermis e hipodermis (Roure et al, 2011). En esta última capa es donde se encuentra la mayoría del tejido adiposo, compuesto por billones de adipocitos cuya función es ser almacén energético y controlar la homeóstasis orgánica. La celulitis implica una retención de agua y grasa dentro de los adipocitos, con lo que habrá un drástico incremento del volumen celular, expandiéndose hacia los tejidos conectivos adyacentes y originando la denominada "piel de naranja". Por tanto, las acciones ideales irán encaminadas hacia la modificación del volumen de los adipocitos y la regulación de la aposición de grasa mediante la inhibición de la lipogénesis y la estimulación de la lipólisis. Diferentes métodos han sido desarrollados para tratar la celulitis, o por lo menos aminorarla; entre ellos la terapia basada en masajes, deporte, dieta, láser, lipoescultura, cirugía y cremas anticelulíticas. La mejor manera de prevenir la aparición de la celulitis es realizar ejercicio físico de una manera continuada, en general de carácter aeróbico. Aparte, una alimentación equilibrada basada en la ingestión de frutas y verduras, en contraposición a comidas grasas y bebidas gaseosas y azucaradas. Los tratamientos más recomendados, cuando ya está instaurada, son los masajes (endermología), acompañados de una dieta correcta y actividad física. Otros como la liposucción y la mesoterapia hay que evaluarlos con cierta cautela. La cirugía sólo se recomienda en casos donde la celulitis puede causar problemas serios de salud al paciente. El artículo que aquí se refleja evalúa la eficacia de la cafeína, uno de los ingredientes activos cuya función es estimular la liberación de triglicéridos e inducir su lipólisis, aumentando los niveles de glicerol y ácidos grasos libres en plasma, características compartidas con otros derivados alcaloides de las metilxantinas citados anteriormente. Además, se ha comprobado que la cafeína (y los polifenoles) presentan una función antioxidante sobre los fibroblastos a nivel hipodérmico, esenciales para la cicatrización tisular y el mantenimiento del tejido de sostén (Jagdeo y Brody, 2011).

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Crema reductora con cafeína en su composición

El artículo indica que nueve de cada diez mujeres mayores de edad padecerán celulitis, lo que coincide con los datos que reseñamos. Asimismo explica de forma divulgativa, aunque somera, el funcionamiento de los adipocitos en el organismo. Los procedimientos que sugiere para aplacar el desarrollo de la temida celulitis coinciden con algunos de los ya mencionados (masaje, dieta, ejercicio físico, cirugía). También hace referencia a una cita textual de un médico especialista en cirugía plástica, en relación a la combinación de las cremas reductoras y los otros métodos: "mejoran la calidad de la piel, impidiendo la deshidratación de los estratos cutáneos más superficiales, pero, si la grasa se concentra en las capas profundas de la piel, es complicado llegar hasta ellas". Con esta frase se asevera que sólo es eficaz en casos incipientes con deposición grasa en las capas dérmicas más externas. Si se concreta el uso de la cafeína dentro de la composición de las cremas reductoras, hay que decir que otros muchos productos de baño como champúes y jabones también la reflejan entre sus ingredientes (Ben Mustapha et al, 2011). La absorción es baja a través de la piel debido a su carácter hidrófilo, con lo que, para poder innovar en cosméticos basados en la cafeína, previa –y paralelamente- se ha investigado cómo mejorar la penetración y así favorecer su actuación en las capas más profundas de la piel. Así surgen los avances –in vivo e in vitro– con emulsiones combinadas que mejoran la absorción (tetrahidroxipropil-etilendiamina [THPE], carnitina, forscolina, retinol y cafeína) (Roure et al, 2011) que terminarán dando un paso más allá, las microestructuras basadas en microemulsiones, donde se explican técnicas que implementan la permeabilidad transdérmica en modelos experimentales (Zhang y Michniak-Kohn, 2011). Los otros ingredientes presentan acciones interesantes: el THPE posee características vasomotoras y reafirmantes por favorecer la contracción celular; la carnitina estimula el transporte de ácidos grasos libres hacia la mitocondria para producir energía; la forscolina (diterpeno aislado de raíces de una planta india) presenta un carácter lipolítico; el retinol tiene ciertas propiedades antiadipogénicas en cultivos de adipocitos inmaduros humanos y actúa en relación a la proliferación de queratinocitos basales (Roure et al, 2011). De manera complementaria se sigue investigando para mejorar la solubilidad en la fabricación de geles y cremas con distintos porcentajes de cafeína (en general entre 1-7%) (Ben Mustapha et al, 2011). El resto de los componentes y excipientes comprende agua, glicerina, propilenglicol o trietanolamina, entre otros.

