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La ley en los Evangelios

Enviado por gedeonweb-master


    1. Capítulo 1: La Nación judía y la ley
    2. Capítulo 2: Jesús y la ley

     

    Capitulo 1: La nación judía y la ley.

    Después del regreso de su cautiverio, la nación judía se había prometido a sí misma, no volver a caer en el mismo pecado que la habría llevado al duro cautiverio por parte de los babilonios, es a saber por la idolatría. Se prometieron regresar a la ley de Dios y no volver a caer en este pecado. En si se propusieron una estricta observancia de la santa ley de Dios.

    Pero el enemigo de las almas, Satanás, sabía muy bien que no podía hacer caer en idolatría directa al pueblo de Dios nuevamente, así que utilizó una nueva estrategia para alejarlos de su creador. Ahora del frío formalismo los enviaba hacia el fanatismo. Hizo crecer entre los dirigentes un celo religioso que comenzó a crear en cada judío una carga casi que imposible de llevar. White (1955) menciona: "Los dirigentes Judíos cumplían la voluntad de Satanás rodeando de requisitos pesados el día de reposo de Dios." Ahora solo se podía obtener una cercanía a Dios cuando se practicaban al pie de la letra los requerimientos de la ley.

    La Hna. White (1955) declaró:

    "Los rabinos consideraban su justicia como pasaporte para el cielo; pero Jesús declaró que era insuficiente e indigna. Las ceremonias externas y un conocimiento teórico de la verdad constituían la justicia farisaica. Los rabinos aseveraban ser santos por sus propios esfuerzos en guardar la ley; pero sus obras habían divorciado la justicia de la religión. Mientras eran escrupulosos en las observancias rituales, sus vidas eran inmorales y degradadas. Su llamada así justicia no podría nunca entrar en el reino de los cielos."

    Se creía que con el solo hecho de obedecer las tradiciones se podía obtener la vida eterna. Ello se ve en el hecho de que se consideraban el único pueblo merecedor de las

    bendiciones de Dios y por lo tanto menospreciaban a los gentiles, los cueles eran despreciados por el hecho de pertenecer a otras naciones extranjeras.

    Para el judío, un gentil no tenía acceso al cielo ni a Dios, y debido a lo ocurrido en el pasado por relacionarse con ellos, era una contaminación para ellos tratar con un extranjero. Nuevamente White (1955) nos da luz al respecto:

    "los judíos se distinguían de todas las demás naciones porque profesaban obedecer a Dios. Habían sido favorecidos especialmente por él, y aseveraban tener más justicia que los demás pueblos. Pero estaban corrompidos por el amor del mundo y la codicia de las ganancias. Se jactaban de su conocimiento, pero ignoraban los requerimientos de Dios y estaban llenos de hipocresía."

    El Dr. Badenas (1998) lo menciona en las siguientes palabras:

    "Cabe recordar que la observancia de la ley se consideraba en determinados sectores influyentes, un medio para ganar la salvación. La religión de la gracia se había convertido para muchos en la religión de la exigencia. La formula rabínica "Dios santifica mediante los preceptos", comprendida de un modo legalista, hacia depender la santidad de las obras humanas."

    En tales circunstancias nació el salvador del mundo. Por doquier solo se veían apariencias de piedad pero detrás de ese velo había grande corrupción. Los fariseos se consideraban a sí mismos como los más justos y obedientes a la ley. La misma Hermana White (1955) lo confirma: "Los fariseos se jactaban de su obediencia a la ley; pero conocían tan poco de sus principios que para ellos las palabras del salvador eran como una herejía."

    El pueblo de Dios se había hecho el más exclusivista y el más fanático de todo el mundo. En si el estado al que había llegado los fariseos era un legalismo [fanático]. ¿Qué significa el término legalismo? La definición del diccionario nos dice que es "un respeto exagerado por la letra de las leyes."

