Descargar

Identidad de reino

Enviado por elisa sotomayor


  1. Descripción
  2. En medio de mi confusión…

Descripción

Este es el relato de una mujer que como muchas no tienen identidad o la que tienen es distorsionada y alejada de lo que en verdad están llamadas a ser, vivir, reflejar y experimentar. Cada persona sobre la faz de la tierra tiene un propósito y un lugar determinado para tomar posesión de lo que le corresponde; pero como esta mujer hay quienes por dudas, temores, distracciones y la falta de toma de decisiones acertadas terminan cediéndolo a otros. Debemos creer que somos merecedores del amor, favor y gracia; palabras que encierra el vocablo tan anhelado y perseguido por muchos "éxito"

Desperté y estaba acostada a la entrada de mi casa, era ya tarde, la noche había caído, adormecida pensaba porque estoy en este lugar…

En mi mano un bolso con lo más representativo para mí, incluyendo las llaves de mi casa, la casa paterna, pero porque estaba afuera, sucia, desaliñada, sintiéndome desprotegida y desamparada?

Me coloque en pie y vi que había estado durmiendo a las puertas de un castillo, un lugar sin igual.

Acaso ¿yo pertenecía a ese lugar? ¿Qué me sucedió, porque estoy aquí?

Recordé que justo antes de despertar soñaba con definiciones de palabras que me enseñaba mi institutriz, palabras como imagen y me decía… es la representación visual y mental de una persona.

Semejanza es la relación entre personas con características similares.

Continuó diciendo… identidad: conjunto de rasgos propios de una persona que la distinguen de otras, también me decía con un gesto de amor y ternura en su rostro…

¡Es la conciencia que una persona tiene de sí misma!

Fue cuando me percate que había perdido mi imagen, semejanza, mi identidad y además el sentido de pertenencia.

No era consiente de quien era en verdad, no entendía lo que estaba viviendo.

En ese instante se me acerca el enemigo declarado de la casa de mi padre, un antiguo servidor interrumpiendo mis pensamientos y me dije:

¡Él tiene responsabilidad en esto…

Pues estaría en problemas si fuera yo consiente de quien soy en estas tierras, tendría empoderamiento y autoridad arrebatándole estos a él que hasta el momento los ostentaba!

Mientras caminábamos en círculo sin darnos la espalda uno al otro;

Mirándonos fijamente… pasaban como una película ante mis ojos las imágenes de mi padre mientras me decía:

Tendrás victoria sobre cada ataque mental, emocional y físico del enemigo sobre tu vida, aprovecha al máximo quien eres, el ejército que tienes, las estrategias que has aprendido.

Mi padre me recalcaba ten presente tu identidad porque es más importante que el poder y la autoridad.

En medio de mi confusión…

¡Como en un resplandor y estruendo fui revestida de aceptación, respaldo, fortaleza y valor que me llevaron a cambiar mi manera de pensar y de sentir, siendo guiada a conducirme como lo que era; la hija del rey!

En ese mismo instante aquel hombre con su apariencia frívola y calculadora desapareció;

¡Había huido de mi presencia!

Lave mi cara y mis manos en el arroyo que pasaba al lado del castillo.

Vi mi reflejo en el agua, era hermosa, tenía una mirada placida.

Aún con suciedad en mis ropas corrí hacia el castillo.

Utilizando la llave atravesé la monumental entrada, cuando yo avanzaba también lo hacia la noche hasta ponerse el sol como al medio día;

Brillaba de alegría.

El cielo con un tono azul intenso me daba seguridad, tranquilidad y paz.

Los muros del imponente castillo que no hace mucho eran testigos de la frialdad de la noche, ahora eran el punto de referencia para los cálidos rallos del sol que diligentes calentaban mi helado cuerpo.

Seguí avanzando…

¡A mi paso por los muchos escalones podía ver que salían flores con vida propia que con hermosos colores y con melodías armoniosas me daban la bienvenida!

¡Levante mi mirada, recordé y sentí, era mi hogar…!