Todos los componentes señalados no se citan en el artículo de la revista, a excepción de la carnitina. Según el especialista en cirugía plástica: "los productos tópicos adelgazantes son sólo efectivos a nivel superficial. Además sus principios activos, como la L-carnitina o la cafeína, tienen una acción cualitativa moderada. Mejoran la circulación sanguínea, sí, pero hay que acompañar su actividad con otras medidas". El artículo sugiere la presencia de otros productos, que no concreta, y ahonda en la idea de compaginar la aplicación de la crema con el ejercicio físico y una dieta equilibrada.

Por tanto, si se hace un juicio crítico sobre el tema hay que hacer constar como positivo que el artículo no presenta fallos, pero que, debido a tener un fin excesivamente divulgativo, llega a pecar de ciertas inexactitudes, entre ellas no especificar algunos investigadores que hayan estado trabajando sobre el asunto y sus conclusiones. Asimismo no indica ningún laboratorio que haya sacado al mercado productos en esta línea para poder analizar su composición. Además, la revista debería haberse basado en la opinión de algún especialista, de esa manera se incrementaría la fiabilidad en las conclusiones.

El queso de Valdeón como anticancerígeno

Este artículo aparece en la página 15 de la sección de innovación del periódico de prensa científica Tribuna de la Ciencia en mayo de 2007, y su título es "Un estudio muestra que el queso azul tiene propiedades anticancerígenas". Tiene relación con otro que figura en la sección de Asturias del periódico de prensa general La Voz de Asturias, fechado en abril de 2007 y cuyo título es "Un estudio descubre en el Cabrales un componente anticancerígeno", del que pretende ser continuación.

El estudio al que se refiere tuvo lugar en el Instituto de Biotecnología de León (Inbiotec), donde se efectuaron valoraciones de la concentración de determinadas sustancias (andrastinas) en el queso azul, y más concretamente en la variedad de Valdeón. Es un queso azul originario del área de Valdeón, en la vertiente leonesa de Picos de Europa. Se elabora con leche de cabra, de vaca o mezcla de ambas. Al ser de pasta blanda, es ideal para hacer salsas y untar. Los resultados del proyecto en el Inbiotec fueron publicados en la revista International Journal of Food Microbiology (2009) por los responsables de la investigación, donde se compara el queso de Valdeón con otros dos también elaborados en los Picos de Europa, quesos de Cabrales y Tresviso.

El artículo señala el precedente del descubrimiento de las andrastinas por un grupo de investigadores japoneses (Uchida et al, 1996; Shiomi et al, 1999), e indica que las investigaciones en el campo de la detección de la presencia de estos compuestos en el queso azul también se están desarrollando por parte de otros científicos daneses de manera paralela al grupo leonés (Nielsen et al, 2005; Overy et al, 2005).

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Andrastina A y queso de Valdeón

