Apuntes críticos sobre la calidad de la educación superior en Colombia (página 2)
Enviado por Isaac Fisgativa Cortés
El Presidente Uribe expidió el Decreto 1781 de 2003, el cual derogó los decretos 2233 del 23 de octubre de 2001, 1716 del 24 de agosto de 2001 y 1373 del 2 de julio de 2002, relacionadas con el tema, el cual establece los exámenes de Calidad de la Educación Superior – ECAES –
Concepto de Calidad en Educación Superior.
Hasta hace pocas décadas se suponía la calidad de la educación superior como inherente al sistema; el concepto se fundamentaba en la tradición de la institución, la exclusividad de profesores y en la infraestructura; adicionalmente se consideraba que entre más larga fuera el proceso de formación, los egresados eran mejor preparados y productivos.
El sistema educativo universitario era una especie de "caja negra"[6]; lo que sucedía en su interior no era objeto de análisis por el Estado ni por la sociedad, la universidad era guardiana, poseedora y transmisora de los conocimientos, la sociedad aceptaba lo hecho por ellas como bueno. Se suponía que la universidad era conocedora de las demandas que las empresas tenían con respecto a las competencias de las personas, para su desempeño laboral exitoso y que los contenidos impartidos en laboratorios, talleres y aulas obedecían a esta s demandas, lo cual no era cierto, como hoy se ha demostrado.
Al desarrollarse el fenómeno de la globalización, conllevó apertura y desregulación de las economías, hechos que indujeron la necesidad de ser competitivos (cada economía, empresas y personas), esto hace que aparezca desconfianza, en la sociedad y el Estado, sobre la pertinencia de la educación impartida por las universidades y se demanda el surgimiento de nuevas relaciones entre la universidad y sociedad, así como con el Estado, lo cual implico el establecimiento de la rendición de cuentas por parte de las universidades.
Tomando el concepto moderno y general, de calidad, el cual señala que ésta es el conjunto de características que posee un bien o servicio, orientados a llevar satisfacción a necesidades y expectativas de los consumidores; el concepto de calidad en la educación nos obliga a tener como referente los actores que pueden conceptuar sobre el nivel de calidad: Los clientes
Pero ¿quienes son los clientes de la Educación Superior?,
En primera instancia todos los sectores económicos, actividades y empresas del orden e internacional (publico o privado) y luego los estudiantes. Las universidades dejan de enseñar para desempeños de sus egresados en espacios locales, nacionales e internacionales.
Por este motivo, el concepto de calidad en la educación tiene que ver con globalización, productividad y competitividad, son los profesionales egresados, quienes en ejercicio de sus competencias, satisfacen o no, los requerimientos del sector productivo nacional e internacional. Las competencias adquiridas por los egresados a lo largo de los procesos de formación, debe permitirles ventajas en la empleabilidad, ya sea como empleados o como emprendedores.
Lo anterior significa que la calidad en la educación superior esta estrechamente relacionada con la pertinencia de esta con el entorno económico y social así mismo con el impacto de ella sobre el desarrollo. "La pertinencia y la calidad, junto a la internacionalización, representan para la UNESCO, los tres aspectos claves que determinan la posición estratégica de la educación universitaria."[7]
Análisis situacional referido a la calidad de la educación superior.
Es indiscutible que para efectuar análisis integral de la calidad en la educación superior colombiana, es necesario incorporar otros elementos no contemplados en este corto ensayo, sin embargo se consideran suficientes para hacer algunos aportes de importancia, al análisis de este tema.
Es indudable que la aplicación de Exámenes de Estado de Calidad de la Educación Superior ECAES, no es elemento suficiente para mejorarla, efectuar esto es caer en el antiguo concepto de "control de Calidad", el cual evalúa el resultado al fin del proceso, desconociendo la imposibilidad de mejorar el resultado obtenido, conllevando con esto elevados costos sociales por no conformidades en el producto final.
La intensión del Estado con la política de mejoramiento en la calidad de la educación, es abordar el problema contemplando causas externas a la educación superior, intentando mejorar la calidad de la educación básica primaria y secundaria, para lo cual ha desarrollado esfuerzos por introducir la formación por competencias desde estos niveles. Sin embargo esto tampoco es suficiente.
