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El rol regional de la China Imperial y la proyección de la República Popular China en el contexto contemporáneo (página 2)

Enviado por Carolina Bracco


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El rol regional de la China Imperial y la proyección de la República Popular China en el contexto contemporáneo

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Todo esto significó para China abundante comercio con el exterior pero siempre en condiciones desfavorables. El Imperio nunca pudo negociar con las potencias extranjeras.

En 1856 se desató la segunda guerra del opio que continuó resquebrajando la soberanía china, y a partir de 1870 esto se exacerbó aún más; se abrieron más puertos, se autorizaron más importaciones de opio, se exigieron indemnizaciones, se tomaron posesiones de Indochina, Birmania, Formosa y la isla de Pescadores. Así, China era virtualmente una colonia, además de estar gobernada por una dinastía extranjera.

Esto se puede comprobar en 1898, cuando el descontento se cristaliza en la rebelión de los boxer, que rechazan la presencia extranjera en la capital atacando las embajadas y son reprimidos por las fuerzas extranjeras.

China permanecía en una situación de semi o pseudo colonia, ya que había una fuerte y creciente presencia de todas las potencias extranjeras occidentales pero en verdad no hubo verdaderos contactos ya que los extranjeros vivían aislados de la población local.

Como reacción ante la presencia extranjera una revolución nacionalista inaugura en 1912 la República China.

Dos años más tarde se desataría la primera guerra mundial, que culminó con la devolución de territorios por parte de Alemania.

En el ámbito internacional no muy lejos de China un hecho de enorme trascendencia, la revolución bolchevique de 1917, desparramaba sus proclamas hacia todo el espectro planetario haciéndose eco sobretodo en las naciones periféricas. En China la pugna entre el Partido Nacionalista, protagonista de la revolución, disputaba con un incipiente Partido Comunista que, carente de estructura, no recibió el apoyo de la Unión Soviética en un primer momento.

Las cosas dieron un vuelco radical cuando en 1937 el incidente del puente de Marco Polo enfrenta una vez más a China con los japoneses, quienes invaden sangrientamente iniciando uno de los genocidios más furiosos que conoció el siglo XX.

El conflicto continúa hasta 1945, atravesado transversalmente por la segunda guerra mundial, en el marco de la cual Japón ataca Pearl Harbour, colonias inglesas, holandesas y Filipinas. Esto hizo que el conflicto se volviera parte de la guerra del Pacífico y salvó al régimen nacionalista del fracaso total.

A partir de 1939 la Unión Soviética había retirado su apoyo a los nacionalistas para dárselo al Partido Comunista (PC)–quien nunca le perdonaría este desliz- por lo que cuando la Unión Soviética desarma a Japón tras su rendición, entrega el armamento al PC Chino.

China surge así victoriosa de la segunda gran guerra, como uno de los cinco vencedores que conformarían luego el Consejo de Seguridad de las incipientes Naciones Unidas.

En 1946 la puja entre nacionalistas y comunistas desata una guerra civil que dura tres años y culmina con una división que persiste aún: El triunfo del PC Chino y la creación de la República Popular China y la huida de los nacionalistas a la isla de Taiwan con la sucesiva creación de la República China en ese territorio.

Esto traerá diversas consecuencias para China continental; de un lado la reivindicación de su soberanía sobre el territorio isleño, del otro la posición estratégica de Taiwan y como ésta será utilizada por las potencias extranjeras, sobretodo Estados Unidos.

No es necesario extendernos aquí sobre el mal trago que fue para esta potencia extranjera la creación de la República Popular (RPC) en plena guerra fría. En 1950, un año después de su creación, la RPC reafirma su lugar junto a la URSS.

Ese mismo año el EPL ocupó Xinjiang y Tibet, dos enormes porciones de territorio que habían formado parte del imperio entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, pero sobre los cuales no se tenía control desde hacía más de un siglo.

A pesar de que la recuperación de Taiwan estaba también entre las reivindicaciones territoriales que la RCP tenía en mente el contexto internacional no hizo posible su desarrollo.

La guerra de Corea (1950-1953) enfrentó directamente a la RPC y Estados Unidos, que desplegó una estrategia de contención que contemplaba: bloquearle la entrada a Naciones Unidas y sostener el régimen nacionalista establecido en Taiwan como representante de China ante este organismo; reforzar el despliegue de fuerzas armadas americanas en Japón, Corea del Sur y Filipinas así como aplicar un embargo económico a la RPC a al vez que forjar una alianza militar anticomunista en el sudeste asiático.