Las andrastinas son subproductos del hongo Penicillium roqueforti, que le da el clásico color azul al queso de Valdeón. Son unas sustancias que actúan sobre la proteína oncogénica Ras, fundamental en la transducción de la señal desde el exterior celular al núcleo y en la regulación de la proliferación y diferenciación celulares. Las proteínas Ras fueron descritas como productos hiperactivos de genes Ras mutantes, de ahí que estén asociadas a procesos carcinogénicos. Alrededor del 30% de los cánceres detectados en humanos presentan mutaciones en algún gen Ras (Barbacid, 1987). Se considera que todos los cánceres tienen un origen genético en su nivel celular por una acumulación de alteraciones y mutaciones en los genes, lo que produce una inestabilidad genómica y una pérdida del control sobre el crecimiento, desarrollo y diferenciación de la célula. Se necesitan entre tres y seis alteraciones en genes reguladores para que tenga lugar una tumoración (Lorenzo et al, 2010). Varios tipos de genes pueden ser los afectados, principalmente los genes supresores y los genes reparadores. Un fallo en los primeros condiciona un crecimiento sin control de una estirpe celular; una alteración en los segundos ocasiona una amplificación de los errores del código genético. En cuanto a la valoración diagnóstica, ésta debe ser multidisciplinar, incluyendo una exploración física, mamografías, biopsias, estereotaxia, análisis de marcadores tumorales (Gómez de Terreros et al, 2003), etc. Algunos patólogos desaconsejan la realización de estudios genéticos de detección por su baja especificidad (Teng et al, 1996) a la par que otros los defienden (Beckmann et al, 1996). Los tratamientos varían según el individuo, el tipo y estirpe de cáncer y su expansión. Tumores histológicamente similares se pueden comportar de modo distinto (Galán et al, 2007), por ello el pronóstico y el tratamiento son difíciles de establecer.

Se ha comprobado que los oncogenes Ras pueden alterar los hidratos de carbono de la superficie celular y, de este modo aumentar el potencial invasivo de los tumores (Bolscher et al, 1988). El papel de los genes Ras mutados queda resumido por Andrews et al (1990) en:

a) alteran la configuración de la membrana celular;

b) modifican las propiedades de glicosilación, y

c) aumentan la producción de colagenasas necesarias para la invasión celular de los tejidos.

Los genes Ras adquieren propiedades de transformación-inducción mediante una mutación puntual. Algunos investigadores sugieren que la sobreexpresión de protooncogenes puede ser un mecanismo de activación de la ruta Ras alternativa a las mutaciones puntuales. Los genes Ras se han identificado en mamíferos, pájaros, insectos, moluscos, plantas, hongos y levaduras. El estudio de las secuencias de estos genes y sus productos ha revelado un alto grado de conservación en todas las especies, con lo que se sugiere que juegan un papel fundamental en la proliferación celular (Mínguez, 1998). La activación de los genes Ras ejerce control sobre la proliferación celular, las bases bioquímicas se centran en que las proteínas Ras son una llave importante en la transmisión de señales entre la superficie celular y el núcleo. Las proteínas Ras regulan la proliferación y diferenciación celulares. Pertenecen a la superfamilia Ras de GTPasas monoméricas y participan en la transmisión de señales desde receptores de tirosina quinasa hasta el núcleo. Estas proteínas se encuentran unidas a la cara interna de la membrana plasmática por interacciones lipofílicas (Denhardt, 1996) y se activan en respuesta a estímulos extra e intracelulares que provocan la unión a GTP y la posibilidad de continuar activando la cascada proteica (Mínguez, 1998). Se vuelven funcionales tras ser modificadas al adicionarse un grupo farnesil por parte de la farnesil transferasa. Por tanto, la farnesil transferasa es una enzima imprescindible para que las proteínas Ras actúen, de ahí se desprende la importancia de la andrastina como potente inhibidor de la enzima.

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Ciclo Ras. Las proteínas activadoras de GTPasa inactivan Ras al estimular para que hidrolicen el GTP que llevan unido. Las proteínas liberadoras de nucleótidos de guanina (GEF) activan ras al estimularlas a que liberen el GDP que llevan unido. Dado que la concentración de GTP en el citosol es 10 veces mayor que la de GDP, Ras tenderá a unir GTP cuando se haya liberado de su GDP (Mínguez, 1998).

En conclusión, los beneficios de este queso en la salud son evidentes; en palabras del Dr. Martín: "es conveniente tomar una loncha de queso de unos gramos frecuentemente". De todos modos, sus propiedades son exclusivamente preventivas. Este avance científico es el primer paso para que otros grupos investigadores se interesen e incrementen el espectro hacia más tipos de quesos y derivados lácteos.

Bibliografía

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Autor:

Isabel Mauriz Turrado

Licenciada en Biología. Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales. Universidad de León.

José Manuel Martínez Pérez

Licenciado en Veterinaria. Departamento de Sanidad Animal – Instituto de Ganadería de Montaña (CSIC-ULE, León).