La "Quinta Disciplina" en el Contexto del Proyecto Social de la Modernidad
Enviado por Jorge Dávila
- Introducción: sistemas humanos autodiseñados
- La "Quinta disciplina": diseño de "organizaciones inteligentes"
- El proyecto social de la modernidad
- El carácter no-moderno del proyecto social de la "Quinta disciplina"
- Referencias
El propósito del presente artículo es doble. En primer lugar se pretende destacar un aspecto de la "Quinta Disciplina" que suele pasar desapercibido.
Se trata de que en ese discurso podemos encontrar elementos que indican la presencia de un proyecto social a gran escala que trasciende lo que, tradicionalmente, era considerado el ámbito de lo organizacional. En segundo lugar, se pretende mostrar que este proyecto social se aleja drásticamente del proyecto social propio de la modernidad (representado aquí por el discurso filosófico de la Ilustración).
El artículo se inicia con una indagación en la "esencia" del cambio promovido por la "Quinta Disciplina". Esta "esencia" es identificada con un cierto modo de pensar la plenitud del ser humano que dibuja una relación inédita, absolutamente armónica, entre el individuo y la organización. Se muestra cómo este cambio implica un nuevo modo de organización de la sociedad en su conjunto. Finalmente, se muestra cómo este cambio, en sus distintos niveles, y a pesar de hacer uso de nociones modernas como sus vehículos, rompe por completo con el proyecto de la Ilustración.
PALABRAS CLAVES: Quinta Disciplina, organización inteligente, pensamiento sistémico, libertad, Modernidad.
1. INTRODUCCIÓN: SISTEMAS HUMANOS AUTODISEÑADOS.
En las últimas décadas, en el campo de las Ciencias de Gerencia y Administración, han aparecido distintas publicaciones que pretenden una humanización de las formas modernas de organización del trabajo. Entre ellas podemos citar, por ejemplo: Calidad Total (Deming, 1993), Reingeniería (Hammer y Champy, 1993), Justo a Tiempo (Majima, 1994), etc. Esta humanización pretende dibujarse en contra de las maneras inhumanas de funcionamiento de las organizaciones productivas —maneras provenientes de la tradición del "salvaje" capitalismo decimonónico— en particular, contra la alienante "mecanización" de las tareas y la subsiguiente "robotización" del trabajador. El trabajador —argumentan los nuevos humanistas— no era tratado antes como una persona: su dignidad era vejada, sus aspiraciones personales no eran tomadas en cuenta, a sus disposiciones intelectuales naturales no les era dado desarrollarse a plenitud. Como vemos, este coincide, en general, con el análisis marxista: el trabajador tradicionalmente era tratado como un simple objeto, lo cual le impedía autorrealizarse como ser humano mediante su trabajo.
Los nuevos humanistas argumentan, también, que tal estado de cosas, heredado de épocas pasadas, trae actualmente otro tipo de repercusiones negativas. Por un lado, la cosificación del trabajador es fuente potencial de conflictos en la sociedad moderna; conflictos que perturban el sistema económico e impiden un armonioso y sostenido aumento del nivel de bienestar de toda la población. Por el otro, los procesos productivos organizacionales, en general, no logran alcanzar el grado de eficiencia óptimo —que pudiera lograrse en caso de que todos los interesados participasen, activamente, con su espíritu creativo e innovador, en el mejoramiento de la eficiencia, efectividad y calidad de la producción.
La solución a estos problemas parece ser, entonces, muy sencilla: hace falta un cambio radical, una gran revolución en las formas en las que han venido funcionando las organizaciones tradicionales. Frente a la autoritaria y burocrática organización jerárquica de férreo control centralizado, hay que proponer una organización democrática que abra un espacio de libertad y autorrealización para cada uno de sus miembros, que permita una participación creativa en la definición de fines comunes y en el continuo mejoramiento de la eficiencia en el logro de esos fines. Una organización que, a fin de cuentas, se abra a la participación de todos sus miembros en la toma de decisiones concernientes a la organización. Un tipo de organización como ese permitiría solucionar los tres grandes problemas — mencionados anteriormente— que plantea el funcionamiento de las organizaciones tradicionales y permitiría, finalmente, alcanzar un alto nivel de bienestar social y de felicidad. La gran idea de estas nuevas y revolucionarias organizaciones podríamos resumirla, entonces, en la expresión "Sistemas Humanos Autodiseñados".
La pregunta que quisiera abordar en este artículo es si pudiera pensarse este fenómeno del nuevo humanismo como un renacimiento del proyecto social de la era moderna —al que le son tan caros los ideales de libertad, justicia y democracia. Intentaré, pues, penetrar en la esencia del cambio organizacional que propone uno de los más recientes discursos del nuevo humanismo, para proceder, luego, a comparar su planteamiento con el que le es propio al proyecto de la Ilustración. Nótese que tal modo de enfocar esta corriente gerencial supone que todos estos discursos son más que simples "modas", como lo sugiere Jackson (1993). Se trata de investigar un posible papel social que pueden estar jugando estos discursos y que va más allá del propósito exclusivo de "afinar" el funcionamiento de las organizaciones.
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