Hace miles de años, nació la primera ciencia en la historia de la humanidad, la Astrología.
En sus comienzos podríamos decir que se trató de un tipo de astrología "agorera", más bien preocupada en la ocurrencia de acontecimientos tales como coronaciones y caídas de reyes y emperadores; el vaticinio favorable o no de guerras e invasiones; inundaciones y sequías, etc., carácter este que se mantuvo durante largo tiempo.
Con el fin de la Edad Media y los comienzos de la época renacentista, la astrología quedó relativamente relegada al olvido como una arcana mancia oscurantista.
A comienzos de siglo pasado, se produce un nuevo auge de la astrología como disciplina, manteniendo al comienzo un carácter meramente predictivo a lo que se le suma alguna enumeración de rasgos caracteriológicos basados en el signo solar. Incluso la comparación de cartas natales o sinastría se basaba en la armonía de los elementos correspondientes a los respectivos signos solares (por ejemplo, signos de agua armonizan con signos de agua). Esto aún se mantiene en nuestros días, en lo que podríamos denominar como una astrología "mass media".
Por el contrario, en la segunda mitad del siglo XX y sobre todo en su cuarto final, gracias fundamentalmente a los trabajos pioneros de C. G. Jung, en círculos académicos y profesionales asistimos al surgimiento de la Astrología Psicológica. Esta entiende a la carta natal u horóscopo como un mapa de potencialidades, como un retrato de la personalidad donde se ven reflejadas nuestras fortalezas y debilidades, es decir, la carta se considera en definitiva como un mapa de navegación hacia y por nuestros espacios interiores, con sus facetas positivas y/o negativas, fluidas y/o rígidas.
Sobre estos fundamentos y basándonos en el modelo paradigmático más relevante de fines de siglo y comienzo de milenio, que es la perspectiva integral desarrollada por Ken Wilber y enriquecida por teóricos como Don Beck y Christopher Cowan, entre otros, es que estimamos pertinente el pensar y reflexionar juntos en cuanto a la génesis de una Astrología Integral.
A tales efectos consideramos oportuno iniciar este trabajo definiendo algunos de los conceptos integrales y viendo al mismo tiempo como podría llegar a encajar este nuevo "modo de pensar" la astrología como disciplina.
Wilber da cuenta de que el Espíritu-en-acción como acertadamente denomina al proceso evolutivo transformador, procede a través de una sucesiva y continua emergencia de holoarquías, presentado la misma un "telos" orientado hacia una mayor profundidad y complejidad y por ende hacia una mayor conciencia.
La holoarquía hace referencia a que la realidad está compuesta por "holones", término acuñado por A. Koestler para designar aquello que es a un tiempo parte y totalidad.
En este sentido la holoarquía es una emergencia creativa que trasciende e incluye. A medida que avanzamos evolutivamente, lo que fuera totalidad se convierte en parte de una nueva totalidad, donde no es negada sino integrada en y a un nuevo conjunto más abarcativo.
Si aplicamos lo anteriormente expuesto a un mayor entendimiento de lo que ha sido la Astrología como ciencia-arte, vemos por ejemplo que hemos pasado de una astrología de carácter agorero, a una basada en modelos predictivos no tan "mitologizados" y/o dependientes y condicionados por ciertos dogmatismos filosóficos, pero fundamentalmente religiosos. Posteriormente y sin negar la utilidad que puede llegar a tener lo predictivo, se produjo el desarrollo de una astrología que consistiera en un instrumento de auto-conocimiento, amén de otras ramas especializadas como podrían serlo, por ejemplo, la astrología financiera, la médica, la política, etc. Y hoy por último, estaríamos asistiendo a la génesis de una Astrología Integral, omni-nivel, omni-cuadrante, y multi-lineal.
Ello en cuanto a lo macro, es decir, a la astrología como disciplina, pero enfocada y puntualizada desde una perspectiva micro, podemos aseverar que la misma ha pasado de considerar a los seres como meros instrumentos de los dioses o del dios de turno, pasando por la dependencia de y a algo tan oscuro como lo es el enigmático "destino", hasta llegar a considerar a la unidad "astrólogo-consultante" como un proceso dinámico, donde ha de re-producirse un diálogo activo y asimétrico, que enfrenta a dos observadores, por un lado el astrólogo con su subjetividad propia y por otro, el consultante, persona física individual o grupo de personas o entidad jurídica, de cuya carta hablamos, que cuenta con un determinado bagaje de mitos personales, más o menos conscientes, a partir de los cuales interpreta "la" realidad, es decir, ya no se considera posible una lectura pasiva de una carta en tanto en cuanto no hay una persona estática sometida a leyes y reglas fijas denotadas como "destino", sino que haciéndonos eco de Korzybski y de los semánticos por una parte y de W. Heisenberg por otra, afirmamos que el horóscopo como mapa descriptivo no es el territorio y que su interpretación debe ser contextual pues depende de la posición del observador. Es decir, un mapa natal no es una entelequia sino que da cuenta de un determinado ser de carácter físico, jurídico, etc., inmerso en un cierto contexto de prácticas culturales y de modelos tecno-económicos y si es una persona física, se encuentra aún atravesada por un sinnúmero de líneas de desarrollo evolutivo (H. Gardner), un desarrollo moral (Kohlberg), ciertas necesidades del yo (Maslow), así como lo que hace a la condición anátomo-fisiológica.