Mientras corría por los salones gigantes en busca de mi padre, mis lágrimas iban nublando mi visión y rodaban por mis mejillas.

De mis cabellos iban cayendo los recuerdos de soledad, necesidad, dolor y humillación que había sufrido lejos de él.

Ahora llega a mi mente el recuerdo especial que mi padre guardaba de mí en su corazón:

Contaba que el mismo día que cumplí un año de edad camine por primera vez en uno de esos salones, la luz del sol de la tarde que entraba por aquel ventanal me reflejaba en los pisos, con increíbles pasos firmes, decía él que le hacían ver que sería una buena heredera y sucesora;

Aunque yo pensaba que más que firmes mis pasos habrían sido algo torpes y tambaleantes.

Recordaba también que en mi adolescencia mi padre me hablaba de la herencia, las riquezas materiales que tendría, pero hacia énfasis en el legado que me entregaba y me decía que este tenía más relevancia.

Luego volví al momento que estaba viviendo y a lo lejos pude ver en un jardín dentro del castillo la figura de mi padre que se plasmaba en una fuente de agua que en ese momento mágico parecía cobrar vida…

Eran las lágrimas de mi amado padre que caían por sus mejillas y se unían a las aguas de la vieja fuente.

¡Lloraba aún mi ausencia y anhelaba mi presencia!

Entonces con voz entre cortada dije:

Padre estoy aquí…

¡Él presuroso, se acercó a mí, me beso y me abrazo.

Con su abrazo me demostró su amor;

Pero no cualquier amor; sino ese amor que cuida y protege, que no acaba, no deja de ser.

¡Sentí los lazos de amor de mi padre que no se habían roto estaban intactos!

Además me demostró su perdón, sin reproche.

Me dijo: ¡Espere tu regreso, espere tu despertar, era doloroso para mi verte sufrir a la entrada del castillo, con tanto faltante, desaprovechando lo que era tuyo!

Envié algunos de mis emisarios para aconsejarte, pero no los escuchaste.

No quería obligarte a entrar, debías por ti misma darte cuenta de tu realidad y tomar la decisión.

Cambiar lo que hasta ese momento era tu vida.

Mi padre intuyó la pregunta que le haría;

¿No te atemorizo lo que podría sucederme afuera, lejos de ti?

Sin darme oportunidad de abrir mi boca quizá con alguna frase recriminadora; me dijo:

¡Siempre estuve a tu lado, te cuide y te favorecí, estuve a tu lado cuando te rechazaron, cuando te hirieron, cuando te menospreciaron, cuando menoscabaron tu estima!

Y continúo diciendo con un tono amoroso en su voz:

¡Yo hacía brillar el sol para alegrar tu día y tu vida, buscando saciar tú alma, no satisfecho con eso te rodee de pájaros con sus canticos armoniosos!

¡Sembré jardines por todo lugar donde estuvieras!

También árboles frutales para saciar tu paladar y tu hambre.

¿Recuerdas cuando atravesabas por el desierto, ya a punto de sucumbir?

Yo envíe esa brisa fresca y la lluvia temprana que te refrescaron y saciaron tu sed.

Pero también estuve a tu lado cuando decías no necesitar nada de la casa de tu padre…

Sentados junto a la fuente arrepentida de mis actos;

¡Caí de rodillas a los pies de mi padre, le pedí perdón!

Le hable de mí equivocada autosuficiencia, poca gratitud y consideración hacia él.

De la innegable falta de humildad de mi parte.

¡Tenía tanta soberbia en mi corazón, que no recordaba quien era él, inconsciente fui de la vergüenza que traía a la casa de mi padre!

Fue entonces que tome conciencia de lo improductivos que habían sido mi orgullo y altivez.

Y empecé a relatarle a mi padre como de forma casi imperceptible para mí estos fueron cambiando y se convirtieron en tristeza, soledad, aislamiento, cayendo en el abismo de la depresión, lo que me llevo a vivir a las puertas del castillo.

