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La concepción moral según Carlos Marx

Enviado por Hernán Montecinos

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    ¿Marx inmoralista? Una afirmación que pareciera navegar a contracorriente y, por tal, apreciarse como una afirmación errónea, extemporánea e injusta. Sin embargo, pese a los prejuicios que esta afirmación pudiera suscitar, creo que el tema planteado a modo de interrogación hay que abordarlo hurgando, sin más ni más, en el fondo de los escritos de Marx, antes que siguiendo la línea de aquella imagen que ha logrado permear el imaginario social desde hace ya varias décadas.  

    Sabemos que el marxismo dogmático, o de manual, o mejor aún, la sovietización del marxismo, logró internalizarse en gran parte del mundo intelectual marxista logrando hacer carne varias imágenes que contrarían a lo esencial que está en su corpus. Es en este cuadro que ha logrado penetrar la idea de la existencia de una supuesta "moral marxista". Esta idea pudiera parecer comprensible respondiendo a la lógica de que si el marxismo persigue una mayor justicia social, superando el sistema capitalista, mediante la construcción de un nuevo orden socialista, se supone que tal nuevo orden, necesariamente tendría que corresponder a una nueva moral que lograra desplazar a la moral capitalista.

    Sin embargo, encontramos también aquella otra concepción, de un número importante de estudiosos del marxismo, que expresan a menudo una actitud despectiva hacia la moralidad que, según dicen, no es más que una forma de ilusión, una falsa conciencia o ideología.

    En este ir y venir de ideas contrapuestas nos topamos con algunos escritos en donde se podría deducir que los teóricos fundacionalistas del marxismo estarían avalando la tesis de la existencia de una moral marxista. Así, por ejemplo, se podría deducir aquello tomando un pasaje del Anti-Dühring en que Engels contrasta las moralidades ideológicas de la sociedad de clases con una «moralidad humana real del futuro». Este pasaje pareciera chocar con aquellos que señalan un inmoralismo en las ideas de Marx, y en el mismo Engels, atendiendo otros pasajes de sus respectivos pensamientos y obra.

    En efecto, porque el susodicho pasaje de Engels en el Anti During, choca radicalmente con el pasaje escrito en el "Manifiesto Comunista" en aquella parte que dice que la revolución comunista «abolirá toda moralidad en vez de fundarla de nuevo». Esta idea que está explícita en el Manifiesto Comunista no ha sido del todo bien aprehendida atendiendo al prurito aquel de que si el marxismo condena el capitalismo por explotar a la clase trabajadora y condenar a la mayoría de la gente a llevar una vida alienada e insatisfecha. ¿Qué poderosas razones podrían haber para esperar abandonar todo llamado a la moralidad?

    Pero quizás, después de todo, el conflicto no esté en lo contradictorio de una frase citada en un documento comparada con otra citada en otro, pues pasajes más, o pasajes menos, lo que interesa realmente dejar en claro es en que punto está realmente el conflicto y lo profundo que éste es, En efecto, porque planteado así el problema no hace más que reducirlo y esquematizarlo dentro de estrechos límites teóricos que agotan toda posibilidad dialéctica de seguir un decurso de mayores posibilidades reflexivas.

    Resultaría lato enumerar una larga lista de ejemplos que dejaran al descubierto los distintos sentidos y comprensiones del problema relativo al tema, sin embargo, para facilitar el análisis me permitiré sintetizar las distintas variables que pudieran existir en dos grandes posiciones que se muestran contrapuestas. Por un lado, están los teóricos burgueses que sostienen que la doctrina marxista por ser esencialmente materialista, descuida el espíritu del hombre y, por tal, carece en sus elementos fundacionalistas de una "moral". En cambio, un gran número de intérpretes de Marx se han afanado por demostrar que sus escritos si contienen una moral, a la que no han dudado llamar "moral marxista". Puestos estos dos puntos de vista en contraste, en mi opinión, y al contrario de lo que pudiera pensarse, el primer argumento tiene más razón que el segundo, claro está, no porque Marx se haya despreocupado del espíritu del hombre, como pretenden los ideólogos burgueses, o porque adhiera a una filosofía materialista, sino mas bien todo ello dentro de un complejo de explicaciones teóricas que por necesidades obvias al tema necesitan ser más explicitadas.

    Para la comprensión inicial del fenómeno tenemos que tener a la vista que, en su sentido más general, la moralidad piensa que sus principios son imparciales y de validez universal y que el seguirlos dará a nuestras acciones una justificación que va más allá de los intereses en conflicto de individuos y grupos particulares. La concepción marxiana, en tanto, sobre este punto señala que esto no es tan así en tanto exista una sociedad de clases, y que el engaño ideológico fundamental de la moralidad es la forma en que hace pasar intereses particulares de clase como intereses universales.

    Sobre este punto, Marx y Engels piensan que solo una vez abolida la sociedad de clases será posible que los individuos se relacionen entre sí simplemente como seres humanos, cuyos intereses pueden divergir en los márgenes pero se identifican esencialmente por su participación común en un orden social plenamente humano. Por ello, es la sociedad sin clases la que en realidad consumará lo que la moralidad pretende hacer engañosamente. Y sobre esta base puede ser comprensible que Engels hable de la «moralidad humana real» de la sociedad del futuro, aun cuando esto suponga una contraposición de la noción marxiana más característica de la moralidad, esencialmente como la pretensión falsa de universalidad propia de las ideologías de clase.

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