Aspectos geomorfológicos y potencial turístico de la cuenca alta del río Asisa, Estado Amazonas (página 2)
Enviado por Jesus Santiago
METODOLOGÍA
Durante las labores de campo llevadas a cabo por CVG Tecmin en la zona (años 1989 y 1992), se hicieron dos frentes de trabajo, uno de cuatro y otro de cinco días de estadía en un par de campamentos: el primero en San José de Asisa y el segundo a orillas del río Parú. Con el auxilio de un helicóptero Ranger, se llevó a cabo un toque técnico sobre la meseta Boco y se hizo, además, un vuelo de reconocimiento sobre la mayor parte del macizo Parú-Euaja.
En el levantamiento de campo se hicieron recorridos a través de los cuales se atravesaron cierta variedad de relieves. A lo largo de estas caminatas se midieron distancias, altitudes, pendientes y se tomaron notas sobre aspectos como los procesos erosivos, materiales superficiales, forma del perfil, etc.
El mapa base del presente estudio ha sido la orto-imagen radar 7029-II, escala 1:50.000, producida mediante la aplicación de técnicas de rectificación digital, a partir de imágenes de radar aerotransportado. Fecha de toma de la imagen: octubre de 1988 a febrero de 1999. Fue elaborada por el Instituto Geográfico Venezolano Simón Bolívar; primera edición: año 2001.
Los bloquediagramas que acompañan el texto del presente trabajo fueron realizados por el autor a partir de la observación del relieve en la imagen de radar NB-20-13 y en la orto-imagen correspondiente. La terminología sobre los tipos de relieves y procesos erosivos es en su mayor parte la empleada por A. Zinck (1994, citado por CVG-Tecmin) en sus estudios geomorfológicos.
GEOMORFOLOGÍA
Según la hipótesis planteada por el suscrito, durante el Precámbrico superior, en una corteza terrestre más delgada que la del presente, se emplazaron gigantescos cuerpos graníticos, sobre los cuales, y debido a la inestabilidad tectónica, se abrieron paso a través de fallas profundas, voluminosos flujos magmáticos que recubrieron buena parte de la superficie terrestre, dando lugar a extensos paisajes volcánicos. Al cesar la fuerte actividad volcánica, grandes extensiones de terreno, que en aquel entonces formaban los niveles de base de las cadenas montañosas circunvecinas, hicieron las veces de gigantescos recipientes o cuencas donde se captaban enormes cantidades de sedimentos.
La abundancia de materiales producto de la erosión de las elevaciones aledañas, fue posible gracias a la desprotección vegetal de las vertientes; porque todavía no había surgido la vida vegetal sobre la faz del planeta. Por lo tanto, ante el ataque de intensas lluvias torrenciales, eran acarreados ladera abajo espesos mantos de detritos. En el estudio sobre paleocorrientes efectuado por Ghosh (1985), se pudo constatar que en el área del Asisa (miembro inferior de la secuencia sedimentaria), los cuerpos de agua discurrían hacia el ESE y hacia el WSW, principalmente; suponiéndose que las fuentes provenían desde el WNW y desde el ENE, respectivamente. En el macizo Parú-Euaja, Ghosh asigna a las rocas de la provincia Roraima un espesor aproximado de 1.100 metros (Fig. 2).
Posteriormente a la deposición de los sedimentos de Roraima, el substrato cristalino fue afectado por intrusiones magmáticas a manera de poderosos batolitos; encargándose éstos de deformar la secuencia original de los estratos horizontales. Como consecuencia, hacia los flancos este y oeste del macizo Parú-Euaja los estratos sufrieron una fuerte inclinación, quedando hacia los lados sendas elevaciones a manera de montañas anticlinales; bordeando entre ambas, a la vez, a un amplio valle sinclinal. Cabe preguntarse sobre las dimensiones originales de aquellas estructuras anticlinales. Según CVG Tecmin (1994), se supone que hubo un gigantesco anteclise entre el cerro Euaja y el cerro Jaua, lo que significa una distancia o longitud de onda de unos 88 km entre los ejes de los sineclises. Llama un tanto la atención que gran parte de los grandes tepuyes (Duida, Jaua, Guaiquinima, etc.), poseen un eje sinclinal orientado hacia el NNE o hacia el NNW. Es probable entonces que los plegamientos se deban, además del empuje hacia arriba de los cuerpos intrusivos, a esfuerzos compresivos de orientación este-oeste.
