2)"Has hecho mal el examen"
La responsabilidad recae sobre el estudiante. A nivel de aptitud el maestro podría decir: "No estás bien en esta materia", lo cual implica poco desarrollo para tal o cual materia. A nivel de valores diría :" Bueno esto no es lo importante, lo que importa es que disfrutes mientras aprendes". Aquí se está reforzando la creencia de que no importa la calificación sino disfrutar del aprendizaje.
Ya hemos saltado al nivel de creencia, más allá del sujeto, abarcando el proceso de aprendizaje.
3)" Eres un mal estudiante, no estás capacitado para estudiar"
Esto ya es a nivel de identidad y afectará la totalidad del ser del niño.
Este nivel difiere del nivel de aptitudes, no es lo mismo creer que no soy capaz de sobresalir en una materia en particular que creer que soy una tonta.
Estos ejemplos nos demuestran el impacto que tienen los diferentes niveles:
Hay una gran diferencia entre alguien que dice "No soy capaz de controlarme con la bebida" y quién dice: "Soy alcohólico y siempre lo seré".
Cualquier cosa que asumamos como parte de nuestra identidad comenzará a ejercer un impacto muy profundo en nosotros.
Otra forma en la que la gente reconoce su identidad es buscando aquello que no pueden cambiar. "Si no puedo cambiarlo debe ser parte de mí, debo ser yo". Si no sé cómo cambiarlo debo aceptarlo como una parte mía. Eso que permanece invariable se convierte en el hilo que une todas mis experiencias.
Las creencias se encuentran en un nivel diferente del de la conducta o las aptitudes- es decir según cuál sea nuestra creencia sobre algo será la conducta que tengamos sobre ello como ejemplo citamos lo expuesto antes sobre la persona que se declara alcohólica y cree que siempre lo será, su conducta será la de no hacer nada al respecto pues está convencida de que no tiene aptitudes para lograr un cambio– por eso no cambian de acuerdo a las mismas normas.
Cuando se tiene una creencia ninguna evidencia ambiental o conductual la cambiará, las creencias no están basadas en la realidad, sino que fueron formándose por determinados conceptos que nos fueron introyectados desde nuestra infancia – como ya lo dijimos- y también por hechos que nos ocurrieron a nosotros o a otras personas y nos impactaron de manera importante pues no les pudimos encontrar explicación. Tenemos una creencia en lugar de un conocimiento de la realidad. Las creencias tratan de cosas que nadie puede saber realmente. Como ejemplo podemos citar la creencia en Dios, no existe modo de demostrarla definitivamente; es una cuestión de interpretación de ciertos hechos lo que nos hace "tener Fe" o no.
En los sistemas de creencias los hechos pueden ser ubicados de modos muy distintos: alguna personas con enfermedades terminales como SIDA o Cáncer afirman que están "muertos", que si ya son cadáveres ¿qué puede importar lo que hagan? Igualmente se van a morir, ¿por qué molestarse en hacer algo?; incluso ante evidencias claras de una mejoría lo niegan diciendo que se trata "solo" de una remisión, que no están mejorando. En estos casos cambiando la creencia se puede producir una actitud positiva que ayuda a mejorar la salud.
Como dijimos anteriormente los placebos demuestran claramente el papel y el potencial de las creencias. Toda creencia está relacionada con el futuro (preocupaciones). Ya dijimos que la función de las creencias está relacionada con la activación de las aptitudes y las conductas. Todos tenemos la capacidad de alterar ciertos procesos biológicos pero no lo hacemos porque no creemos que ello sea posible. Hasta que comenzó a utilizarse la retroalimentación biológica nadie pensó que fuera posible influir sobre el propio ritmo cardíaco o sobre la presión sanguínea ( de hecho lo hacemos todo el tiempo cuando nos preocupamos por algo, claro que es a nivel inconsciente; por eso se producen muchas muertes por infarto, ataques cerebrales, hemiplejías, etc..)