Cuando se habla de sistemas de gestión de calidad en el sector productivo, se hace referencia a múltiples elementos internos (procesos y procedimientos) y externos (cliente y proveedor) que inciden en la calidad del producto final, cada uno contemplado en su momento; por esto debe hacerse referencia al SISTEMA de gestión de calidad en la educación.
Hasta tanto no se aborde el problema de la calidad en la educación como sistema, los esfuerzos que se efectúen para afectar algún subsistema serán infructuosos, los resultados difícilmente pueden ser satisfactorios. Veamos algunos ejemplos.
Es indudable que el insumo básico (el estudiante) debe pasar por un proceso que permita calificarlo como "conforme" para que entre al proceso de formación; sin duda esta es materia prima que debe reunir ciertos requisitos para hacer de esta persona un profesional competente, poseedor de competencias pertinentes al medio económico y social.
El autor de este escrito considera que son pocas las universidades que están dispuestas a abordar este tema, dado que, la selección de los potenciales estudiantes, conlleva el establecimiento de criterios que restringen la cantidad de alumnos que ingresarían a las aulas, en detrimento de los rendimientos financieros del negocio; adicionalmente esto implicaría incurrir en algunos costos que tiene financieramente el mismo resultado.
Otro insumo importante son los docentes que tienen la responsabilidad de dar forma al futuro egresado; la mayoría las universidades en Colombia han descuidado (con pocas excepciones) la calidad de los docentes que en ellas laboran y con respecto a ellos se deben contemplar dos variables claves, el conocimiento técnico y su aplicación tecnológica, así como la aptitud pedagógica, con respecto a esta última son grandes las deficiencias pedagógicas de "catedráticos y profesores", no se intenta profundizar en este tema, de por si bastante amplio y complejo; sin embargo se recomienda que las universidades desarrollen, en forma permanente, actualizaciones y formación pedagógica..
Con respecto al conocimiento técnico específico que ha de poseer todo docente universitario, se observa que universidades de renombre como la Nacional y los Andes, dan preferencia a personas que poseen nivel educativo formal de Maestría y Doctorado, lo cual no garantiza que los alumnos egresados de ellas sean sobresalientes. Es un error considerar que las competencias especificas (técnicas) se adquieren exclusivamente a través de procesos de educación formal, menospreciando elementos claves de las Competencias Laborales, como son la autoformación y la experiencia específica en actividades que se pretenden enseñar.
De otra parte y con pocas excepciones, las universidades de categoría B e inferiores, dan poca importancia a la calidad de los profesores que imparten educación; la razón fundamental es la reducción de costos; generalmente ellas vinculan instructores, catedráticos o profesores, pero no académicos. A esto se añade la inexistencia de procesos de selección de docentes que involucren pruebas técnicas y pedagógicas, para la vinculación de ellos; adicionalmente y con el riesgo de caer en error se señala que, en la mayoría de universidades se vinculan como profesores y catedráticos a recién egresados de la universidad.
Las universidades deberían preocuparse por vincular "académicos" y no profesores, no docentes; el catedrático no es necesariamente una persona con educación a nivel de maestría o doctorado. Es una persona que ha desarrollado la habilidad para mejorar permanentemente su competencia frente al permanente cambio (Claro está que debe poseer determinado nivel académico superior), es el autodidacta y el que cuestiona en forma permanente su actividad de enseñar, frente a los objetivos de esta; también implica que la universidad permita que sus profesores dediquen parte del tiempo a la investigación, orientada al mejoramiento permanente de su quehacer, procurando que la universidad se acerque al concepto de calidad que la sociedad le demanda.
Considerando que en este escrito apenas se tocan algunos elementos, de los muchos relacionados con la calidad de la educación superior, es el momento de tocar otro aspecto clave como lo es el proceso educativo (las actividades); suponiendo que los dos insumos antes señalados se califiquen como conformes, es necesario que toquen dos aspectos importantes, el primero es contar con contenidos curriculares pertinentes con las necesidades del sector productivo y la sociedad; el segundo elemento es el concepto de "conformidad del producto" al finalizar cada periodo o etapa de la educación, por ahora no se pretende abordar los aspectos relacionados con infraestructura y tecnología..