El plegamiento dio lugar a numerosas fracturas por donde fue más fácil el ataque de los agentes externos, como las que controlan en el presente los cursos de los ríos Asisa y Parú, entre otros. Al profundizarse los valles a lo largo de los ejes anticlinales, llegó el momento en que los ríos pasaron a discurrir sobre las rocas graníticas, las que, debido a su constitución mineralógica (ricas en feldespatos), son más débiles que las areniscas ante la acción de los procesos de meteorización. En consecuencia, se produjo una inversión topográfica, es decir, que lo que antes era un relieve bajo (una cuenca o depresión), hoy en día se ha convertido en la cumbre de una mesa. A través de las fracturas más profundas fue posible en un tiempo post-Roraima el ascenso de magma básico que dio lugar a los diques de orientación NW que ocupan el tope de la meseta Boco.
Fig. 2. Evolución del relieve en el macizo Parú-Euaja y sus alrededores. Etapas: 1) Paisaje desarrollado sobre rocas graníticas y volcánicas, 2) recubrimiento sedimentario, 3) deformación de las rocas sedimentarias a causa de las intrusiones graníticas, y 4) erosión e inversión topográfica.
El origen de los valles arqueados del alto río Asisa y del alto río Parú, tienen una estrecha relación con la existencia de estratos de rocas blandas, como lutitas y limolitas, las cuales, al erosionarse más rápidamente, permiten que los estratos de areniscas suprayacentes, cedan ante la pérdida de sustentación y se produzcan, aunque paulatinamente, caídas de rocas desde los acantilados.
Es de recalcar que, aunque se tengan a mano muy claras evidencias de ciertos acontecimientos del pasado, el ciclo evolutivo de la región pudo haber sido más complicado de lo que aquí se supone. La morfología actual del sector sur del macizo Parú-Euaja, está representada esquemáticamente en la figura 3.
Fig. 3. Morfología del sector sur del macizo Parú-Euaja. La cuenca alta del Asisa es la que se orienta hacia el flanco derecho del bloque. Nótense las diferencias morfológicas entre las rocas sedimentarias y las ígneas.
- Evolución del relieve en el alto río Parú y sus inmediaciones.
- Descripción de los tipos de relieves
Las mesas: La mesa identificada en los mapas como meseta Boco, posee altitudes entre 1.200 y 1.480 m. El perfil de estos relieves varía de rectilíneo a ligeramente ondulado, presentando drásticas interrupciones a causa de los taludes y cañones que los rodean (Fig. 4). Las pendientes oscilan entre 0 y 4%, aunque cerca de los taludes, donde comienza a hacerse patente la deformación de las estructuras, se alcanzan valores entre 8 y 16% . Un rasgo estructural muy particular de la meseta Boco es la presencia de diques de rocas básicas, que interrumpen la monotonía de tan extensas cimas. Tienen una longitud que varía desde los 500 m hasta los casi 7 km. Deben ser más delgados de lo que se observa en la orto-imagen, lo que sucede es que hacia sus flancos se han depositado mantos de detritos o coluviones, producto de la erosión de las rocas ígneas constituyentes. El proceso erosivo predominante es la erosión laminar de modalidad ligera, lo que se debe principalmente a las bajas pendientes.
Las mesas ubicadas hacia la margen sur del cañón del Asisa, en cambio, poseen pendientes mayores que en el caso anterior, variando entre 8 y 16% o pudiendo ser incluso superiores. Estas cimas se consideran como mesas, en vez de cuestas, debido a que están bordeadas totalmente por taludes. Para el caso de la zona en estudio presentan altitudes que van desde los 1.600 hasta los 2.200 m, siendo éste el valor más alto de la zona en estudio. Esta unidad de mesas presenta una fuerte disección, donde los ríos han aprovechado el sistema intrincado de diaclasas orientadas hacia el norte. Sobre estas mesas no se observan, como en otros tepuyes de Guayana, simas o depresiones de colapso a causa de la disolución de la sílice en las areniscas, proceso conocido como erosión pseudo-cársica (Santiago, 2002).
Fig. 4. Tipos de relieves en la cuenca alta del río Asisa: 1) Glacis, 2) Talud, 3) Cuesta, 4) Valle, 5) Mesa, 6) Cañón y 7) Lomas.
