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El suicidio en adolescentes, un grito de auxilio en silencio


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusión
  5. Bibliografía

Resumen

El suicidio en los adolescentes se ha convertido en una epidemia silenciosa que deja consigo un impacto emocional muy fuerte a los seres queridos que quedan sumidos en un mundo de tristeza, desesperación ante esta pérdida irreparable. Este acto representa para el adolescente una puerta de escape a sus problemas que no tienen solución, sin embargo mientras toma la decisión de acabar con su vida expresa vivamente señales de alarma camuflados en un hoyo negro, deseoso de emitir un grito de auxilio pero en silencio. Si tan solo lográramos escuchar y dedicarle unos momentos podríamos salvar esa vida tan valiosa que se está apagando y marchitando sueños, ilusiones y esperanzas.

Palabras Claves: Suicidio, fin de la existencia, depresión, tristeza, puerta de escape.

Abstract

Suicide in adolescents has become a silent epidemic that leaves it a strong emotional impact loved ones who are plunged into a world of sadness, despair over this irreparable loss. This act represents for the adolescent an escape their problems have no solution , however while taking the decision to end its express life vividly alarm signals camouflaged in a black hole , eager to issue a cry for help but quietly . If only we managed to listen and spend a few moments we could save that valuable life that is fading and withering dreams , illusions and hopes.

Keywords: Suicide , end of life , depression , sadness, escape door .

Introducción

Bakalarz B. manifiesta: El suicidio de los niños y de los adolescentes es una tragedia que afecta no sólo al individuo, sino a la familia, a los padres, y a la comunidad en la cual vivió el joven. Es considerado a menudo como un fracaso personal por los padres, amigos, maestros, que se reprochan – muchas veces infundadamente – a sí mismos el no haber percibido las señales de alerta.

También es visto como un fracaso por la comunidad, pues actúa como señal vívida de que la sociedad moderna, a menudo, no procura un entorno sano, nutriente, contenedor en el cual los niños y adolescentes puedan crecer y desarrollarse.

El suicidio no es un acto solitario, más bien es el resultado de un largo y complejo proceso influenciado por una serie de factores de riesgo. Existen ciertos grupos en la sociedad que son más vulnerables a la conducta suicida, y el proceso de comprender y explorar este fenómeno es esencial para desentrañar los elementos del comportamiento suicida.

En la última década el suicidio en los adolescentes se ha convertido en un problema alarmante a nivel mundial que genera un impacto emocional muy fuerte para la familia y círculo de amigos. El suicidio deja a los familiares con un terrible sentimiento de culpa. Nos preguntamos: ¿qué pude hacer para evitarlo?, ¿por qué no hice esto o aquello? Pero ya es demasiado tarde… la partida de un ser humano se ha apagado en las sombras de la oscuridad.

Dentro del suicidio la familia es uno de los grupos de vital importancia pues son los sobrevivientes quienes experimentan el dolor, el cual altera la dinámica después de la pérdida de uno de sus miembros, cuando la persona fallece terminan sus sufrimientos, al menos los de la tierra, pero los que siguen viviendo se enfrentan quizá a un trauma desolador, enormes presiones, decisiones importantes y violentas emociones. El sufrimiento o el duelo de los sobrevivientes provocan reacciones emocionales que deben ocurrir de forma natural; pues la muerte es una herida psicológica seria y dolorosa, al igual que cualquier lesión requiere de un cuidado sereno y positivo. El duelo son todos los sentimientos, reacciones y cambios que ocurren durante el proceso de cicatrización de una herida por la pérdida de alguien querido. Martínez

Resulta necesario formularnos una pregunta que quizá nunca tenga respuesta, ¿Qué les impulsa a los niños y adolescentes a quitarse la vida? Porqué estas noticias toman un carácter sensacionalista, acaso es un acto heroico que debe ser conocido por todo el mundo sin importar el dolor y el sufrimiento que genera una partida inesperada, ¿Qué cursa en la mente de los adolescentes al momento de tomar esa decisión? Acaso lo hacen para dejar de sufrir de sus problemas y cruzar por ese túnel oscuro que no tiene salida.

Prieto menciona Todos tenemos problemas, tristezas, desánimo, desilusiones. Lo terrible ocurre cuando influencias de orden espiritual, que no tienen nada que ver con Dios, más bien todo lo contrario, se aprovechan de nuestras emociones más negativas y nos llevan a una situación de desazón y desesperanza tan profunda que les es muy fácil poner en nuestra mente esos pensamientos de suicidio.

