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Teorias de la inflación (página 2)


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her. Esta ecuación da cabida a los factores de velocidad de la circulación del dinero, así como al número de operaciones de compra y de venta. Está representada de la siguiente manera: PT=MV Donde se establece una relación entre la oferta monetaria M, la velocidad del dinero V, el volumen de transacciones T, y el nivel de precios P. Esta ecuación constituye una identidad dado que a cada compra le corresponde una venta, el valor de todas las ventas (el volumen de transacciones por el precio medio) tendrá que ser necesariamente igual al valor de todas las compras.

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Suponiendo que la velocidad del dinero está determinada por factores institucionales en el sector monetario y que, a corto plazo, permanece constante, y si además se considera que el sector real determina el volumen de transacciones, entonces el nivel de precios será proporcional a la oferta monetaria M. P = (V/T) M La ecuación de cambio de Fisher está orientada a explicar las variaciones en el nivel general de los precios, originadas por aumentos o disminuciones de M, siempre y cuando pudiera medirse adecuadamente el volumen total de transacciones generado dentro del sistema económico. A este planteamiento se le conoce como el “enfoque transacciones”, debido a que se aplica al conjunto de transacciones T que ocurren en un país y periodo dado. (BRAND, 1987: 30) 1.2. La Ecuación Cuantitativa de la Escuela de Cambridge. Esta corriente parte de bases microeconómicas para afirmar que las demandas individuales de dinero pueden agregarse en una demanda macroeconómica de dinero (Md) proporcional al nivel de la renta nominal (Y P) Md = K Y P K es la proporción del ingreso nominal que se desea mantener en forma de dinero. Añadiendo una función de oferta monetaria exógena (Ms) y suponiendo que el mercado monetario se encuentra en equilibrio:

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Md = Ms = M

se obtiene:

M (1/k) = P Y

o también:

MV=PY

Donde V es la velocidad renta del dinero (mientras que en la ecuación de Fischer

es velocidad de transacción). Diferenciando y expresando en tasas de crecimiento:

dM + dV = dP + dY M V P Y Suponiendo que la velocidad de dinero es constante (dV = 0) tendríamos:

m=p+y

Demostrando así, que la tasa de crecimiento de la oferta monetaria (m) es igual a

la suma de la tasa de crecimiento del producto nacional real (y) y la tasa de

inflación (p).

2. Teoría Keynesiana: Nace con los trabajos de J.M. Keynes en la crisis de los

30's cuando los mecanismos autoestabilizadores del pensamiento clásico, no

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funcionaron para corregir el creciente desempleo de aquella época. La Teoría General de Keynes, se funda en un discurso teórico explicativo de las medidas de política económica que los gobiernos deben adoptar para superar las limitaciones de la teoría económica clásica, y salvar al mundo capitalista de la grave recesión que carcomía sus estructuras. (BRAND, 1987: 79) Keynes pretende apartarse de los conceptos monetaristas tradicionales, introduciendo supuestos relacionados con la demanda efectiva, sin embargo, este tipo de demanda sigue desempeñando el papel fundamental en la motivación de los niveles de precios. La diferencia, entre la óptica tradicional y la Keynesiana, radica en que en la primera se parte de la hipótesis de que la masa de dinero, de manera absoluta, se traslada a la demanda, incidiendo proporcionalmente en los precios, mientras en la segunda apenas se contabiliza la parte de la masa monetaria que se convierte en demanda efectiva, al excluirse aquella parte que se sustrae de la circulación. (CONSUEGRA, 2000: 83) Los keynesianos sostienen que las expansiones de demanda agregada generan presiones inflacionarias solo cuando la economía emplea plenamente los recursos. De esta manera, dentro de su esquema es imposible la coexistencia de inflación con subutilización de recursos. En la Teoría General, Keynes discute el comportamiento de los precios en la macroeconomía, pero, sus principales puntos de vista respecto a la inflación se encuentran en su " A track on Monetary Reform" (1924), donde analiza algunas

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experiencias hiperinflacionarias europeas desde un punto de vista ortodoxo, y en "How to Pay for the War" con su enfoque de la brecha inflacionaria. 2.1. El Modelo de la "Brecha Inflacionaria". Una versión simplificada de dicho modelo sería el siguiente: La demanda real corriente, Yt está constituida por la demanda de consumo real, Ct, y la demanda de inversión real, It Yt = Ct + It = Yo Donde Yo es la producción real con pleno empleo máximo de la economía. Al igualar Yt = Yo quiere decir que los mercados están limpiándose. El consumo real: Ct = a + b Y Pt-1 Pt Donde a es el consumo autónomo real, b es la propensión marginal a consumir, Y Pt-1 es el ingreso monetario del período anterior, y Pt es el nivel de precios corriente. Se supone que el nivel de inversión real es exógeno: It = Io Por otro lado: Y Pt = Yo Pt Sustituyendo las anteriores ecuaciones:

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= Pt Pt-1 bY Yo – (a + Io) de donde:

p t = [ (a +io) + b yo ] – yo yo – (a + io)

Se puede notar claramente que el numerador del lado izquierdo es la conocida

"brecha inflacionaria", cuanto más grande es ésta, mayor es la tasa de inflación.

