- En el campo del conocimiento
- En el ámbito vocacional
- En la vida afectiva y sexual
- Su socialización
- Desarrollo religioso del joven
En un mundo globalizado, es de gran importancia dar todas a las herramientas a las personas o grupos de individuos que necesitan estrategias o programas para su desempeño y que mejor esfuerzo humano donde la investigación científica valida la propuesta es a la etapa del hombre mas vulnerable y sensible como lo es la edad comprendida aproximadamente de los 18 a los 25 años.
En esta etapa en la que el individuo se encuentra más tranquilo con respecto a lo que fue su adolescencia, aunque todavía no ha llegado al equilibrio de la adultez.
El joven es capaz de orientar su vida y de ir llegando a la progresiva integración de todos los aspectos de su personalidad.
En el campo del conocimiento
El joven es más reflexivo y más analítico. Es la mejor época para el aprendizaje intelectual, porque el pensamiento ha logrado frenar cada vez más los excesos de la fantasía y es capaz de dirigirse más objetivamente a la realidad. Tiene ideas e iniciativas propias, pero no deja de ser un idealista; sus ideales comienzan a clarificarse. De ahí nace el deseo de comprometerse.
En el aspecto moral: Los valores empiezan a tener jerarquía en la que predomina la justicia y es capaz de distinguir lo prioritario y lo urgente.
Rechaza la imposición, no con agresividad sino con una sana rebeldía. Asume una conciencia propia de sus actos y les da el valor moral que les corresponde.
Su desarrollo puede desembocar en la autonomía y entonces sabrá integrar a sus convicciones personales los valores presentados por la sociedad, la religión, el grupo y el ambiente de trabajo o de estudio.
Pero también puede desembocar en la dependencia, entonces será arrastrado por lo que los otros, será como un barco sin anclas en el que las olas le harán bailar hasta que la primera tempestad le haga naufragar.
Nace en el joven el concepto de bien y de mal.
En el ámbito vocacional
Es el momento en el que el joven se orienta hacia una profesión, hacia el mundo del trabajo, todo se concretiza en el proyecto de la existencia. Ese proyecto es el conjunto de valores en el que el joven crece, le da una orientación a la propia vida y lo orienta dinámicamente hacia el futuro.
Puede el joven desviarse escogiendo un proyecto consumís tico, egocéntrico; un proyecto válido ha de tener en cuenta el hecho fundamental de la existencia, las convicciones religiosas, el compromiso…
Todo esto supone una opción inteligente y libre.
En esa medida será una opción que responda al hecho fundamental de la existencia: "ser para el otro" será una opción de amor.
En la vida afectiva y sexual
Mirando hacia atrás, un joven se ríe de sus fracasos sentimentales, porque empieza a descubrir lo que es realmente el amor.
El joven varón, luego de sentirse atraído por el físico de las chicas y por las chicas que llenaban determinadas cualidades, ahora necesita amar a una sola persona con quien proyectar posteriormente una comunidad de vida.
La joven deja de soñar en su príncipe azul, para aceptar un muchacho como es, e iniciar un diálogo de amor auténtico.
El amor ya no es para él o para ella un simple pasatiempo, una necesidad social, un escape, una compensación, sino un compromiso serio y respetuoso con la persona a quien ama. Todo esto implica que el joven es ya dueño de sí, controla sus impulsos y así se desempeña oportunamente.
Su socialización
Frente a los demás, el joven actúa responsablemente, es decir, haciendo uso de su libertad es capaz de responder de cada uno de sus actos, de tener conciencia de lo que dice y hace en orden a la realización del proyecto de vida.
Esto significa que el joven:
Asume la vida como tarea
Es consciente de su solidaridad con los demás
Está convencido que su vida es para los demás
Está abierto a nuevas responsabilidades
El joven va concluyendo la emancipación de la familia mientras que se abre cada vez más a múltiples relaciones sociales. Descubre las ideologías y se orienta por un ideario político, pero también entra en conflicto ante diversas pretensiones totalizantes que lo llevan a relativizar todo (para él vale tanto Julio César, como Mao, Jesucristo o Mahoma). Otro peligro es caer en la politiquería.
Desarrollo religioso del joven
En el joven se verifican profundas transformaciones en el pensamiento religioso. Así, el joven fundamenta críticamente la religión con mayor base motivacional, pero también puede acentuar su crítica sobre determinadas formas institucionales que se oponen al ideal de un pueblo de Dios en marcha.
Para algunos jóvenes la visión religiosa del hombre y del mundo puede servir de soporte a la autonomía moral.
A las antiguas motivaciones de origen parental (es malo porque está prohibido por los padres) o de rigen social (es malo porque está prohibido por el grupo o la sociedad) se sustituye la mueva motivación racional y religiosa (es malo porque está contra el orden establecido por Dios para la realización del hombre).
En esta época se presentan las dudas religiosas. Aquí hemos de distinguir entre una duda positiva y otra negativa.
La duda positiva es de la persona que busca una más grande verdad, desarrollando una función de ulterior maduración.
La duda negativa, en cambio, es síntoma de una personalidad religiosa en crisis fruto de un pasado religioso harto de dificultades.
El joven al ingresar a la universidad o a un centro de estudios superiores, se encuentra con una serie de ideologías que pretenden dar una explicación exhaustiva del hombre y del mundo. Frente a este fenómeno el peligro es el de querer relativizar todo.
La necesidad de solucionar los problemas propios de cada colectividad, relacionados con la práctica sistemática y controlada de la actividad física, obliga a profundizar en métodos y técnicas desde un enfoque de investigación participativa, en la elaboración y desarrollo de proyectos corporativos donde, a la vez que se resuelva un problema inmediato o a mediano plazo, se logre crear las bases de una cultura general que permita, a la comunidad implicada, la adopción de actitudes y experiencias adecuadas que eleven permanentemente su calidad de vida.
Un elemento esencial de la práctica de la recreación física lo constituye su enfoque comunitario que, no sólo está dirigido a lograr una máxima participación colectiva en las diferentes actividades que se realizan, sino que los dirigentes y los profesionales de la Cultura Física sean parte de ese entorno y que los factores biosicosocial donde viven y las desarrollan sean, a la vez, conductores y partícipes de los cambios sociales que se operan en su territorio. Por lo que todos los procesos de aplicación o transformación que se efectúen en la comunidad tengan implicación, directa o indirecta, en parte o en la totalidad de los factores que la integran, tienen un carácter comunitario.
La Cultura Física, como parte de la cultura universal, constituye un elemento de vital importancia para el despertar de los jóvenes en las comunidades, ya que las actividades físico en cada barrio tienen como fin común el empleo del tiempo libre, que es la mayor riqueza que posee la población, la satisfacción de gustos y preferencias, así como el desarrollo físico, mental y fisiológico del individuo.
Muchas teorías y puntos de vista han surgido en relación con las actividades físicas ya que es un fenómeno histórico en el desarrollo social y cultural de la humanidad, desde los aborígenes hasta la fecha. Han sido muchos los pedagogos, psicólogos y sociólogos que han discutido sobre este tema, Cagigal (1979) y Pérez (2003), entre otros.
Uno de los aspectos que más preocupa a los psicólogos y pedagogos en la actualidad es la utilización del tiempo libre, sin embargo no se tiene en cuenta que la escuela, las instituciones y organizaciones sociales de la comunidad tienen la responsabilidad de dar una respuesta a la participación colectiva, en función de la incorporación de los jóvenes a las actividades físicas con un carácter integrador, creador y formador de valores, esto ha sido poco investigado.
Autor:
PatriciaSánchez