Tenemos dos tipos de suicidios. Uno es aquél que se instala en nuestra mente y que nos bombardea con la idea de quitarnos la vida, haciéndonos creer que de esa manera vamos a dejar nuestros sufrimientos y nuestra miserable situación, para pasar a un estado mejor. El otro es el desprecio por la vida y el absurdo pensamiento de que las tragedias sólo les ocurren a los demás, pero que a nosotros nunca nos va a pasar nada.

Desarrollo

El acto suicida es un fenómeno complejo que comprende factores físicos, sociales y psicológicos que actúan e interactúan; no obstante la forma en que el individuo interactúa con el medio ambiente y cómo este último afecta su personalidad, son causas que determinan que el individuo intente suicidarse o no. Los suicidios y los intentos suicidas son el resultado de una crisis emocional, perturbación en la forma de vivir, desacuerdo social, un acto de la víctima contra su propia vida, acto que puede ser una lesión auto producida la realización de una actividad extremadamente peligrosa que conduce a un accidente fatal.

De acuerdo con Farberow (citado por Dunajeck, 2010), en los casos de suicidio, suele haber un elemento de comunicación en el comportamiento del adolescente, el cual se exterioriza a través de llamadas previas de auxilio. Esta comunicación puede manifestarse en forma verbal mediante amenazas, estas llamadas de auxilio se dirigen frecuentemente a personas específicas con el objeto de manipular o expresar algún mensaje a dichas personas y con ello provocar una respuesta particular. Por otro lado el adolescente intenta generar sentimientos particulares en las personas que lo rodean pueden ser de vergüenza o de culpa.

Así mismo resulta importante señalar que la adolescencia, es una etapa donde el joven pasa por cambios difíciles produciéndole ansiedad y depresión, por lo cual la tentativa de suicidio resulta ser una de las conductas más significativas, así también plantea el problema de la depresión como vivencia existencial y como una verdadera crisis durante la adolescencia, pues inclusive llegan a visualizar este acto como una idea romántica.

El intento suicida implica un debate interno, una lucha entre el deseo de morir y el deseo de seguir vivo, una lucha interna entre ambos deseos. En el adolescente que intenta suicidarse, el factor más significativo se centra en su incapacidad interna de elaborar y superar los procesos de pérdida y duelo por los que pasa, de tal forma que prolonga sus sentimientos de decepción y dolor; la incapacidad para el manejo de las situaciones angustiantes y una preocupación excesiva con respecto al fracaso, así la conducta autodestructiva puede entenderse como un mecanismo utilizado para el manejo de estrés y situaciones indeseables en la vida.

Cuando alguien elige terminar con su propia vida, aceptar su muerte puede parecer imposible. Desafortunadamente, un gran número de personas está viviendo con la conmoción del suicidio. En los últimos 30 años los porcentajes de suicidios han aumentado considerablemente entre niños y adolescentes, las estadísticas de la OMS reportan que cada año se suicidan casi un millón de personas, lo que supone una tasa de mortalidad "global" de 16 por 100 000, o una muerte cada 40 segundos. "Poner fin a la existencia de un ser humano es dejar de sentir esa opresión en el pecho que carcome el alma, es un respiro a los problemas, un grito de auxilio en silencio, sediento de ser escuchado por los padres o amigos y manifestado en la más profunda soledad, con el deseo ardiente de sentir el calor de una mano amiga que le apoye en ese momento"

La adolescencia, es un período del desarrollo de mucho estrés y cambios importantes en el cuerpo, en las ideas y en los sentimientos. El estrés, la confusión, el miedo e incertidumbre, así como la presión por el éxito, así como la capacidad de pensar acerca de las cosas desde un nuevo punto de vista, influyen en las capacidades del adolescente para resolver problemas y tomar decisiones.

En algunos adolescentes, los cambios normales del desarrollo, acompañados por otros eventos en la familia como el divorcio o la mudanza a una nueva comunidad, cambios de amistades, dificultades en la escuela u otras pérdidas, pueden causar gran perturbación y resultar abrumadores. Para algunos, el suicidio aparece como una solución a los problemas que se le presentan en la corta vida que han tenido, lo que se denomina una "visión de túnel" o "desesperanza". Cervantes (2008)

No obstante los sentimientos de una persona suicida son usualmente una tríada de desamparo, desesperanza y vacuidad, por otra parte las tres características más comunes son: ambivalencia, impulsividad y rigidez.