    Ashley (1997) hace un gran aporte diciendo:

    "Obedecer correctamente las leyes de Dios no es legalismo. Ser legalista en el sentido religioso es aplicar las leyes de Dios de una manera que Dios nunca pretendió. Los fariseos socavaban la ley. Los fariseos, una rama excesivamente estricta del judaísmo cuyas interpretaciones predominaban en el pensamiento popular en el tiempo de Cristo, fueron legalistas. Ellos añadieron muchísimas reglas de su invención a los preceptos de Dios, lo que hacía que éstos fueran tergiversados e interpretados incorrectamente.".

    Los escribas y fariseos pasaban toda su vida meditando en la ley y tratando de vivir de acuerdo a sus demandas. Intentaban ser lo más posible consagrados a su religión. Como lo cita el Dr. Knight (1997) habían descubierto mas de 613 mandamientos en la torá de los cuales 365 eran negativos y 248 eran positivos. Habían desarrollado un conjunto de reglas y prohibiciones y de tradiciones (orales) muy estricto. ¡Es mas de solo el mandamiento del sábado habían creado mas de 1521 reglas!.

    Los fariseos en vez de interpretar la ley a la luz de las escrituras, le añadían mas cargas basados en las tradiciones y esto hacia que perdiera su validez. Cristo lo expresó de las siguientes palabras: "Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición". Además de esto hacían que el resto del pueblo no guardase realmente la ley de Dios, pues veían ese ideal farisaico como algo imposible de lograr. Juan nos relata las palabras de Jesús así: "¿no os dio Moisés la ley? Y ninguno de vosotros la cumple".

    Estos escribas y fariseos, a fin de hacer más asequible la obediencia, jugaban con las demandas de la ley. De este modo, como lo señala Jhon Stott, "restringían los mandamientos y extendían las licencias de la ley". es decir que sobrecargaban un mandamiento de la ley de Dios, como por ejemplo el del sábado, sacando de él innumerables reglas casi que imposibles de cumplir y a la vez permitían que se violaran algunas leyes de Dios con fines y beneficios propios. Un ejemplo de ello es el caso de que se permitía que un hijo le negase ayuda a sus padres con solo pronunciar la palabra "corbán" que indicaba que sus posesiones quedaban al servicio del templo una vez que muriese. Lógicamente no hay nada de malo en dedicar bienes al servicio de Dios, pero lo hacían con fines egoístas de mantener en su poder sus posesiones mientras tuvieran vida sin que tuvieran que darle algo a sus padres.

    Otro caso es el hecho de que ahora era más accesible el divorcio, pues por cualquier motivo se permitía que el hombre pudiese pedir carta de divorcio, siendo que la ley solo lo permitía en caso de adulterio.

    Es por ello que nuestro salvador tuvo que reprender con dureza el pecado del pueblo. Ashley (1997) menciona que:

    "Jesucristo reprendió duramente a los dirigentes religiosos de su época, porque ellos tergiversaban los mandamientos de Dios y los sustituían por sus erróneas interpretaciones humanas (Mt. 15:9, Mr. 7:7). Les dijo que tal adoración es una adoración vana. Cristo dirigió sus palabras más duras a aquellos que decían adorar a Dios pero se negaban a aceptar sus leyes y no aceptaban su voluntad; les advirtió que tal adoración era vacía, que no tenía mérito alguno y que era completamente inaceptable para Dios y para él".

    Claramente podemos observar lo que Dios, y en especial Jesús pensaba acerca de la religión farisaica donde tenía más valor la tradición que las mismas escrituras. Su error fue intentar "guardar" la ley en lugar de "andar" en ella, y así fomentaron el paso del nomismo al legalismo.

    Un claro ejemplo del pensamiento judío de aquel entonces no lo da el Dr. Badenas. (1998) mencionando que la observancia de la Torá judía adquiría un matiz cada vez más jurídica. Él dice:

    "la teología farisaica daría a entender que la salvación depende de un supuesto auditor [o contador] divino encargado del registro personal de cada ser humano que suma en el HABER las acciones correctas según la ley y en el DEBE las transgresiones, contabilizando sacrificios y obras de misericordia para compensar y expiar o para proporcionar recompensas adicionales."

    Él mismo continua diciendo: "… aparece la noción de mérito, basada en el principio de que Dios, como es justo, debe necesariamente gratificar todas las acciones buenas y castigar las malas… La Torá ha sido dada a Israel es para ayudarle a ganar meritos.

