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La nueva-vieja cuestión de la integración – El Mercosur


Partes: 1, 2

    1. Introducción
    2. Conclusión
    3. Bibliografía
    4. Anexo

    Introducción

    "El MERCOSUR no solo provee a sus miembros

     con un mercado amplio, es también herramienta

    fundamental de política internacional".

    Helio Jaguaribe

     

    La temática relacionada con el Mercosur tiene una relevancia  cada vez mayor no sólo para los países que lo conforman, sino para América Latina en general, como así también para las estrategias políticas y económicas de los Estados Unidos, imperio de la región.

    Resulta evidente que toda idea de integración se halla relacionada  con un sustrato más profundo que tiene que ver con el reconocimiento  de los otros y sus  particularidades y un "Nosotros" como conjunto que comparte un pasado, un conjunto de tradiciones heredadas con los que se conformó una cultura original

    En tal sentido el filósofo Leopoldo Zea considera  que la historia y la historiografía del pensamiento latinoamericano tradicionalmente  se ha conformado en relación a Europa, no obstante  tiene una deuda importante respecto a la decisiva y creciente presencia del pensamiento norteamericano (de EE.UU. y Canadá), así como una deuda con el pensamiento asiático y africano que,  si bien en grado mucho menor,  se han hecho sentir entre nosotros. En este sentido parece clave continuar construyendo la historia de  nuestras ideas "por relación a", pero a la vez es necesario ser capaces de mostrarlas como parte  de un movimiento que las trasciende. Y aquí se manifiesta un elemento decisivo: aunque la  mayoría de los componentes del pensamiento latinoamericano proviene de una tradición  occidental, la estructura de éste no es europea sino periférica.

    La constitución de un pensamiento de (desde y/o para) la periferia es una tarea en la  que Zea ha avanzado elaborando un nutrido conjunto de conceptos de los cuales  nos interesó rescatar algunos, en primer lugar  la necesidad de un enfoque, por parte de los periféricos, que tenga en cuenta la condición periférica o, en otras palabras, que parta de la relación de dependencia que caracteriza la existencia de estos  con el mundo desarrollado; la necesidad de asumir el pasado no como pura negación sino que asuntivamente; recibir lo occidental como asimilación de la experiencia sufrida, transformándola en instrumento al servicio de las metas propias de Latinoamérica se propone alcanzar   tomar conciencia de que se existe en relación con los otros, lo que significa reconocer a los demás, dialogar y, en el caso de los otros latinoamericanos, intentar la  integración; trabajar simultáneamente con las ideas de reconocimiento de las diferencias del otro y de mestizaje. [1]

    Siguiendo con esta línea de construcción del pensamiento latinoamericano desde la periferia es que  planteamos lo siguiente:

    El accionar independiente de las naciones, cualquiera sea su condición, colisiona ante la presencia de bloques económicos. En relación a lo antedicho  postulamos que el Mercosur es un símbolo que representa una salida potable a la situación emergente que atraviesa América Latina, como estrategia para lograr un posicionamiento en la esfera de competencia del mercado mundial.

    El  MERCOSUR,  por J.C. de la Vega de la siguiente manera: "El 26 de marzo de 1991 se firmó el Tratado de Asunción[2] por el cual Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay decidieron constituir un mercado común que se conformó definitivamente en diciembre de 1994. El espíritu que animó a las partes, se basó en la igualdad  de derechos y obligaciones estableciendo una serie de normas para el período de transición. Este mercado implica la libre circulación  de bienes y servicios entre los integrantes, la eliminación de aranceles aduaneros y el acuerdo de políticas comerciales macroeconómicas, agrícolas, industriales, fiscales, monetarias, cambiarias, de capitales, de transporte, de comunicaciones y el comercio exterior"[3]

    Este intento de integración, entendida esta como, la formación de bloques nace de una necesidad funcional, en que cada uno de los Estados que decide integrarse, lo hace porque ve en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés nacional. [4]

    Joseph Nye[5], plantea cuatro condiciones que él estima como claves a todo proceso de integración, las cuales influyen en la naturaleza del compromiso original y la subsiguiente evolución del proceso integrativo.

    Estas condiciones son las siguientes:

    Simetría o igualdad económica de unidades: Las diferencias o similitudes de algunos indicadores como el ingreso per capita y el tamaño de los potenciales participantes en el proceso integrativo medido por el PNB total, parece ser de importancia relativa mayor en los procesos de integración entre Estados menos desarrollados, que en el caso de Estados altamente desarrollados. Desde esta perspectiva, MERCOSUR es bastante distinto en sus unidades, lo cual queda demostrado al comparar el PNB total de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, que expresados en billones de dólares corresponden respectivamente a 715.4; 279.6; 17.7; 9.0. [6]

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