2. Breve introducción temática La época victoriana significa una ruptura total con el romanticismo, sobre todo en Inglaterra, donde el desarrollo industrial, el utilitarismo y el realismo lo invadían todo. La novela gótica tradicional dejó paso a la ghost story, el maduro cuento de fantasmas donde se destacan fundamentalmente la brevedad, el humorismo y el realismo. Con la salvedad de algunas novelas excepcionales como Drácula (1897) de B. Stoker, La colina de los sueños de A. Machen, o La casa en el confín de la Tierra de Hodgson, el horror se refugia en el cuento corto. Los mejores exponentes de esta tendencia son S. Le Fanu (1814-1873) y M. R. James (1862-1936) con el que el cuento de fantasmas alcanza su apogeo e inicia su decadencia. Con el comienzo del siglo surge una nueva tendencia, la denominada por J. Bergier relato materialista de terror. Aparecen Arthur Machen (1863-1947), Algernoon Blackwood (1869-1951), Ambrose G. Bierce (1838-1914?), Robert W. Chambers (1865-1933), Lord Durisany (1878-1957), W. H. Hodgson (1875-1918) y por último H. P. Lovecraft (1890-1937), que haciendo una magnífica síntesis de todos ellos crea el moderno horror psicológico que surge de las profundidades del inconsciente. Machen y Blackwood, como ya lo hiciera B. Stoker, pertenecieron a la sociedad secreta Golden Dawn. Allí el ocultismo inyecta en sus venas racionales una nueva especie de paganismo, que se iba a mezclar con el mundo mítico y mágico de los cuentos de hadas y las mitologías orientales; especialmente el panteón greco-romano en Machen. Algernoon Blackwood es el creador de un nuevo estilo de lo fantástico. Sus héroes sienten la fascinación por el escenario natural, la nieve, el bosque, el agua. Según Vax "… el neófito casi no puede considerar sino dos posibles destinos: morir para renacer a una vida más grandiosa, o desprenderse del sortilegio en el último minuto para reencontrar su lugar en la comunidad humana". Pero esta última alternativa carece de importancia, pues en el relato de Blackwood su fuerza reside más en el "background", en el "clima", que en la historia misma. Machen como casi todos los escritores galeses se sintió desde niño atraído por lo sobrenatural. Dice en su autobiografía "Sea mucho o poco lo que yo haya logrado en literatura se debe a que, cuando por primera vez abrí mis ojos al nacer, éstos contemplaron un país encantado". En sus escritos se percibe al mal y al horror como algo ancestral y arquetípico. Fascinado por el abismo, el proceso creador se sumerge en el caos primitivo. Bierce dirige sus miras especialmente a lo grotesco, al humor negro o a la creación de mundos míticos como Carcosa. Chambers en su El Rey de Amarillo habla de un libro que no puede ser leído sin despertar las fuerzas ancestrales olvidadas por el hombre. H. P. Lovecraft integra todos estos elementos con el mundo onírico de Lord Dunsany. En su obra se siente palpitar el horror del hombre actual que se encuentra impotente y manejado por fuerzas que están más allá de la razón. Crea a los Primigenios, especies de dioses que han sido desplazados del poder en la tierra en época remota, pero que acechan tratando de reconquistar su poder. Convierte al hombre en un simple parásito sin importancia que ha desarrollado a la sombra de la decadencia de seres como Cthulhu, Azathot, Hastur, Ithaqua y otros. Un importante grupo de escritores entre los que se destacan Robert Bloch, Frank Belknap Long, August Derleth y Clark Ashton Smith, entre otros, han continuado desarrollando sus ideas, desembocando en el horror contemporáneo, que tiene hondas raíces en la ciencia-ficción.