Una vez que creamos realmente que podemos influenciar nuestros procesos biológicos y lo hagamos en forma consciente, habremos dado un gran paso para mejorar nuestra salud, para esto necesitamos iniciar un proceso de aprendizaje mediante los inevitables ensayos y errores.
Albert Bandura de la Universidad de Stanford hace años realizó experimentos con lo que él llama "expectativas sobre la propia eficacia".
Tras tomar a un grupo de personas con miedo a las serpientes, califica sus creencias sobre su propia capacidad para manipular una serpiente. Al principio su calificación es muy baja y su desempeño también.
"Si no creo que lo voy a hacer muy bien, mi desempeño seguirá siendo mediocre". Bandura hace que las personas crean que son capaces de manipular a las serpientes. Al principio la persona suele ya poseer algún grado de competencia inconsciente y su desempeño va mejorando a medida que se refuerza su creencia, hasta llegar a cierto punto. Aquí es importante que la persona siga manteniendo las mismas expectativas, al menos hasta que concluya el proceso de ensayos y errores, necesario para desarrollar toda nueva habilidad. Una vez que dicho proceso termina, el desempeño comienza de nuevo a mejorar.
La fase más crítica coincide con el punto en que la distancia entre creencia y comportamiento sea mayor. Luego las creencias se estabilizan y el comportamiento se eleva también hasta alcanzarlas. Lo que ocurre algunas veces es que en esa fase la persona se desanima y sus creencias comienzan a caer, incluso es posible llegar a descender más allá de su nivel original de competencia, retrocediendo todo el camino avanzado. Hay que comprender que las creencias no tienen por qué ajustarse a la realidad presente; su finalidad es suministrar una motivación a fin de que el desempeño comience a elevarse hasta alcanzarlas. Por supuesto el desempeño puede mejorar con las estrategias mentales adecuadas. En general somos nosotros mismos quienes debemos buscar dichas estrategias que nos permitan desarrollar las aptitudes que naturalmente traemos.
El papel de nuestro entorno es muy importante pues puede facilitar una creencia o ir contra ella, como en el caso de los estudiantes.
Todo problema sobre las creencias tiende a estar relacionado con:
1)LA DESESPERANZA: cuando estamos desesperanzados sentimos o creemos que no hay ya solución posible. Que ya no hay esperanza, esta es una creencia sobre el resultado: si dicho resultado es imposible ¿para qué molestarse ya?
2)SENSACIÓN DE IMPOTENCIA: Pensamientos tales como: " es cierto que algunas personas siempre logran lo que quieren, pero es gente muy especial", "yo no soy capaz, sé que es posible, pero yo nos soy capaz"."Algunos tienen negocios prósperos, pero yo no soy capaz de lograrlo".
3)SENSACIÓN DE NO VALER LO SUFICIENTE: "tal vez sea posible, tal vez sea capaz, pero ¿lo merezco?. ¿Me lo he ganado? Tal vez no merezco tener buena salud, no he hecho méritos suficientes para lograrla. Quien cree que no merece algo no se esfuerza por conseguirlo; sin embargo cuando creemos que merecemos una cosa luchamos por ella con uñas y dientes.
Estos son ejemplos de diálogos interiores que en general todos tenemos debido a nuestras creencias; son pensamientos negativos de los cuales debemos deshacernos si en realidad queremos cambiar nuestra vida. Pensar que se va a fracasar es una profecía auto cumplida.
No sirve de nada quitarnos de la mente esos pensamientos si no ocupamos el lugar que dejan por otros que sean positivos del estilo de: "soy un ser muy valioso y merezco todo lo mejor que la vida tiene" o "si soy capaz de visualizar el éxito, seré capaz de lograrlo".
La visualización juega un papel fundamental a la hora de cambiar nuestras creencias y expectativas. La habilidad para visualizar es una de nuestras aptitudes y debemos desarrollarla lo más que podamos en positivo, pues cuando tenemos un pensamiento negativo "creamos un cuadro mental de lo que nos pasa o puede pasar respecto de algo" o sea que sí estamos visualizando; la diferencia está en que en lugar de crear cuadros funestos debemos vernos en la situación en la que deseamos estar, realizando nuestro sueño.
