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Discurso pronunciado por el día del Juez por el Magistrado Francisco Celis Mendoza Ayma (página 2)


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Sin embargo, vivimos nuevos tiempos y en este tercer milenio se exige que los magistrados asuman los nuevos retos y resuelvan los nuevos problemas en la línea de la construcción de un Estado Constitucional de Derecho. Nosotros, los jueces hemos sido colocados en el centro de la escena social. Es por tanto, urgente ajustarnos a este nuevo paradigma constitucional. La necesidad de una profunda reforma es inaplazable; pero ésta ineludiblemente pasa por comprometer una voluntad reformadora de nosotros mismos, que tenga como sostén del Estado Constitucional como instrumento del cambio social, y así convertirnos en verdaderos artífices de un verdadero proceso de Reforma, que nos permita construir un Poder Judicial Democrático.

Asistimos a una coyuntura histórica: el tránsito del Estado de Derecho al Estado Constitucional, en el que las leyes se subordinan a los principios constitucionales y los jueces también, este es un contexto que determina un nuevo paradigma, una nueva reubicación del Juez tanto ideológica como funcional.

Parafraseando a nuestro Presidente del Poder Judicial en el aniversario de nuestra Corte Superior de Justicia, se debe vincular legitimidad con legalidad. La sujeción del juez a la ley ya no es, como en el viejo paradigma positivista, sujeción a la letra de la ley, cualquiera sea su significado; sino sujeción a la ley en cuanto válida, es decir, coherente con la Constitución. Allí radica, sustancialmente, el fundamento de la legitimidad de la jurisdicción.

En esa línea los jueces tenemos, pues, sobre nuestras espaldas la carga de sostener la vigencia irrestricta de los derechos fundamentales, pues no son otra cosa los principios constitucionales, que constituyen la plasmación normativa de un compromiso activo de superación de las desigualdades y de las injusticias, como un instrumento democrático, integrador y liberador.

Estas circunstancias sitúan al juez del modelo constitucional en una posición de activismo para la consecución de fines constitucionalmente legítimos. Este simple posicionamiento nos obliga a que nos reconozcamos como agentes sociales y culturales. Este es el desafío que nos está específicamente dirigido.

NEUTRALIDAD

Con todo ello, nuestro espacio de intervención jurisdiccional se ha ampliado la asunción de los valores constitucionales, lo que determina la reconceptualización de la pregonada neutralidad del Juez. Ciertamente, ese concepto de neutralidad que cierra los ojos a la Constitución, está marcado por la prevalencia del derecho de los códigos y leyes sin espacio alguno para el derecho de los principios y de los valores constitucionales. La ausencia de formación constitucional y el hiperlegalismo de los jueces, la ideología burocrática, las rigideces procesales, normalmente van de la mano con ideologías verticales y señoriales. Debemos poner en crisis la imagen idealizada del juez que decide "por encima de", "más allá de" intereses en pugna, contradicciones o valores opuestos. Reconstruir el estereotipo del "juez neutro" y dotarlo de un nuevo significado constitucional

En realidad detrás de esta concepción formal de aparente neutralidad, se oculta una alta carga ideológica. Esa neutralidad, utilizada por los propios jueces como técnica de autodefensa, ha constituido un condicionamiento para la reducción de nuestro espacio de independencia externa.

CORRUPCIÓN

Otra tarea pendiente directamente vinculada con la legitimidad del trabajo de hacer justicia es la lucha contra la corrupción, que no sólo es el venal y procaz pedido crematístico, sino incluso mediante otras formas como acceder a cargos y hacer carrera judicial vendiendo cuerpo y alma.

Constituye un imperativo ético de los jueces formar un frente único contra la corrupción, para lo cual se necesita magistrados unidos ética y profesionalmente. Por tanto, es menester evaluar las actividades de lucha contra la corrupción y tomar los correctivos necesarios en la persecución de la corrupción para que no se quede en formalismos, como el mero control de plazos y de permanencia, sino en serias medidas de persecución frontal y sin tregua de la corrupción para hacerle frente en forma eficaz y efectiva. Esta corrupción que amenaza los intereses vitales de nuestra sociedad, menoscaba los valores democráticos básicos y representa un desafío a nuestra forma diaria de trabajar.