Abordando el primero de los dos aspectos enumerados en el acápite anterior, gran parte de las facultades cuentan con dependencias dedicadas al Desarrollo Curricular, con lo cual se pretende garantizar coherencia en los contenidos de formación que se imparten a lo largo de la etapa de formación; sin embargo, no se hace seguimiento y control a la ejecución, por considerar que atenta con la "libertad de cátedra", echándose por tierra las buenas intensiones iniciales.
En algunas universidades los currículos son dejados a la libertad del docente, para cada cátedra, en no pocas ocasiones, el profesor elabora un Plan Integral de Curso que contempla los contenidos de la formación, sin que la universidad efectúe ajustes o modificaciones; Esta situación implica poca coherencia entre las diferentes materias o cátedras, presentándose incongruencias con las competencias que debe poseer el egresado; de otra parte, no pocas veces se duplican contenidos y se dejan de impartir otros claves.
Prueba de lo anterior, son Los resultados obtenidos de los ECAES hasta hoy realizados, estos no han sido buenos para el sistema educativo nacional, en general, ni para la gran mayoría de las universidades en particular; sin embargo pocas instituciones educativas han elaborado y ejecutado planes de mejoramiento.
El segundo elemento importante señalado poco antes, denominado "conformidad del producto" al final cada periodo académico, es de vital importancia en el logro de la calidad de la educación superior; La educación en las universidades no ha incorporado el concepto de competencias laborales, sin temor a equivocaciones se puede decir que este es un tema que poca o nula atención a captado de las universidades.
El proceso de evaluación de los alumnos sigue siendo subjetivo y se limita a cumplir los requerimientos que de manera personal establece y mide el profesor; lo cual pocas veces tiene que ver con el aporte de evidencias (por parte del alumno) que posibiliten establecer si posee las competencias que el medio económico y social requieren de él.
La calidad de la educación superior debe evaluarse al interior de cada universidad de forma permanente, a lo largo de cada periodo académico y al fin de estos; el sistema de evaluación al estudiante debe cambiar, se debe garantizar que la calificación otorgada a un alumno se refiera al poseer o no poseer la competencia que se quiere que él estudiante posea al finalizar cada cátedra o módulo de formación; se han de dejar de lado las "tablas de medición" que hoy se utilizan, con las cuales se considera aprobatorio un desempeño medio, es decir, que el alumno que medio entiende, medio estudia y medio aprende, es aprobado, claro está, para ser mediocre.
Asumir el enfoque de competencias es dar un viraje hacia los resultados de la aplicación de saberes, habilidades y destrezas. Las competencias se refieren a un "saber hacer en contexto". Por ello, la competencia se demuestra a través de los desempeños de una persona, los cuales son observables, medibles y por tanto, evaluables.[8]
Adicionalmente, debe desarrollarse por parte de los directivos de las universidades políticas de respaldo a los docentes que exigen a los alumnos (mal llamados cuchillas por los alumnos); se debe asumir como causa de la mediocridad de la educación superior, el poco apoyo que tienen los académicos que asumen con responsabilidad el compromiso social, que demanda el ser docente universitario.
La producción masiva de profesionales es incongruente con la calidad de la educación superior; en algunas instituciones universitarias (no pocas) se considera como cliente único al estudiante, olvidándose de los clientes principales: el sector productivo, la sociedad y el Estado; por ello se han centrado en la satisfacción del cliente alumno, accediendo sin análisis de impacto frente a casos de reclamo de "falsos derechos", como es la promoción a una etapa (semestre) siguiente sin poseer las competencias para ello.
Estos "derechos" han sido arrebatados (más que conquistados) por los alumnos a la universidad, a lo largo de los años, debido a la falta de aplicación de los reglamentos del estudiante y en algunos casos por la ambigüedad de estos. Frente a las debilidades institucionales con respecto a los alumnos, los docentes han entrado en el juego de la mediocridad, evitando hacer objetivas evaluaciones de los "clientes" y de alguna manera garantizando su permanencia laboral.
Conclusiones.