La visualización debe ser clara lo más posible, es decir si lo que queremos es por ejemplo comprarnos un coche pero por el momento el dinero no nos alcanza debemos visualizarnos a nosotros mismos realizando algún negocio que nos permita obtener el dinero para comprarnos el coche deseado.
Lo difícil cuando queremos identificar una creencia es que las que más nos afectan son generalmente aquellas de las que somos menos conscientes.
Para poder lograr traerlas a la conciencia debemos separarlas, es decir en general no tenemos una sola creencia sino que tenemos una primaria y las que se originan a partir de ella. Generalmente todas se relacionan entre sí y con todos los aspectos de nuestra existencia. En resumen : nuestras creencias definen nuestros pensamientos, los cuales moldean nuestras actitudes y a su vez nos permiten o no darnos cuenta de nuestras aptitudes; limitándonos o haciéndonos conscientes de ellas. Todos tenemos metas que hemos intentado lograr más de una ves sin éxito; cuando pensamos nuevamente en ellas en este momento sentimos miedo de intentarlo otra vez. ¿Por qué buscar el fracaso una vez más?.
¿Por qué incluso intentar cualquier técnica para cambiar mi pensamiento?.
Para intentar algo es necesario estar abiertos a ello, debemos estar listos y preparados; el asunto es ¿cómo se prepara uno?, ¿cómo logramos esa apertura?;para como se dice en PNL (Programación Neuro Lengüística) convertir nuestros fracasos en retroalimentación.
Primero debemos preguntarnos qué fue lo que quisimos lograr y en lo cual fracasamos; luego nos preguntamos si realmente fracasamos y qué es lo que sentimos cuando lo recordamos; luego debemos identificar la "sensación" que esto nos produce, ver si este pensamiento nos produce alguna "imagen" mental, si oímos voces y que nos dicen.
Por lo general lo que ocurre es que tenemos sensaciones, imágenes y a veces oímos algo pero de manera muy difusa, esto en PNL se llama sinestesia, y se encuentran todos los sistemas de representación agrupados, alimentándose unos de otros.
Lo que ocurre aquí es una agrupación de recuerdos sinestésicos auditivos y visuales, que se combinan para formar una molécula de fracaso. La construcción visual de la meta deseada "flota" sobre dicha molécula.
La experiencia del fracaso es un conglomerado de muchas imágenes, que sin querer las atrae. Para empezar debemos separar las voces de las imágenes y las sensaciones, de esta manera desaparece la confusión.
Primero ponemos atención en las imágenes y tratamos de clarificarlas, luego en las palabras, allí nos damos cuenta si es un diálogo interior, y escuchamos que nos dicen esas voces, tratamos de identificarlas (si son nuestras o de alguien más); lo más probable es que las voces sean la nuestra y la de otras personas.
Tratamos de escuchar la nuestra que por lo general nos está criticando, dejando de lado las imágenes y las sensaciones; debemos darnos cuenta si esa crítica es un hábito, pues de ser así no pertenece a un diálogo interno sino a la memoria. Posiblemente también escuchemos las voces de nuestros padres las cuales también pertenecen a la memoria; todas ellas las separamos hasta que solo quede la nuestra y ponemos atención para ver que nos dice y cómo.
Dejamos de lado las voces y nos ocupamos de las imágenes (recuerdos).
De hecho desarrollamos estas sinestesias de fracaso con la intención de conocer "la realidad", queremos recordar "la verdad"; pero si tomo las imágenes desagradables y los sentimientos negativos y los reúno ¿eso será la verdad?, ¿será la realidad?. En realidad estas imágenes no son las únicas imágenes de nuestra vida, ni siquiera son los únicos recuerdos relacionados con dicha meta.
