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Juan Manuel de Rosas


Partes: 1, 2

    1. ¿Cómo llega Rosas al poder?
    2. Don Juan Manuel al gobierno
    3. Una Argentina fuerte e industrialista
    4. Rosas y los indios
    5. El exclusivismo amenazado
    6. La autoridad y el terror
    7. La defensa de la soberanía
    8. El reconocimiento del Libertador
    9. La infiltración del enemigo en el campo popular
    10. Bibliografía consultada

    "Rosas es, biológicamente, si puede decirse, el constructor de la Argentina. Los pueblos no se construyen sólo con leyes. Rosas le dio a la Argentina un tono, un color, un sabor. Le dio vida al país; y si no formó el alma criolla, es indudable que la conservó, la encauzó y la enriqueció".

    Manuel Gálvez

    ¿Cómo llega Rosas al poder?

    Haré una breve reseña. Los intentos de los unitarios por imponer una autoridad centralista no terminarían en 1820. En 1826, volvieron a la carga imponiendo a Bernardino Rivadavia (quien había contraído hacía poco tiempo el primer empréstito extranjero) como presidente de la República. Las autoridades provinciales debían someterse a su autoridad, según lo establecía la Constitución Unitaria. Esto motivó el rechazo de las provincias, que se pusieron en pie de guerra. Esta situación, más la pérdida de la Banda Oriental cediendo a las presiones de Inglaterra, dieron por tierra con el gobierno de Rivadavia.

    Durante el ministerio que ocupó y el efímero gobierno de Rivadavia, se concentró la propiedad de la tierra por la ley de enfiteusis. Sucede que el empréstito externo contraído con la banca Baring Brothers establecía como garantía las tierras de la provincia de Buenos Aires. En consecuencia, no se podía reconocer propiedad sobre las mismas, por lo que el gobierno las entregó en enfiteusis, debiendo pagar los beneficiarios un arriendo al Estado. Los que accedieron al beneficio de la enfiteusis fueron muy pocos terratenientes, concentrándose de esta forma la tierra en pocas manos y a muy módico precio. Por no decir gratis, ya que los arriendos nunca se pagaron. Quien exigió el cobro de dichos montos fue Rosas, y dicha actitud le valió la Revolución del Sur, encabezada por terratenientes, que fracasó.

    De Rivadavia diría Ramos Mejía (un partidario) lo siguiente, en su libro Rosas y su tiempo:

    "Con arreglo de las caprichosas modificaciones de la geografía política y de los odios que sus vicisitudes provoca, la condición de extranjero se va luego convirtiendo para este pueblo en un estigma, exaltándolo cada vez más, hasta llegar a 1829, en que se le siente hidrópico de iras y supersticiones, hondamente ofendido por las reformas con que lo flagela el gobierno "extranjerista" de Rivadavia, cuyo desprestigio en la plebe no tuvo igual en la historia de América".

    Lo reemplazó Manuel Dorrego como gobernador de la provincia, caudillo popular de gran ascendencia sobre los sectores humildes. Pero su gobierno sería breve, rodeado de conspiraciones de Inglaterra y los elementos internos. El líder el federalismo del momento se negó a pagar el empréstito contraído con Baring Brothers por Rivadavia. Además, su política hacia el banco Nacional también decidiría en parte su caída, como aseveran Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde en su libro El asesinato de Dorrego:

    "Uno de los objetivos principales del plan nacional de Dorrego era atacar el Banco Nacional que tanto había hecho por endeudar al país, y que colaboraría eficazmente para lograr la caída del gobernador".

    Dorrego sería derrocado y fusilado por Lavalle, que impondría una dictadura sanguinaria. Los caudillos provinciales no lo reconocieron como legítimo gobernador de Buenos Aires, y el enfrentamiento tomó un serio cariz: la Liga Unitaria, a la que encabezaba Paz, intentaría imponer una dictadura portuaria a todo el país; en contra de ésta, se levantarían las provincias que se ligarían por el pacto Federal.

    Lavalle, cercado por López, caudillo de Santa Fé, y Juan Manuel de Rosas sería completamente derrotado y marcharía al exilio.

    Juan Manuel de Rosas y el prestigio que le había generado el haber acabado con la dictadura sangrienta, fue ya irresistible para el gobierno de Buenos Aires. Asumió en 1829 y su influencia se extendería hasta 1852. Su gestión dejaría una marca imborrable en la República.

    Don Juan Manuel al gobierno

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