    Aparentemente estos conceptos de salvación por medio de obras eran únicamente del pueblo judío, pero no era así. Las naciones paganas que les rodeaban igualmente tenían el concepto de que únicamente podían alcanzar el favor de sus dioses cuando ellos hacían algo por ellos. Un ejemplo de ello es el hecho de que ofrendaban aún a sus familias. Por ejemplo pasaban a sus hijos por el fuego, ofrecían a sus hijas vírgenes para sus rituales paganos, en fin. Aún hoy en día podemos observar como algunas denominaciones continúan en este legalismo de la nación judía y que tienen el concepto de salvación por obras. Estas iglesias enseñan que deben cumplir unos requisitos para poder alcanzar la salvación, siendo que la única manera de alcanzarla es aceptando a Jesús en nuestros corazones.

    Capitulo dos: Jesús y la ley

    Nuestro Salvador, Cristo Jesús, tuvo que llevar a cabo su ministerio de reconciliación en este ambiente hostil. Allí había nacido y crecido, y su vida era una dura reprensión para los dirigentes judíos. Cabe notar que durante su vida terrenal, Cristo fue un ejemplo de perfecta obediencia a los requerimientos de Dios. Badenas (1998) dice:

    "Los evangelios dejan bien en claro que, desde su infancia, Jesús observa cuidadosamente las leyes de su pueblo (Luc 2:22-29). Lleva los vestidos reglamentarios (Mat. 9:20; 14:16), asiste con fidelidad a los servicios de la sinagoga cada sábado (Luc. 4:16) y se refiere a la ley como la expresión de la voluntad de Dios, tanto para si mismo como para los demás: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos" (Mat. 19:17). "si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi padre y permanezco en su amor" (Jn 15:10)"

    Aquí se puede observar claramente el ejemplo de Cristo para cada adorador en cuanto a la ley. En ningún momento de su vida tuvo la intención de pisotear la ley o de manifestar su inutilidad. Por el contrario corroboró y afirmó todo lo que los autores del antiguo testamento habían escrito. Es más vale decir que el capitulo más largo de la Biblia (Salmos 119) está dedicado a exaltar la ley de Dios, y mostrar su utilidad en la vida de cada hombre (Vrs. 9, 11, 18, 56, 105, 174…).

    Es una prolongada alabanza a la Palabra de Dios y sus leyes. En él leemos: Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Tu salvación he esperado, oh Eterno, y tus mandamientos he puesto por obra. Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera (Salmos 119:165-167). Esa fue la obra del salvador cuando vino a la tierra: exaltar los preceptos de Dios.

    Satanás había acusado a Dios ante el concilio celestial de que era imposible obedecer cabalmente sus leyes y requerimientos. Había sembrado duda en los corazones de los seres de otros mundos y hasta llegó a convencer a la tercera parte de los ángeles de que esto era imposible haciendo que se sublevaran con él. Todos los seres de otros mundos estaban a la expectativa de que sería lo que ocurriría en este mundo. Pero ahora el hijo de Dios en persona estaba en la tierra demostrando que era posible guardar la ley de Dios. Jesús había venido a "magnificar la ley y engrandecerla".

    Tal fue el pensamiento de Cristo cuando vino a esta tierra. Pero aún así tuvo de derrumbar algunos de esos muros de tradiciones que los dirigentes habían puesto. White (1955) declara que Jesús:

    "A causa de su gran reverencia por la ley y los profetas procuraba abrir una brecha en la muralla de los requerimientos tradicionales que rodeaban a los judíos. Mientras trataba de poner a un lado sus falsas interpretaciones de la ley, puso a sus discípulos en guardia contra la renuncia a las verdades vitales confiadas a los hebreos."

