El universo de De Sitter resolvió las ecuaciones relativistas de Einstein para un universo vacío, de modo que las fuerzas gravitatorias no eran importantes. La solución de Friedmann depende de la densidad de la materia en el Universo y es el modelo de universo generalmente aceptado. Lemaître también dio una solución a la ecuación de Einstein, pero es más conocido por haber introducido la idea del "núcleo primordial".
La teoría del BIG BANG
Paradójicamente, la teoría del Big Bang debe su nombre a uno de sus más feroces opositores, Fred Hoyle, que utilizó el término para ridiculizarla en un programa televisado en el año 1950. La imagen, caricatural ( porque el Big Bang no es una explosión sino una expansión ), marcó tanto los espíritus que perdura hasta hoy. Antes, esta teoría era conocida bajo la denominación de "modelo de Friedmann-Lemaître" o "cosmología de FLWR".
Esta nueva teoría hereje hacía competencia entonces con el universo estático, defendido por Einstein y todos los científicos de la época. Einstein había introducido en sus ecuaciones la famosa "constante cosmológica" cuyo propósito era oponerse al efecto gravitacional para mantener el universo estático. Más tarde reconoció que fue "la mayor sandez de su existencia"…
George Gamov, alumno de Friedmann, fue el que presentó en 1948 las bases definitivas de la teoría del Big Bang tal como la conocemos. Entre otras, predijo la radiación cosmológica de fondo.Esta radiación microonda del universo ( isótropo, de unos 3 kelvinios ) fue descubierta en 1964 por Arno Penzias y Roberto Wilson.Este descubrimiento les valdrá el premio Nobel, porque para la mayoría de los científicos, confirma las predicciones teóricas.
Desde entonces, la teoría del Big Bang fue calificada de "standard" y ascendida a dogma. Esta teoría también se percibe muchas veces como una interpretación aceptable de la Creación Bíblica…
Sin embargo, a lo largo del tiempo, los científicos descubren anomalías en la teoría en comparación con las observaciones.Es necesario continuamente recurrir a nuevos elementos como la inflación de Alan Guth en 1981 luego la nueva inflación de Andreï Linde más tarde, para taponar las brechas y las brechas de las brechas… Aun así es la mas coherente hoy en día.
En cosmología física, la teoría del Big Bang o teoría de la gran explosión es un modelo científico que trata de explicar el origen del Universo y su desarrollo posterior a partir de una singularidad espaciotemporal.
Técnicamente, se trata del concepto de expansión del Universo desde una singularidad primigenia (una especie de sopa a ultra alta temperatura), donde la expansión de éste se deduce de una colección de soluciones de las ecuaciones de la relatividad general, llamados modelos de Friedmann- Lemaître – Robertson – Walker. El término "Big Bang" se utiliza tanto para referirse específicamente al momento en el que se inició la expansión observable del Universo (cuantificada en la ley de Hubble), como en un sentido más general para referirse al paradigma cosmológico que explica el origen y la evolución del mismo.
Michio Kaku ha señalado cierta paradoja en la denominación big bang (gran explosión): en cierto modo no puede haber sido grande ya que se produjo exactamente antes del surgimiento del espacio-tiempo, habría sido el mismo big bang lo que habría generado las dimensiones desde una singularidad; tampoco es exactamente una explosión en el sentido propio del término ya que no se propagó fuera de sí mismo.
El universo en sus primeros momentos estaba lleno de una energía muy densa. Se expandió y se enfrió, experimentando cambios de fase análogos a la condensación del vapor o a la congelación del agua, pero relacionados con las partículas elementales.
Cálculos más recientes indican que el hidrógeno y el helio habrían sido los productos primarios del Big Bang, y los elementos más pesados se produjeron más tarde, dentro de las estrellas. Sin embargo, la teoría de Gamow proporciona una base para la comprensión de los primeros estadios del Universo y su posterior evolución. A causa de su elevadísima densidad, la materia existente en los primeros momentos del Universo se expandió con rapidez. Al expandirse, el helio y el hidrógeno se enfriaron y se condensaron en estrellas y en galaxias. Esto explica la expansión del Universo.
