Psicoanálisis on line en acción
Es probable que Freud no dimensionó la gran oposición que iba a generar el psicoanálisis al momento de su nacimiento, como tampoco su posterior aceptación universal y amplísimo desarrollo. De vivir en la actualidad, probablemente tampoco imaginaría que su especializada y a veces intricada teoría sobre la estructura y funcionamiento de la mente humana podría ser traducida de una manera tan simple y efectiva, mucho más cuando está siendo aplicada con gente humilde a la que Freud consideraba difícil para hacer trabajo psicoanalítico, pero que es el público mayoritario de Carmen Gonzáles.
Para el caso arriba presentado, posiblemente el lenguaje estrictamente psicoanalítico diría que es una clara muestra de conflictos inconscientes que involucran deseos y pulsiones originadas en sus primeros años de vida. La paciente debería psicoanalizarse para que su mente adulta debele dichas pulsiones puesto que son inaccesibles a la mente inmadura de la niña que subyace en ella, impidiendo que aun supere el periodo edípico ( o el complejo de Electra, según Carl Jung), y entorpeciendo su primer paso hacia lo adulto, especialmente sus relaciones afectivas de pareja. Si a ello le agregamos la influencia del comportamiento inadecuado de los padres, entonces la personalidad de la consultante estará basada en una distorsión fantástica de la realidad que ni siquiera su formación profesional, ha logrado superar. Lo recomendable, por tanto, es que tras un largo proceso y poniendo en funcionamiento las tres instancias de la estructura psíquica, identifique y controle sus tendencia impulsivas, o ello, a través de adecuados mecanismos de defensa y regulación que le proporcionará el yo, para que se adapte a las condiciones exteriores del mundo real. Sólo así, y sumándole además una cuota de voluntad (Otto Rank), es bastante probable que acabe con ese sentimiento de inferioridad (Alfred Adler). Para coronar satisfactoriamente la solución del problema, la consultante no debería perder la perspectiva de su complejo entorno social; por tanto, es recomendable que ponga más empeño en su profesión para así contribuir al desarrollo de su comunidad (Erich From).
La maquinaria Gonzales
El programa dura noventa minutos y la gente hace su consulta vía telefónica o personalmente[5]Ya es común que la mayoría estalle en llanto al ponerse en contacto con la doctora, previo al strep tease anímico que versa sobre los problemas con el hijo adolescente que no quiere estudiar, con el padre que la abandonó siendo niña, con el marido que sacó los pies del plato, etc. Materia prima pura para que la "Doctora cachetada"[6] descargue su mísiles en el marco de una terapia radial que dice haber inventado y que se complementa con una serie de remedios alternos que el público debe cumplir para alcanzar sus sueños: consumir Flores de Bach, asistir a sus talleres los lunes, miércoles y sábados, escuchar y grabar frecuentemente su programa, pasar la voz por lo menos a cinco personas de la existencia del mismo, etc. Es decir, toda una maquinaria que parece recién despegar[7]
Tres veces a la semana funcionan los "Talleres para crecer". El punto de encuentro es una casa ubicada en Thomas Marsano. Es fácil distinguirla, pues la gente se agolpa en la puerta para ingresar a un reducido patio donde se ha instalado una pequeña feria ambulatoria donde se ofrece literatura y cassetes pirateados de superación personal; gaseosas, queques, sándwich y empanadas para aplacar el hambre, etc. (los sábados el taller empieza a las 14:00 horas). Previo pago de quince soles, se ingresa a un salón pequeño cargado por el humor de aproximadamente sesenta personas que, ávidas y probando el funcionamiento de las grabadoras, esperan a Gonzáles, que ingresa como un vendaval y explica teóricamente el tema de ese día: la transferencia. El público sigue atenta y disciplinadamente las explicaciones con el papel que recibieron al ingresar y que contiene un concepto de Ralph Greenson sobre el tema de esa sesión. Termina la exposición. Un "recreo", café y galletas a discreción y se inicia la parte más esperada: psicoterapia en acción, la "Doctora cachetada" en vivo y en directo con el caso de una asistente que, como resorte, se ofrece a psicoanalizarse. El clásico sillón, la privacidad y el ambiente intimista que reclamaría Freud, queda en el recuerdo.