Esto y el sentimiento de culpabilidad no me permitían aceptar mi necesidad y declarar mi arrepentimiento.

También le hice saber cómo su enemigo y ahora mío, me había estado hablando al oído con mentiras y ¡No se lo impedí!

Nada llenaba mis expectativas, nada me saciaba, tenía un vacío que debía ser llenado;

Pero ¿Con qué?

Fui por ahí… por todos lados buscando llenarlo con cosas vanas y superfluas.

¡Cuando mi necesidad de amor y protección era más evidente, un amor fingido e interesado me rompía el corazón en mil pedazos!

Luego me entere que Martin el que había roto mi corazón y otro joven, habían apostado sobre quien obtendría mi amor, ahora me sentía aún más miserable.

Atravesé situaciones de abandono y rechazo por doquier.

Seguí mi relato.

¡Ante mi necesidad financiera decidí prestar mis servicios como ayudante de enfermería en un lugar retirado, buscando cubrir mi verdadero nombre y lo más básico de mis necesidades!

Siendo testigo de todo el mal que el viejo servidor de mi padre ocasionaba en cada ser sobre esa tierra, mi corazón cambio y se llenó de bondad y compasión por ellos.

¡Pero como era de esperarse ya había otra víctima en manos de este enemigo; victimas que eran movidas como fichas de ajedrez a su parecer y conveniencia!

De nuevo utilizaba sus armas en contra mía.

Era Lidia una enfermera muy hábil y experta en su labor, no soportaba el aprecio que había ganado ante el cuerpo médico y los pacientes de aquel lugar que no eran disimilados en demostrármelo; con flores, la figura de un caballo tallado en vidrio, hasta una silla cómoda para descansar, sonriendo me dijo aquella señora.

Esto era algo que Lidia no había recibido por lo que hizo que me despidieran con el argumento de un supuesto robo que yo había perpetrado.

Eso tenía un nombre: envidia.

Antes de salir del viejo hospital un médico que me recordaba a mi padre me pregunto ¿si me podía dar un abrazo?

Con lágrimas de nuevo en mis ojos le dije si… ¡Sentí era el abrazo que mi padre me daba fortaleciéndome para seguir adelante!

Abrazo que hasta el día de hoy no olvido.

Extrañaría el lugar donde había hecho algunas amistades y podía sentir era lo más cercano a mi hogar.

¡De nuevo a la deriva!

En tanto ir y venir, pensé iré a la casa de mi padre, él y los que me aman llenaran ese vacío que cada vez se hacía más grande.

Fue cuando mi padre me interrumpió y me dijo:

¡Nada de lo que hayas hecho cambia mi amor por ti, te he creado inmortal para amarte eternamente!

¡Nada de lo que hayas hecho cambia quien eres!

¡Un fracaso no te destruirá, por el contrario te fortalecerá aún más!

Añadió y me dijo que ese tiempo lejos de su presencia con esos sucesos dolorosos y fuertes que había soportado me enseñaban cosas que estando a su lado no habría aprendido. ¡Él sabía que el proceso por el que había atravesado era necesario, me moldearía, prepararía y equiparía para la labor que me esperaba a mi regreso!

Entre sus brazos quise no fallarle jamás.

María Helena mi cariñosa institutriz cansada de tener flores a la entrada para mí regreso, decidió con ayuda de mi padre plantar un jardín con mis flores favoritas… astromelias.

Esperando mi regreso… mi padre tenía para mí un anillo con el sello real y todo lo que esto significaba.

En mi habitación, sobre mi cama un vestido largo sencillo pero hermoso, muy lejano a lo que hubiera aceptado unos años atrás;

La música que provenía de uno de los salones se podía escuchar desde mi habitación y le pregunte a María Helena el motivo de la fiesta y me dijo que era el recibimiento que estaba preparado para mí;

¡Todo estaba listo con anterioridad, tenía el mayor grado de bondad y calidez!

Casi había olvidado los deliciosos manjares que se servían a la mesa.

Los invitados eran todos los que acompañaban a mi padre en mi ausencia, aquellos que lanzaron al viento sus peticiones a mi favor.