Por tanto, la inflación surge de un exceso de demanda agregada por encima de la

capacidad de pleno empleo de la economía.

El enfoque de Keynes tuvo muchas variantes de las cuales se pueden resaltar

dos. La primera conocida como el enfoque de inflación por demanda que supone

flexibilidad en los precios de los bienes a nivel de pleno empleo. Pero, en las

economías industrializadas, la fuerte concentración oligopólica hace que los

precios respondan lentamente a la demanda, pero rápidamente a los costos. Las

presiones de demanda no suben los precios directamente, sino, vía el incremento

en los costos, principalmente, el incremento en los salarios provocado por un

exceso de demanda en el mercado de factores. La segunda corriente Keynesiana

se deriva de La Teoría General por el énfasis puesto en la relación entre los

precios, la productividad y los costos en la determinación del nivel del salario

nominal.

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3. Concepción Marxista de la Teoría Monetaria. En Marx no se encuentra una definición especifica sobre la inflación, por lo tanto, para explicar el proceso inflacionario en esta teoría es necesario tener en cuenta que la influencia del dinero en el sistema económico es comprendida mediante la Ley de Circulación expuesta por Marx en el capitulo tercero de El Capital con las siguientes palabras: “La cantidad de dinero necesaria para asegurar la circulación de mercancías debe equivaler a la suma de los precios de todas las mercancías, divididas por el promedio de ciclos de la circulación de una unidad monetaria del mismo signo” (MARX, 1976: 140) Expresando lo anterior en términos matemáticos tendríamos la ecuación: M = S PM / V Donde M es la cantidad de dinero en circulación, PM representa los precios de las mercancías y V la velocidad de circulación. Es decir, el proceso de circulación se expresa de modo que la cantidad de dinero presente en la economía, depende de la suma de los precios de todas las mercancías divididas por el promedio de ciclos de la circulación de la unidad monetaria del mismo signo. Según Marx los elementos que inciden en el proceso de circulación son: la suma total de los precios de las mercancías, la velocidad promedio de la circulación del dinero y la masa de dinero utilizada en la circulación. En la Ley de la Circulación

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se invierte la hipótesis de la teoría cuantitativa, al determinar que son los precios

de las mercancías y la velocidad de circulación quienes determinan el volumen del

dinero en el mercado:

“En todo caso lo que importa de la Ley de Circulación es la inversión que se

hace del esquema: En la teoría cuantitativa la cantidad del dinero y la

velocidad determinan los precios, y, por lo tanto, el poder adquisitivo de la

moneda. En la Ley de Marx son los precios, la cantidad de mercancías

ofrecidas y el ritmo de a circulación, los que determinan la masa monetaria”

(CONSUEGRA, 2000: 105) 4. Enfoque Estructuralista de la Inflación: Desarrollado por un grupo de economistas latinoamericanos agrupados alrededor de la Comisión Económica para América Latina CEPAL. Buscando una explicación a las causas de la inflación ocurridas en América Latina al final de la guerra de Corea (1953), se

plantean diferentes esquemas de interpretación dando lugar a varios puntos de

vista según el autor, pero con un rasgo en común:

“Consideran que los procesos inflacionarios latinoamericanos tienen sus

raíces en los desequilibrios generados en la esfera real del sistema

económico y, especialmente, en ciertas características y rigieses de los

sectores externo y agrícola”. Este tipo de análisis de la inflación se

denomino estructuralista justamente porque coloca en primer plano algunas

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de las particularidades de la estructura productiva de economías como las latinoamericanas” (RODRÍGUEZ, 1983: 191) El concepto anterior sobre la inflación es denominado “estructuralista” porque destaca las características de la estructura productiva latinoamericana, según Octavio Rodríguez, a partir de entonces este término se extiende al conjunto del pensamiento de la CEPAL. Este enfoque fue presentado en oposición al monetarismo atribuido a organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, que aconsejaban combatir la inflación mediante la reducción del régimen fiscal, contención de la expansión monetaria, políticas devaluacionistas, eliminación de controles de precios y disminución de salarios. Dichas recomendaciones se basan en que: “La expansión excesiva de los medios de pago origina, por presiones de demanda alzas de los precios internos; como el tipo de cambio no se altera en igual proporción dichas alzas dan lugar a desequilibrios en el balance de pagos y a intervenciones estatales que distorsionan la operación del sistema de mercado tanto en lo interno como en lo internacional” (RODRÍGUEZ, 1983: 129) Para los estructuralistas cualquier explicación del tipo de "exceso de demanda" es inoperante en los países de renta per cápita muy baja, por esta razón las explicaciones monetaristas resultan insatisfactorias. Sostienen además, que la inflación y otros desequilibrios de la economía son manifestaciones y no causas