Aproximadamente 10-35 segundos después de la época de Planck (el más temprano período de tiempo en la historia del universo) un cambio de fase causó que el Universo se expandiese de forma exponencial durante un período llamado inflación cósmica. Al terminar la inflación, los componentes materiales del Universo quedaron en la forma de un plasma de quarks-gluones (la materia de la cual se componen las demás partículas como protones y neutrones), en donde todas las partes que lo formaban estaban en movimiento en forma relativista. Con el crecimiento en tamaño del Universo, la temperatura descendió.
A cierta temperatura, y debido a un cambio aún desconocido denominado bariogénesis, los quarks y los gluones se combinaron en bariones tales como el protón y el neutrón, produciendo de alguna manera la asimetría observada actualmente entre la materia y la antimateria. Las temperaturas aún más bajas condujeron a nuevos cambios de fase, que rompieron la simetría, así que les dieron su forma actual a las fuerzas fundamentales de la física y a las partículas elementales. Más tarde, protones y neutrones se combinaron para formar los núcleos de deuterio y de helio, en un proceso llamado nucleosíntesis primordial. Al enfriarse el Universo, la materia gradualmente dejó de moverse de forma relativista y su densidad de energía comenzó a dominar gravitacionalmente sobre la radiación.
Pasados 300.000 años, los electrones y los núcleos se combinaron para formar los átomos (mayoritariamente de hidrógeno). Por eso, la radiación se desacopló de los átomos y continuó por el espacio prácticamente sin obstáculos. Ésta es la radiación de fondo de microondas.
Al pasar el tiempo, algunas regiones ligeramente más densas de la materia casi uniformemente distribuida crecieron gravitacionalmente, haciéndose más densas, formando nubes, estrellas, galaxias y el resto de las estructuras astronómicas que actualmente se observan. Los detalles de este proceso dependen de la cantidad y tipo de materia que hay en el Universo.
Los tres tipos posibles se denominan materia oscura fría, materia oscura caliente y materia bariónica, la materia oscura como tal es materia que aunque no puede verse por no reflejar suficiente radiación electromagnética, puede verificarse su existencia médiate la observación de los campos gravitacionales generados al rededor. Las mejores medidas disponibles (provenientes del WMAP) muestran que la forma más común de materia en el universo es la materia oscura fría. Los otros dos tipos de materia sólo representarían el 20 por ciento de la materia del Universo.
El Universo actual parece estar dominado por una forma misteriosa de energía conocida como energía oscura(la cual explica la constante expansión del universo en teoria). Aproximadamente el 70 por ciento de la densidad de energía del universo actual está en esa forma. Una de las propiedades características de este componente del universo es el hecho de que provoca que la expansión del universo varíe de una relación lineal entre velocidad y distancia, haciendo que el espacio-tiempo se expanda más rápidamente que lo esperado a grandes distancias. La energía oscura toma la forma de una constante cosmológica en las ecuaciones de campo de Einstein de la relatividad general, pero los detalles de esta ecuación de estado y su relación con el modelo estándar de la física de partículas continúan siendo investigados tanto en el ámbito de la física teórica como por medio de observaciones.
Más misterios aparecen cuando se investiga más cerca del principio, cuando las energías de las partículas eran más altas de lo que ahora se puede estudiar mediante experimentos. No hay ningún modelo físico convincente para el primer 10-33 segundo del universo, antes del cambio de fase que forma parte de la teoría de unificación grande. En el "primer instante", la teoría gravitacional de Einstein predice una singularidad gravitacional en donde las densidades son infinitas.
Para resolver esta paradoja física, hace falta una teoría de la gravedad cuántica. La comprensión de este período de la historia del universo figura entre los mayores problemas no resueltos de la física.
