El 18 de agosto del año 1959 vio la luz del día, en los EEUU, la novela Lolita que trajera consigo, ambas distinciones: Prestigio y bochorno para, su autor, Vladimir Nabokov (1899-1977). FEFL: En Lolita
Para leer más:
http://www.monografias.com/trabajos50/lolita/lolita "La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad" Friedrich Nietzsche
Cuando me encontraba envuelto en el entrenamiento exhaustivo y agotador del psicoanálisis freudiano – en el Instituto para el Psicoanálisis de Chicago - uno de mis favoritos maestros era el pertinaz Louis ("Lou") Shapiro.
Dr. Shapiro, era tan devoto al dogma establecido por Freud, que cada mañana, muy temprano, leía, como si fuera un libro sagrado, las palabras del Maestro. Tan relevante era, para él esta manera reverente de rendir culto a su "dios" impersonal (ya que, como la mayoría de los psicoanalistas, Shapiro profesaba el ateísmo agnóstico), que, cuando evocando una reminiscencia, contenida en su "Biblia", lo hacía refiriéndose a la página, la línea, el párrafo, y (aún), la inesperada mención de algo, de apariencia mundana o trivial: "es ahí donde se encuentra una manchita de café…"
Lou Shapiro era muy consciente de su herencia judaica, y como muchos judíos cultos, acostumbran, hacía mención frecuente de que en el Instituto se adoraban dos dioses: para nosotros – los gentiles (goyim) – Jesús de Nazarea, para el resto – la mayoría – Sigmund Freud y sus innumerables prosélitos de ascendencia judaica. "Ustedes deben de aprender el Hebreo (nos decía jocosamente), o por lo menos celebrar su Bar Mitz Vah".
Para mí, Lou Shapiro, será ungido en mis memorias como una de las personas más religiosas, más devotas y más honestas a quienes yo haya tenido la oportunidad, y la buena fortuna de haber conocido.
Lo cuento entre uno de mis mejores maestros, o rabí, como él lo tendría.
Esta experiencia sucedía en los años precarios de los sesentas del pasado siglo XX, aquel período que fuera testigo de la convulsión social que rasgara la fábrica del orden público estadounidense, drama éste en el cual figurasen, de modo prominente, los seguidores de Jane Fonda. Mujer ésta – quien en la opinión, de tantas personas quienes se sacrificasen por sus creencias – fuera oportunista, traicionando el ideal patrio por el beneficio y el logro personal.
Ella se creyó heroína por una causa muy justa…
Shapiro, también nos enseñó que aquéllas personas quienes a otras critican, colocándose en el lugar de ser jueces y árbitros de las acciones de los demás, generalmente, son culpables de los mismos pecados los cuales ellos condenan.
Él decía que esas personas poseían la actitud de querer ser "Holier than thou".
A esas personas les dedico este ensayo, usando el nombre ficticio de "Nana" para dar más impacto a la parte narrativa.
Nana entró nuestras vidas cuando, ni ella, ni nosotros estábamos preparados para iniciar una relación. Ella fue, en cierto modo, una imposición, resultado de las manipulaciones de un empleado nuestro, quien confundía nuestro interés en su bienestar personal, como una estupidez misionaria (yanqui) por parte nuestra.
Las negociaciones para inducirnos a que la hiciéramos nuestra empleada, fueron muy difíciles, terminando ella, a la larga, siendo la mejor pagada - y la menos ocupada – de todas las camareras en Casa de Campo.
Así son las cosas…
Nana
Cuando caminaba, Nana, se desplazaba de un modo laborioso, sinuoso, y deliberado, como si estuviese incapacitada (que no lo estaba) por algún trastorno de origen neuromuscular.
Era muy joven, madre de niñas pequeñas. Sus antepasados eran de las West Indies, de dónde habían emigrado a Samaná. Nana creía que hablaba el inglés.
Guerra en Vietnam
Cuando Nana nos conversaba, evitaba el contacto visual – como dicen que hacen quienes habitualmente mienten - y siempre estaba en la defensiva, como si tratando de justificar algo. Actitud ésta, que estuviese siempre presente, aunque no hubiese razón aparente para explicarla.
Cuando nos conocimos, dos cosas fueron muy notables, que era muy alta y delgada y que nos advirtió, que ella creía en su dios. Esta última virtud, en la forma de advertencia, se la iba a hacer a todos quienes que con ella se tratasen.
