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La neurociencia de la pornografía

Enviado por Felix Larocca


    Las dos décadas finales del Siglo XX señalaron los avances más dramáticos en las disciplinas del comportamiento que establecieran las neurociencias como las doctrinas más importantes del pensamiento moral, social y científico del género humano. – Monografias.com

    Las dos décadas finales del Siglo XX señalaron los avances más dramáticos en las disciplinas del comportamiento que establecieran las neurociencias como las doctrinas más importantes del pensamiento moral, social y científico del género humano.

    Puede ser, que el comienzo de la tendencia hacia la progresión, y desarrollo en este campo originó con el accidente que injuriara el área pre-frontal del cerebro de Phineas P. Gage, el 13 de septiembre del 1848. Lo que resultara de un accidente de explosivos en la construcción de un ferrocarril en Vermont. (Véase mi artículo acerca de Phineas Gage en Psikis y en monografías.com).

    Esta nueva disciplina, llamada la neurociencia, progresiva en sus investigaciones, hace hincapié en establecer los senderos neurales y humorales, que surcan nuestro cerebro, y en los que nuestras actividades más enigmáticas transcurren en su determinismo y expresión.

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    Debemos señalar en servicio a la realidad que no todo se ha explicado todavía.

    Esta tendencia científica fue a la que Freud hizo referencia cuando soñara y anticipara el nacimiento de una psicología científica.

    Sin duda, que, de estar hoy entre nosotros, el genio de Freud se hubiese sentido complacido y vindicado por sus capacidades premonitorias en la realización final de esta rama indisputable del conocimiento.

    Nuestro propósito

    En esta ponencia deseamos explorar todos los mecanismos posibles que subyacen y que participan en las vicisitudes de la actividad controvertida que llamamos la "pornografía" en nuestro idioma; y simplemente "porno", en el inglés — que todo lo abrevia.

    Definiendo el término

    El vocablo pornografía procede del griego: p??????afía, porne es "prostituta" y grafía, "descripción", es decir, "descripción de una prostituta". Lo que esencialmente establece la representación de las prostitutas y, por extensión, las actividades propias de las labores profesionales, de ellas, quienes para tantos, son profesionales, dignas y loables, a la vez.

    Hay que reconocer, que el término pornografía, es de aparición reciente ya que en la Antigua Grecia nunca se hizo uso de esta palabra.

    Modernamente entendemos como pornografía a un conjunto de materiales, imágenes o reproducciones; y de la realización, implícita o explícita, de actos sexuales con el fin de provocar la estimulación erótica de quienes los observan.

    De manera similar que nos incitan las industrias de las fast food, con resultados deletéreos para nuestra salud.

    Todo lo que excita se vende.

    La correlación entre sexo y comida, debe de esclarecerse; no es mero accidente circunstancial, como ya hemos descrito pero, algo, que tantos ignoran a su propio riesgo.

    Históricamente, como actividad erótica, pictórica, artística y como modo de comunicación entre humanos, la pornografía, como arte o como expresión sensual, es tan vieja como nuestra presencia en el mundo — aunque, como especie, nuestra cohabitación reproductiva la hacemos a escondidas –– pero, gracias a la difusión de la pornografía; hoy somos testigos de notables excepciones, como vemos en mi artículo Lolita.

    Así que, como anteriormente, hemos indicado, la pornografía y los trastornos del comer, soslayan, y… ¿por qué no? Ambos se alojan muy cerca en los centros cerebrales.

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    Para explicar nuestro interés atávico en la presentación y en la exhibición provocativa de nuestros cuerpos, la neurociencia invoca el fenómeno del "peak shift" (o estímulo discriminación) que determina que nuestra atención se desvía, selectivamente hacia las partes de todo lo que presenciamos que connota placer: (hoy) La comida o el sexo. O, el sexo y la comida — o ambos, preferiblemente.

    El placer nos seduce, así opinan los neurocientíficos…

    Entonces, como nuestro cerebro está estructurado a dirigir enfoque selectivo de partes de objetos que encuentra importantes o deleitables — sean éstas imágenes de comida o de representaciones sexuales. Ello asiste nuestra habilidad de transformar lo sensorial en lo sensual, habilidad que es únicamente nuestra en el reino animal — aunque más y más se están diseñando métodos de estudio que nos iluminan el camino al entendimiento de que ciertos vertebrados, perros entre ellos, demuestran la capacidad de observar fotografías y de percibir su contenido, exactamente como nuestra especie lo hace.