Radiación cósmica de fondo
Una de las predicciones de la teoría del Big Bang es la existencia de la radiación cósmica de fondo, radiación de fondo de microondas (es una forma de radiación electromagnética que llena el Universo por completo.). Según se expandía el Universo, la radiación residual del Big Bang continuó enfriándose, hasta llegar a una temperatura de unos 3 K (-270 °C). Estos vestigios de radiación de fondo de microondas fueron detectados por los radioastrónomos en 1965, proporcionando así lo que la mayoría de los astrónomos consideran la confirmación de la teoría del Big Bang.
Uno de los problemas sin resolver en el modelo del Universo en expansión es si el Universo es abierto o cerrado (esto es, si se expandirá indefinidamente o se volverá a contraer)
La teoría inflacionaria de Alan Guth
En la formulación original de la teoría del Big Bang quedaban varios problemas sin resolver. El estado de la materia en la época de la explosión era tal que no se podían aplicar las leyes físicas normales. El grado de uniformidad observado en el Universo también era difícil de explicar porque, de acuerdo con esta teoría, el Universo se habría expandido con demasiada rapidez para desarrollar esta uniformidad.Según la teoría del Big Bang, la expansión del universo pierde velocidad, mientras que la teoría inflacionaria lo acelera e induce el distanciamiento, cada vez más rápido, de unos objetos de otros. Esta velocidad de separación llega a ser superior a la velocidad de la luz, sin violar la teoría de la relatividad, que prohíbe que cualquier cuerpo de masa finita se mueva más rápido que la luz. Lo que sucede es que el espacio alrededor de los objetos se expande más rápido que la luz, mientras los cuerpos permanecen en reposo en relación con él.A esta extraordinaria velocidad de expansión inicial se le atribuye la uniformidad del universo visible, las partes que lo constituían estaban tan cerca unas de otras, que tenían una densidad y temperatura comunes.
Alan H Guth sugirió en 1981 que el universo caliente, en un estadio intermedio, podría expandirse exponencialmente. La idea de Guth postulaba que este proceso de inflación se desarrollaba mientras el universo primordial se encontraba en el estado de superenfriamiento inestable. Este estado superenfriado es común en las transiciones de fase; por ejemplo en condiciones adecuadas el agua se mantiene líquida por debajo de cero grados. Por supuesto, el agua superenfriada termina congelándose; este suceso ocurre al final del período inflacionario.En 1982 el cosmólogo ruso Andrei Linde introdujo lo que se llamó "nueva hipótesis del universo inflacionario". Linde se dió cuenta de que la inflación es algo que surge de forma natural en muchas teorías de partículas elementales, incluidos los modelos más simples de los campos escalares. Si la mayoría de los físicos han asumido que el universo nació de una sola vez; que en un comienzo éste era muy caliente, y que el campo escalar en el principio contaba con una energía potencial mínima, entonces la inflación aparece como natural y necesaria, lejos de un fenómeno exótico apelado por los teóricos para salir de sus problemas. Se trata de una variante que no requiere de efectos gravitatorios cuánticos, de transiciones de fase, de un superenfriamiento o también de un supercalentamiento inicial.
Considerando todos los posibles tipos y valores de campos escalares en el universo primordial y tratando de comprobar si alguno de ellos conduce a la inflación, se encuentra que en los lugares donde no se produce ésta, se mantienen pequeños, y en los dominios donde acontece terminan siendo exponencialmente grandes y dominan el volumen total del universo. Considerando que los campos escalares pueden tomar valores arbitrarios en el universo primordial, Andrei Linde llamó a esta hipótesis "inflación caótica".
La teoría inflacionaria, predice que el universo debe ser esencialmente plano, lo cual puede comprobarse experimentalmente, ya que la densidad de materia de un universo plano guarda relación directa con su velocidad de expansión.
