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Roles sexuales: una problemática de la clínica infantil


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía

    Resumen:

    Nuestra labor en la consulta de Orientación y Terapia Sexual ha propiciado que de manera obligada, nos detengamos en algunas reflexiones motivadas por el alto índice de consulta en que las " preocupaciones por el rol de género" de los niños en edad preescolar y escolar es el centro de la problemática.

    Este material es un acercamiento a las características de la adquisición de la identidad sexual en la infancia, así como de los diferentes factores que intervienen en su formación y al mismo tiempo una reflexión en torno a la problemática que le plantea a la Psicología Clínica tales características.

    Se ofrece la perspectiva de atención psicológica a la que nos acogemos en estos casos, distinguiendo las alternativas que potencian el desarrollo de una sexualidad sana.

    Palabras claves: Rol de género; Identidad de Género; Orientación sexual.

    Introducción

    El hombre ha logrado garantizar la supervivencia, entre otras cosas, por la llamativa capacidad de violentar los códigos naturales –léase conductas prefijadas- y hacer menos significativo el sustrato fisiológico que en mayor cuantía y calidad le acompaña.

    La sexualidad, es una interacción de hechos biológicos, psicológicos y sociales que cobra un sentido totalmente diferente a la mera función biológica y se convierte en fuente de placer, bienestar psico-físico, comunicación, afecto y ternura. En ella se subjetivan los códigos naturales; en última instancia humanizándolos, dándole otros destinos.

    La característica de la sexualidad de ser una construcción mental de los aspectos de la existencia humana que adquieren significado sexual, conspira contra los constructos teóricos que intentan dar conceptos acabados en torno a ella. En la energía que nos motiva a buscar placer, afecto, ternura e intimidad y que influencia nuestros pensamientos, acciones e interacciones que influyen en nuestra salud física y mental, se recoge una proposición que nos permite encarar una reflexión en torno a ella(1).

    El conjunto de potencialidades humanas se actualiza en el medio en que a cada hombre le toca vivir; la sexualidad humana puede satisfacerse, reprimirse, prorrogar su satisfacción, sublimarse y orientarse hacia objetos de satisfacción muy diversos.

    La sexualidad es un fenómeno complejo y multivariado; son tantas las formas de su expresión como diversos los seres humanos.

    Desarrollo

    El complejo proceso de autodiferenciación sexual socio-psicológico, que da lugar al sentimiento y la conciencia de sí, es la base del despliegue de un conjunto de procesos psíquicos, necesidades, sentimientos, valores, actitudes, representaciones, conceptos, aspiraciones, capacidades, etc., hacia el propio sexo y hacia el otro, que conforman la base de la sexualidad y que determinan la forma particular en que ésta se viva y exprese.

    El rol es un modelo organizado de conducta, relativo a una cierta posición del individuo en una red de interacciones, ligado a expectativas propias y de los otros (2). Modelo porque define la interacción desde las expectativas que pone en juego respecto a cómo tiene que comportarse el otro. En las redes de interacción hay un consenso que resulta de la aceptación mutua de las partes, donde se conjugan las obligaciones y los derechos recíprocos.

    El rol es un instrumento de interacción que permite el vínculo con el otro y potencia una elección (no consciente) de una alternativa de conducta." Rol de género es la expresión pública de la identidad mediante el desempeño de diversos papeles( padre, madre, esposo, amigo) que se manifiesta de una manera peculiar, donde el individuo interpreta, construye y expresa su conducta cotidiana(3).

    La identidad del género es la conciencia y el sentimiento intimo de hombre, mujer, masculino, femenino o ambivalente y la orientación sexual se conforma por las preferencias sexuales eróticas, afectivas y hacia el otro sexo, el propio o ambos.

    Durante la infancia transcurre un proceso muy importante para el desarrollo de la sexualidad y entre ellos está la adquisición de la identidad sexual y el rol sexual (rol de género sexual para otros autores). El primero se refiere a la auto clasificación como niño o niña, y el segundo al papel asignado en nuestra sociedad a las mujeres y los hombres en el que se designa las características, códigos, ideales a ajustarse para reconocerse y ser reconocido como una u otro y modelar una tipificación más o menos rígida.