Ambivalencia: La mayoría de los pacientes son ambivalentes hasta el final, presentándose como una batalla de vaivén entre el deseo de vivir y el de morir.

Impulsividad: El suicidio es un fenómeno impulsivo y el impulso por su misma naturaleza es transitorio, por lo cual al proporcionarse apoyo al momento del impulso, la crisis puede disolverse.

Rigidez: La persona suicida es rígida en su pensamiento, humor y actuación; sus razonamientos sufren de maniqueísmo. (Martínez).

Existen determinados factores desencadenantes como la crisis de identidad, sentimientos de rechazo, temor en la diferenciación del grupo de pares y la vulnerabilidad a los ambientes caóticos, y para las conductas suicidas factores precipitantes como conflictos y discusiones con los miembros de la familia, y como detonante el estrés, la pérdida de un ser querido, el divorcio de los padres, entre otros. Cortés (2010)

Los conflictos familiares: dentro de los que destacan la ausencia de calidez familiar, falta de comunicación con las figuras paternas, falta de comunicación familiar, son considerados los factores de mayor frecuencia asociados con la conducta suicida; estas circunstancias ocasionan que se desarrollen oportunidades limitadas para el aprendizaje de resolución de problemas creando un ambiente donde el adolescente manifiesta la ausencia de soportes para contrarrestar los efectos de situaciones vitales o estresantes.

Las adversidades familiares contribuyen a incrementar el riesgo suicida, así como la ausencia de calidez familiar, falta de comunicación con los padres y discordia familiar aparecen como los factores más frecuentemente asociados a la conducta suicida, creando un ambiente donde al adolescente le falta el soporte necesario para contrarrestar los efectos de eventos vitales estresantes y depresión.

El desarrollarse en una familia disfuncional se torna como un factor que influye en el desencadenamiento del acto suicida, puesto que resaltan la presencia de una insatisfactoria relación comunicativa entre sus miembros; además los conflictos entre los padres provocan la alienación del adolescente con respecto de su familia, manifestando con esto un amor, afecto y apoyo inadecuado

Los adolescentes que son más propensos a cometer suicidio son aquellos que tienen entre 18 y 19 años de edad, ésta es una edad difícil si no se abren bien las líneas de comunicación y si no se trabaja profundamente en la familia. Si los niños varones de esta edad no tienen con quién comunicar sus sentimientos, depresiones, tristezas, fracasos, etc., o si no se detecta médicamente la depresión, se confunden con cuestiones de carácter.

Los antecedentes de la conducta suicida vienen ligadas a la depresión, al abuso sexual, a la disfunción familiar, situaciones que no siempre son fáciles de identificar debido a que un niño o un adolescente, no ha desarrollado aun los mecanismos para manejar la frustración y tener una adecuada resolución de conflictos, es así como el ambiente familiar resulta decisivo en la formación de pensamientos e ideas suicidas.

El medio familiar cuando presenta conflictos que afectan la estabilidad emocional de sus integrantes se considera un factor de riesgo relevante para el intento suicida. La familia puede volverse nociva cuando sin saberlo se convierte en un medio patógeno, es decir no cumple con su papel, cuando las relaciones entre los individuos que la componen son inadecuadas.

Estas mismas relaciones no armónicas contribuyen a incrementar el riesgo de la conducta suicida. La ausencia de calidez familiar, falta de comunicación con los padres y discordia familiar genera que existan oportunidades limitadas para el aprendizaje de resolución de problemas y pueden crear un ambiente donde al adolescente le falta el soporte necesario para contrarrestar los efectos de eventos vitales estresantes o depresiones. Cervantes (2008).