    Los gatos, también lo hacen en menor escala

    En esencia, la curiosidad sexual es aspecto central de nuestro desarrollo especie-específico al que, moralistas, teólogos, filósofos, psicoanalistas, neurocientíficos y artistas de todo género han dedicado sus energías, por lo atractivo que nos resulta — lo que es asimismo el caso con lo que nos produce el placer sensorial que, del abarrotarnos, con comida, deriva.

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    Para muchos, tentación irresistible…

    Nuestros artistas prehistóricos fueron precoces en sus aplicaciones de los principios de estímulos discriminación, creando estatuas de proporciones exageradas como, para algunos, representan las Venus, la de Willendorf entre ellas.

    Pero no todos aplicarían igualmente esos principios. Por su parte, los egipcios produjeron arte más estilizado, mientras que los griegos crearon figuras de composición fantásticamente heroicas, como son los Bronces de Riace.

    No sabemos qué opinaría el hombre de las cavernas del cubismo y surrealismo modernos, de hoy tan celebrados.

    Lo que permanece un misterio es la razón por qué el arte conlleva un cierto elemento de fantasía y que en este mismo una distorsión solipsista, existe, de lo que el artista observa, expresa y reproduce.

    El cuerpo humano, y el cuerpo desnudo de la mujer, en especial, en todas sus etapas del desarrollo, han atraído nuestro interés histórico de manera constante y ha hecho de las artes visuales su modo de expresión más fascinante.

    De ésta deriva el arte pedófilo de los que, como Lewis Carroll pensaran.

    La fotografía es el vehículo principal del arte pornográfico. Para ello, un hombre y su cámara son los mejores amigos.

    Para los pedófilos, quienes hacen de la pornografía un asunto de naturaleza especial, la sexualidad más inocente y la niñez son coalescentes y resultan sinónimos.

    Para nosotros, todo lo inherente al comportamiento del ser humano procede de tal manera que debe sus razones a módulos natos, que residen inscritos de modo profundo en nuestros cerebros.

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    Pablo R. Picasso Mujer desnuda en poltrona

    Nuestros antepasados exageraban el cuerpo, y nosotros, obedeciendo a las mismas tendencias, hacemos lo mismo.

    La Venus de Willendorf revisitada

    La Venus de Willendorf es una de las reproducciones más antiguas que conocemos de la mujer. Se calcula que fuera esculpida hacen algunos 25,000 años. Lo que la sitúa en la época en que aún reinaban los glaciares por toda Europa, y en especial cerca del Río Danubio, donde se la encontrara.

    Se cree que las Venus — ya que varias existen — eran un homenaje a la fertilidad y que su gordura expresaban sus atributos deseables para la reproducción.

    No estoy de acuerdo. Para mí son algo diferente. Lo que me impresiona de ellas es, que debido a tantos factores de importancia, descritos en otras ponencias mías, que la adiposidad exhibida por ellas era de naturaleza excepcional y, diagnóstica de algunos síndromes patológicos conocidos. Siendo, entonces, lo extraordinario y descomunal de sus corpulencias, lo que las hizo especiales a ellas, ya que la evidencia existente documenta que la figura esbelta es la que se asocia, ancestralmente, con la fertilidad. (Véase mi artículo: La Neuropsicología del Deseo).

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    La pregunta hecha al neurocientífico V. S. Ramachandran, fue: "¿qué pudo haber despertado, esta mujer, en nuestros antepasados, para que reprodujeran su figura?" La respuesta que el experto nos ofrece es que ello depende del funcionamiento en el cerebro de la actividad del estímulo discriminación, ya mencionada.

    Los escultores amplificaron, de acuerdo a su hipótesis, los atributos prominentes de la mujer, cuando la visualizaran. Lo harían de modo reflejo, para representar y enfatizar lo poco común — ya que la obesidad, resultado de la nutrición exagerada, entonces sería, proeza imposible.

    Pero, aunque las Venus son mujeres, sus figurines no representan pornografía en el sentido conocido del vocablo. O como ya hemos visto, en mis ponencias, cuando "entráramos" la Casa de Vettii en Pompeya.

    Pero, lo que no nos satisface es el hecho de que no existe una explicación acertada que clarifique la razón por qué la pornografía existe; por qué es tan atractiva para tantos, y por qué se vende tan bien.

    Los libros de cocina, los de dieta y el hambre a nuestro rescate

    Sabemos algo acerca de la inanición auto-impuesta, y lo que aprendiéramos acerca de estas circunstancias lo debemos al estudio de hombres que sufrieran hambre en condiciones experimentales. Por la última razón es que esta información puede interpolarse con la pornografía, ya que ésta es pasatiempo, esencialmente del género masculino y nos habla de el hambre sexual.