    La identidad de una persona no se construye de una vez y para siempre; pero en las primeras etapas de la vida se construye sus cimientos, siendo la infancia sensible a la experimentación de vivencias únicas e irrepetibles.

    Somos un cuerpo sexuado en sus estructuras y funciones: sexo cromosomático, genético, gonadal, genital, endocrino, hipotalámico-hipofisiario y de figura corporal. Este criterio biológico tiene indudable validez al constituir el fundamento de la existencia en el ser humano, ya que representa el principio básico para la diferenciación física entre el hombre y la mujer y también indirectamente para su diferenciación psicológica.

    Somos psicosocialmente sexuados; nuestra educación sexual está profundamente influida por factores psico-sociales que interactúan con el legado biológico. Las diferencias esenciales inherentes a cada uno de los géneros se encuentran en su base biológica, sin que implique que las cualidades sexuales psicológicas puedan reducirse a las consecuencias de esta premisa.

    Tiene sentido referirnos a que cada cultura y sociedad concreta regula de forma particular la sexualidad, dependiendo del contexto histórico-social. Las asignaciones del rol tienen en cuenta las diferencias biológicas, pero les confieren una mayor importancia en la mayoría de los casos a formas de funcionamiento social que han cristalizado a lo largo de la historia; responden a necesidades de la sociedad en momentos históricos determinados y reflejan relaciones de poder.

    Los modelos sexuales establecidos socialmente se constituyen en constructos sociales de gran fuerza, pues se le enseña al niño desde muy pequeño a actuar conforme a las expectativas del medio en que vive. En el proceso de socialización se refuerza toda conducta que los reproduzcan y se sanciona a los que se aparten de ellos; así se representa -a nivel individual- el rol sexual.

    Todos los escenarios sociales generan configuraciones sexuales, la educación afectivo-sexual transcurre por mecanismos muy distintos, sean estos formales o informales a través de múltiples agentes educativos, portadores de actitudes, valores, normas y conocimientos. Se construyen en interacción emocional con las configuraciones subjetivas de otro hombres, preferentemente con los grupos humanos en las que esta inmerso el niño y fundamentalmente con las figuras de apego a las que se vinculan. En este proceso interactivo los adultos ponen mucho mas allá de lo que están dispuestos a aceptar concientemente; a través de gestos, posturas, movimientos, contactos corporales, etc., se convierten en un sistemas de referentes que retroalimenta el niño en la interacción.

    Numerosas conductas genéricas individuales pueden ser explicadas a través de actitudes incorporadas en la historia personal a través de estados interactivos no conscientes y que no poseen un correlato unidireccional. El niño va articulándolas y actualizándolas en sucesivas interacciones, conformando las tendencias de su comportamiento sexual Según la manera en que interpreta los modelos y valores sociales que van adquiriendo un significado para él y se integren sistemáticamente los condicionantes biológicos y sociales siguiendo un patrón irrepetible, es que se conformarán las bases de la sexualidad que guardan una relativa semejanza entre aquellos de igual sexo que los distingue del otro.

    Tradicionalmente las sociedades clasistas han tendido a establecer estereotipos rígidos y esquemáticos sobre lo masculino y lo femenino, reglamentando las manifestaciones de los seres humanos, desde los juegos, juguetes, vestuarios, hasta la forma de expresar las emociones y sentimientos, de comportarse en cada situación, inclusive las aspiraciones, proyectos y profesiones.

    La expectativa de tener un hijo afecta todas las dimensiones y actividades de la vida intrafamiliar. Incluso antes del nacimiento se adoptan actitudes distintas sobre el sexo del niño, se tiende a especular sobre éste, elaborando planes y acariciando ambiciosos objetivos. Asimismo, el anuncio del sexo desencadena una sucesión de eventos a efectos de su identificación sexual que se basa en la tipificación de los roles. Todo el proceso social es presentado como axioma incuestionable, con valores promovidos a través de mitos y supeditados a fuerzas biológicas ocultas, en las que ni el educador ni el educando dudan de su carácter natural.

    Partes: 1, 2
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