El clima emocional proveniente de una familia disfuncional, la incomprensión de los padres hacia los hijos frente a la dificultad de adaptarse a las normas y reglas que les imponen a los adolescentes para ser aceptados dentro de su círculo social, es uno de los factores de riesgo que le vuelven al adolescente vulnerable y le predispone a cometer un acto suicida. Si a esta gama de factores le aunamos una cascada de cambios físicos y psicológicos propios de la adolescencia, la no aceptación de su cuerpo en muchos casos, su primera decepción amorosa, la inestabilidad emocional, la necesidad urgente de afecto y cariño, estados de ánimo como la depresión, tristeza, soledad, una baja autoestima, estados anímicos que pueden pasar desapercibidos o enmascarados bajo quejas somáticas, deserción escolar, ira, enojo hacen del adolescente el candidato perfecto para llegue a cruzar por su mente la idea del suicidio bajo la forma de un lamento sobre un estado de abatimiento, de un vacío de sentido de la existencia o un dolor inamovible, imposible de soportar.

El suicidio o el intento de suicidio se toma como camino cuando no se encuentra

otra salida posible a lo que se está sintiendo o viviendo. El adolescente, con o sin problemas, utiliza como mecanismo la actuación. Como sabemos, el acto es una de las formas privilegiadas para expresarse, descargar, y el suicidio es un acto. El intento de suicidio en el adolescente traduce la mayoría de las veces, la expresión de un deseo de cambio, de poner fin a una situación en la cual se encuentra, de dejar de sentir lo que se está sintiendo; se puede afirmar que es una forma de reacción ante el sentimiento de impotencia para cambiar una situación que se ha hecho insoportable.

Los padres deben estar prestos a reconocer los cambios en el comportamiento de sus hijos a través de señales físicas como: desarreglo, falta de apetito, bajo rendimiento escolar que puede terminar en deserción y psicológicas como: agresividad, sumisión y retraimiento, frases de chantaje y/o manipulación a los miembros de la familia, como "soy un estorbo, ya no les voy a molestar, dejaré de molestarles muy pronto, sueños con familiares que partieron hace algún tiempo atrás y que les manifiestan que ya es hora de estar junto a ellos, o la típica frase me voy a matar" muchas veces los padres consideran estas frases solo como una manera de chantaje, de llamar la atención para conseguir un propósito, sin darse cuenta que son señales de alarma que les están poniendo en sobre aviso, es un grito de auxilio en silencio, siendo estos momentos propicios donde los padres deberían estar 100% pendientes de sus hijos/as por el riesgo inminente de que puedan cometer un acto suicida.

Mourny Samy (1991) refiere que el acto suicida es un acto de desesperanza y de impotencia, pero también es, a nivel de la fantasía, un revés para lograr el control y la renovación. Es, por lo tanto, principalmente en el inconsciente donde se debe buscar el porqué del acto suicida y la expresión particular que toma este acto, por ejemplo, intoxicación o arma de fuego. Las tentativas de suicidio, como todo síntoma psicológico, dramatizan a la vez el conflicto inconsciente y la solución simbólica o defensiva de este conflicto. Baron (2000).

Es muy importante subrayar que en los últimos tiempos, por fortuna, se ha eliminado la idea de que un intento de suicidio es una forma de llamar la atención en un sentido peyorativo, una forma de manipulación, es decir, de chantaje, un capricho o un berrinche. Aunque no se puede negar que en muchos casos es un aspecto del síndrome del adolescente suicida, no es el motivo principal, que siempre es inconsciente y mucho más profundo. Un intento de suicidio siempre es una forma de llamar la atención, pero en otro sentido, es un grito desesperado de ayuda, un recurso a una acción potencialmente letal traducida por la ausencia absoluta de una solución diferente para el adolescente.

El adolescente no conoce todavía la muerte como una cosa absoluta e irreversible (estudio realizado por Maurer sobre la maduración del concepto de muerte). Su pensamiento es frecuentemente de aspecto concreto. En una situación de gran angustia o bien sobre el efecto de intoxicación por medicamentos se manifiesta una regresión hacia un estado mental más concreto.

En un nivel más o menos consciente, el adolescente puede creerse inmortal. Morir se confunde frecuentemente en su mente con el deseo de fuga, de partir, de salir de un impase, «dormir un largo tiempo», «no sentir más», «no crecer más», «cambiar de vida», «devolverse a antes». Rojas U (2000), plantea que en su experiencia la intención más frecuente del acto suicida en los adolescentes es la de reencontrar una paz perdida y la búsqueda de descansar del sufrimiento.

