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Un arte rupestre en su estilo y modalidades

Partes: 1, 2

    1. La modalidad de líneas concéntricas: contraposición estilística en Punta del Este.
    2. Una norma. Evolución y complejidad; del color a la forma.
    3. La evasión de la norma. La modalidad simétrico bilateral de líneas en composición.

    "Cuando uno entra por primera vez a esta Cueva, lo primero que llama la atención es la representación consecutiva de las mismas figuras geométricas. Luego, cuando se realiza una observación, se percibe las múltiples diferencias de la unidad de estilo (…) las formas concretas difieren en color, cantidad de círculos, relación entre estos, etc.; las características generales encuentran en las particulares la realización del Sistema: la expresión pictográfica no sólo tiene un valor por su cantidad, sus principios descriptivos y sus medidas, sino también por su composición, por sus relaciones, por su reiteración y no reiteración a un mismo tiempo y por su lenguaje aún no descifrado" (Esteban Maciques y El estilo de círculos concéntricos, 1983).

    La reconstrucción de un reporte analítico me permitió arribar a algunas referencias con respecto a la norma, al modo de expresión (estilo) y a las modalidades o variantes subestilísticas en la elaboración del arte rupestre de Punta del Este. Dicho reporte también me permitió hallar ciertas incongruencias formales que atisban la evasión de la norma que impone una de estas modalidades subestilísticas.

    Según anota Mirimanov en su Arte prehistórico y tradicional, el estilo "es una comunidad históricamente formada de principios artísticos condicionada por la tendencia general, más o menos consciente, de la actividad artística" (1980:106). Cuando analizo la producción cultural prehispánica en las Antillas, estoy consciente que me refiero a un momento de la creación simbólica donde el concepto de lo artístico o el arte, nunca logró su independencia, su soberanía. Estamos en un tiempo de expresión de la conciencia indiferenciada, sincrética. En la antesala o prolegómeno del proceso de definición de la actividad artística; analizamos, como anotara Mosquera (1989), el huevo, la larva o la crisálida de este proceso. Por lo que, para el caso que nos ocupa, esta comunidad de principios artísticos y la propia actividad artística (entendida ahora como comunidad de principios simbólicos y actividad simbólica) sólo es atribuible al movimiento pictográfico intensamente desarrollado en las grutas de esta zona.

    Los antiguos hacedores del lugar, al parecer, no sintieron el más mínimo interés por la decoración simbólica sobre el abundante ajuar mobiliar que utilizaron. La perfección que se advierte en los pictogramas no se presenta en los objetos hallados. Sólo alguna que otra gubia de concha pudiera mostrar la huella del interés por un mejor acabado y un regodeo por la forma, condicionado, quizá, por la búsqueda de una más cómoda maniobrabilidad de la herramienta de trabajo. De modo que el análisis estilístico sólo se podrá referir a la actividad rupestre propiamente dicha.

    Cuando presentaba el BLOQUE UNO (conjunto de líneas concéntricas circulares) hacía referencia al peso mayor que presentan estos ideogramas en las soluciones plástico-expresivas de Punta el Este. Lo cual fundamentaba que se tomara dicho bloque para designar el estilo prehispánico en la zona. Incluso, muchos son los autores que reconocen la denominación de estilo de círculos concéntricos o, como también se le suele llamar, la cultura de los círculos concéntricos. Yo pienso que esta situación amerita un acotamiento de corte teórico e incluso semántico mucho más preciso.

    A cada forma expresiva le importa un conjunto de recursos constructivos: sean elementos tales como las líneas, las áreas y los colores, así también como las leyes simbólicas que rigen la composición: proporción, equilibrio y ritmo. Ellos son los verdaderos codificadores de un estilo. Ahora, las diversas maneras en que estos se articulen determinará las desiguales modalidades o variantes subestilísticas que conforman un modo de expresión (estilo), e incluso, la evasión de la norma y el consiguiente germen de un nuevo ordenamiento estilístico.

    La significativa presencia de un grupo de caracteres generales va a determinar un tipo de expresión estilística en el mural estudiado. Esta situación, creadora de una coherencia y unicidad de las formas, va a resultar lo que Arnold Hauser, en sus estudios sobre la teoría de los estilos llama: el sentido inmanente en la historia del arte. Según este autor, "decisivo para la constitución de un estilo, es la existencia de una técnica artística que pueda proseguirse o de un consenso sobre el que sea posible apoyarse" (1961:290).

    El aborigen de Punta del Este iconizó su sistema de pensamiento a través de una serie de rasgos simbólicos que crearon un severo código de las formas ideográficas y comunicativas. Arte eminentemente lineal y planimétrico, abstracto y geométrico, creador de áreas donde se imposibilita la aplicación de términos tradicionales, inadecuados para el caso, como antropomorfos, zoomorfos, naturalistas… Como anotara Fernando Ortiz, los murales de Punta del Este estructuran un arte simbólico, donde el artífice trata de representar, con emblemas simples, sus conceptos de lo sobrenatural, quizá antropomorfoseados o zoomorfizados en sus mentes, pero no en las expresiones plásticas de su arte (1943:133). Donde el uso de colores rojo y negro, alternos o no, y el aprovechamiento del blanco calizo del soporte lítico, estructuran una especie de policromía de gran expresividad, a pesar y como afirmara Ortiz (1943), de la no integración de varios colores en una misma línea, ni del uso de las técnicas del modelado.

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