    Cristo había tenido que dar claras lecciones a sus discípulos acerca de la ley. Con relación al sábado había ido en contra de la corriente legalista de su tiempo, lo cual sorprendía a sus discípulos. Por ejemplo en los milagros que Cristo realizaba, generalmente era sábado. Y él tenía un propósito de que fuera así. Por ejemplo en la curación del paralítico en el estanque de Betesda (Juan 5: 1-16), que fue realizada en el día sábado, Jesús había suscitado polémica con su acto de sanación. Paulien (1997) nos da luz con respecto a eso, dice:

    "la curación fue intencionalmente realizada en sábado (Vrs. 10) lo cual no causa sorpresa a los que están familiarizados con Mateo, Marcos y con Lucas. Parecería que cada vez que Jesús toma la iniciativa de sanar a alguien, la curación tiene lugar durante el sábado. (9:1-7,14; Mt. 12:9-14; Mrc. 1:21-28; 3:1-6; Luc. 6:6-11; 13:10-17; 14:1-6). Jesús se ponía a disposición de cada oportunidad para hacer el bien, especialmente el sábado."

    Como se había mencionado anteriormente la ley (entre ella el sábado) había sido sobre cargada con exigencias y tradiciones legalistas que eran imposibles de obedecer. Con respecto al sábado, la Hna. White (1955) dice: "Ninguna otra institución confiada a los judíos propendía tan plenamente como el sábado a distinguirlos de las naciones que les rodeaban". Esta es la señal que siempre a distinguido al pueblo de Dios de todas las edades. Pero El pueblo de Israel había corrompido esa señal. Es por eso que Cristo "había venido para librar el sábado de estos requerimientos gravosos que hacían de él una maldición en vez de una bendición."

    Nuevamente Badenas (1998) aporta: "Jesús se considera todavía señor del sábado (Marcos 2:27-28). Nada permite deducir que Jesús respetase el sábado porque era judío. Lo hizo, sin duda, por la misma razón por la que respetó los demás mandamientos: porque estaba convencido de su utilidad."

    Pero en su ceguera espiritual, los judíos, no entendían las lecciones de Cristo. No se daban cuenta de la trascendencia de cada uno e los actos de él y ahora se le acusaba de violar la ley de Dios. Aquel quien le había dado a Moisés su voluntad y los principios eternos expresados en ordenanzas era acusado de violar esos principios.

    "Mientras Él [Jesús] barría las inmundicias bajo las cuales la verdad había estado enterrada, los circunstantes pensaban que barría la verdad misma". Es por eso que "Jesús… no quería dejar que sus oyentes sacasen la conclusión de que había venido para poner de lado sus requerimientos."

    Fue allí, en el sermón del monte cuando pronunciaría aquellas palabras que les recordarían a todos la perpetuidad de la ley de Dios: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir.".

    Analicemos ahora este versículo: La palabra griega utilizada para Abrogar es kataluo  que significa desatar, deshacer, desarmar como se desarma una tienda. Significa dejar sin validez, anular, abolir.

    La palabra ley viene del griego nomos  que es equivalente al hebreo torá. Lo que implica que Cristo no había venido a dejar sin validez la ley que él mismo le había dado al pueblo de Israel por medio de Moisés. En lugar e eso vino a "cumplir". El Comentario Bíblico Adventista de Mateo 5:17 menciona: "No había venido a abrogar ninguna parte de las escrituras que él mismo había dado. (1 Ped. 1:11) y que testificaban de él (Jn. 5:39)."

    Michael Morrison, un escritor de una iglesia que no comparte nuestra creencia en cuanto a la ley acepta esto declarando: "Al exponer este argumento [Mt. :5:17], Jesús menciona que "la Escritura no puede ser anulada". No estaba tratando de probar esta idea. Al contrario, fue un punto en el cual estaba de acuerdo con los fariseos, y todo lo que tenía que hacer era mencionarlo. Las palabras humanas pueden ser anuladas. Pueden fallar, pero no la Escritura. Sus palabras son fidedignas, porque son inspiradas por Dios. Las Escrituras son la norma para la verdad, el registro exacto de la revelación de Dios, y la autoridad final para toda materia de doctrina, fe y práctica.

    Algunas personas en la actualidad interpretando este texto a "su" manera, dicen que lo que Cristo quiso decir es que el vino a "cumplir" la ley "por" nosotros. Es decir que él cumplió la ley y los requerimientos de Dios en nuestro lugar y que desde entonces no debemos cumplir la ley pues quedó "clavada en la cruz".