Padres abandógenos, violencia familiar; crisis actual con los hijos y la pareja es la constante de la historia personal de la paciente. El público, varios lagrimeando, sigue inmutable la sesión y asiente los consejos que la doctora va dictando sobre el caso. Finaliza la terapia, y en medio de aplausos y las ganas de la gente que se acerca para tocarla o saludarla personalmente, Gonzáles las despide, al mismo tiempo que les invoca amablemente a abandonar la sala porque un nuevo grupo está por ingresar, no sin antes recordarle que, por un precio simbólico, pueden tener una terapia individual, más flores de Bach. En resumen, a grosso modo, unas 1 200 personas que semanalmente asisten a los Talleres de crecimiento. Si a eso le sumamos las decenas de miles que escuchan diariamente el programa, es valido preguntarse qué está pasando con la salud mental de esta ciudad[8]
¿País de locos?
Según la OMS, en el mundo hay 1 500 millones de personas con alteración mental. De acuerdo a las proyecciones, esa cifra crecerá tanto en los próximos quince años que hay quienes ya alistan consultorios, camillas y camisas extrareforzadas, pues se cree que será una de las enfermedades más amenazantes del mundo. Como para no quedarnos atrás, nuestro país tiene su cuota, pues, según datos oficiales, el número de esquizofrénicos sobrepasa el cuarto de millón y sólo en Lima se calcula que hay 70 mil de los comúnmente llamados "locos"[9].
Muchos creen que el simple hecho de vivir en el Perú es una acto de locura. Es posible que así sea, aunque lo real es que todos tenemos rasgos esquizoides, no sólo por el esfuerzo diario de sobrevivir en medio de la jungla social, sino también porque hay raíces génicas que así lo determinan. Sea cual fuera la razón, los especialistas saben medirla en una escala que va de 1 a 120 puntos. Así, si la persona tiene de 50 a 60 puntos vive normalmente; es decir, no pierde el contacto con la realidad, a pesar de ciertos escapismos ilusorios que muchas veces son nuestro principal estimulo existencial; pero si uno se acerca a los 120 puntos, la fuga mental no tiene retorno y la asistencia siquiátrica es imprescindible.
La desatención a cualquier trastorno mental trae, a la larga, consecuencias fatales que no contemplan edades y mucho menos estratos sociales. El año pasado, por ejemplo, como producto de depresión sicótica se registraron varios suicidios infantiles y en lo que va del presente año son más las personas de tercera edad las que han tomado esa trágica decisión. Según el Instituto de Salud Mental Honorio Delgado, el 25,3% de los suicidas tenían de 50 años para adelante, el 19,1% de 34 a 41 y el 18,6% de 26 a 33 años[10]De 206 casos registrados hasta la mitad del 2003, el 78,4% pertenecen a Lima, y el 21,6% a provincias siendo los varones sus protagonistas principales (73,3% frente a 26,7% de las mujeres); es decir, una abrumadora proporción de 3 a 1 que desbarata la creencia que por "debilidad" son las féminas las que mayormente se deprimen.
Lo que sí parece débil es el corazón, pues según las causas depresivas conducentes al suicidio, el 49,5% es impulsado por el "mal de amores", vale decir, problemas conyugales o sentimentales. El 12,4% se suicidan por carencias económicas y el 16% por enfermedades terminales[11]
Lo descrito arriba, es sólo la punta de lo que debería considerarse una epidemia de urgente atención; pues a los escenarios habituales de drogadicción, maltrato infantil, abuso sexual; violencia política y social, inseguridad ciudadana, corrupción visceral, falta de expectativas y un largo etcétera, no podemos olvidar que seguimos siendo un país donde existe un gran porcentaje con lesiones cerebrales por efectos del trauma del nacimiento, entre otras razones, por falta de atención médica. No olvidemos tampoco que, más allá del factor económico, por nuestra rica y compleja diversidad cultural es difícil definir a la "familia peruana", y consiguientemente a los roles parentales, tan vital para el desarrollo psíquico infantil.
Todo esto nos permite caer en la cuenta que, también, somos una sociedad con el alma enferma. Sin desconocer las causales arriba mencionadas, conviene reconocer que históricamente somos un país depresivo. Como lo ha demostrado Max Hernández, no resolvemos el trauma de la violación producida por el proceso de conquista, y si no queremos irnos tan lejos, sólo vasta escuchar con atención a Pinglo y "Tongo", indiscutibles íconos populares, para darnos cuenta lo castradora, trágica y pesimista que es mayormente la cultura peruana.