Ser Juez en el contexto actual, de la dinámica política, social y cultural de la sociedad, implica en estos momentos la necesidad de un resurgimiento ético, un planteamiento moral de conjunto, que oriente positivamente estos dinamismos, afrontando conjuntamente tareas concretas en la lucha contra ese enemigo común. Sólo así habremos logrado una mística institucional que nos permita continuar con un definido norte ético. Se impone para esta tarea una labor asociada, dejando de lado protagonismo éticos individuales que son poco fructíferos.

ASOCIACIONISMO

Ciertamente los últimos tiempos y las actividades desarrolladas por las asociaciones de magistrados han permitido verificar la corrección del asociacionismo de la judicatura, en tanto oriente sus acciones al logro de una democratización interna del Poder Judicial. En efecto, debemos comprender la importancia del desarrollo del asociacionismo judicial como un medio para madurar críticamente sobre los valores democráticos, los derechos fundamentales, y sobre todo, para generar al interior del Poder Judicial una dialéctica de confrontación abierta y transparente entre las diversas concepciones políticas e ideales institucionales.

Es tarea del fortalecimiento de nuestro incipiente asociacionismo judicial incidir con fuerza en el logro de nuevas formas de organización de la administración de justicia, en línea de poner fin a un verticalismo corporativista. Esa clase de asociacionismo judicial y las corrientes democráticas que han orientado en Europa el movimiento colectivo de jueces y magistrados, constituyen un ejemplo que debemos observar pero críticamente. Que duda cabe, la corrección del asociacionismo de la judicatura tendrá inmediatos frutos en aspectos centrales como la independencia interna.

INDEPENDENCIA

Un juez independiente, con o sin reformas, es aquél que toma conciencia de su responsabilidad y que ejerce su poder asumiendo los riesgos que comporta, incluso el de ser removido de forma injusta. La independencia puede convertirse en un banal y retórico argumento, si los jueces no somos capaces de asumir los riesgos y costos que se derivan de sus mismas medidas reivindicativas. Esa independencia interna se gesta en oposición a prácticas verticales que pretenden directa o indirectamente infundir una cultura del temor para inmovilizar y adormecer. En ese sentido el concepto de un Juez independiente constituye un objetivo dinámico y problemático que debe ganarse y protegerse día a día.

Sin embargo, y aún con el riesgo de parecer reiterativo, externamente los jueces debemos comprender que seremos más independientes cuanto más directa y manifiestamente nos involucremos en hacer de la Constitución una parte sustancial de nuestra "cultura". Cuando aprendamos que el orden jurídico se lee desde la constitución y que cada ley, cada decreto, cada resolución se emite en ese marco valorativo.

CIERRE

Debo concluir señalando que cada momento es importante y decisivo en la vida del Poder Judicial. Parafraseando a Ferrajoli, debe tenerse muy presente "que lo más nocivo para la magistratura es su imagen de casta cerrada y separada. Y sólo la reflexión crítica y autocrítica promovida por los propios magistrados y su apertura al control democrático de la opinión pública puede dar sentido, legitimación y valor al difícil oficio de juez".

Al inicio señale que este día del Juez debe ser un día de reflexión, sobre la forma de hacer justicia. En ese sentido, con optimismo, es imperioso señalar que se evidencian signos de evolución muy importantes en el Poder Judicial que lo alejan de una visión corporativista burocrática y de una posición de defensa acrítica de nuestro trabajo.

Por eso hoy reivindicamos y saludamos a los jueces, a quienes en ejercicio de la judicatura han sabido con honestidad y compromiso sobreponerse a los embates de quienes pretenden afectar la independencia de los jueces. Y no obstante ser un día que resalta la figura del Juez, que injusto sería no saludar a los secretarios, asistentes y auxiliares judiciales, con quienes compartimos día a día el trabajo judicial; a ellos también mis saludos.

Muchas gracias.

Arequipa, 04 de agosto de 2007

 

 

Autor:

Francisco Celis Mendoza Ayma

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