- Causas probables de la timidez
- Técnicas y componentes del tratamiento integral
- Orientaciones metodológicas
- Particularidades de la sesión de tratamiento
- Escuela de Padres
- Formas de evaluación
- Bibliografía
Con frecuencia, en la escuela primaria y en edades muy tempranas encontramos niños con síntomas característicos de la timidez, los que de no tratarse a tiempo pueden permanecer durante toda la vida de la persona trayendo consigo inseguridad e infelicidad y provocando en muchos casos irregularidades psicológicas y sociales, e incluso trastornos de la personalidad.
Según la clasificación internacional, la timidez es tipificada como un trastorno de conducta que se caracteriza por dificultades en el establecimiento de relaciones interpersonales con tendencia al retraimiento, pero sólo ante personas con las que el niño no está familiarizado, mostrando inhibición, tratando de rehuirlas y buscando refugio en figuras familiares. Por lo general, en el niño tímido existe un excesivo respeto por la autoridad y un apego intenso a una o más personas de su intimidad. Este trastorno de conducta debe atenderse desde la aparición de los primeros síntomas, lo que significa que mientras más rápido se comience a tratar mejores serán los resultados.
El niño tímido presenta, por lo general, las siguientes manifestaciones relacionadas con dificultades o disturbios emocionales: 1) Se mantiene fuera de los grupos de coetáneos que juegan, prefiere estar solo, se aparta de los demás. 2) Se siente inseguro e inferior, o sea, no se cree capaz de hacer las mismas cosas que otros niños de su edad. 3) Habla poco aunque conozca muchas palabras y, cuando lo hace, no levanta la voz más allá del cuchicheo. 4) Tiene miedo a las personas extrañas, a los lugares y cosas desconocidas, aunque puede ser que en el hogar no presente esta conducta. 5) Es más "serio" que otros niños de su misma edad. 6) Parece sentirse mejor con los adultos que con otros niños y por eso se acerca más a los primeros, sobre todo cuando son cariñosos con él. 7) Como le cuesta trabajo jugar con otros niños, se crea un mundo imaginario lleno de fantasías y casi siempre se le ve pensativo, abstraído y aislado. 8) Es pasivo y no se defiende de las agresiones de otros niños, aunque sean más pequeños que él. 9) Evita incluirse en grupos y hacer nuevas amistades, prefiere siempre ser observador desde un plano aparte. 10) No se atreve a pedir ni a desear algo por temor a no obtenerlo. 11) No genera problemas disciplinarios, ni pide ayuda a gritos. 12) Tiende a mantenerse siempre en posiciones subordinadas. 13) Tiene en gran medida miedo "escénico", por lo que generalmente no participa en clases, aunque conozca el contenido de lo que se está tratando. 14) Presenta con gran frecuencia debilitamiento muscular. 15) En general, acata todo lo que se le dice, evitando actitudes en contra para evadir sentimientos ocultos a los que tiene propensión, habiendo casos en los que llega a culparse de hechos que no ha cometido.
Causas probables de la timidez
Entre las diversas y probables causas de este problema, cabe considerar: 1) Inadecuado manejo familiar: sobreprotección, padres perfeccionistas o desatentos, carencias afectivas, separaciones o divorcios conyugales, tensiones variadas, discusiones continuas en el hogar, maltratos y/o castigos físicos o psicológicos, etc. 2) Inadecuado manejo escolar: métodos incorrectos de enseñanza/aprendizaje, agresiones, represión, ofensas, castigos, falta de actividad física (juegos), etc. 3) Dificultades en el aprendizaje. 4) Trastornos del lenguaje. 5) Peculiaridades personales del comportamiento (por ejemplo, delicadeza marcada o amaneramiento). 6) Miedos diversos: "escénico", a situaciones, animales, objetos y fenómenos, etc. 7) Defectos físicos. 8) Enfermedades o trastornos funcionales: asma bronquial, epilepsia, obesidad, problemas o dificultades motrices, deformidades posturales, e incluso irregularidades generadas por el desconocimiento o incumplimiento de las normas prescritas durante el proceso de gestación (embarazo) o el manejo inadecuado del parto. 9) Eventuales alteraciones de tipo neurótico.
En el control y la neutralización y/o eliminación de las diferentes causas mencionadas, desempeñan un papel fundamental el apoyo y la cooperación de la familia, sin los cuales resulta prácticamente imposible tratar adecuadamente al niño y lograr su mejoría. Por ello, se requiere ejercer una influencia positiva, educativa y reeducadora, sobre el ámbito familiar, orientada a la modificación efectiva de diferentes factores generadores o condicionantes de la timidez. Tal influencia implica, entre otros aspectos, la definición clara y la enseñanza precisa de un modelo correcto de relaciones entre padres e hijos, el establecimiento y la profundización de vínculos comunicativos permanentes, la formación y el desarrollo concreto de valores en el curso de la vida cotidiana del hogar, la participación consciente y dinámica en actividades colectivas para contribuir en el desarrollo de la socialización del niño, el manejo ecuánime e idóneo de los problemas y la atención oportuna de las dificultades que pudieran afrontar los hijos, el reforzamiento de los aspectos positivos de su conducta y la corrección afectuosa de sus posibles errores, etc. Todo esto tiende a impulsar y a vigorizar el desarrollo de la personalidad infantil, a proporcionar seguridad al niño y a orientarlo adecuadamente para la relación con los demás, ayudándolo a encarar activamente y a superar las molestias que genera la timidez.
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