Tocar el tema de mejoramiento de la calidad de la educación superior en Colombia, involucra múltiples actores, muchos procedimiento e insumos; si existe verdadera preocupación por llevar solución al problema de la calidad en la educación superior, es necesario involucrar todos los elementos enumerados tres líneas arriba.
Es muy valiosa la iniciativa que el Estado ha asumido con respecto a este problema, expidiendo el decreto y asumiendo el desarrollo de los ECAES, sin embargo, la evaluación al fin del proceso no es la forma correcta; Adicionalmente, el propio Estado ha marcado pauta preocupándose por mejorar la calidad en la educación básica (primaria y secundaria) y media, incluyendo el concepto de formación por competencias (por ahora en ciernes), elemento que en el mediano plazo ha de incidir, en alguna medida, en las competencias básicas de los estudiantes que ingresan a la universidad.
La universidad como actor central en la definición del problema y la solución al mismo, ha de asumir su responsabilidad e identificar las causas que de ella emergen, para adoptar decisiones en procura de atacarlas. Indudablemente ello implicará profundos cambios, tanto organizacionales como operativos; los cuales deben abordarse o simplemente resignarse a que en el futuro cercano se pierda aceptación por el sector productivo y la sociedad.
Tal vez, las universidades se vean obligadas a adoptar la educación por competencias, dado que la norma de competencia es el elemento mediante el cual las empresas expresan los requerimientos que debe poseer el talento humano para desempeños exitosos, ya como empleados o como creadores de empresa. En caso que este señalamiento sea cierto, los procesos educativos se verán abocados a cambios profundos, pues el criterio de competencias, abre la opción de certificar conocimientos, habilidades y experiencias no adquiridos en las aulas universitarias.
Además de la formación, las universidades deben asumir el compromiso de certificar competencias, actividad que hasta ahora ha sido asumido por el SENA, para niveles de calificación de trabajadores calificados y técnicos.
Para terminar se espera que este escrito haya despertado algún interés en los lectores, para abordar este importante tema, el cual atraerá la atención de muchos ámbitos y espacios de la vida nacional e internacional.
Bibliografía
ALARCÓN ALBA, Francisco y GUILLERMO LUNA, Julio. Antecedentes, situación actual y perspectivas de la evaluación y acreditación de la educación superior en Centroamérica. 2003
ARÉCHIGA URTUZUÁSTEGUI, Hugo. Antecedentes, situación actual y perspectivas de la evaluación y acreditación de la educación superior en México.. 2003
BANCO MUNDIAL. La Enseñanza Superior: Las lecciones derivadas de la experiencia. Washington, D. C. The World Bank. 1995
ROA VALEREO, Alberto. Acreditación y evaluación de la calidad en la educación superior colombiana. 2003
TUNNERMANN, Carlos. Calidad de la educación superior. UNESCO. 2000
UNESCO. Documento de Política para el Cambio y el Desarrollo de la Educación Superior. París: UNESCO. 1995
Autor:
Isaac Fisgativa Cortés
Junio de 2007.
[1] Seminario Internacional "Evaluación y Acreditación de la Educación Superior en América Latina y el Caribe". IESALC. UNESCO. 2003
[2] BANCO MUNDIAL. La Enseñanza Superior: Las lecciones derivadas de la experiencia. Washington, D. C. The World Bank. 1995
[3] Vistremundo Aguila Cabrera, el concepto calidad en la educación universitaria: clave para el logro de la competitividad institucional; Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653
[4] 1 Uribe Vélez, Álvaro. Mano firme, corazón grande. El camino de la confianza. Programa de Gobierno. Mayo 6 de 2002.
[5] Instituto colombiano para el fomento de la educación superior; informe nacional de resultados Exámenes de estado de calidad de la educación superior ECAES Colombia 2003
[6] Vistremundo Aguila Cabrera, el concepto calidad en la educación universitaria: clave para el logro de la competitividad institucional; Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)
[7] Vistremundo Aguila Cabrera, Idem.
[8] El concepto de competencia implica valorar el conjunto de los conocimientos apropiados (saber) y las habilidades y destrezas (saber hacer) desarrolladas por una persona, apreciar su capacidad de emplearlas para responder a situaciones. Igualmente, implica observar el componente actitudinal y valorativo (ser) que incide sobre los resultados de la acción
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