    Pero que fue lo que Cristo quiso decir realmente?. Volvamos al griego. La palabra cumplir equivale a la palabra griega plerosai  que significa cumplir, perfeccionar, realizar, completar, hacerlo completo, llenar. Es decir lo que hizo Cristo fue terminar lo que el hombre no pudo hacer: "Completar los requerimientos de la ley".

    Este es el mismo verbo que se utiliza en Mateo 23:32 para "colmar una medida". "cumplir supone, pues, que esta no había alcanzado su desarrollo definitivo, que era un esbozo o un proyecto a ser completado"

    El Dr. Badenas (1998) lo explica de la siguiente manera: "Según esta declaración inapelable [Mat. 5:17] Jesús comparte la fe de su pueblo en la inmutabilidad de la ley… Jesús manifiesta su intención de llevar la ley a su plenitud de la misma manera que se llena una medida."

    Voy a explicarlo mejor. El antiguo pacto había sido dado en tablas de piedra. Era basado en promesas que el hombre le hacia a Dios sobre su obediencia. Pero el hombre falló, no la ley, en cumplir su parte del pacto, es por eso que Cristo completa o "llena la medida" de esos requerimientos, así que en el "Mejor pacto" lo que cambia no es la ley sino que ahora es Dios, quien nunca falla, el que hace las promesas al hombre: De salvación.

    El Comentario Bíblico Adventista nos dice que al cumplir la ley, Cristo tan solo le dio un sentido más amplio, dando a los hombres un ejemplo de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, a fin de que la misma ley "se cumpliese" (plerosai) en nosotros.

    Knight (1998) nos dice que la palabra cumplir debe ser entendida por lo menos en tres formas: (1) Jesús cumplió u obedeció los requerimientos del Antiguo Testamento mediante su vida obediente. (2) Destacó el significado pleno de las escrituras mediante sus enseñanzas, y (3) Cumplió los elementos predictivos del antiguo testamento, los que fueron incluidos tanto en la profecía como en el servicio de sacrificios". Esto quiere decir que cuando Cristo declaró que venia a cumplir la ley y los profetas, no solo se refería a la ley sino que sabía que debía cumplir igualmente lo que se había profetizado de él como el siervo sufriente.

    En una afirmación Coulter declara: "Como el legislador espiritual Jesucristo cumplió la ley de Dios trayéndola a su completa expresión, revelando su completo significado espiritual y la intención. Él "llenó (cumplió) la ley en su totalidad" enseñando obediencia en el espíritu de la ley". Con esto, queda más que entendido el propósito de Cristo cuando hizo esa declaración.

    Coulter continúa diciendo:

    "Cumplir la ley de Dios amplificando su significado y la aplicación, es exactamente lo contrario a abolir la ley. Si Jesús hubiera venido a abolir las leyes de Dios, él no las habría magnificado ni habría expandido su significado, haciéndolas aún más vinculantes. Si las leyes de Dios no fueran vinculantes no podría haber pecado porque "pecado es la transgresión de la ley" (1 Jn. 3:4). Y si no hubiera pecadores, no habría la necesidad de un salvador."

    La revelación (1955) declara que si la ley de Dios hubiese podido cambiarse o abrogarse, Cristo no habría necesitado sufrir las consecuencias de nuestra transgresión. Él vino para explicar la relación de la ley con el hombre. "el pecado es infracción de la ley"… "la paga del pecado es la muerte…"

    White (1955) agrega:

    "la ley es una expresión del pensamiento de Dios: Cuando se recibe en Cristo, llega a ser nuestro pensamiento. Nos eleva por encima del poder de nuestros deseos y tendencias naturales, por encima de las tentaciones que nos inducen a pecar… La ley fue dada para convencerlos [hombres] de pecado, y revelar su necesidad de un salvador. Haría esto al ser aplicados sus principios al corazón por el Espíritu Santo."

