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Acoso Sexual

Enviado por Karelín López


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Acercamiento teórico necesario
    3. Bibliografía Consultada

    Resumen

    Las mujeres, al ocupar una posición inferior en la sociedad, constituyen las victimas más frecuentes de todas las formas de violencia en la sociedad. Una de las expresiones de las conductas violentas lo es la Violencia Sexual, como forma de discriminación por razón del género; dentro de ésta aparece el Acoso Sexual, manifestado en hechos recurrentes y con poca relevancia en los estudios sobre el tema, teniendo en cuenta la dificultad en su definición.

    El presente artículo brinda definiciones del acoso sexual, un breve recorrido histórico por los principales estudios realizados sobre el tema y los resultados de una investigación realizada en un Municipio de la Ciudad de La Habana, Cuba.

    El objetivo fundamental del mismo es denunciar una de las formas de violencia menos conocidas por lo sutil de sus manifestaciones para que la población en sentido general y los profesionales en particular trabajen por erradicarla.

    Palabras claves.

    Género, violencia, acoso sexual

    Acercamiento teórico necesario.

    El acoso sexual, tema sobre el cual queremos compartir con Ud., es considerado como una forma de discriminación por razón del género, tanto desde una perspectiva legal como en su concepto. Si bien los hombres pueden ser también objeto de acoso sexual, la realidad es que la mayoría de las víctimas son mujeres. El problema guarda relación con los roles atribuidos a los hombres y a las mujeres en la vida social y económica que, a su vez, directa o indirectamente, afecta a la situación de las mujeres en el mercado del trabajo.

    El género es una construcción social que define lo masculino y femenino, responde a una época histórica y a una cultura determinada, articula diferentes rasgos de la personalidad del individuo, sienta pautas para el comportamiento a asumir en tanto se sea hombre o mujer, y conforma un sistema de exigencias sociales que el ser humano incorpora y cumple a través del proceso de socialización; lo que quiere esto decir, que las construcciones de género implican por definición la superación del dato biológico (sexo), por el dato sociocultural (género).

    La construcción social jerarquizada de los géneros, promueve el ejercicio del poder para unos y lo reprime para otros, con ciertos matices. Una manifestación evidente lo constituye el derecho que creen tener muchos hombres de invadir la intimidad de las mujeres, obligándolas a asumir y aceptar actos en contra de su voluntad.

    Así mismo la sociedad ha enmarcado formas competitivas de comportamiento. La sociedad contemporánea patriarcal y machista en la que vive la mayoría de la población mundial, incluidos los cubanos, educa a hombres y mujeres de manera diferente, lo masculino es lo aceptado, lo mejor; lo que les otorga a los hombres la supremacía y el poder.

    Esta forma competitiva impone diferencias importantes en el modo de vivir la sexualidad, ya que las mujeres no pueden expresarla libremente y deben, como subordinadas del hombre, estar "a sus órdenes", lo que implica también que la sexualidad sea utilizada por éste como forma de dominación hacia la mujer. Esto se debe en gran medida a que se les enseña a usar su cuerpo como instrumento de cuidado para otros, ya sean niños/as, hombres o ancianos/as.

    Valores como la feminidad y la receptividad llegan a convertirse en la vida de las mujeres no sólo en recursos para la procreación, sino en recursos para la seducción del hombre. Ser cuerpo autónomo para el placer y la vitalidad de sí mismas, como expresión de una vitalidad que es permeable a toda relación o acción no es la vivencia común en el caso de las mujeres. Ellas deben limitarse a la mera sexualidad, pero a una sexualidad que tampoco es suya porque existen, sobre todo, como objetos de la sexualidad de los hombres y dependientes de lo que ellos quieran o puedan dar.

    A las mujeres se les educa dentro de un código sexual en donde su propio cuerpo se desconoce y no le pertenece; mientras que a los hombres se les educa a que su deseo no puede ser cuestionado, por lo que es difícil que acepten un rechazo.

    Se puede decir que el destino femenino y su sexualidad han estado dirigidos y controlados, generalmente, para los requerimientos culturales y de satisfacción erótica masculina; factores que han permitido el sometimiento femenino al papel de madres, esposas y amantes.

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