Esto nos conduce hacia el modelo de Wilber de los cuatro cuadrantes o "El Gran Tres". Ello se basa en considerar que toda entidad, física o no, en definitiva, todo holón da cuenta de cuatro aspectos ya sea que lo consideremos como individualidad o como parte de un conjunto (en realidad todo holón es a un mismo tiempo totalidad y parte en un mismo nivel), pero amen de ello todo holón tiene una faceta interior y otra exterior. De acuerdo a ello derivamos en los cuatro cuadrantes con sus respectivos criterios de validez, que son: el interior individual, el exterior individual, el interior colectivo, y el exterior colectivo.
También se le llama "El Gran Tres" en tanto a los lenguajes en que pueden ser descriptos los cuatro cuadrantes: el interior individual en el lenguaje del "yo"; el interior colectivo como "nosotros"; y ambos exteriores, individual y colectivo pueden ser descriptos mediante el impersonal y objetivo lenguaje del "ello".
Así al considerar una carta natal debemos tener en cuenta, por ejemplo, el nivel cultural de la persona en tanto que no será igual el entendimiento que pueda tener una persona, lo que también determinará cómo hablemos, pero además debemos prestar atención al desarrollo psicológico y emocional del consultante para saber qué y cómo podemos trabajar y así, podríamos extender estas consideraciones hacia otras líneas de desarrollo evolutivo, las que deberían ser tenidas en consideración. A ello habría que agregar los consiguientes correlatos biológicos (por ejemplo, si la persona sufre crisis de pánico, una cierta interpretación puede despertar en ella temores que tengan un efecto medible a nivel de ciertos neurotrasmisores).
Además, la persona, la entidad jurídica, o el grupo de seres (una pareja, una familia, etc.), viven y co-existen inmersos en un determinado sustrato socio-cultural de varios niveles, pues podemos hablar siguiendo a Richard Idemon de mitologías, no sólo personales (que serían parte del interior individual), sino también y en forma concomitante de mitologías familiares, sociales y universales o colectivas. A ello se suma la consideración de lo que hace a la estructura tecno-económica, así como los modos de producción y las instituciones vigentes.
Y esto no sólo debe de ser tenido en cuenta en lo que hace a quien y/o sobre qué o quienes se consulta, sino también -y de carácter no siempre suficientemente ponderado-, en cuanto hace al astrólogo, que es un ser-holón inmerso en los cuatro cuadrantes y atravesado por infinitud de líneas de desarrollo, cada una de ellas con cierto nivel de evolución, pues no todas han de tener un nivel evolutivo similar; inflexionando asimétricamente, con mayor o menor energía, en una espiral dinámica transformativa continua y permanente. Es así como el modelo integral de Wilber permitiría el desarrollo conceptual de una astrología multicuadrante, multinivel y multilineal.
A modo de tentativo final, consideramos que el modelo de la "espiral dinámica" desarrollado por Beck y Cowan, y basado en las teorías de C. Graves, da cuenta de un item fundamental a ser tenido en cuenta por todo astrólogo, si bien es de orden señalar que R. Idemon ya había llamado la atención sobre ello y es el hecho de tener presente -como ya lo hemos referido-, la principal visión del mundo no tan sólo personal sino de la sociedad en su conjunto, pues ésta última conforma un "centro de gravedad" en torno al cual giran las principales concepciones legales, religiosas, éticas, etc. que son las que aportan los elementos organizativos, cohesivos e integrativos de y en una cierta cultura.
Estas cosmovisiones son llamadas "memes" y hacen referencia a una unidad cultural que tiene la capacidad de instalarse en la mente humana, generando una determinada visión del mundo. Y este modelo da cuenta de nueve "memes" o visiones del mundo.
O sea, que ha de tenerse en cuenta a partir de que "meme" se expresa el astrólogo y desde que "meme" escucha el/los consultante/s, de lo contrario la interpretación que se pueda realizar estará sujeta a distorsiones varias, siendo de poca o ninguna utilidad.
Concluimos manifestando que esta monografía tiene por objetivo el poner en movimiento un proceso de reflexión en lo que hace a la Astrología y al ser astrólogo.
Dadas las limitaciones obvias que en cuanto a extensión podemos abarcar, recomendamos el siguiente espacio:
La misma consiste en una propuesta de reflexión y de intercambio de experiencias, ideas y teorías tendientes al desarrollo de una nueva Astrología, más acorde con los cambiantes tiempos presentes.
BIBLIOGRAFIA
IDEMON, Richard: "El hilo mágico" – Ediciones Urano – 1998
WILBER, Ken: "Sexo, Ecología, Espiritual" – Ediciones Gaia – 1196-7
WILBER, Ken: "Breve historia de todas las cosas" – Ed. Kairós – 1998
WILBER, Ken: "El ojo del espíritu" – Ed. Kairós – 1998
Lic. Germán H. PASTORINI
Licenciado en Psicología
Montevideo-Uruguay