    Parece ser que la carencia, relativa o absoluta de abastecimientos comestibles o sexuales, para nuestra economía psicológica y fisiológica masculina, son asuntos de la mayor importancia, como viéramos en nuestro estudio del hambre en el Famoso Minnesota Experiment. (Véase mi ponencia: Los Efectos de la Restricción Alimenticia en los Comportamientos Humanos).

    Si hacemos, la pregunta retórica de por qué hoy existe tanta pornografía — en todas las variedades posibles y con tantas excusas como pueden ser formuladas para justificarla — en nuestro mundo…

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    Belleza nómada de los masai de Tanzania

    Las respuestas que obtenemos, de los expertos, son disimilares entre sí, aunque se disciernen áreas discretas de concordancia.

    Genéticamente, nuestra especie es una de las que demuestran impulsos de territorialidad, posesión y acopio, especialmente para el macho.

    El deseo es el de abundancia para sobrevivir; y el de abundancia en reserva, para no carecer en el futuro.

    Los ritmos naturales eran cíclicos y al unísono engordáramos para enflaquecer.

    Pero, una vez que la nutrición se tornaba adecuada, nuestro deber biológico era el de la reproducción — como hacen todos los vertebrados superiores.

    Entonces, deseamos dinero, belleza, posesiones, comida, sexo y todo aquello que nos produzca placer directo o indirecto sin límite alguno, porque ahora, todo esto está dentro de nuestras posibilidades.

    Recordemos el significado del narcisismo fálico descrito en mi lección, El Tamaño del Pene.

    La idea del consumo conspicuo que Thorstein Veblen introdujo en su tratado económico, hoy se traduce como un consumismo inagotable de índole asimismo narcisista para quienes todo lo desean y a quienes nada los sacian.

    Pero lo erótico se ha sublimado y adquiere lo que puede considerarse como manifestaciones de lo artístico.

    Por ejemplo en la Teresa de Ávila de Bernini, muchos leen la expresión patente de una sensación de orgasmo en el rostro de la santa.

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    Éxtasis por Gian Lorenzo Bernini

    Aunque se puede argumentar a favor o en contra de los aspectos lúbricos de la faz de la virtuosa, nadie acusaría al pintor de haber producido una obra pornográfica.

    El arte y la ciencia. Los cerebros humanos sexuados: La enseñanza de los primates

    Anne Fausto Sterling en su obra brillante, Sexing the Body, nos introduce a los aspectos neuroendocrinos que hacen de nuestros cerebros órganos de diferencias sexuales.

    Aquí, entonces entramos a ver lo que las neurociencias nos ofrecen

    Los cerebros del hombre y la mujer son, y funcionan, de manera, diferentes… Eso, ya lo entendemos.

    Es hecho igualmente conocido que los machos en nuestra especie son más inclinados a la pornografía y a la pedofilia que las hembras — pero, no al sexo, como actividad.

    Por muchos años se prefirió creer que las mujeres eran por naturaleza más recatadas que los hombres y, que por esa razón, el sexo les atraía menos.

    Pero, no es verdad, si observamos cómo las mujeres por todas partes del mundo se esmeran en su acicalamiento y apariencias atractivas, para conquistar al hombre.

    Los afeites y los perfumes son industrias eminentemente lucrativas, como lo son las industrias dietéticas y de cirugías estéticas, que oponen en sus propósitos la forma de todas las Venus de Willendorf.

    No, no era el sexo lo que alejaba antes y ahora, a las mujeres, sino el resultado latente de la impregnación posible, como consecuencia del sexo. Eso fue lo que las mantendría a ellas, tradicionalmente, circunspectas y distantes del mismo — ya que un embarazo les trastornaba las vidas, mientras que su pareja feliz, podría seguir derramando sus semillas por toda la faz de la Tierra.

    Las mujeres son inteligentes, aunque tantos hombres, ininteligentes, ellos mismos, lo dudan.

    Allá ellos

    La pornografía es negocio

    Por lo general se reconoce, que los hombres pagan para ver mujeres desnudas, mientras que para que las mujeres vean hombres desnudos, hay que: ¡pagarles a ellas!

    En Duke University se estudiaron Macacos Rhesus viendo fotos de monas, a las que nuestros familiares cercanos respondieran del modo excitado, bajo las circunstancias, al que nuestro género acostumbra.

    Pero, ¿por qué? si las monas estaban desnudas — como siempre están.

    A los simios les apetecían las monas atractivas — será porque, para ellos, eran verdaderamente monadas…

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    "Sabe" que es perro

    Por ejemplo, los macacos reconocerían las caras de primates que les eran conocidos. Y aun demostraban que les gustaban las facciones de monos favoritos sobre los que no lo fueran — al igual que nosotros acostumbramos hacer.

    Pero, la cara nunca fue el aspecto preferido para los macacos, cuando examinaban la hembra.