La otra predicción comprobable de esta teoría tiene que ver con las perturbaciones de densidad producidas durante la inflación. Se trata de perturbaciones de la distribución de materia en el universo, que incluso podrían venir acompañadas de ondas gravitacionales. Las perturbaciones dejan su huella en el fondo cósmico de microondas, que llena el cosmos desde hace casi 15 mil millones de años.
La Teoría del Universo Pulsante
El primero en hablar sobre un universo pulsante u oscilante fue el físico Richard Tolman, del Instituto Tecnológico de California, cuyos estudios y propuestas fueron publicados a comienzos de la década de 1930. Un universo pulsante es cerrado, pero no desaparece después de colapsar, sino que inicia un nuevo ciclo expansivo; el proceso de expansión y contracción se reitera y pasa por numerosos nuevos ciclos. Si nuestro universo fuese pulsante, debería ser muchísimo más viejo que la edad que se le calcula de unos 15.000 millones de años, ya que los seguidores de este modelo calculaban para él 10.000 millones de años, cálculo que sólo medía el tiempo transcurrido desde el inicio del último ciclo de expansión.
Según esta teoría, antes de este ciclo que estaríamos viviendo, habría existido un universo muy semejante al actual, y que, después de haberse expandido, se contrajo y formó el «ylem» o gran átomo primigenio. En cada cielo se producirían colapsos gravitacionales de conjuntos que se comprimen en sí mismos y disipan de nuevo toda su masa en forma de energía, para volver posteriormente a materializarse. Podría haber sucedido también que presiones internas hubieran frenado las contracciones y, antes del aniquilamiento atómico, hubiesen provocado explosiones directamente materiales. En ambos casos se trataría de una sucesión de fenómenos semejantes, trabajando en sistema cerrado dentro de un universo pulsante, o, más poéticamente, en un eterno retorno, sin fin dentro del tiempo, pero cuyo límite espacial quedaría fijado por las más lejanas regiones hasta donde las explosiones logren llegar para detenerse y transformarse en contracciones.
Este modelo cosmológico presenta una dificultad evidente de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica, una ley fundamental de la física que obliga a cualquier sistema aislado a adquirir un grado de desorganización cada vez mayor, hasta alcanzar un estado de máximo desorden (entropía). Después de numerosos ciclos, se esperaría que un universo pulsante fuese mucho más caótico que el universo que observamos. Tolman conocía este problema, pero sostenía que una definición de «estado de máximo desorden» sería casi imposible de aplicar al universo como un todo; la objeción quedó en la incertidumbre. Tolman llegó a la conclusión de que "sería sensato no volver a afirmar que los principios de la termodinámica exigen necesariamente un universo creado en un tiempo finito en el pasado y cuyo destino es la inactividad y la muerte". Aun hoy los físicos siguen dudando si la segunda ley de la termodinámica podría descartar teóricamente un universo pulsante, o si se aplica al universo como un todo.
El modelo de un universo pulsante alcanzó su máxima popularidad entre los finales de los años 50 y comienzos de los 60. De hecho, su preferencia por un universo pulsante llevó a Robert Dicke a predecir la existencia de la radiación cósmica de fondo. Dicke y sus colaboradores comenzaban su clásico artículo en el Astrophysic Journal en 1965 afirmando que un universo pulsante, con su eterna existencia, "nos libera de la necesidad de comprender el origen de la materia en cualquier punto finito en el pasado".
Tomando este modelo como hipótesis de trabajo, Dicke argumentó que si nuestro universo realmente ha atravesado numerosos ciclos de expansión y contracción, su temperatura tendría que llegar por lo menos a 10 mil millones de grados alcanzar cada punto de contracción máxima, con el fin de desintegrar todos los elementos pesados creados en las estrellas durante el ciclo previo y reconvertir la materia del universo a hidrógeno puro. De lo contrario, las reacciones nucleares en las estrellas ya habrían transformado gran parte de la materia del universo en elementos pesados, lo que contradice las observaciones. Dicke afirmó entonces que, a una temperatura de 10 mil millones de grados, las reacciones de las partículas subatómicas serían lo bastante rápidas como para producir una radiación antirradiante. (En realidad, la producción de esta radiación no exige la pulsación del universo; simplemente precisa que la temperatura cósmica alguna vez haya sido significativamente alta).