Si las vemos relacionadas consigo mismas esa relación nos deletrea la palabra fracaso. Si las vemos relacionadas con las metas esas imágenes contienen también algunos éxitos parciales.
Si relacionamos estas imágenes con otros éxitos de nuestra vida ya no son fracasos, son aprendizajes. En cuanto a las voces, si nos están diciendo "No puedes hacer eso" (en tono negativo); podemos mantener el mismo contenido y cambiar el tono a la voz "¿No puedes hacer eso?; es el mismo mensaje pero en un tono de desafío "¿ Estás segura de que no puedes, de que no eres capaz de hacerlo?.
La clave no es tanto la creencia de que lograremos esa meta, sino la creencia en nuestra aptitud para lograrla.
Ahora ¿puede un sistema de creencias o una secuencia de creencias estar relacionado o ser causado por creencias anteriores? Exactamente sí y por lo general se remontan a una edad muy temprana y son del tipo "no tengo derecho a existir"; "si realmente me conocieran no me apreciarían", este tipo de creencias siempre tiene que ver con la identidad; de hecho son los tipos de creencias que "forman" la identidad; y siempre por lo general encontramos evidencias que lo confirmen: si pienso que no pertenezco a una familia y mis padres me castigan diré que ello es una prueba. Si me dicen algo agradable "solo me están mintiendo", etc..
Podemos trabajar en la integración de las creencias en conflicto y explorar como ponemos juntas ciertas partes de nuestras identidades o sistemas de creencias para que funcionen apoyándose entre sí.
Hay una metáfora que nos sirve para explicar el proceso de cambio de creencias y es la de Jesús cuando habla del sembrador y las semillas.
El sembrador echa las semillas en varios lugares. La semilla tiene desde antes el milagro de la identidad (la Vida) dentro de sí y es capaz de aportar su propio crecimiento. El sembrador no tiene que hacer nada para que crezca; más debe tener cuidado donde siembra.
Si el suelo no tiene profundidad los pájaros se las llevan, si es rocoso el terreno crece la raíz pero al calentar el sol no pueden (por las piedras) lograr profundidad y la planta se seca. Si cae en un suelo con maleza, crece su raíz pero pronto la maleza la estrangula al competir por el mismo espacio. Solo cuando las semillas caen en un suelo fértil y profundo pueden crecer y dar sus frutos.
Alguien con una grave enfermedad puede decir "Creo que puedo mejorar", pero a menudo esa creencia no tiene base ni profundidad, solo son palabras, si la persona no imagina lo que sería visualmente, auditivamente y sinestésicamente su recuperación y el sentirse bien, entonces el suelo no tiene la profundidad para que esta creencia crezca.
Luego otra persona le dice –hasta su propio médico- "eso es una locura, no vas a mejorar, afronta la realidad, tu situación no tiene ya esperanza alguna ".
Es como el pájaro que se lleva la semilla. La persona se siente abrumada y admite que está dudosa e insegura. Obviamente la semilla ha caído en suelo pedregoso, lleno de impresiones limitantes del pasado, aunque una parte de la persona puede aceptar la creencia, sus raíces encuentran mucha resistencia.
Podrán crecer hasta cierto punto, pero con las "piedras del pasado -creencias-" las raíces de la nueva identidad no podrán crecer y llegar hasta la riqueza de la experiencia de la persona. Cuando estamos bajo la presión de las dificultades que con frecuencia acompañan al cambio, la nueva creencia comienza a marchitarse, la vieja creencia no permite que la nueva eche raíces de verdad.
Si cae entre otras semillas (creencias) empieza a competir por ellas para ver que identidad finalmente se afirma. Una crece y le quita el lugar a las otras , es cuando las identidades entran en conflicto.
A menudo descubrimos que después que una persona ha "limpiado" su historia personal sigue con la parte de su identidad que se desarrolló a partir de esas viejas creencias; aunque esas viejas creencias no estén allí necesita integrar la parte de sí mismo que se desarrolló a partir de la improntación –una impronta es una creencia o experiencia que modela identidades- y se integró con el resto de su identidad.
