El maestro de escuela tuvo que difundir un nuevo orden cultural que se estaba conformando.
Rosa del Río es una mas de los sujetos que creen que solamente es legítima la cultura que transmite la escuela, cultura que mas que acceder a conocimientos relevantes, científicos, implicaba moralizar. Es aquí donde vemos a un pueblo con una educación moralizante, normativa, valorativa y de inculcación de ciertos principios que debían tener los ciudadanos "ideales", y no con una educación basada en conocimientos científicos superiores.
Observamos que la escuela, con su función "civilizadora", debía contrarrestar usos y costumbres, pero a la vez, garantizar la apropiación de un nuevo patrimonio cultural.
Siguiendo a B. Sarlo, los inmigrante ya no transmitían sus idiosincrasia a sus hijos. Este es el caso de los padres de la protagonista del artículo de Sarlo, quienes en un breve lapso de tiempo, perdieron la entonación de su lengua madre.
El papel del maestro se define no tanto por la transmisión de conocimiento, sino fundamentalmente por socializar, educar, moralizar y disciplinar.
Si se tiene presente la heterogeneidad social por ser el momento de conformación de los estados modernos y , la función homogeneizadora asignada a la institución, podemos ver la gran importancia de la tarea a desempeñar por parte del maestro.
De esta forma observamos la fisonomía apostólica que adquiría el docente y la consideración de su tarea como una misión.
El maestro moralizador como lo es Rosa del Río, debía portar ciertos atributos y tomar su profesión como una actitud de vida, al menos así lo plantea B. Sarlo en el momento en que Rosa del Río comienza a vestirse y a tomar una actitud diferente a causa de su cargo como "maestra".
El artículo a analizar demuestra claramente la función del maestro en una escuela monopolizada por una ideología dominante, propia del surgimiento de los estados modernos, tendiente a la homogeneización de una sociedad "desajustada"por las diferencias culturales de los extranjeros y de los integrantes de este país.
La crisis educativa y la necesidad de un cambio
Como hemos visto desde la introducción, la escuela siempre cumple una función política.
Podemos distinguir entre la homogeneización de la cual Rosa del Río forma parte y cuya función era la creación de ciudadanos, y la homogeneización del sistema neoliberal cuya meta es la creación de consumidores, de seres incapaces de cambiar la ideología dominante y de aquello que D. Saviani denomina empobrecimiento de las capas populares.
La escuela actual cumple lo que P. Bourdieu llama Función remedial ya que la educación de la escuela es necesaria como estrategia de adquisición de capital cultural, que no es posible adquirir mediante la herencia familiar. Actualmente para los más desposeídos la escuela es el único camino para apropiarse de los bienes culturales. De esta manera la escuela cumple una función diferenciadora de aquellos que reciben su educación de los que no.
Según Tamarit, la escuela transmite a los niños, en primer lugar un tipo de conocimiento teorético o pre-teorético llamado "sentido común", que el individuo utiliza en su vida cotidiano y que constituye el edificio de significados sin el cual ninguna sociedad podría existir ; en segundo lugar brinda un mínimo de saber cotidiano: es la suma de conocimientos que todo sujeto debe interiorizar para poder existir y moverse en su ambiente. Esto refiere al conocimiento de la lengua, de los usos elementales y los usos particulares y de las representaciones colectivas de un ambiente determinado.
Necesitamos un camino alternativo a esta homogeneización.
Según R. Follari cuando se habla de homogéneo se habla de proyecto, de organización de sistematización. Cuando toma el concepto de alternativo no incluye necesariamente los tópicos de lo homogéneo, sino que puede remitir a acciones válidas como experiencia pero ajenas a toda lógica de acumulación de fuerzas.
Para Follari lo alternativo se define en cuanto a lo diferente de lo dominante.
Este tópico se relaciona con la propuesta alternativa de Gramsci y la función de los maestros.
Para Gramsci el verdadero maestro es aquel que inculca en los niños una actitud crítica cuya finalidad es que en un futuro ese niño posea un sistema de pensamiento capaz de replantearse y actuar en post del cambio de la política vigente. El maestro es aquel intelectual que no solo se quede en una postura teórica sino que se acerque al pueblo y a sus necesidades. Gramsci plantea la necesidad de creación de una escuela única la cual debe en primer lugar, ser de carácter humanístico, formativo, en donde las capacidades de trabajo intelectual y trabajo manual armonicen y una segunda etapa en la que se adquieren valores morales e intelectuales para la posterior especialización científica, técnica o productiva.
Según R. Debray el Estado es una cierta relación entre los hombres por lo cual el derecho de mandar es independiente de la persona del que manda. Esta despersonalización de la obediencia crea dicha institución.
En la conformación del Estado moderno, su punto fuerte ha sido la escuela; desde ella las clases dominantes impusieron e imponen ideologías en post de sus intereses.
En el transcurso de la historia, la escuela sufrió cambios, en primer lugar fue un aparato homogeneizador de un pueblos en el que convergen diferentes culturas. Perseguir la homogeneización de los grupos – pobladores nativos e inmigrantes – mediante el desarrollo educativo, implicaba , según Alliaud, contar con un sistema uniforme en toda la república.
Cuando la burguesía observó que la masa podía obtener un lugar en el poder y así ser desplazados, el sistema educativo fue empobreciéndose vaciándose de contenidos llegando a la actualidad en donde la escuela dota a los alumnos de una mediocridad tal que son incapaces de cuestionar las ideologías impuestas. Con el neoliberalismo la escuela forma consumidores y no personas capacitadas para proponer lo que Follari denomina propuesta alternativa.
Algo para tomar en cuenta en post de un cambio, es lo dicho por Tamarit: cada maestro toma de los programas lo que interesa y lo demás lo rechaza. El problema reside en la actitud crítica en la que se encuentra inmerso el maestro para saber que es lo correcto a enseñar y lo que no. Siguiendo a Tamarit, para concluir, coincidimos en que … "una buena educación para las clases populares nunca podrá ser aquella que contribuya a mantener la injusticia social predicando la resignación y presentando al mundo como el único posible. La buena escuela será aquella que despierte o estimule la conciencia crítica, que no deforme la historia, que no ignore vastos espacios de la realidad social, que no oculte o descalifique el conflicto, en fin, que no reprima, que libere."…
- Alliaud, Andrea en Los maestros y su historia, "Orígenes del magisterio Argentino", C.E.A.L. Bs. As. 1993
- Bourdieu, Pierre, en El capital cultural y la reproducción social
- Follari, Roberto en Alternativas pedagógicas y hegemonía en la historia de la educación en América Latina.
- Palacios Jesús, en La cuestión escolar
- Paviglianiti, Norma en Revista Argentina de educación
- Regis Debray, en de "el estado seductor". Fragmentos
- Sarlo, Beatriz en La máquina cultural, "Maestra, traductores y vanguardistas"
- Saviani, Dermeval en Escuela y democracia o la teoría de la curvatura de la vara, A.G.C.E. Bs. As., Junio 1987
- Tamarit, José en La función de la escuela; conocimiento y poder
Nadia C. García
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