Pero este modelo de universo pulsante, más allá de su posible violación a la segunda ley de la termodinámica, cayó en desgracia cuando el trabajo teórico de Roger Penrose y Stephen Hawking, ambos en la Universidad de Cambridge en ese momento, probó que no existía ningún mecanismo plausible capaz de producir pulsaciones. En términos específicos, Penrose y Hawking demostraron que el universo debía haberse originado a una densidad muchísimo mayor de la que se había contemplado y propuesto para el «rebote» de cada ciclo de un universo pulsante. En realidad, el trabajo de Penrose y Hawking no eliminó los universos pulsantes; simplemente suprimió todos los modelos existentes de universos pulsantes u oscilantes, anulando de este modo la justificación científica para tenerlos en consideración
Teoría del universo Eléctrico
(Una de las representaciones más repetidas del hombre palo.)
El verdadero origen de "el hombre palo", u "ocupante ilegal" como también es conocido el petroglifo, probablemente sea uno de los enigmas que más ha encantado a los científicos especializados en la física del plasma. La representación gráfica del mismo puede apreciarse en el legado arqueológico de decenas de antiguas culturas del mundo sin conexión aparente entre las mismas.
Este indicio llevó a muchos científicos intrépidos a considerar al ocupante ilegal más como un suceso de proporciones magníficas común a diferentes culturas, que como una vaga y repetida representación de la anatomía humana.
(Una figura tridimensional de la reacción plasmática en un laboratorio.)
Los defensores de la teoría del Universo eléctrico (tal como se titula la obra de Donald Scott, uno de los pioneros de la idea) sostienen que el plasma, un estado energético de la materia, es la sustancia que llena y la fuerza que rige casi la totalidad de los elementos existentes en el universo. Tal idea, confronta y es capaz de dar una explicación radicalmente nueva a las conocidas teorías sobre el Big Bang, la materia oscura y la relatividad general de Einstein, entre otras.
Pero la particularidad de pensar que el plasma (reconocido como el cuarto estado de la materia), llene el 99,9% del universo conocido y sea el responsable de la atracción planetaria en vez de la conocida fuerza de gravedad, ha ganado para la teoría del universo eléctrico un lugar relegado y hasta ridiculizado en el círculo de los científicos más conservadores.
Lo cierto es que el comportamiento de la electricidad existente entre los gases calientes y los gigantescos campos magnéticos de las estrellas son campos que han carecido del estudio necesario para validar o refutar teorías.
Estudiar dichos campos podría significar la apertura hacia la comprensión de fenómenos desconocidos, como la terrible energía de los rayos gamma, la aceleración de la expansión cósmica y las tremendas descargas de energía como la supuestamente acontecida una noche de un cielo lejano, a la vista de todos.
La Teoría del Estado Estacionario
Hasta avanzado el siglo XX, los científicos se dividían en los que, ateniéndose al espíritu de la cosmología general de Einstein–de Sitter creían que el universo se hallaban en un estado estacionario y existía desde el pasado infinito al futuro infinito y los que, ateniéndose al espíritu de la cosmología de Friedmann–Lemaître, creían que el universo fue muy distinto en el pasado y que tuvo un origen definido. Es difícil imaginar dos puntos de vista más opuestos. Esta oposición fue de suma importancia para el nacimiento de la cosmología como ciencia empírica. La necesidad de aclarar el problema no sólo fomentó la investigación de datos cosmológicamente significativos, sino que los partidarios de cada una de las dos hipótesis realizaron además complejos cálculos para defender su posición, cálculos que resultaron al final más valiosos que las ideas que se defendían.