La cuesta: Se localiza hacia el norte del cañón del Asisa. El tope del reverso de esta elevación, conocida como cerro Parú, alcanza altitudes que varían entre 1600 y 1760 m. La base del reverso presenta altitudes entre 900 y 1200 m. Los desniveles oscilan entre 560 y 700 m. La parte superior de las cuestas posee pendientes entre 8 y 16%, mientras que en la franja cercana a la base las pendientes varían entre 16 y 30%. El microrrelieve presenta frecuentes irregularidades a causa de la abundancia de bloques de areniscas. La superficie de estas rocas suele ser irregular debido a la meteorización química, la que le ha dado una configuración algo ahuecada. Incluso, las rocas de estos lugares son afectadas por un calentamiento excesivo ante la incidencia de los rayos solares; debido a esto, los cambios bruscos de temperatura someten a las rocas a dilataciones y contracciones sucesivas y por consiguiente a su disgregación. Sobre las cuestas, las delgadas capas de suelos y la abundancia de afloramientos rocosos, implican un potencial erosivo muy bajo.
Taludes: Estos relieves son los que bordean las mesas y conforman las paredes de los cañones y los frentes de las cuestas. Los taludes del lado oeste de la meseta Boco, vista su configuración en planta, poseen una forma arqueada, debido esto seguramente a la manera en que se deformaron las rocas sedimentarias al ser empujadas desde abajo por los cuerpos intrusivos. Presentan desniveles desde 80 m (los más bajos), como sucede en algunos escalonamientos que interrumpen la meseta Boco; y hasta de 1.200 m, como ocurre hacia el noroeste del cañón del Asisa. Los taludes más inclinados presentan pendientes mayores de 60%, como por ejemplo en el frente de cuesta del cerro Parú. Los taludes que bordean a la meseta Boco poseen pendientes entre 30 y 60%. Cerca de los bordes de las mesas o cuestas, gran parte de los taludes exhiben perfiles verticales; en otros casos, el perfil del talud no muestra sino una línea oblicua que cae hacia la base. Según Yánez (1993), en su estudio sobre la morfología del Auyantepuy, el agua en abundancia, con un pH de valor 4, favorece la solubilidad de la sílice, lo que trae como resultado la formación de sílice coloidal y ópalo. Este proceso actúa sobre la superficie y a nivel subterráneo, trayendo como consecuencia la formación de agujeros entre los planos de estratificación y manchones de color claro sobre las paredes rocosas. Al pie de los taludes se aglomeran millares de bloques de distintos tamaños (derrubios de gravedad), donde puede desarrollarse una vegetación boscosa o arbustiva.
Los cañones: Son valles en forma de garganta o en "V". En el cañón del río Asisa convergen otra serie de cañones que conducen las aguas que fluyen desde el sur. Poseen profundidades máximas hasta de 1.200 m, como sucede hacia la parte inferior del cañón del Asisa; y profundidades menores de 40 m en las cabeceras. Dicho cañón posee en su parte superior una anchura cercana a los 1.500 m, mientras que en el sector medio se aproxima a los 3.000 m, y posee un gradiente longitudinal de 62 m/km. Los cañones tributarios del Asisa, ubicados hacia el sur de dicho río, exhiben anchuras que varían entre 400 y 1.900 m, y se separan unos de otros por medio de crestas rocosas de perfiles agudos. El fondo de estas gargantas suele ser altamente rocoso, con numerosos rápidos y saltos. Las pendientes transversales poseen pendientes superiores al 60%.
Las lomas: Vistos en planta, son relieves lobulares y algo sinuosos, separados por vegas de entalle. Tienen su ubicación tanto en el sector noroeste como en el sector sureste, justo donde las litologías corresponden a rocas graníticas. Poseen desniveles que varían entre los 40 y los 200 m. Por lo general poseen perfiles convexos o plano-convexos. Las vertientes son de perfiles rectilíneos o irregulares donde el acceso es interrumpido por afloramientos rocosos a modo de bloques redondeados. Las pendientes predominantes oscilan entre 16 y 30%, con localidades de pendientes inferiores. La constitución mineralógica de la roca, mas la abundancia de precipitaciones, han hecho que se forme una profunda capa de saprolita y suelo, donde se sustenta una vigorosa vegetación boscosa. La erosión laminar ligera se asocia a un continuo manto de raicillas y hojarasca. En vertientes de mayor inclinación hay vestigios de reptación dada la curvatura de los tallos arbóreos. Al pie de las vertientes se forman pequeñas acumulaciones de coluviones. Las vegas pueden consistir en canales rocosos, muchas veces sin mantos de aluviones.