¡El ejército que había dispuesto mi padre bajo mi mando, estaba preparado para recibir mis órdenes y salir a combatir hasta destruir a aquel enemigo que me había mantenido bajo su influencia!

¡Deje mi autocompasión, me fortalecí interiormente, tome mi posición de liderazgo y me centré en la necesidad de otros!

Cada mañana sostenía conversaciones con mi padre, me confortaba diciéndome vas con mi poder y mi fuerza.

Recibía atenta sus instrucciones, él me decía si crees que debes conocer a tu amigo…

¡Ocúpate mucho más en conocer a tu enemigo!

¡Me ceñí la armadura – monté mi caballo blanco… y muy de mañana salimos con el estandarte del reino de mi padre a enfrentarnos en batalla contra el enemigo, liberando a los cautivos!

En una de nuestras campañas libertadoras llegamos a un lugar triste, oscuro, en verdad era deprimente, se escuchó a una mujer quejarse, que junto con su pequeña hija estaba atrapada entre muros y muebles viejos e inservibles.

Grite: ¡ya vamos!

Nos hicimos paso y logramos verlas estaban en muy malas condiciones, en situación de olvido y abandono, con hambre y sed más que física; de justicia!

Era Lidia y su pequeñita Katia, aquel malvado hombre las tenía atadas, aisladas, cuando esta enfermera desgastada no le fue más útil; él la abandono.

¡Aquí debo ser sincera, recordé lo que esta mujer me hizo y lo falsa de su amistad, pero de mi corazón vi salir un sentimiento de perdón y compasión hacia ella y su pequeña!

Hoy la veo caminando por el castillo y junto con su hija me dan sonrisas de alegría y agradecimiento;

¡No encontraría mejor retribución!

¡Lo seguiremos haciendo, seguiremos saliendo a combatir recordando siempre que la batalla es por la verdad!

¡Que el fundamento del enemigo es el engaño!

¡Que mi padre logra en segundos lo que a mí me llevaría años hacer!

¡Que el enemigo tiene el poder que yo le otorgue!

¡Y que no estoy sola!

¡Increíble todo en mi vida cambio!

Mi mente, mi corazón, mis actitudes.

Hasta el arroyo cerca del castillo se convirtió en manantiales.

No tengo duda, ni temor; me habían abandonado… pero este era un abandono grato y victorioso, han sido desarraigados de mí y en su lugar han sido puestos poder y autoridad!

Ya no recuerdo mi vergüenza, he sido perdonada y me siento confiada, tengo mi frente en alto.

¡Esto lo digo con un profundo suspiro…!

"A mi padre, el tema de la vergüenza nunca le importo"

¡Aún de vez en vez ronda mi mente aquel enemigo viejo, decrepito y descubierto!

Sí; el enemigo de las gentes de esta tierra, tratando de ocupar y dañar mi mente.

Se acerca para distorsionar mi identidad y es cuando le digo: Enmudece porque fui creada a imagen y semejanza de mi padre, el Rey.

"No permitiré a nadie adentrarse en mi mente con sus pies sucios"   Mahatma Gandhi

Sé que muchos aman, admiran y respetan a mi padre y es que…

¡Nunca vi o supe de una persona tan humilde y agradecida como él y buscaré que sea inevitable que digan que me parezco cada día más a él!

En una de tantas mañanas en que charlamos con mi padre;

¡Me confiesa que el abrazo que recibí de aquel médico en el lejano y estropeado hospital en verdad era él (mi padre) que me guardaba en sus brazos, me demostraba su amor y me decía vuelve pronto!

¡Ahí fue cuando supe que en verdad él ha estado, está y estará siempre conmigo!

¡A través de mi despertar tuve, restauración, restitución, crecimiento, madurez y victoria!

Hoy tengo amor, favor y gracia;

¡Soy plena y feliz!

Agradecida

Elisa Sotomayor

 

 

Autor:

Elisa Sotomayor

semillagaleria[arroba]gmail.com