Muchos científicos consideraban muy atractiva la teoría del estado estacionario o steady state. La habían expuesto el matemático y astrofísico teórico británico Fred Hoyle, apoyado por dos de sus colegas de origen austriaco, Herman Bondi y Thomas Gold en 1948. Su idea básica era que al expandirse el universo, se crea de modo continuo yespontáneo materia nueva en el espacio que se abre entre las galaxias. Esta nueva materia acaba formando nuevas estrellas y galaxias. Los creadores del modelo demostraban que la creación continua de la materia precisa en el vacío del espacio era tan pequeña que no planteaba ningún conflicto con las observaciones.
En base a este razonamiento, llegaban a la conclusión de que, pese a la expansión observada del universo, éste podía seguir pareciendo más o menos el mismo a lo largo de dilatados períodos de tiempo. En el lejano pasado, o en el lejano futuro, la densidad medía de las galaxias se mantiene igual porque se están creando continuamente galaxias nuevas. Según este modelo, el universo no sólo es uniforme en el espacio, también en el tiempo; es siempre el mismo. Con una sola hipótesis general podía resolverse el problema del origen del universo: no lo tenía. Esta cosmología se caracteriza por la similitud eterna, una similitud que ya expresó el autor del Eclesiastés: «Lo que fue, eso será; y lo que ya se hizo, eso se hará; y no hay nada nuevo bajo el Sol.»
En síntesis, para Hoyle y sus colegas el universo es: « siempre ha sido y siempre será como hoy; permanece en estado estacionario. Nunca empezó y nunca tendrá fin…" » Propugnaron filosóficamente esta teoría sobre la base de lo que habían denominado el «principio cosmológico perfecto». La versión original del principio cosmológico, fundamental para la teoría del Big Bang, sostiene que para cualquier observador el universo debe parecer el mismo en cualquier lugar del espacio. La versión perfectibilizada expande los parámetros para incluir el tiempo, lo que implica que el universo debe presentar la misma cara en cualquier momento, pasado, presente o futuro.
En el Big Bang, interpretativamente puede aparece como que este principio se contraviene y, por ello, en opinión de sus detractores debería ser desechado. Y, en consecuencia, el estado del universo debía, sin lugar, ser estacionario, alimentado por una producción constante de materia en forma de átomos de hidrógeno, aunque el tipo de materia no siempre es considerado en forma precisa por los tres refutantes.
Para sostener sus ideas, matemáticamente fundamentaron su propuesta derivándola de una modificación de la relatividad general. Sus ecuaciones producían un universo en expansión (pese a las dudas que había manifestado Hoyle con el corrimiento al rojo que se observaba en las galaxias) con una densidad constante, sin especificar el tipo de materia necesaria para mantener a ésta dentro de un volumen creciente; en esta versión, la materia–energía no diferenciada se crea a una velocidad relacionada en las ecuaciones con ritmo de expansión. Lo último, invitó a muchos a pensar por qué, si se crea materia, nadie lo ha podido distinguir en las observaciones, para lo cual la respuesta que esgrimían los defensores del estado estacionario era de que para llenar los espacios vacíos dejados por las galaxias en dispersión, nace permanentemente nueva materia, creada de la energía existente, a razón de 1 átomo por cada 500 decímetros cúbicos (½ m³) de espacio y por cada 1.000 millones de años.
En los años en que fue difundido el modelo del estado estacionario, en la física se arrastraba un problema que consistía en cómo explicar científicamente la producción de elementos pesados en el universo. Desde mediado de los años de 1940, Hoyle había estado contemplando la posibilidad de que los elementos se formaran por reacciones nucleares, o nucleosíntesis, dentro de las estrellas, y había publicado un ensayo desarrollando la hipótesis.
Cuando empezó a trabajar en la teoría del estado estacionario, se fue convenciendo, cada vez más, de que la creación espontánea de la materia en alguna forma elemental, junto con la producción de otra materia en los crisoles estelares, explicaba la existencia de todos los elementos de la tabla periódica. En consecuencia, no existía ninguna razón como para pensar que el universo había tenido un comienzo y que podría tener un desenlace.