    Lo que los investigadores encontrarían fue, sorprendentemente, que los cuadrumanos preferirían mirar a fotos de las caderas de monas, en calor, seguido por las caras de machos dominantes.

    Por hacerlo bien, ellos recibían el pago de una recompensa ofrecida por los investigadores — lo que confirma que, la pornografía de alguna manera paga.

    Pero, hay más acerca de los monos, como veremos

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    Primo hermano…

    La investigación en Duke University nos asistiría en comprender que nuestros parientes, los simios, para sobrevivir, tienen que transitar la cuerda floja entre sus instintos sexuales y el miedo al macho dominante — ya que, por razones de seguridad, había que estar alerta a la presencia del enemigo potencial.

    Pero, los auspiciantes del mismo estudio lograron resultados sorprendentes cuando aplicaran los mismos métodos a seres humanos de ambos sexos.

    Las mujeres, no estaban tan interesadas, como los hombres, en la pornografía.

    Hallazgo que se documenta en estudios innumerables.

    Pero, ¿por qué no?, si a las mujeres el sexo les agrada más que a los hombres, ya que ellas son capaces de lograr orgasmos múltiples y los hombres no.

    ¿Por qué, repetimos, la pornografía no las seduce a ellas como hace con los hombres?

    Veamos

    Para el estudio, los investigadores, pusieron hombres y mujeres en máquinas de escáner magnéticas (MRI) y luego, les dieron a examinar fotos de personas desnudas.

    Al principio, ambos, hombres y mujeres, reportaron estimulación sexual, por fotos que exhibían hombres y mujeres sin ropas y parejas heterosexuales en actividades amatorias.

    Los cerebros de los voluntarios demostraron actividad en la corteza visual cerebral y en algunas otras regiones.

    Pero, sólo se registró una diferencia de actividad entre los sexos.

    En los hombres, las fotos causaron mayor acción en una región primitiva llamada la amígdala. Esta región es una que compartimos con las ratas.

    La amígdala se considera centro del miedo y de aprendizaje y también se reconoce como participante activa en algunas de nuestras emociones.

    Los investigadores especularon que los hombres, por ser hombres, pueden hallar las fotos eróticas, más impactantes emocionalmente que las mujeres. Entonces, de acuerdo a esta hipótesis, hombres y mujeres pueden ser idénticamente visuales, pero en promedio, el hombre y la mujer poseen intereses visuales dispares.

    Además los investigadores creen que otros estudios similares lograrán establecer la razón por qué ciertas personas autistas carecen de interés en mirar a otras personas, vestidas o desnudas.

    Puede, creen ellos, que asista asimismo en establecer la progresión de la pornografía en algunos hombres: del placer, a veces asociado con remordimiento, a una adicción destructiva.

    La lección aquí parece muy clara.

    Por razones orgánicas, la pornografía va a ser muy difícil de erradicar de nuestras sociedades.

    La pornografía y la diferencia entre los sexos

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    Ya entendemos que existen diferencias anatómicas y funcionales entre el sexo masculino y el femenino, como asimismo existen tendencias que separan los sexos desde antes del nacimiento.

    La hembra de la especie es la que el macho procura obtener sexualmente, a veces vía métodos eminentemente negativos, como es la violación. La hembra no se distingue por su agresividad física o verbal en la mayoría de los casos — aunque existen excepciones, mejor explicadas por una amalgama de hormonas sexuales, actuando en ellas, favoreciendo las de efectos andrógenos.

    Se cree que la receptividad sexual femenina está relacionada con sus ciclos menstruales, y, sabemos que el miedo al embarazo actúa como inhibidor al deseo sexual — lo que puede extenderse a ambos sexos.

    Por ello, la pornografía desde el punto de vista de la neurociencia permanece ser una actividad principalmente de hombres y para los hombres, que hoy, ya muchas mujeres, quizás, sabiamente, explotan comercialmente.

    La pornografía, como los simulacros bélicos, apacigua, incita, estimula — pero, como Freud dijera no sustituye por el objeto real.

    En resumen

    El objetivo logrado de esta ponencia fue la de proveer una base neuropsicológica al tema de la pornografía.

    Hemos presentado argumentos para explicarla desde un punto de vista biológico, como también hemos clarificado la razón de por qué los hombres y aún los machos del género macaco la favorecen — si es que lo que ellos favorecen sea pornográfico.

    Finalmente, lo que no nos hemos propuesto

    No deseamos entrar la arena de los aspectos éticos de esta actividad, como tampoco deseamos moralizar acerca del consumo de alimento que destruye la salud de tantos.

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    Autor:

    Dr. Félix E. F. Larocca