Los glacis: Se localizan al pie de los taludes y de los reversos de cuesta, en transición hacia las partes más bajas como los valles y los lomeríos, formando franjas hasta de aproximadamente 2.000 m de anchura. Los glacis hacia el oeste de Boco poseen desniveles de 40 m, mientras que los ubicados cerca de la parte inferior del cañón del Asisa poseen desniveles próximos a los 300 m. Respectivamente las clases de pendientes son de 0 a 4% y de 16 a 30%. El perfil general es rectilíneo, aunque presenta pequeños accidentes a modo de salientes rocosos (materiales más duros) y hondonadas o vegas. La mayor parte de la superficie de los glacis está recubierta por una capa de coluviones de texturas variables. En el contacto con el talud, las partículas suelen ser más gruesas, disminuyendo de tamaño a medida que se avanza pendiente abajo. La erosión es por escurrimiento laminar de intensidad ligera, aunque se estima de mayor grado en los glacis más inclinados. La pérdida de suelo es de poca significación considerando la protección ejercida por la vegetación de bosques y arbustales. Por debajo de los glacis del lado oeste de la meseta Boco, la litología predominante es lutítica, sin lentejones intercalados de areniscas por encima de éstas, lo cual favoreció el desarrollo de superficies de erosión recubiertas parcialmente por coluviones, fenómeno algo parecido al de la formación de los pedimentos en los paisajes de climas secos (Derruau, 1978).
Los valles: Son franjas aluvionales alargadas que bordean los ríos (a excepción del recorrido a lo largo del cañón del Asisa). Estas franjas poseen anchuras máximas hasta de 1.500 m. En sí, se trata de zonas bajas donde confluyen las aguas tanto superficiales como subterráneas; a estos relieves se les conoce también como lechos de inundación. Las pendientes son muy bajas (0 a 4%) y la topografía es plana. Esta serie de factores, mas la abundancia de aguas de lluvia a lo largo del año, han traído como consecuencia que el alto río Asisa haya desarrollado un cauce curvilíneo con abundantes meandros abandonados. La faja de meandros mide una anchura que varía entre los 100 y 150 m.
El microrrelieve no es del todo una superficie lisa como pudiera imaginarse, ya que los lechos inundables de los ríos suelen estar afectados por la sufusión, mediante la cual, el exceso de agua subterránea produce un arrastre subsuperficial, principalmente de las partículas más finas, creándose entonces una serie de hendiduras redondeadas de hasta 1,5 m de diámetro en promedio, de perfiles cóncavos y de menos de 50 cm de profundidad.
En el fondo de los cauces se observan depósitos de cantos redondeados que ponen en evidencia las distintas litologías presentes en las regiones de aguas arriba: ortocuarcitas blancas y rosadas; areniscas rosadas, marrón y violeta, atravesadas por vetillas de cuarzo; cantos aplanados de limolitas y lutitas rojas y grises; cantos esferoidales y cristales poliédricos de cuarzo. Los afloramientos de cuarcitas del cauce exhiben un aspecto pulimentado a causa del efecto abrasivo de la carga de arena en suspensión durante las crecidas. Sobre las areniscas, menos compactas que las anteriores, se han desarrollado marmitas e, inclusive, presentan múltiples hendiduras a modo de colmenas.
POTENCIAL TURÍSTICO
Por tratarse el macizo Parú-Euaja de un ABRAE, los usos a los que pueda destinarse estarán limitados por estrictas normativas ambientales, considerando que los tepuyes son especies de islas que se han mantenido en esa condición durante millones de años, lo cual ha condicionado el desarrollo de hábitats muy particulares, con especies de vida vegetal y animal únicas en el mundo (Hüber, 1993). Esto significa la existencia de recursos naturales dignos de ser protegidos, aunque no necesariamente intocables. Siempre y cuando se acaten una serie de normas, todos los ciudadanos del mundo tienen derecho de disfrutar del contacto directo con estos ambientes.