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de las crisis económicas, las causas, por lo tanto, deben ubicarse en las estructuras de producción, distribución y consumo de la sociedad. De acuerdo con este enfoque, es posible una relación positiva entre inflación y crecimiento hasta cierta tasa, a menos que ocurran ciertos cambios fundamentales en la estructura de la economía: “Podría decirse que la cuestión de fondo en la tesis estructuralista es cuestionar si las políticas de estabilidad monetaria son o no compatibles con el crecimiento económico. Se analiza la capacidad de alcanzar la estabilidad de precios mediante políticas monetarias pero el punto es determinar si esto se consigue con costos sociales más elevados que la inflación misma que se trata de rectificar. La esencia del argumento estructuralista e que la estabilidad de precios puede obtenerse pero solo a través del crecimiento económico. La naturaleza de las fuerzas básicas de la inflación son estructurales; los factores monetarios pueden ser importantes pero nada más como elementos propagadores de la inflación, pero no la originan.” (BRAND, 1987: 108-109) De esta manera el estructuralismo no percibe la inflación como un simple fenómeno monetario, sino como el resultado de desequilibrios de carácter real, manifestados en un aumento del nivel general de precios. Octavio Rodríguez autor dedicado a la investigación de la historia y desarrollo del pensamiento cepalino realiza una clasificación para facilitar la interpretación del fenómeno inflacionario en América Latina, organizando un conjunto combinado de categorías

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expuestas por Juan Noyola Vásquez y Aníbal Pinto, entre las que se encuentran:

los factores estructurales (Presiones Básicas) y los mecanismos de propagación.

4.1. Las presiones básicas: Surgen de cuellos de botella o estrangulamientos en

determinados sectores que repercuten sobre los demás. La inflación no está

causada por un "exceso de crecimiento" sino precisamente por su insuficiencia. En

algunos sectores económicos la demanda es muy inelástica, pero el insuficiente

desarrollo y el pequeño tamaño de ciertas economías impiden que esa demanda

sea satisfecha internamente, causando una fuerte dependencia del exterior. Las

subidas de precios en los mercados internacionales no conducen al aumento de la

producción interna o a la disminución de la demanda, por el contrario se traducen

directamente en presiones inflacionistas.

Otro tipo particular de estrangulamiento es el del sector agrario originado por los

desfasados sistemas de propiedad y de explotación de la tierra. En este caso el

problema no está en la falta de elasticidad de la demanda, sino en la rigidez de la

oferta. La producción agrícola es muy inelástica respecto a los precios, el

crecimiento de la población urbana en Latinoamérica y el consecuente aumento de

la demanda de productos alimenticios y agrícolas no se traducen por tanto en

aumentos de producción sino en aumentos de precios. 4.2 Mecanismos de Propagación: Se pueden distinguir los mecanismos fiscales,

los crediticios o monetarios y los de reajuste de precios y rentas. Todos ellos son

considerados por el enfoque estructuralista como manifestaciones concretas de la

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lucha de clases, donde propietarios y asalariados tratan de conseguir un mayor porcentaje en la distribución funcional de las rentas. En países en los cuales los trabajadores disponen de organizaciones que les permiten defenderse, la inflación crece mucho en términos monetarios. En otros países, en cambio, la presión inflacionista se manifiesta simplemente en un desplazamiento de la capacidad adquisitiva de un sector económico a otro o de una clase social a otra. Las devaluaciones, por ejemplo, son interpretadas como transferencias de riqueza de los importadores a los exportadores motivado por las diferencias relativas en el poder político de estos sectores. Lo mismo puede decirse de los mecanismos fiscales que utilizando los instrumentos del gasto público y las subvenciones, hacen recaer el peso de las tensiones inflacionistas sobre un sector u otro. En resumen, para los economistas estructuralistas, la inflación no es un fenómeno monetario sino el resultado de desequilibrios reales manifiestos en una subida general de precios. Para corregir la inflación no hay que atacar los síntomas, el aumento de la circulación monetaria, sino atacar la raíz del mal, corregir los desequilibrios entre grupos y clases sociales y entre las ciudades y el campo. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS CONSUEGRA HIGGINS, José, (2000), “Teoría de la Inflación, el Interés y los salarios”, Bogotá:, Plaza & Janés, 7ª edición. BERNHAM, Frederic, (1970), “Curso superior de economía”, México, Fondo de Cultura Económica. BRAND, Salvador. (1987), “El origen latinoamericano de las teorías de la moneda y de la inflación”, Bogotá, Plaza & Janés, 2ª edición. MARX, Carlos, (1976), “El Capital Tomo I”, México, Fondo de Cultura Económica.

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RODRIGUEZ, Octavio, (1983), “La teoría del Subdesarrollo de la CEPAL”, Bogotá, Siglo XXI, 3ª edición.

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