3. La obra Como dice Bachelard "a medida que el terror se va sumergiendo en lo inconsciente, a medida que va perdiendo sus contornos míticos, se hace cada vez más aceptable". Como hemos visto, el cuento materialista de terror va dejando de lado el aspecto gótico: el cadáver, el castillo, las puertas que crujen, los fantasmas, para adentrarse en el horror cotidiano. Hodgson es uno de los pioneros de este nuevo estilo. En su obra se perfilan dos líneas bien definidas: la de los cuentos del mar, que tanta importancia tuvo durante largos años de su vida, y la del horror que surge de lo profundo del espacio, unido en algunos casos (como en El reino de la noche) a técnicas que anticipan la ciencia-ficción. Es posible que ningún autor, excepto Joseph Conrad (1857-1924) y Herman Melville (1819-1891), sintieran como él esa fascinación por el mar. Pero a diferencia de ellos, no es atrapado por el aspecto vital, nouménico del mar, sino que siente el misterio de las profundidades insondables pobladas de terrores inimaginados… Dos de sus novelas tratan extensamente el tema: Los botes del "Glen Carrig" y Los Piratas Fantasma. En la primera introduce una modalidad estructural inédita: el corte abrupto de situaciones. Escrita como el diario de unos marineros náufragos en un enorme Mar de los Sargazos poblado de monstruos, comienza repentinamente en una instancia del relato (como si las primeras páginas se hubieran perdido). Finaliza abruptamente, logrado así un efecto de verosimilitud, de cosa vívida. El reino de la noche, es una obra monumental de unas doscientas mil palabras, situada en un mundo futuro millones de años después del nuestro. El sol ha muerto y las tinieblas reinan sobre la tierra. La humanidad se ha refugiado en el Último Reducto, una pirámide de metal impenetrable. Es la última y más grande de las ciudades del hombre. Pronto será su tumba. A través de miles de centurias extraños seres se han desarrollado y tratan de dominar el mundo oscuro. Por incontables eras han acechado esperando que las últimas defensas del hombre caigan. La pesadilla de imágenes de El reino de la noche es sólo comparable a algunos cuadros apocalípticos de Hieronymus Bosch. En cuanto a La Casa el confín de la Tierra ("quizás la más importante de las obras de Hodgson", al decir de Lovecraft) podemos decir que reclama en principio dos influencias notables: Stoker y Wells. De Bram Stoker y su novela Drácula (1897) toma su estilo epistolar indirecto que hace que la información siempre provenga de terceros, técnica que había comenzado a usar M. R. James. De la obra de H. G. Wells escoge varios elementos: de La maquina del tiempo (1888), toma la concepción del viaje temporal, aun cuando el Recluso no recurra a un hecho mecánico (ciencia-ficción), sino que es llevado por fuerzas misteriosas (fantasía); de La isla del Dr. Moreau (1896) toma la idea de seres monstruosos y animales en pugna con el hombre; y por último de La guerra de los mundos (1897), su sentido apocalíptico, la conducta paradójica de los invasores, la sensación de destrucción total. Sin embargo todos estos elementos son recreados, transmutados en una novela que adelanta técnicas narrativas inéditas o poco usuales en su época. Fundamentalmente va acumulando expectativas a través de hechos comunes, de ruidos sospechosos, de sombras extrañas. A este respecto merece destacarse el capítulo "El Pozo Subterráneo", donde el uso de esta modalidad se vuelve exasperante. Desde el punto de vista estilístico es necesario señalar algunos puntos importantes: a) El uso de la primera persona, que permite la constante identificación del lector, ayudado por la ambigüedad física del protagonista. Sólo se lo describe someramente cuando se ve envejecido en el capítulo "El Despertar". Por otra parte no conocemos su nombre, por lo tanto en el fondo él es el Hombre, y por consiguiente Nosotros. b) La presencia de la hermana y el perro como elemento de contraste, crean una permanente duda en el lector. ¿Cuál es la verdadera realidad de lo que está pasando? Al respecto dice Todorov: "Lo fantástico es una vacilación … frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural… el que percibe el acontecimiento debe optar por una de las dos soluciones posibles, o bien se trata de una ilusión de los sentidos … o bien el acontecimiento se produjo realmente, es parte de la realidad". c) La omisión de datos, elemento fundamental y muy novedoso para su época. Dice M. Vargas Llosa refiriéndose a La Hojarasca de G. García Márquez "…el ambiente denso, oscuro, amenazador, pesimista, de tiempo suspendido y vida rígida se ha logrado, sobre todo gracias al dato escondido. Este método consiste en narrar por omisión mediante omisiones significativas, en silenciar temporal o definitivamente ciertos datos de la historia para dar más relieve o fuerza narrativa a esos mismos datos que han sido momentánea o totalmente suprimidos". Si lo dicho hubiera sido referido a La Casa en el confín de la Tierra, ningún lector hubiera notado la diferencia, pues en realidad este elemento es el sino fundamental de la novela. d) El estilo desprolijo y repetitivo, que le da esa apariencia de cosa vívida, de relato auténtico. El autor advierte en la Introducción que se ha abstenido de "literalizar" el texto. Y en verdad, ese relato lleno de imperfecciones, da a los hechos un carácter de realidad que produce un