Fred Hoyle se unió a un grupo de investigadores que estaban trabajando sobre esta cuestión de la relativa abundancia de elementos en las superficies de las estrellas. En conjunto, estructuraron un exhaustivo estudio de los elementos que se acumulan en los núcleos estelares. En un denso trabajo que publicaron en octubre de 1957 en Review of Modern Physics, bajo el título de «Síntesis de los elementos de las estrellas», lograron explicar, de una forma general, la abundancia de prácticamente todos los isótopos de los elementos desde el hidrógeno hasta el uranio.
Describieron que las estrellas, en la medida que van gastando su combustible nuclear, transmutan el hidrógeno en helio; el helio a carbono y oxígeno; y así sucesivamente, subiendo hasta llegar a los más pesados de la tabla periódica.
En las explosiones de las supernovas se creaban muchos de los elementos más pesados, incluidos el platino, el oro y el uranio. Este trabajo que es un importante logro científico, no sólo explicaba la síntesis de todos los elementos más allá del hidrógeno, sino que predecía su formación exactamente en las mismas proporciones que ocurrían en el universo. Pero una cuestión quedaba en el aire ¿Cómo se generó el combustible inicial de las estrellas? La cuestión del hidrógeno quedaba abierta.
En términos generales, los primeros partidarios del Estado Estacionario involucran en su propuesta la formulación de una nueva cosmología. Su motivación: restablecer la estabilidad del universo. En esta teoría se admite el movimiento de recesión de las galaxias. Pero se compensa el enrarecimiento del universo con la hipótesis de una continua creación de materia. Así, a pesar de la expansión la densidad del cosmos (galaxias y átomos) permanece invariable. Resultado: pese a las apariencias, el universo es estático y eterno.
Pero esto lleva implícito algo más. Crear materia aquí y allá en el universo poco a poco es una contradicción a la ley de la física que señala que la energía total en un sistema cerrado permanece constante, lo que también en alguna manera lo es cuando todo empieza con una gran explosión, ya que no se estaría conservando toda la energía en el proceso. Pero para ellos, hacer que la materia apareciera gradualmente parecía preferible, ya que con ello es más cómodo soslayar o echar a un lado la cuestión del Creador.
Para enmarcar esta argumentación en una idea física sostenible, en un principio, introducen en su modelo un campo de creación continua de materia para el universo, conocido como campo C. Luego, en un desarrollo posterior de la idea, Hoyle junto con el astrofísico hindú Jayant Vishnu Narlikar, localizan a la creación continua de materia en regiones del universo que presenten altísimos índices de intensivos campos gravitacionales, como núcleos de galaxias activas y quásares. Esto último, es plasmado en un trabajo sobre la gravitación conocido como teoría de Hoyle-Narlikar.
Los problemas con la teoría del estado estacionario comenzaron a surgir a finales de los años 60, cuando las evidencias observacionales empezaron a mostrar que, de hecho, el Universo estaba cambiando: se encontraron quásares (fuente astronómica de energía electromagnética) sólo a grandes distancias, no en las galaxias más cercanas. La prueba definitiva vino con el descubrimiento de la radiación de fondo de microondas en 1965, pues en un modelo estacionario, el universo ha sido siempre igual y no hay razón para que se produzca una radiación de fondo con características térmicas.
Buscar una explicación requiere la existencia de partículas de longitud milímetrica en el medio intergaláctico que absorba la radiación producida por fuentes galácticas extremadamente luminosas, una hipótesis demasiado forzada.
Interpretaciones filosóficas y religiosas sobre el Big Bang
Existe un gran número de interpretaciones sobre la teoría del Big Bang que son completamente especulativas o extra-científicas. Algunas de estas ideas tratan de explicar la causa misma del Big Bang (primera causa), y fueron criticadas por algunos filósofos naturalistas por ser solamente nuevas versiones de la creación. Algunas personas creen que la teoría del Big Bang brinda soporte a antiguos enfoques de la creación, como por ejemplo el que se encuentra en el Génesis (ver creacionismo), mientras otros creen que todas las teorías del Big Bang son inconsistentes con las mismas.
