Es así como nacen nuevas concepciones e ideologías educativas fomentadas a priori por las distintas Misiones que el estado ha fomentado.
Ahora bien, si uno se detiene un momento y analiza las nuevas políticas educativas que se proponen, se llegan a muchas interrogantes como: ¿Es ésta una medida efectiva o efectista? ¿Con este nuevo modelo de educación se mejorarán las diversas deficiencias con las que eran egresados de liceos y universidades nuestros jóvenes o es sólo un medio para dar educación a todos y mantenerlos contentos y ocupados en algo? ¿Se está formando un ciudadano crítico y reflexivo sobre toda la realidad o sobre la realidad que le muestra el gobierno? ¿Se está respetando la libertad de pensamiento y se están ofreciendo las distintas corrientes del pensamiento político, filosófico, ideológico, literarios… o sólo la que el gobierno cree mejor y más conveniente?
¿Esta ideología educativa forma personas no excluyentes o indirectamente se excluyen y se dejan a segundo plano a la hora de concursar por un puesto de trabajo a quienes no son egresados de estas Misiones? ¿Están realmente preparadas las personas que se encargan de enseñar en las Misiones?
Muchos podrían soslayar estas interrogantes diciendo que ésta es una nueva ideología que hasta ahora se está probando y que habría que esperar por lo menos unos diez años para ver los resultados; pero ¿y mientras tanto?
¿Se debe esperar ese tiempo, o simplemente se puede hacer un estudio de los egresados de las distintas misiones en la actualidad e inferir así una conclusión?
No hay duda de que esta nueva concepción de la educación que se está poniendo a prueba con las misiones ayuda a mucha gente y le brinda oportunidades que nunca tuvieron, o que nunca se quisieron dar (Becas de doscientos mil bolívares para unos, un medio para salir de la rutina diaria a muchas amas de casa, para otros, aprender de verdad un oficio)
Por ende, que todos en Venezuela contemos con una nueva educación que sea gratuita y que incluso se nos pague por hacerlo, en la que con sólo asistir a clase estaremos aprobados porque no hay exámenes, en la que todos aprenderemos a leer y a escribir el nombre de Bolívar y así no perdernos cuando caminemos, con la cual formemos profesionales de la educación en ocho años (2 de Róbinson, 2 de Ribas y 4 de Sucre) y con otras mil facilidades para un pobre pueblo que siempre necesitará de su papá el … es algo maravilloso: deberíamos ser una potencia mundial.
Pero a nuestro modo de ver el gobierno y sus políticas se están olvidando de otros problemas no menos importantes y que complementarían mejor a este tipo de educación para todos y gratuita como lo sería: una educación más exigente que premie la calidad, esfuerzo y aprendizaje de los conocimientos y su puesta en práctica en situaciones reales y de la vida diaria, una educación que fomente la diversidad de pensamiento ofreciendo las diversas teorías políticas, filosóficas, morales, científicas, literarias… para que el estudiante tenga una visión más amplia del mundo y de la vida y no sólo lo que al Gobierno le parece mejor (porque hasta de lo malo se aprende, y a veces más y mejor que de lo que se considera bueno).
Finalmente, quedarán los liceos bolivarianos en los cuales los docentes deberán ser integrales y tener la suficiente habilidad para dominar las diversas asignaturas del bachillerato (Se nos ocurre una interrogante: ¿Y dónde quedamos los que nos estamos formando especialistas en una sola asignatura?), además de ser orientador, psicólogo, trabajador social, padre y madre de cada alumno y alumna y tratar al menos de cumplir el ideal de Bolívar de "Formar, no un sabio, pero sí un hombre distinguido por su educación (…) en quien haya mucho que imitar y poco que corregir".
Sin olvidarse eso sí de las palabras de Simón Rodríguez cuando dijo que debíamos: "Acordaos de que antes de acometer la empresa de formar un hombre, es menester haberse uno mismo hecho y hallar en sí propio el ejemplo que se debe proponer"
Así que la educación es algo que no sólo depende de lo que nos dé nuestro omnipotente padre, el Gobierno, sino también de lo que cada uno de nosotros haga en uno mismo. Al fin y al cabo, tal vez sea uno mismo quien se dé, dentro de la tan devaluada cantidad que da la escuela, la tan ansiada y mencionada calidad que no encontramos casi nunca en ninguna parte.
Bibliografía:
Producción propia de los autores tomando en cuenta hechos actuales en el acontecer político venezolano.
Autor:
Francisco Cascio
País de nacimiento: Venezuela.
Profesión: Lic. Educación, mención Castellano y Literatura
Colaboradores:
Andrade Énder
Araque Rita
Escalante Richard
Espinel Jesús
Estudiantes de la universidad de Los Andes Táchira (Venezuela)
SAN CRISTÓBAL, AGOSTO DE 2006
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