Salud mental y desarrollo
Conociendo este escenario, es más fácil explicarnos el éxito mediático de la Dra. Gonzáles. Está pendiente la medición del valor terapéutico de su programa y del gigantesco rol de actividades de su Centro de Promoción por la Vida, Ceprovi, pero lo importante es que está repitiendo una practica ya experimentada, pero, lamentablemente poco repetida, en nuestro país: hacer que Freud descienda a los sectores populares, incluir el psicoanálisis en la canasta básica familiar[12]motivando así que la gente descubra que hay un mundo inconsciente poderoso para nuestro desarrollo individual y social.
Y es que justamente de eso se trata, presentar este tema y buscar su atención y vías de solución no implica solamente hacerlo desde el campo de la salud. Eso es importante pero no lo es todo, pues hoy muy pocos dudan que hablar de estrategias de desarrollo social se trate sólo de plantear políticas en términos de costo-beneficio. La gente poco o nada las entiende, sí lo hace y las evalúa con una fuerte carga emocional, con un componente subjetivo y por ende cultural que, afortunadamente el algunos países de la región, el nuevo concepto de Desarrollo Humano ha sabido captar e interpretar correctamente[13]es decir, no funciona la modernización, no se construye capital social, sino está en relación con la emotividad de la gente.
"Lo fundamental que el ser humano no sufra."
(Entrevista con Carmen Gonzáles)
CPN, Radio Nacional y ahora KBuena, ha ido afinando la técnica psicoanálitica de Carmen Gonzáles a quien ubicamos, sorprendentemente, con facilidad. Hay gente que me sigue los 9 años que estoy en la radio, nos dice mientras se acomoda en una silla relajante. Mi programa, que no es para resolver asuntos amorosos, está inspirado en uno que se transmitía en Londres donde complementé mi formación que inicié con mi maestro Saúl Peña. Mi técnica se basa en recibir al paciente con mucha ternura, me cuenta su problema y percibo sus emociones. Entonces, por asociación libre flotante, voy sobre su historia confirmando que las emociones de hoy son los conflictos no resueltos de ayer y, como un espejo, le reafirmo con fuerza que la responsabilidad es de ella usando muchas metáforas.
Le recuerdo que Freud creía que el psicoanálisis es básicamente una herramienta de investigación y no de cura, y que, sumado a los primeros años de la infancia, la personalidad se asienta en una herencia constitutiva, memoria filogenética y experiencia natal. Rápidamente, Gonzáles responde que efectivamente los rasgos de nuestra sociedad se enraíza en los varios Pizarros que ha tenido el Perú, pero que eso ya pasó, ahora hay que mirar adelante, y confía plenamente cuando muchas mujeres en el mercado se acercan diciéndole que ya no maltratan a sus hijos. Eso ya es una maravilla. Cuando a la vez me dicen "Dra. mi hijo ha hecho transferencia" o me piden autorización para vender o alquilar el cassete Edipo I y II, siento que están mejorando.
Rauda, Gonzáles atiende una llamada anunciándole que va a empezar un taller para mujeres violadas. Espérame un ratito, sólo les voy a dar la bienvenida, me dice. Al regresar le pregunto si tiene aspiraciones políticas puesto que varias veces lanza duras críticas a los congresistas defendiendo a Toledo. Tengo muchas cosas por hacer, no me veo en el parlamento perdiendo mi tiempo. En cuanto a Toledo lo que quiero que la gente entienda es que él es un político ingenuo y no un farsante perfecto como otros. Prefiero a una persona aún inmadura que a un hombre que dice mentiras disfrazadas de verdad.
Preguntamos si no se siente mal de haber amadrinado un programa esotérico que viene dos horas después del suyo y que contrario a su prédica de autonomía, asertividad y cambio personal, proclama la fe en hechicerías y destinos inmutables. Se acomoda, respira hondo y responde, creo en el psicoanálisis, pero también creo en la necesidad que la gente se alivie; y así como creo en la psiquiatría para aliviar el dolor a través de fármacos, creo que hay gente que se alivia también con las llamadas brujas o curanderas. Lo fundamental es que el ser humano no sufra.
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