Es muy cierto que lo más frágil de estos paisajes, biológicamente hablando, se encuentra en los topes de las mesas; pero, por lo general, estos relieves son de difícil acceso, debido a los acantilados o taludes que se interponen hacia sus bordes. Hay otros aspectos adversos que impedirían drásticamente que los tepuyes fuesen destinados a usos intensivos, como es el caso de sus suelos inútiles para la agricultura (ácidos, muy permeables, pedregosos y pobres en nutrientes). Sin embargo, estos paisajes se caracterizan por una combinación única de elementos naturales creadora de un derroche avasallante de bellezas escénicas. Hay aspectos de los tepuyes muy interesantes que bien pudieran ser aprovechados en actividades como el eco-turismo o turismo de aventura. Esto puede implicar actividades como: la mera recreación, el estudio de la naturaleza y la práctica de deportes extremos. En tal sentido, aunque se trate de recomendaciones que pudiesen ser aplicadas a mediano o largo plazo, y de acuerdo a los accesos por tierra que han propuesto los organismos oficiales (CVG, 1993), en los alrededores de la zona en estudio (Fig. 5), se están planteando en el presente trabajo una serie de usos que tienen como objetivo principal el aprovechamiento de la zona con fines más que todo turísticos (Fig. 6).
Fig. 5. Distribución de los accesos en los alrededores del macizo Parú-Euaja. En el presente trabajo se propone la creación de una vía entre Cacurí y San José de Asisa. (CVG modificado, 1993)
La red de carreteras propuesta por la CVG (1993) no incluye una conexión directa entre dos importantes comunidades indígenas Yekuanas, como lo son San José de Asisa y Cacurí, lo cual nos lleva a proponer una ruta que pase por el borde oeste del cerro Parú. Desde San José de Asisa puede construirse una carretera rudimentaria (para vehículos rústicos) que bordee al río Asisa por su margen derecha. Esta vía apenas poseerá un largo aproximado de 18 km, desde San José de Asisa (hacia el oeste de la zona estudiada) hasta el punto donde se recomienda la construcción de un campamento que sirva para controlar las actividades de los excursionistas.
La pendiente promedio de esta vía sería de 7%, con un máximo de 9% entre los puntos A y B. Desde el campamento podrían construirse vías que conduzcan hacia la cima de la cuesta (cerro Parú) y hacia la meseta Boco. La cima del Parú puede aprovecharse como un mirador turístico; ese lugar podría utilizarse también como punto de lanzamiento con parapentes. El río Asisa, caudaloso y de perfil quebrado a lo largo del cañón, puede ser utilizado para la práctica de canotaje (rafting) y kayak. A partir del punto C, aguas arriba, el río Asisa se convierte en una estratégica vía de acceso, si se navega utilizando pequeñas embarcaciones. Los escarpes más empinados de la zona (oeste del cerro Parú, cañones del sur del Asisa, etc.) son lugares ideales para el escalado de vertientes o montañismo.
Obsérvense al final de este trabajo algunas imágenes alusivas al potencial turístico de la zona estudiada (Anexos 1 al 9).
Los saltos del río Asisa pudieran ser aprovechados para producir electricidad, útil para mejorar las condiciones de vida de los habitantes cercanos al sitio. En el fondo de este cañón, hay partes estrechas donde pudieran construirse represas. La ubicación recomendada en la Fig. 5 daría lugar a un embalse de apenas 1,5 km de largo. La poca extensión del lago, y su ubicación lejos de los ambientes que requieren de una mayor protección ambiental (mesas), no implicarían un impacto negativo de mayor importancia.
Fig. 6. Proposición de usos turísticos e infraestructuras, cuenca alta del río Asisa.
CONCLUSIÓN
La majestuosidad de los tepuyes, como esculturas naturales, en combinación con la colorida vegetación, los ríos caudalosos y el clima fresco, le dan al paisaje una calidad óptima como un recurso que debe ser aprovechado desde el punto de vista turístico, siempre y cuando se establezcan una serie de reglas que sirvan para controlar la penetración de personas hacia dichos lugares.
Por esa razón, los organismos competentes deben llevar a cabo un plan de manejo que vele por la preservación de los recursos naturales de la zona, sin caer en el extremo de que estos monumentos naturales se conviertan en especies de territorios prohibidos.