escozor al leerlo. e) El final de corte abrupto, ya utilizado anteriormente en Los botes del "Glen Carrig". El autor utiliza el tiempo presente en los últimos capítulos para acentuar el efecto de espanto de lo que está ocurriendo. Ese corte repentino magnifica el horror final, y es sin duda tan perfecto que el mismo Lovecraft se sintió atraído por él, pues lo reproduce casi textualmente en el final del cuento Dagon (1917). Desde el punto de vista argumental es importante señalar que Hodgson es uno de los creadores de la teoría de los múltiples estados de existencia, y de las dimensiones que se comunican a través de portales espacio-temporales. Su obra se halla inserta en el corazón de lo fantástico. Dice R. Caillois "… (Lo fantástico) trata de negar, sea el espacio geométrico: infinito, homogéneo, tridimensional, equipolente; ya sea el tiempo abstracto: infinito, irreversible, irreparable, isócrono". La presencia de Ella (más allá de su nombre) parece revelar una influencia de Rider Haggard (1856-1925), una velada sugerencia a encarnaciones pasadas, aun cuando es notorio que el personaje femenino funciona como un arquetipo, como la personificación de las virtudes y esperanzas. De cualquier manera es posible rastrear la influencia de Haggard en el capítulo cuarto de su Cleopatra, donde la iniciación mística de Harmachis tiene un gran parecido con la visión del espíritu errabundo del Recluso. De cualquier forma esta novela es muy superior a cuanto se pudo haber escrito hasta su aparición. Según dice B. W. Aldiss refiriéndose a esa parte de la novela "es una verdadera explosión que llega más allá de la historia de horror donde se halla inserta". Si al decir de R. Llopis, del velado mundo de los arquetipos colectivos de Jung salen las pesadillas del horror moderno, es notable como Hodgson utiliza, la presencia de la noche espacial, negra y amniótica; el pozo insondable de donde surgen las criaturas híbridas, una especie de vagina-matriz donde el Recluso debe penetrar para buscar la solución de los misterios, en una especie de regresión que sólo puede acabar en la muerte o en la locura; la presencia del agua, como elemento primordial y casi provisto de vida; los viajes incorpóreos, que participan de la sensación de impotencia característica de las pesadillas. Y por último la destrucción de la humanidad y del universo como un hecho natural, unido a la seguridad de que existen cosas peores que la muerte; provocan en el lector un estado de horror psicológico que llega a su apogeo con el horrible estigma con que finaliza la novela. Para terminar no podemos dejar de destacar la importancia que tuvo la obra de Hodgson en dos de los más grandes escritores de lo fantástico: H. P. Lovecraft y O. Stapledon.
Aldiss, B. W., Billion Year Spree (The History of Science Fiction). Weidenfel & Nicolson. Londres, 1973.
Caillois, R., Edición castellana Imágenes, Imágenes… (Images, Images …) Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1970.
Carter, L., Imaginary Worlds (The Art of Fantasy). Ballantine Books. New York, 1973.
Hodgson, W. H., Aguas profundas (The Deep Waters, 1967), El Cid, Plata.
Lovecraft, H. P., El horror sobrenatural en la literatura (Supernatural Horror In Literature, 1965) (en El horror sobrenatural en la literatura y otros escritos, Editorial EDAF, 2002). Arkham House. Sauk City, Wisconsin, 1965.
Lundwall, S. J., Historia de la ciencia-ficción (Science Fiction: What it's all about, 1971), Nueva Dimensión, nº 75, Editorial Dronte
Llopis, R. Esbozo de una Historia Natural de los Cuentos de Miedo. Ediciones Júcar, Colección La Vela Latina N. 21, Madrid, 1974.
Rest, J., Prólogo a S. Le Fanu: Carmilla y otras alucinaciones. Ed. Librerías Fausto. Buenos Aires, 1975.
Todorov, T., Introducción a la Literatura Fantástica. Editorial Tiempo Contemporáneo. Buenos Aires, 1972 (Introduction a la Littérature Fantastique, 1970).
Vargas Llosa, M., García Márquez, Historia de un Deicidio. Barral Editores, Breve Biblioteca de Respuestas n° 20. Barcelona, 1971.
Vax. L., Arte y Literatura Fantásticas. Eudeba. Buenos Aires, 1965 (L'Art et la Littérature Fantastiques, 1960).
Revistas:
The Arkham Collector n° 5, invierno de 1969 (en el libro The Arkham Collector Vol. 1, números 1 al 10 de la Rev. editada por la editorial Arkhan House).
Novelas:
La casa en el confín de la Tierra (The House on the Borderland, 1908), Valdemar, El Club Diógenes, nº 93. También como La casa en el límite en la colección Helios de Adiax y en la colección El Golem Literatura Fantástica de Andrómeda.
Los piratas fantasma (The Ghost Pirates, 1909), Valdemar, El Club Diógenes, nº 129.
Los botes del "Glen Carrig" (The Boats of the "Glen Carrig", 1907), Valdemar, El Club Diógenes, nº 180. También comoLos náufragos de las tinieblas, Martínez Roca, Super terror, nº 5.
El reino de la noche (The Night Land, 1912), Ediciones Forun, Biblioteca de Terror.
Recopilaciones de Cuentos:
Carnacki el Cazafantasmas (Carnaki, the Ghost-Finder, 1947), Anaya, Última Thule.
Aguas profundas (The Deep Waters, 1967), El Cid, Plata.
La nave abandonada y otros relatos de horror en el mar, Valdemar, El Club Diógenes, nº 67.
Desde el mar sin mareas, Valdemar, Tiempo cero.
Cuentos de ultramar, Ediciones Forum, S.A., Biblioteca del terror.
Poemas:
The Calling of the Sea
The Voice of the Ocean
Helena García
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