El asunto es que al hacer un cambio importante y resolver un problema que estuvo presente durante mucho tiempo, la persona va a otra crisis, en este caso su nuevo Yo y su viejo Yo no están integrados.
Una señora, madre de cinco hijos fue diagnosticada con cáncer "justo" cuando su hijo más joven se iba a ir de su casa.
Habiendo sido madre por más de treinta años, se encontró con que no sabía que hacer con el "tiempo" que le sobraba al quedarse sola y se dedicó a estudiar enfermería y cuidar enfermos; es decir "otra vez viviendo en función de otros", "dedicando Su Vida a otros".
El problema surgió cuando esta creencia de que "debía vivir para los demás" se enfrentó a su verdadero "Yo" el cual le decía que tenía que hacer cosas por ella misma; que su "misión" –si bien podía hacer cosas por otros- era desarrollar su Ser Interior; o sea realizar la unificación de su cuerpo, alma, mente y espíritu.
Por un lado la personalidad creada a partir de la creencia de que se debe vivir para otros le decía que ella era "egoísta"; y su verdadera "Esencia" tomaba a esa otra identidad como una mártir no reconociéndola en Sí.
Siempre dejó que otras personas controlaran su vida y nunca hizo lo que ella deseaba.
Cuando alguien está en conflicto con su identidad sucede algo interesante, y es que el más mínimo detalle puede iniciar el estrés.
Si se es congruente, aunque le ocurran las peores calamidades, las manejará muy bien; pero si es incongruente y está en conflicto consigo mismo cualquier hecho puede iniciar la crisis.
En otras palabras, si esa persona se rompe una uña gritará: "¡Qué tonta soy! ¡Ya he echado a perder el día!".
No es lo que sucede en el exterior lo que causa el estrés; el estrés – especialmente el que causa las enfermedades- surge de la manera como reaccionamos a lo que sucede en el interior.
En el caso de esta señora si ella hubiese dicho: "Tal vez hoy debería salir a cenar fuera, sería agradable", la otra parte habría respondido: "No, tienes que ahorrar dinero pues tus hijos quizás lo vayan a necesitar en algún momento"; o alguna otra razón: "Hacer eso es ser egoísta"; entonces ella decidiría quedarse en su casa pero no sin los reproches de la otra parte:"Ves, nunca haces nada por ti, no eres feliz, no puedes ir a ninguna parte, solo piensas en los demás".
Las decisiones son una función de nuestra identidad y cuando existen conflictos acerca de quiénes somos realmente, ninguna elección es la correcta.
Si escogemos esta parte, entonces de aquella surge el estrés; si escogemos aquella parte, entonces el estrés y los malos sentimientos surgirán de esta parte.
Así sentimos que nunca podemos tomar la decisión correcta.
En este caso, el conflicto no es realmente sobre nuestro pasado sino sobre ¿Quién soy Yo? ¿Cuál es mi misión? ¿Cómo hago para unir estas dos partes de mi y que se reconozcan como una? En ese sentido cada una de ellas quería deshacerse de la otra, matar a la otra. Lo que pretendemos es conseguir que esas partes vivan en armonía. Tenemos un conflicto cuando una creencia y nuestra esencia nos conducen a conductas conflictivas. A menudo este tipo de situación crea un problema doble (si lo hacemos metemos la pata y si no lo hacemos también). Los conflictos más serios se producen cuando se involucran problemas de identidad con juicios negativos sobre uno mismo.
Este tipo de conflicto siempre será el origen de problemas que generen desconfianza, odio o miedo a uno mismo; muchas veces trayendo graves consecuencias.
En estos conflictos veremos oposición entre la lógica y las emociones, la razón y la intuición, el niño (nuestro niño interior) y el adulto, el pasado y el futuro, el cambio y la estabilidad, etc.. Es la famosa dualidad del YIN y el YANG del Taoísmo.
Autor:
María Atel
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