    Ahora aquí aparece un nuevo elemento. Como sabemos, en el antiguo pacto Dios había escrito su ley en tablas de piedra con su dedo (el Espíritu Santo). Ahora en el nuevo pacto grabaría esa misma ley, ya no en tablas de piedra, sino en los corazones humanos mediante este mismo agente "El Espíritu Santo". Wiersbe dice: "Aun cuando en el sermón del monte no se menciona al Espíritu Santo, es claro que sin su ayuda no podemos practicar lo que Jesús nos enseña aquí (Rom. 8:1-13)".

    Continuando con el relato de las palabras de Cristo, Mateo declara: "Porque de cierto os digo que hasta que no pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido."

    Con estas palabras Cristo confirma lo que dijo en el versículo anterior. Declara nuevamente la inmutabilidad de su ley y afirma que "la palabra del Dios nuestro permanece para siempre."

    "Hasta que pasen el cielo y la tierra ni una jota ni una tilde pasará de la ley…" fueron las palabras de Cristo. Cuando pronuncia la jota, Cristo les menciona algo muy conocido por ellos. Era parte de su alfabeto. Equivale a la palabra Griega Iota la cual era la novena letra del alfabeto griego equivalente al Yod del hebreo. Esta era la consonante más pequeña del alfabeto hebreo. Quiere decir que Cristo al mencionar que no seria quitada ni una jota (iota y yod) quiso decir que ni siquiera la letra más pequeña del alfabeto seria quitada de allí. Igualmente ocurre con la tilde, pues se cree que se refiere a una pequeña curvatura en la mayoría de las letras. Entonces se puede concluir que Cristo afirmó nuevamente la eternidad de sus preceptos.

    El Dr. Knight (1997) nos hace un comentario muy acertado sobre estos textos:

    "Mientras que los Versículos 17 y 18 hablan de la relación de Jesús con la ley, los versículos 19 y 20 tratan el asunto del cristiano y la ley. Jesús es inflexible en su posición de que los cristianos no sólo han de ser personalmente fieles a los mandatos de Dios, sino que han de enseñar a otros a obrar de la misma manera.

    Cristo durante su sermón del monte afirmó la validez de la ley y en cada una de sus enseñanzas quiso ampliarla a ámbitos más profundos de lo que ellos sabían. White (1955) nos enseña que:

    "Jesús consideró los mandamientos por separado, y explicó la profundidad y la anchura de sus requerimientos. En vez de quitarles una jota de su fuerza, demostró cuan abarcantes son sus principios y desenmascaró el error fatal de los judíos en su demostración exterior de obediencia".

    Es así como podemos observar que Cristo en vez de caducar la ley, lo que hizo fue darle un significado más amplio. El ejemplo más claro de ello lo podemos observar en aquella ocasión donde algunos de los contemporáneos de Jesús quisieron probarlo acerca de lo que él pensaba de la ley.

    Estos hombres le preguntaron a Jesús, sobre cual era a su parecer, el más importante de los mandamientos. La nación judía tenia muchísimos reglamentos y leyes y consideraban que unos eran más importantes que otros, así que esperaban que Cristo les mencionara alguno de los mandamientos que para ellos fuera más importante. Esperaban escuchar por lo menos uno de los diez mandamientos de la ley de Dios. Pero lo más sorprendente de todo fue la respuesta de Cristo. Sus palabras fueron: "Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo".44 Con estas palabras Jesús nos dejó grandes enseñanzas.

    Este texto lo podemos dividir en 2 secciones: (1) "Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Y (2) "a tu prójimo como a ti mismo". La primera sección de esa afirmación, que es con respecto a Dios, se encuentra en Deuteronomio 6:4 y era parte de la shema (Confesión de fe judía). Se utilizaba en la apertura de cada servicio. La segunda sección, tocante al prójimo, Cristo la tomó de Levítico 19:18. Estos eran los dos grandes mandamientos para la raza humana. Era un resumen de toda la ley de Dios en tan solo dos puntos: El amor hacia Dios en el primer lugar de nuestras vidas (resumen de los primeros cuatro Mandamientos) y el amor hacia aquellos que nos rodean (seis mandamientos restantes).

    Es así como podemos ver la trascendencia de los requerimientos divinos. Debemos primeramente amar a Dios y obedecerle como producto de ese amor, y en consecuencia el resultado de esa relación será el amor hacia aquellos que nos rodean, incluyendo el amor hacia nuestros enemigos como lo expresó el salvador durante el sermón del monte.

