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El Pentateuco como pórtico a la historia de Israel (página 2)

Enviado por José G. Contreras


Partes: 1, 2

En el desarrollo de la historia narrada en el Pentateuco se observa un proceso de selección. En efecto, el libro del génesis comienza teniendo en cuenta a toda la humanidad en la creación, en el drama del primer pecado, la población de toda la tierra y la expansión del mal que acarrea el castigo del diluvio. Con Noé seda un nuevo comienzo del hombre sobre la tierra, pero la atención del texto sagrado se centra en los descendientes de Sem, uno de los hijos de Noé, cuya línea va a siguiendo hasta llegar Abrahán, a quien Dios le promete la tierra de Canaán y una numerosa descendencia. De los hijos de Abrahán la historia bíblica sigue la línea de Isaac, y luego la de Jacob, dejando al margen es la misma el primero, y la de Esaú después.

La atención se centra después en los doce hijos de Jacob de los que surgirán las doce tribus que han de formar el pueblo de Israel, y, entre éstos destacada llegada a Judá y a José. Luego, en el libro del éxodo, se fija especialmente en moisés y Aarón, descendiente de leví. Pero a partir del éxodo el protagonista principal es el pueblo de Israel. Mediante ese proceso selectivo se ha pasado de considerar a toda la humanidad a fijarse sólo en el pueblo, el pueblo elegido de Dios.

Del Pentateuco termina dejando a los israelitas a las puertas de la tierra prometida, sin cumplirse por tanto a promesa que Dios hiciera a Abrahán. Por una parte está expresado que la actitud del pueblo, al cumplir la ley, ha de ser siempre la de aquella esperanza de entrar, o poseer definitivamente, la tierra. Por otra parte deja y abierto el cumplimiento de la promesa para incluir no sólo la tierra física de Canaán, sino la patria definitiva, la patria celestial. La clave, por tanto, para comprender del Pentateuco es leerlo como una etapa de la historia de la salvación, historia cuyo desenlace aparece sólo claramente al final de la Biblia, es decir, en el Nuevo Testamento.

La redacción de los cinco libros

El Pentateuco, o el conjunto de cinco libros, tumo su forma actual ciertamente después de la restauración judía tras la vuelta del destierro de Babilonia (siglo VI-V a.c) y antes de que se produjese la escisión de los samaritanos a finales del siglo IV a.c, ya que estos llevaron consigo los cinco libros con la estructura actual, aunque el texto presente notables diferencias con el trasmitido en hebreo y con la traducción griega echada hacia la mitad del siglo III a.c. Todo esto hace suponer por tanto, que la redacción final del Pentateuco como una obra en cinco partes, se efectuarse en los siglos V-IV a.c, sin que sea posible precisar una fecha exacta.

No sabemos a ciencia cierta qué forma tenía anteriormente el material literario que fue recogido en el Pentateuco. Es probable que, dado su estilo, el quinto libro, el Deuteronomio estuviese ya escrito desde antes, y situado como introducción a la amplia exposición de la historia de Israel, que abarca desde la entrada de la tierra prometida, a los tiempos del destierro, es decir desde el libro de Josué al segundo de los reyes. También es probable que estuviese ya escritos los grandes códigos legales, y otros bloques narrativos.

Esos bloques narrativos, aunque modificados en mayor o menor medida con la adición de textos legales, y retocados en sus últimas etapas redaccional es, todavía se pueden distinguir con claridad en el conjunto del Pentateuco actual. Son los siguientes:

  • A) Los orígenes. Este bloque constituye los 11 primeros capítulos del génesis.

  • B) Los patriarcas. Está formado por las tradiciones acerca de los dos grandes patriarcas, Abrahán y Jacob, unidas por la figura de Isaac. Se extiende desde el capítulo 12 al 36 del libro del génesis.

  • C) Israel en Egipto. En él se recogen las tradiciones acerca de la estancia del pueblo en Egipto y el recuerdo gozoso de la adicción liberadora de Dios que experimentó en su salida. Comienza en el capítulo 37 del génesis llega hasta la mitad de capítulo 15 del éxodo.

  • D) La marcha por el desierto. Es el bloque actualmente más extenso, ya que en él se ha incluido la mayor parte de los textos legales, hasta el punto de que en el estado definitivo del texto la marcha por el desierto ha quedado relegada gracia la funsión de enmarcar las leyes por las que se rige el pueblo. Es abarca desde la segunda parte del capítulo 15 del éxodo hasta el final del libro de los números.

Los último compositores del Pentateuco es posible que, además de comenzar a su obra hablando de los orígenes, agruparán los restantes bloques narrativos a ese orden, siguiendo una antiquísima tradición que recordaban al presentar las primicias al Señor. El conjunto de esos cuatro bloques narrativos ilegales recogía los fundamentos de la presencia del pueblo de Israel en esa tierra excelente mana leche y miel, como se recordaba la oración de presentación de las primicias. Podía servir, por tanto, como un magnífico prólogo para la historia, una historia que ya existía finales del siglo V a.c, de la presencia de Israel en la tierra de Canaán hasta la cautividad de Babilonia.

El prólogo de esa historia, el libro del Deuteronomio, se consideró un magnífico epílogo para esta nueva gran obra literaria que se estaba componiendo bajo la guía del Espíritu Santo y fue desgajado de su antigua situación para ser colocado al final de este nuevo texto. Para situar lo que su posición actual, al final del Pentateuco, sólo debió sufrir pequeños retoques. La redacción final del Pentateuco consistió sobre todo en la sistematización de todo ese material anterior ya escrito.