AGRADECIMIENTO
A los indígenas Yekuanas de las comunidades de San José de Asisa y de Cacurí, fieles colaboradores en las labores de campo ejecutadas por CVG-TECMIN. A los obreros que nos acompañaron en aquel entonces (1989-1992), entre ellos: Ambrosio Guayamare, Pedro Yanave, Hilario Bolívar, Henry Saldeño, Yovani Aragua y Fabián Morillo. Al personal técnico: Asdrúbal Oliveros, Guillermo Fuenmayor, Andrés García, Félix Martínez, Nelson Rivero, Alfredo Chaviel, Luz Delgado, Sandra Giner, César Molina y Alejandro Tabata. A los coordinadores: Manuel Usó y Víctor Fernández. Al personal de logística: Pedro Mata y Jesús Hernández. Al asesor técnico Dr. Galo Yánez y al presidente y fundador de la empresa Dr. Vicente Mendoza.
BIBLIOGRAFÍA
CVG Gerencia de Planificación. (1993). La Guayana de hoy y de mañana. Mapa en dos láminas (escala 1:1.300.000). Ediciones Armis, Caracas.
CVG Técnica Minera, C.A. (1994). Informe de avance de la hoja de radar NB-20-13: Clima, Geología, Geomorfología, Suelos y Vegetación. Tomos I y II. Proyecto Inventario de los Recursos Naturales de la Región Guayana. Ciudad Bolívar.
Derruau, M. (1978). Geomorfología. Ed. Ariel, 2da Edición. Barcelona. 528 p.
Ghosh, S. (1985). Geology of the Roraima Group and its implications. Boletín de Geología, Pub. Nº 10. Caracas. p. 33-50.
Hüber, O. (1993). Notas explicativas sobre el Decreto de los Tepuyes. Revista Pantepui, Año 3, Nº 5. Puerto Ordaz. p. 35-43.
Mendoza, V. (2000). Evolución geotectónica y Recursos Minerales del Escudo de Guayana en Venezuela y su relación con el Escudo Sudamericano. Universidad de Oriente, Escuela de Ciencias de la Tierra. Ciudad Bolívar. 184 p.
Santiago, J.E. (2002). Compendio de geomorfología de Venezuela. En: monografías.com
Yánez, G. (1993). Geología y geomorfología del tope del Auyantepuy. Memorias del II Congreso Venezolano de Geografía. Mérida. p. 251 –265.
ANEXOS FOTOGRÁFICOS
Anexo 1. Imagen típica en el borde de una mesa o tepuy; obsérvese el tope horizontal y el talud o acantilado vertical de areniscas desnudas. Es común acá la formación de saltos o cataratas (Fuente: Google, 2007).
Anexo 2. La erosión pseudo-cársica crea formas de detalle interesantes en los topes de las mesas. Algunos geomorfólogos le llaman "penitentes" a estos salientes rocosos, los cuales vistos desde lejos se asemejan a grupos de personas (Fuente: Google, 2007).
Anexo 3. En primer plano, poblado indígena conformado por churuatas o chozas cónicas que construyen la mayor parte de los indígenas de la Guayana venezolana; al fondo se observa un espectacular paisaje de altiplanicie (Fuente: Google, 2007). Los tepuyes forman parte de la mitología que explica el origen de los Yekuanas.
Anexo 4. Diseño artístico de una cesta tejida por artesanos Yekuanas (Fuente: Google, 2007).
Anexo 5. Rostro adornado de una joven indígena del estado Amazonas (Fuente: Google, 2007).
Anexo 6. El relieve del alto río Asisa ofrece mil posibilidades en cuanto a montañismo o escalado de acantilados (Fuente: Google, 2007).
Anexo 7. Las cimas del cerro Parú presentan posibilidades muy interesantes como puntos de despegue para el vuelo en parapentes (Fuente: Google, 2007).
Anexo 8. El río Asisa, caudaloso y con numerosos saltos y rápidos, es ideal para la práctica de deportes extremos como el rafting (Fuente: Google, 2007).
Anexo 9. Para quienes prefieren las corrientes apacibles, el río Asisa posee tramos donde la navegación en kayak permite una observación más detenida del entorno (Fuente: Google, 2007).
Anexo 10. El autor de este trabajo (Foto tomada por Verónica Santiago, 2006).
Jesús Enrique Santiago
Geógrafo, profesor agregado de Geomorfología, Escuela de Ciencias de la Tierra, Universidad de Oriente. Venezuela
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