Nana, había adquirido ciertas ínfulas de rectitud y de superioridad que la hacían, sino especial, por lo menos, poder sentirse así. A menudo, yo recordaba cuando la observaba (¡de qué modo fascinante operan las memorias!) mis sesiones añoradas con mi venerado maestro, Lou Shapiro.
Nana, trabajó con (no, para) nosotros unos catorce meses, nuestros contactos personales siendo escasos. Pero, a pesar de ello, mucho aprendimos de sus sentimientos y de sus creencias religiosas.
Primero, fuimos indoctrinados a los sentimientos desdeñosos con los cuales ella consideraba a la Iglesia Católica y, especialmente, a la Curia Romana. Oírla hablar de esta última, era como escuchar a un predicador fundamentalista y fanático, porque tenía toda la razón, su dios así lo disponía. Ese dios, le autorizó a pedirme préstamos – a pesar de que yo le advirtiera de que, de acuerdo a Shakespeare – yo creía en la máxima de "never a lender or a borrower be". Pero, para, no modificar nuestras actitudes, el dinero simplemente se le regaló "para construir [su] casita" (que fue lo que nos informó).
El uso subrepticio de nuestros equipos electrónicos musicales (autorizado por dios, me imagino), fue descubierto accidentalmente, cuando olvidase uno de sus tapes en la máquina. Cuando la confrontase con ello, defensivamente lo justificó de este modo: "doctor, yo estaba escuchando mi música religiosa".
Nunca la confrontamos con otro uso desautorizado, como el de nuestra televisión para ver las novelas picarescas del día (¡um!).
Durante el tiempo, durante el cual disfrutara de la "botella", la sabática, o la sinecura, que le ofreciésemos, Nana aumentó 49 libras. Esto lo determinó mi esposa, cuando encontrara, descuidadamente, el brazo de la balanza (uso de la cual era otra libertad autorizada por el señor) en el peso que había, Nana pesado, el día en el cual se había pesado.
Su explicación: "es que bebo mucha agua" (agua bendita, debió de ser).
Nana, siempre fue una suma de contradicciones egregias, las cuales persistentemente podían justificarse con el acceso privado y único que ella tenía a su deidad. Fue, entonces su "dios", quien pudo haberle dado la inspiración (o la revelación) de tratar de elaborar – en colaboración con Miguel, el empleado quien la reclutara – una conspiración decepcionante para estafarnos. Así fue como todo terminase para ellos dos. Aun deben de preguntarse por qué (yo me imagino).
Como decía Lou Shapiro, "nunca crean en quienes proyectan la actitud de ser holier than thou "[yo] soy más santo que tú]". Y por ende no presten atención a quienes atacan lo malo, lo reprensible y lo impuro, haciéndolo desde un trono privilegiado, mientras siendo rodeados por posesiones mal habidas e inmerecidas, en el nombre del Señor (parece ser si de quienes aquí hablásemos fueran de los políticos que conocemos).
Para entender este último mensaje, use el lector su propia imaginación.
En el nombre de Alá
En resumen
Hemos aquí estudiado un personaje famoso de nuestras vidas. El mismo personaje que ejemplifica el poder divino que a sí mismo se ha asignado, hablando en nombre de un Dios peculiar que los ha señalado como seres escogidos y dignos de juzgar a los demás.
Conozcan los patrones del Estado Islámico ISIS.
Fin de la lección.
Bibliografía
Larocca, FEF: El Psicoanálisis: Vía Franca a Nuestro Universo Privado en monografias.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: Lolita en edu.red, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: Freud: Un Hombre para todas las Épocas en maxxmail.com, edu.red, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: El Juez Venal y el Narcisismo Patológico: Un Estudio en edu.red, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: La Neurociencia del Ego en psikis.cl, edu.red, academia.edu y researchgate.net
Adams, H.E., Wright, R.W. & Lohr, B.A. (1996). Is Homophobia Associated With Homosexual Arousal? Journal of Abnormal Psychology, 105, 3, pp. 440-445.
Freud, Sigmund. (1905d). Three essays on the theory of sexuality. SE, 7: 123-243.
–. (1915b). Thoughts for the times on war and death. SE, 14: 273-300.
–. (1915c). Instincts and their vicissitudes. SE 14: 109-140.
–. (1915d). Repression. SE, 14: 141-158.
Además, extensivos enlaces (links), bibliografía adicional y referencias de contribuciones a este tema y otros temas mencionados por este mismo autor, pueden obtenerse en los siguientes portales:
Academia.Edu
ResearchGate.net y
Monografías.com
El ideal secreto de Nana
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca