Surgimiento de la Pequeña Propiedad Agraria. El Cultivo de Tabaco. Otro sector económico importante del siglo XVIII, sobre todo en su segunda mitad, fue la pequeña y mediana producción agrícola con un alto índice mercantil. Este modelo se concentró básicamente en torno al tabaco y en ciertas zonas del Cibao. El factor geográfico fue importante a causa de las condiciones climáticas y de terreno favorables para la pequeña agricultura y específicamente para el cultivo del tabaco en esta zona de la isla.
El cultivo del tabaco tenía mercado seguro, tanto en la colonia francesa, donde los andullos españoles eran muy solicitados, como principalmente en el estanco de tabaco que proveía la materia prima a la gran manufactura de Sevilla. Anualmente llegaban a Santo Domingo, junto al situado, desde fines de los años 60 del siglo, partidas de dinero destinadas a la compra de las producciones de los cosecheros de tabaco del Cibao. Sin duda este incentivo de la Corona española fue determinante en la aparición de este sector económico y social. Pero sus dimensiones no fueron muy importantes en el siglo XVIII, sino que prepararon las condiciones para la verdadera expansión del modelo en el momento en que se produjo la decadencia de la ganadería a inicios del siglo XIX. Durante todo el siglo XVIII la zona cibaeña, sobre todo en su sector noroeste, fue básicamente un centro de producción ganadera, excluyéndose sólo algunas zonas muy fértiles del valle bastante reducidas todavía donde el tabaco pasó a ser la actividad principal.
Aunque no tenía gran peso, la aparición de la pequeña propiedad agrícola mercantil fue muy importante dado que suponía un modelo de relaciones sociales basado en la utilización prácticamente exclusiva del trabajo libre. Las fuentes del siglo XVIII son, bastante claras informando que en el Cibao el número de esclavos era mucho menor que en las otras regiones del país. Para que esto sucediera, por supuesto, se tuvieron que crear condiciones sociales propicias. Probablemente el hecho de que el poder-económico de la colonia en su nivel más alto se concentrara en tomo a la aristocracia colonial de la ciudad de Santo Domingo hacía que en la zona Sur del país la gran propiedad territorial y la utilización del trabajo esclavo se mantuviesen con mucha más facilidad que en la zona cibaeña.
Igualmente, la fertilidad de las tierras en el valle del Cibao hacía muy propicia la agricultura, por lo que muchas personas de condición libre, que en otras zonas del país se dedicaban a la producción pecuaria a pequeña o mediana escala, prefirieron en el Cibao dedicarse al cultivo del tabaco. A la larga esto coadyuvó a crear uno de los orígenes de las diferencias regionales entre el Cibao y el Sur del país. La proporción de blancos en la primera zona se mantuvo superior así como la integración de las dos razas en el mestizaje pues al no haber plantaciones la entrada de canarios no era acompañada por la de muchos negros esclavos.
Igualmente en el Cibao adquirió mayores proporciones la mediana propiedad terrateniente y la libertad de los agricultores respecto de formas de explotación por parte de grandes propietarios. Mientras en la zona Sur, sobre todo en torno a Santo Domingo todavía el número de esclavos era elevado en las plantaciones y los hatos y existía cierta barrera de niveles sociales entre amos libres, libertos y esclavos (aunque eso no significa, como veremos, que fuera imposible el ascenso social de ciertos sectores de las capas bajas), en el Cibao existía una masa principal de libres mulatos y blancos, con una incidencia mucho menor de los grandes propietarios por una parte y de los esclavos por la otra. En otras palabras, el modelo de modo de producción mercantil simple y pequeño-burgués empezó a destacarse como dominante.
La vida en el hato, donde la convivencia entre negros (esclavos y libertos) y mulatos propietarios era muy intensa, así como los procesos de liberación de muchos esclavos, su constitución en pequeños productores, y la extensión de una clase media agrícola, provocaron que los procesos de integración nacional que se habían iniciado en el siglo XVII se aceleraran extraordinariamente en el XVIII. El mantenimiento del aislamiento con respecto a Espala (vista la peculiar situación con respecto a la vecina colonia francesa), también fue importante al respecto. En este proceso de configuración de los rasgos nacionales fueron de gran importancia los procesos demográficos del mestizaje.
