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Aportes de la Psicología Social para el desarrollo de un esquema de Ética Pública

Partes: 1, 2

    1. Nivel societal general
    2. Referencias

    Si nosotros sintetizáramos el sistema de creencias que fundamentan el accionar del Hombre Corrupto en nuestra sociedad, podríamos escucharlo en un diálogo de café en el que diría cosas como éstas:

    Habla en corrupto:

    "Mira hermanito, la corrupción existe en el Perú, siempre ha existido y siempre existirá. Es una costumbre entre nosotros y no se puede ir contra la costumbre. Yo siempre he sido pobre, he venido desde abajo y he sufrido muchas privaciones. Ahora tengo que resarcirme. La coima es una forma en la que cada uno se defiende en el Perú como puede. Además, de paso, uno se beneficia con ella: se puede ganar mucha plata obteniendo licitaciones, ganando juicios, accediendo a puestos mediante los cuales uno puede llenarse los bolsillos y darle una vida segura a los hijos y a los nietos para que puedan disfrutar de la vida en un país mejor que éste. Si uno llega a un puesto público y no roba, es un estúpido, porque no sabe aprovechar las oportunidades. Hay que recordar aquello de "aprovéchate, gaviota, que después de ésta no hay otra". Uno no va a ser tan tonto de presidir licitaciones donde se mueven millones de dólares sin ganarse alguito, porque no es justo que los señorones que se llevan la buena pro se enriquezcan aún más, mientras yo no tengo con qué pagarle el colegio a mis hijos. Favoreciendo a esa gente, uno los compromete, y mañana se puede hacer valer aquellos de "hoy por ti, mañana por mi". Ellos mismos saben que sin la cutra, nada se consigue. Esos que se la dan de honrados, se olvidan de que no hay que decir nunca: "de esta agua no beberé". Yo los quisiera ver cuando estén en la mermelada, para que se pruebe aquello de que "en arca abierta, el justo peca". Por último, la virtud no es más que la falta de oportunidad y no vale la pena tanto sacrificio. El honrado muere pobre a nadie le importa su honradez. Y si todos roban, ¿porqué yo voy a ser la excepción?, si los grandazos roban, ¿por qué tengo yo que hacer el papel de santo?. Al fin y al cabo, todo hombre tiene su precio. A unos los sobornan con dinero, a otros con mujeres, o con almuerzos, o con viajes o con droga. La cuestión es saber administrar el soborno adecuado al tipo de hombre adecuado. Así todos felices y contentos. Lo importante es saber hacer las cosas. La vida es corta y es una sola, y hay que gozar de la vida porque vamos estar mucho tiempo muertos".

    El credo del corrupto así reseñado puede parecer demasiado maniqueo o si coincide con nuestra realidad, es materia de análisis en el presente evento.

    Desde nuestra perspectiva personal, un cuadro con estos elementos, diluidos en la jungla de las relaciones interpersonales de nuestra vida nacional, nos plantea el problema de la estructuración del modelo de hombre moderno que deberá operar funcionalmente en la sociedad peruana moderna del siglo XXI. Más exactamente: ¿puede una sociedad moderna democrática, integrada, descentralizada, pacificada y dedicada al desarrollo de las potencialidades humanas coexistir sin problemas con actitudes y conductas corruptas? Creemos que no, dado que la corrupción produce una serie de consecuencias sociales destructivas que tornarían inviable un proyecto de modernización basado en valores humanos. Dichas consecuencias son:

    El Incremento de:

       1. La desviación de recursos públicos a bolsillos privados y el incremento del costo de la administración.

       2. La injusticia, los litigios, las acusaciones, las calumnias y las quejas.

       3. La fuga de capitales.

       4. La distorsión y el desaliento de las inversiones y la privación de ayuda extranjera.

       5. La difusión de la influencia corruptora, el debilitamiento de la incorruptibilidad de los funcionarios, el desperdicio de aptitudes y el alejamiento de personas valiosas, tales como servidores públicos imbuidos de una orientación moderna.

    La disminución de:

    La racionalidad gubernamental y la eficiencia administrativa por progresiva instauración de una cleptocracia: es decir: el gobierno de los corruptos, por los corruptos, para los corruptos.

       1. la legitimización del gobierno y la estabilidad política.

       2. El coraje político de la gente.

    La serie de consecuencias indeseables así reseñadas nos conduce a la necesidad de contribuir desde la perspectiva psicosocial al diseño de estrategias dirigidas a contrarrestar este flagelo.

    Para el efecto, se requieren distinguir dos niveles de aplicación de estrategias: el Societal y el Organizacional.

    1.  Nivel Societal General

    En este nivel es necesario analizar la influencia de factores tales como la estructura social, el Estado y la cultura sobre el desarrollo de la conciencia moral del ciudadano, creando condiciones previas favorables a la aparición y fortalecimiento de conductas corruptas.

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