Todas estas medidas provocaron la radicalización del régimen que bajo la dirección de Mao basó sus relaciones exteriores en la empatía ideológica y partidaria más que en razones de Estado, lo que extremó el aislamiento de la RCP hasta la muerte del líder en 1976. Durante este período se apoyó la creación de partidos comunistas por fuera de la línea soviética, guerrillas, revoluciones en el sudeste asiático.

El aislamiento de la época maoísta se manifestó en lo económico mediante la autarquía como forma de crecimiento.

La RPC terminó de desentenderse de la Unión Soviética cuando en 1957 Mao rompe relaciones con Kruschev, a quien no respetaba, dando comienzo sendas campañas de ridiculización mutua.

Así, la política exterior de Mao se basaba en un alejamiento de las dos grandes potencias, una colaboración persistente con las naciones periféricas, así como la autarquía económica.

Sin embargo, un hecho –el intento de golpe de Lin Biao- vino a mover las fichas del tablero y la RPC hubo de redireccionar su estrategia.

Ante la inminencia de un ataque soviético, y lo que esto significaba para ambos países, Mao se acercó a Estados Unidos, lo que catapultó a la RPC a la ONU en detrimento del régimen nacionalista de Taiwan que fue expulsado.

Esto fue solo el principio de la apertura de la RPC. Luego de la muerte de Mao, su sucesor – Deng Xiaping- continuó con una política de alineación con Estados Unidos.

Esto queda en evidencia cuando la invasión China a Vietnam, provocada por el cercamiento soviético (La URSS estaba aliada con todos los vecinos de China: Mongolia, Corea del Norte, Vietnam e India) deja a la RPC enfrentada con el resto de los países socialistas.

La política de ´reforma y apertura´ impulsada por Xiaoping quedaba, sin embargo, a mitad de camino ya que no se logró descentralizar el proceso de toma de decisiones, modelo heredado de la era maoísta que no era acorde al nuevo lugar que pretendía ocupar China en el espectro internacional.

En 1989 la masacre de la plaza Tianam provoca nuevamente el aislamiento y anuncia el fin de la luna de miel con Estados Unidos.

Sin embargo, y a pesar de lo trágico de este acontecimiento tanto a nivel interno como el efecto que tuvo en el escenario internacional, a partir de mediados de los noventa China a pretendido, y en buena medida ha logrado, ocupar un nuevo lugar más privilegiado y responsable frente al mundo.

Esto último es importante porque China se considera una potencia emergente y no ya una nación en vía de desarrollo, una víctima.

Esto la ha impulsado a promover las relaciones bilaterales, los acuerdos de comercio y seguridad; así como también participar en organizaciones multilaterales.

China hoy prioriza las relaciones bilaterales sin dejar de participar en organizaciones regionales, y establece relaciones económicas con todo el mundo a la vez que reduce las tensiones territoriales del pasado.

En Asia central China encabezó la instauración del primer grupo multilateral en la región, la Organización de Cooperación de Shangai, fundada para resolver viejas disputas territoriales y desmilitarizar las fronteras.

A partir de 1991 resolvió sus conflictos fronterizos con Kazajstan, Kirguistan, Laos, Rusia, Tajikistan y Vietnam; también mejoró notablemente sus relaciones con India.

Respecto al issue Taiwan, Beijing se muestra hoy más relajado aunque no abandona sus reivindicaciones sobre la soberanía de la isla. China quiere recuperar Taiwan como lo hizo con Hong Kong en 1997 y Macao en 1999.

Las relaciones con el viejo continente también mejoraron notablemente. En 1996 China fue miembro fundador de la conferencia Asia-Europa. En 2003 se acercó por primera vez a la OTAN.

Conclusión y comentarios finales

A modo de conclusión, siempre abierta, quisiera enfatizar sobre el caso paradigmático que esta gran nación –grande en términos demográficos- nos pone en frente.

En el comienzo un imperio (del que hemos hecho mención sólo en sus últimas dinastías), China fue obligada por la fuerza a abrirse al exterior.

Víctima de invasiones, ultrajes a su soberanía y a su cultura; China hoy parece haber comprendido cómo se mueven las fichas en el tablero internacional y rápidamente se ha convertido en uno de los pocos que puede poner en jaque la hegemonía estadounidense. Aunque no en el futuro cercano, claro.

Tras un período de aislacionismo, China comprendió que un país de sus dimensiones -no sólo demográficas en este caso- no puede, no debe y –por sobre todas las cosas- no le conviene mantenerse al margen de la coyuntura internacional.

En este sentido, es aleccionador estudiar el caso chino en constante mutación; una nación que hoy deslumbra no sólo por su capacidad de proyección económica sino también por la profundidad de su cultura y sus costumbres.

Quizás allí esté la clave para comprender, las aparentes contradicciones que, como toda sociedad, presenta China.

 

Carolina Bracco

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