El deseo de morir para el adolescente representa una puerta de escape a sus problemas, dificultades y no tener la necesidad de enfrentarlos, es un respiro, un alivio frente al dolor, la puerta de entrada hacia una mejor vida, una vida llena de paz, de alegría donde el sufrimiento ya no tiene cabida, es el despertar de una pesadilla y caminar hacia un mañana mejor, donde no hay críticas, no hay discusiones, en otras palabras es el paraíso celestial, lugar que solo se alcanza cuando tomamos la decisión de ponerle fin a nuestra existencia (Testimonio real).

Cuando el adolescente está planeando poner fin a su existencia, porque no encuentra solución a sus problemas, se sumerge en un agujero de oscuridad, angustia y desesperanza, para ellos su vida ya no tiene sentido y al no encontrar la salida a sus adversidades empiezan a planificar la manera de acabar con su vida, frente a ello surgen pensamientos nefastos de muerte para poner fin a sus sufrimientos encontrando un alivio a tanta presión, un respiro ante tanto dolor a través de actos que atentan su integridad física y psicológica como: la ingesta de órganos fosforados, medicamentos inhibidores de la colinesterasa, sobredosis de ciertos medicamentos, ingesta de cloro, hidrocarburos, productos agrícolas como los herbicidas, productos para erradicación de animales como; raticidas, garrapaticidas, productos preferidos por las adolescentes en estado de gestación que cursan sus primeros meses, ahorcamientos; métodos muy utilizados por los niños y también por los adolescentes.

Una de las advertencias comunes que se señalan cuando la persona está a punto de suicidarse es cuando ésta escribe un tipo testamento o la distribución de sus pertenencias. Esta señal es poco frecuente y casi nunca sucede antes del suicidio; sin embargo, las típicas características serían: un cambio en el cual el adolescente se vuelve menos sociable con sus amigos y prefiere permanecer en casa, se vuelve más crítico consigo mismo, deja de gustarle lo que antes le apasionaba, disminución del apetito

Al hablar de las adolescentes que cursan los 17 a 20 y 21 años persiste como factor de riesgo la incomprensión de los padres, la fase de enamoramiento, el despertar sexual hace que se produzcan con mucha facilidad encuentros de tipo sexual exentos de responsabilidad y que terminan en un embarazo no deseado, tomando en cuenta la baja capacidad en el adolescente de resolver conflictos optan por 2 caminos; o bien el aborto y el más fuerte que genera un gran impacto emocional para la futura madre gestante es terminar con su vida y con la del ser que lleva en su vientre.

Conclusión

Es necesario llevar una buena comunicación entre el padre y el hijo, el padre tiene que convertirse en el amigo más cercano del hijo, aquél en quien pueda confiar sus sentimientos. Muchas veces sus sentimientos de depresión o sus expresiones de quitarse la vida sólo las comentan con sus amigos más íntimos, mientras tanto este problema puede ir creciendo en la medida que los padres vayan desatendiendo la relación afectiva con los hijos.

Cuán cerca debemos estar de nuestros niños y adolescentes! Ellos nos necesitan más que el dinero, si bien es importante, es aún más importante el deseo de amarlos, el afecto, los valores familiares. Si observa en su niño cambios bruscos de sentimientos y comportamiento no lo tome a la ligera y dedíquele unos minutos de su tiempo, tal vez esos minutos hagan la diferencia y se evite apagar la vida de un ser humano inmerso en un mar de aguas turbulentas donde encontrar la salida se les hace imposible.

Bibliografía

Bakalarz Beatriz, El suicidio en niños y adolescentes.

Barón B. Adolescencia u suicidio, Psicología desde el Caribe, núm. 6, agosto-diciembre, 2000, pp. 48-69 Universidad del Norte, Barranquilla, Colombia.

Cervantes Wendy, El suicidio en adolescentes. Un problema en crecimiento, Universidad del Magdalena, recibido: febrero de 2008, aprobado: julio de 2008, Vol. 5, Nº 2

Cortés A. Causas y factores asociados con el intento de suicidio en adolescentes en la Provincia Sancti Spíritus. Revista Cubana de Higiene y Epidemiología.2010; 48(1)14-22

La depresión, el suicidio y los adolescentes, Testimonios reales, Esperanza para la familia.

Martínez L. La fenomenología del suicidio en el adolescente y el abordaje

tanatológico. Asociación Mexicana de Tanatología.

 

 

Autor:

Lic. Katy Lemache Arboleda Mg.Sc.

Docente del A.E.A.C – UNL