El Big Bang como teoría científica no se encuentra asociado con ninguna religión. Mientras algunas interpretaciones fundamentalistas de las religiones entran en conflicto con la historia del universo postulada por la teoría del Big Bang, la mayoría de las interpretaciones son liberales. A continuación sigue una lista de varias interpretaciones religiosas de la teoría del Big Bang (que son hasta cierto punto incompatibles con la propia descripción científica del mismo):
En la Biblia cristiana aparecen dos versículos que hablarían del big bang y el big crunch: «Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar» (Isaías 40.22). «Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera» (Isaías 34.4).
La Iglesia Católica Romana ha aceptado el Big Bang como una descripción del origen del Universo. Se ha sugerido que la teoría del Big Bang es compatible con las vías de santo Tomás de Aquino, en especial con la primera de ellas sobre el movimiento, así como con la quinta.
Algunos estudiantes del Kabbalah, el deísmo y otras fes no antropomórficas, concuerdan con la teoría del Big Bang, conectándola por ejemplo con la teoría de la "retracción divina" (tzimtzum) como es explicado por el judío Moisés Maimónides.
Algunos musulmanes modernos creen que el Corán hace un paralelo con el Big Bang en su relato sobre la creación: «¿No ven los no creyentes que los cielos y la Tierra fueron unidos en una sola unidad de creación, antes de que nosotros los separásemos a la fuerza? Hemos creado todos los seres vivientes a partir del agua» (capítulo 21, versículo 30). El Corán también parece describir un universo en expansión: «Hemos construido el cielo con poder, y lo estamos expandiendo» (52.47).
Algunas ramas teístas del hinduismo, tales como las tradiciones vishnuistas, conciben una teoría de la creación con ejemplos narrados en el tercer canto del Bhagavata Purana (principalmente, en los capítulos 10 y 26), donde se describe un estado primordial se expande mientras el Gran Vishnú observa, transformándose en el estado activo de la suma total de la materia (prakriti).
El budismo posee una concepción del universo en el cual no hay un evento de creación. Sin embargo, no parece ser que la teoría del Big Bang entrara en conflicto con la misma, ya que existen formas de obtener un universo eterno según el paradigma. Cierto número de populares filósofos Zen estuvieron muy interesados, en particular, por el concepto del universo oscilante o pulsante
Desde el comienzo el hombre se cuestionaba sobre el origen de las cosas, mientras algunos buscaban una base teológica, otros decidieron basarse en experimentación y ensayos para concluir resultados que sean validos para cualquier persona.
Gracias a el trabajo de la ciencia pudimos avanzar en la comprensión de nuestro universo pero aun los mas brillantes científicos no pueden explicar todo lo que sucede, por esto mismo es que hay muchos que empezaron sin creer en nada pero terminaron creyendo en dios o algún ser de suprema inteligencia que daba el orden que lograban ver en todas sus observaciones, plasmado en la forma que se rige el universo.
Según el mismo Einstein la fe sin ciencia es ciega y la ciencia sin fe es hueca, este es un claro ejemplo de cómo los científicos necesitan no solo imaginarse como funcionan las cosas sino que también tienen que tener fe en su modelo para luego poder probarlo.
Debido a la capacidad de asombro de estos hombres es que logramos tales avances y es así como la ciencia sigue evolucionando.
Con los estudios realizados por estas personas cada vez mas da la sensación de que el conocimiento es ilimitado, cayendo en razones de razones y así hasta el infinito.
Wikipedia
HAWKING, S. W. Historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros.
http://es.encarta.msn.com
Autor:
Cristian Aguirre Matteo
Mauro Valle
Marcos Torres
Manuel Bravard
Matias Bouchet
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