La redacción final consistió en componer el texto ordenado, con los convenientes retoques reacciónales, un patrimonio literario formado a lo largo de la historia multisecular del pueblo de Israel, y presentarlo como proclamación de una fe madura y profundizada con la experiencia del destierro y del regreso a la tierra de Israel. La separación en cinco libros, por rollos de pergamino, obedece a motivos prácticos y es posterior a la composición de la obra unitaria. No obstante al hacer la partición se tuvo cuidado de que, además de que cada una de las partes tuviera una extensión análoga, cada una de ellas tuviera una cierta coherencia interna y unidad. De este modo se llegó a los actuales libros que componen el Pentateuco.

Sentido teológico del Pentateuco

La enseñanza del Pentateuco es fundamentalmente un carácter religioso: vuestra como Dios actúo en la historia humana haciendo surgir el pueblo de Israel, y enseña la respuesta que el pueblo debía dar a Dios. Esta parte de la Biblia presenta, por tanto el fundamento de la fe y de la religión de Israel.

La historia de la manifestación de Dios expuesta en el Pentateuco es al mismo tiempo historia del conocimiento del verdadero Dios por parte del hombre. A través de profundas experiencias históricas y mediante las palabras de quienes hablaban en su nombre, Israel llegó al conocimiento de Dios, único y trascendente, omnipotente, Salvador y misericordioso. Tal es la imagen de Dios que ofrece el Pentateuco; este libro enseña que Dios actua en la historia humana eligiendo un pueblo para ser instrumento de salvación respecto a los demás. Esta elección, fundada en el amor gratuito, constituye la clave para comprender el desarrollo de la historia que presenta no sólo el Pentateuco, sino toda la Biblia. En el Pentateuco comienza propiamente y con la elección de un hombre, Abrahán, y alcanza a todo el pueblo de Israel bajo la medición de otro elegido, Moisés.

La elección va acompañada de la promesa. El Pentateuco es también el libro de las promesas, Abrahán y a los patriarcas se le promete la tierra de Canaán y una descendencia numerosa, al pueblo rescatado de Egipto, se le vuelve a prometer la tierra, e incluso a toda la descendencia de Adán se le promete la liberación y la victoria frente al mal. Elección y promesa se ratifica en la alianza. El centro del Pentateuco lo constituye la alianza de Dios con su pueblo por medio de Moisés, pero en esa alianza viene a culminar una historia de alianzas que comienza con Adan en el paraíso, y continúa con noé, Abrahán y los patriarcas hasta moisés. Israel se considera con razón asimismo como el pueblo de la alianza.

La alianza lleva consigo la ley, que viene a ser como el conjunto de estipulaciones que el pueblo, por su parte ha de cumplir para mantener su pacto con Dios. La ley de Dios aparece así ella misma como un Don, pues este término es no sólo designado su aspecto de norma, sino el de la intervención salvadora de Dios de la que habla toda la ley.

Significación del Pentateuco en la fe de la Iglesia

Leído a la luz de la fe cristiana, el Pentateuco no solo no pierde nada de su excelso sentido religioso, sino que este se llaga a percibir con mayor profundidad ya que se sitúa en el conjunto de la revelación divina testimoniada en la Biblia. El contenido del Pentateuco aparece así como una etapa, la primera, de la historia de la salvación, historia que continúa y alcanza su culminación en Jesucristo y la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

El Dios que revela Jesucristo no es otro que el que había dado a conocer a Moisés y los patriarcas, el Dios único, trascendente y misericordioso, que actúa en la historia humana. El Nuevo Testamento enseña que esa actuación de Dios ha llegado a un límite insospechado: Dios se ha hecho hombre para salvar al hombre. Y en este acontecimiento central de la historia, Dios se ha revelado Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad de Personas siendo el Único Dios.

Si el Pentateuco la elección va unida a la "promesa", en el Nuevo Testamento se nos enseña que las promesas se han cumplido mediante Cristo, el Elegido. El es el sí a las promesas. Promesas que a lo largo de la historia de la salvación testimoniada en el A.T, sobrepasaban ya la posesión de la tierra para apuntar al Reino de Dios. Es la nueva situación que Cristo instaura, pero cuyo advenimiento definitivo sigue siendo promesa irrevocable. A la nueva alianza, la nueva ley, fundada también sobre la antigua, se presenta ahora como ley de Cristo, inscrita en el interior del hombre por el Espíritu Santo. En todos los aspectos, la ley, comprendiendo el conjunto del Pentateuco, era y sigue siendo, como enseña San Pablo, el pedagogo que nos lleva a Cristo.

Conclusión

A lo largo de la historia de salvación, el pueblo de Israel es la protagonista de si misma, pues en ella se da todo, el Pentateuco se centra en su historia. Dios ah escogido un pueblo, un hombre Abraham, para mostrar su amor a sus habitantes, acompañada de promesas y alianzas, las cuales se realizan en Israel, el pueblo de Dios. Este el tema central del Pentateuco, compuesto en cinco partes que forman una, Dios se manifiesta para hacer pactos de alianza con Abraham al cual le sigue Moisés.

 

 

Autor:

José G. Contreras

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