En torno a los hatos tanto del Sur como del Cibao empezó a surgir también la pequeña propiedad agraria, aunque con variantes importantes en relación al modelo mercantil en torno al tabaco. Por una parte, esa pequeña agricultura surgía entre los estratos más bajos de la población local, libertos casi siempre.
Esto explica la presencia de relaciones sociales de estos agricultores con la estructura del hato, a diferencia del valle del Cibao, en que eran independientes. Por otra parte, esta variante estaba constituida por una explotación natural de autosubsistencia, en forma de conucos; los excedentes eran muy exiguos y se colocaban sólo en las villas más cercanas, o bien no había excedentes, sino sólo ocasionales y en su mayoría de productos de la ganadería, obtenidos en montería (cacería de reses). Estos aspectos explican el retraso de la banda Sur en el desarrollo de este nuevo modelo respecto al Cibao, inclusive hasta muy entrado el siglo XIX, pues subsistió en ella el gran latifundio hatero mucho tiempo, con la secuela de la sujeción o dependencia personal a diversos grados de la población trabajadora de u zona.
La Colonia Francesa de Saint Domingue. La situación de las dos colonias de la isla era totalmente diferente, tanto desde el punto de vista económico, social, demográfico y cultural. La colonia francesa tenía una típica economía de plantación. Desde mediados de siglo se consolidó una estructura social y demográfica en que el 90 % de la población era de esclavos, en su inmensa mayoría provenientes de África; el 4 % de libertos, en su mayoría mulatos, y el 6 % restante de blancos. Desde el punto de vista social, los blancos y mulatos ocupaban dos posiciones. Aproximadamente la mitad de los blancos eran los denominados grandes blancos, es decir, ricos propietarios de haciendas, esclavos, comercios, propiedades inmuebles, grandes comerciantes, altos funcionarios, etc.; el resto estaba constituido por los petits blancs que tenían su sustento en labores de servicios, como comercio a mediana y pequeña escala, transporte, trabajos artesanales, producción agrícola a pequeña escala con muy pocos esclavos, puestos burocráticos inferiores, etc. Entre los libertos, un sector de los mulatos también era de grandes propietarios esclavistas de haciendas y esclavos ya que sus padres eran blancos que, al haber establecido relaciones maritales con negras esclavas y no dejar otros herederos, no sólo los hacían libres sino que les dejaban en herencia todas sus propiedades.
La mayor parte de los libertos mulatos y los libertos negros estaban en condiciones económicas relativamente similares a las de los petits blancs, ocupándose de servicios, trabajos artesanales y producción agrícola a pequeña escala, constituyendo la clase media de la colonia.
En los años anteriores a la revolución haitiana el poder económico de los mulatos ricos se extendió considerablemente, llegando a la situación de ser propietarios de la cuarta parte de las propiedades totales de la colonia y de la quinta parte del total de los esclavos.
Sin embargo, en Saint Domingue regía el sistema de castas, por el cual sólo disfrutaban de derechos políticos y civiles plenos las personas de raza blanca. Los mulatos propietarios eran igualmente defensores del orden esclavista, pero sufrían la opresión jurídica y la discriminación racial del con junto de los blancos. De tal modo, la población se dividía corrientemente en blancos, mulatos (o de color) y negros. Teóricamente la condición natural del negro, salvo excepciones era la esclavitud y la del blanco el dominio; los mulatos se encontraban en situación intermedia. Esto era debido a que sobre la real división de las clases sociales actuaban elementos ideológicos y jurídicos, que consagraban privilegios especiales a los blancos; tales disposiciones tendían a la conservación del statu-quo, es decir del régimen de la esclavitud más" cruel.
Las riquezas que se obtenían en Saint Domingue a partir del trabajo de los esclavos eran inmensas. El 70 % del tonelaje de los buques comerciales de Francia estaba dedicado al comercio con Saint Domingue. Una proporción similar del comercio exterior de Francia se realizaba con esta colonia. El comercio externo de Saint Domingue era superior al de los Estados Unidos. Sin duda, Saint-Domingue era la colonia más rica del mundo en los finales del siglo XVIII, hasta que comenzó el proceso revolucionario. En total, las exportaciones sumaban unos 130 millones de francos y las importaciones una suma similar. El número de barcos que intervenía en su comercio superaba el millar.
La economía de Saint Domingue dependía de la producción de artículos agrícolas tropicales con destino al exterior. Veamos el siguiente cuadro de los renglones de exportación en 1789.
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