    Los preceptos de Dios no son más sino la voluntad de Dios para el hombre. Es el mismo carácter de Dios, los santos principios eternos de los cuales Dios quiere revestir a la humanidad. Por lo tanto nunca dejaran de ser. White (1955) dijo:

    "Hasta que perezca el cielo y la tierra- dijo Jesús- , ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas. ‘‘ El sol que brilla en los cielos, la sólida tierra sobre la cual moramos, testifican para Dios que su ley es inmutable y eterna. Aunque ellos pasen, los preceptos divinos permanecerán"

    Lamentablemente Satanás en su intento por que el hombre se aleje de Dios a utilizado medios humanos para engañar a las personas que de corazón sincero buscan a Dios. Por medio de algunos hombres enseña falsas doctrinas haciendo creer la caducidad de la ley y con teorías como "una vez salvo siempre salvo" dando a entender que no importa la ley de Dios en la salvación. Como cristianos sabemos que la ley no salva, pues "En ningún otro hay salvación, porque no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." y ese Nombre es el de Cristo Jesús.

    Pero también sabemos que la obediencia a la ley divina es el resultado de nuestra relación con Cristo. La Hermana White (1955) hizo una declaración contundente sobre el tema:

    "Algunos han pensado que estará allí el que quebranta los mandamientos de Dios, pero que ocupará el ultimo lugar. Esto es un error. Los pecadores nunca entrarán en las moradas de la bienaventuranza. El que quebranta los mandamientos, y todos los que se unen con él para enseñar que no hay diferencia entre violar la ley divina u observarla, serán calificados por el universo del cielo como ínfimos entre los seres humanos, pues no solo ellos mismos han sido desleales, sino que han enseñado a otros a quebrantar la ley de Dios. Cristo pronuncia una sentencia sobre los que pretenden tener un conocimiento de la ley pero que -por precepto y ejemplo- conducen a las almas a la confusión y a las tinieblas."

    Es nuestro deber enseñar a cada alma que se encuentra engañada por las mentiras de Satanás, las verdades que Dios nos ha revelado, la veracidad de la ley de Dios, la certeza de que Dios nos juzgara según nuestros actos, y por sobre todo que hay un Dios de amor que quiere reunirse con nosotros en las mansiones celestiales pero que para ello primero debemos aceptar a Cristo como el salvador de nuestras vidas, reconocerlo como el único que puede cambiar nuestra existencia pues fue el quien venció el pecado demostrando que es posible vivir una vida santa y sin mancha, y que es él quien nos da la promesa de revestirnos con su justicia y su carácter, haciendo en nosotros la transformación que producirá frutos para gloria de Dios.

    Conclusiones

    Es claro el énfasis que ponen los evangelios en la ley de Jehová, y el cómo nos muestran el ejemplo de Cristo y su testimonio acerca de su importancia en nuestras vidas.

    Debemos comprender que aunque la ley no salva, si influye mucho en nuestra salvación, y sabemos que en el día final cada uno de nosotros será juzgado por sus obras, dará cuenta a Dios por todo cuanto hizo o dejó de hacer.

    Cada uno de nosotros, individualmente, tiene que decidir si ha de obedecer al Dios vivo, quien nos dio los Diez Mandamientos o si seguiremos una ruta que nos lleve a la perdición. Si queremos someter nuestra conducta y nuestros pensamientos a estos preceptos divinos, o bien podemos hacer caso omiso de ellos y elegir otro camino. Cuando tomemos nuestra decisión, recordemos las palabras de Jesucristo en Mateo 19:17: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". Dios nos exhorta para que pensemos en nuestra decisión detenidamente: "Mira, hoy pongo ante ti hoy la vida y la felicidad, la muerte y la desgracia; porque hoy te mando que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus normas y preceptos… os he puesto [delante] la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida, para que vivas tú y tus descendientes".

     

    Presentado por:

    Andrés David Bello Sierra

    Estudiante de Teología

    Medellín, Colombia

    Corporación Universitaria Adventista

    Facultad de Educación

    Escuela de Teología